Naruto y sus personajes son obra de Masashi Kishimoto. Lo único que me pertenece es la idea y la historia, las cuales hago sin ánimo de lucro, con el fin de entretenerme y entretener a quien quiera leerla.
¡Hola caracolas! ¿Qué poco has tardado en hacer otra historia, no Glow? ¡Pues sí!
Tenía muchísimas ganas de hacer este Fic porque -quizás a alguno de vosotros os suena- esta historia es la misma que creé con la versión de Shikamaru; la cual la podéis encontrar en mi perfil buscando por el título "Quiero quedarme más veces solo en casa".
Básicamente ésta sigue la misma estructura, así que los que hayáis leído el anterior sabréis de qué va la cosa; los que no... ¡Espero que sea una grata sorpresa! Y si os ha gustado es muy probable que la versión de Shikamaru también os guste mucho, así que os invito a que os paséis por allí. ;)
¡Por cierto! ¿Sabéis que tengo una página de Facebook? Allí podréis seguirme y comentar conmigo sobre los Fics, nuevos proyectos y pedirme si queréis que escriba de alguna cosa en especial. ¡Así que para lo que queráis, aquí está Glow! Podréis encontrar el link en mi perfil de FanFiction o buscarme como "Glow 241O". También podéis seguirme en Twitter, que tened por seguro que os seguiré también " Glow21O", siempre uso el mismo nick para todo. xD
Sin más;
disfrutad de mis locuras.
Capítulo I
A merced de los sueños
Sola en una habitación de hotel desordenada
•
•
.
POV Temari.
La delicada luz del satélite nocturno ilumina Konoha y la suave brisa hace que el clima y la estancia allí sean inigualables.
Ya no se escuchaban las risas de los más pequeños merodeando por las calles de la aldea sino el más puro y completo silencio, y aunque adoro mi aldea natal, admito que cada vez que vuelvo a la aldea de la hoja me siento serena, llena de paz; como en casa.
Quizás es por su gente, sus verdes bosques, su clima cálido y suave, sus lagos... Hay tantas cosas que me gustan de Konoha, tantas. Pero solo una de esas tantas cosas me hace perder el sueño.
Y aquí estoy yo, tumbada en la cama de esta habitación de hotel desordenada a solas con mis pensamientos.
—¿Por qué no me dejas en paz?- Murmuro mientras, perezosa, miro el techo tratando de distraer mi mente y dormir. —Ya te he visto hoy, no quiero que estés aquí por la noche también.- No hago más que hablar conmigo misma, pidiéndole a un Shikamaru imaginario que me dejara descansar.
Pero ¿A quién quiero engañar? Adoro pensar en él.
Dando un largo suspiro me giro hacia el lado de la ventana teniendo enfrente de mí un cielo despejado; sin nubes.
—Mejor...- Digo para mí misma, doy gracias porque no hayan nubes.
Las nubes me recuerdan a él.
Absolutamente todo me recuerda a él, pero aparento que no.
Siempre aparento.
—Hoy te has puesto una colonia nueva.- Susurro a la nada. —Olías muy bien.- Una pequeña risa inunda la habitación por un instante y noto cómo la sangre se concentra en mis mejillas tornándolas, seguramente, de un gracioso color rosa.
Cierro los ojos de nuevo tratando de recordar el aroma que Shikamaru había desprendido durante todo el día. Me pregunto una y otra vez si había utilizado esa colonia antes o se la había comprado porque sabía que yo estaba de camino.
—Tonta.- Chasqueo la lengua, pero debo admitir que soy feliz imaginando a un Shikamaru tímido entrando en alguna perfumería de la aldea para comprar una colonia nueva solo y exclusivamente porque yo estaba de visita.
Una pequeña sonrisa se me escapa mientras imagino la escena, río de nuevo por lo bajo, como un susurro, y acto seguido trato de relajar mi cuerpo para dormir y dejar que Morfeo me acune en sus brazos.
Puedo escuchar el sonido de mis pasos al compás de otros que resuenan a mi lado.
Miro mis manos; las abro y cierro un par de veces ¿Esto es una especie de sueño o estoy en la realidad?
Ladeo mi cabeza hacia la izquierda y veo algunos puestos de comida y ropa; estoy en Konoha y éste es el camino hacia mi hotel. Giro ahora para mirar qué tengo a mi izquierda y me topo de frente con él mirándome con una sonrisa ladeada.
Habla, pero no puedo distinguir qué es lo que dice, sin embargo me coge de la mano con esa misma sonrisa y me lleva hasta la habitación del hotel donde me hospedo.
Entramos sin siquiera hablar con el recepcionista y cierra la puerta tras de sí.
Se acerca a mí de manera atrevida, agarrando mis caderas y pegando su cuerpo al mío. Yo sin saber bien el porqué o el cómo; rodeo su cuello con mis brazos y noto cómo sus labios se posan sobre mi cuello.
Huele tan bien.
Puedo aspirar el aroma que esta mañana me ha cautivado y que incluso se ha impregnado en mi ropa; por eso lo recuerdo tan bien.
—Shikamaru...- Mis labios dicen su nombre en un suspiro sensual y demandante de más.
Él baja sus manos por mi cintura y rodea mis caderas para posarlas en mi trasero; al instante me levanta del suelo y yo, por inercia rodeo con mis piernas su cuerpo. Comienza a caminar hacia la cama, donde duermo cada noche que pasaba en su aldea, y me deja caer con delicadeza haciéndome deshacer el amarre de mi cuerpo al suyo.
Desde abajo miro cómo se despoja de su camiseta y la tira por ahí, a un lugar de mi habitación. Un jadeo sale solo cuando veo su cuerpo estructural y aunque no puedo distinguirlo bien, puedo apreciar que el ejercicio físico le mantiene en buena forma, pero no demasiado exagerado. Muerdo mi labio inferior y sin pensar absolutamente nada de mis acciones, agarro el borde de su pantalón para atraer su cuerpo de nuevo al mío; lo necesito.
Siento un calor recorrer mi bajo vientre.
Cuando lo tengo de nuevo conmigo, mis labios sellan los suyos en un desesperado beso lleno de súplica y agradecimiento de que por fin; por fin, tengo lo que quiero.
Y lo quiero a él.
Mi lengua juguetona y demandante se adentra sin pedir permiso en su boca, buscando entrelazarse con la ajena en un baile sensual y lento, notando cómo su saliva pasa a ser la mía y viceversa.
Mis ojos, que permanecen abiertos observando semejante divinidad que tengo delante, bajan su vista hacia mi mano; la cual aún está situada en el borde del pantalón, noto un importante bulto sobresalir del interior.
Mi corazón para por varios segundos.
Deshago el beso y él se aparta mirando hacia la misma zona que yo; se ríe rascándose la nuca. ¿Puede ser más sexy? Porque ya estoy a punto de tener un colapso mental.
Shikamaru dice algo, algo que de nuevo no puedo entender bien, pero acto seguido se arrodilla en el suelo y apoya sus codos en el borde de la cama atrayéndome de las caderas hacia él. Yo abro las piernas y mi intimidad queda expuesta en frente de su rostro.
No siento vergüenza, que hubiera sido lo humano; lo normal.
Siento ansia.
Se deshace de mis braguitas, y al yo llevar vestido, lo alza un poco para poder tener una vista completa de mi zona más privada. Veo cómo se relame los labios, veo cómo sus ojos negros se clavan en mí, en mi cuerpo y por fin noto cómo su lengua recorre mi intimidad.
Se entretiene en mi clítoris durante un rato, noto cómo lo succiona, cómo lo lame y da pequeñas mordidas mientras se ríe de los espasmos que mi cuerpo da sin poder controlarse.
Gimo su nombre, sólo puedo decir su nombre.
Él adentra su lengua dentro de mí, está -absolutamente- entera dentro de mi intimidad, noto cómo se mueve; le miro con la boca entreabierta, jadeando y él siempre con esa sonrisa victoriosa y de suficiencia.
No sabía si odiarle o adorarle.
Sale de mi sin avisar, dejándome con ganas de más. Pero lejos de dejarme con la necesidad, libera su miembro de la prisión de sus pantalones y presiona la punta de su erección en mi entrada, yo sigo mirándole mientras jadeo; él sigue riéndose relamiéndose los labios.
Mueve un poco la erección por mi clítoris, me estaba volviendo loca. Una pequeña lágrima de desesperación asoma por mis ojos y él se acerca, besándome. Entonces puedo notar cómo su miembro se introduce en mí de una embestida dura y corta.
Abro los ojos de sorpresa y él lame mi cuello.
No duele, el placer de tenerlo dentro mientras su boca recorre mi cuello era inexplicable; pero yo necesito tener de nuevo su lengua jugando con la mía, así que ladeo mi cabeza para volver a besarle, apretando sus cabellos desaliñados mientras él agarra mis caderas con fuerza; penetrándome.
Estaba anonadada mientras su cuerpo se balanceaba encima del mío y yo me dejaba hacer tan fácilmente; sin resistirme, porque era esto lo que había querido tanto tiempo.
Sin embargo, notaba como una electricidad recorría mi cuerpo de una manera impresionante.
Su cabello desaliñado y suelto; su pecho perfecto, su abdomen, sus brazos agarrando mis piernas con fuerza y sobretodo esa sonrisa... Estaba volviéndome loca.
No podía aguantar más,
no podía.
Un largo y placentero suspiro al despertar hizo que me sintiera más que en el Paraíso.
—Oh...- Suspiro tratando de calmar mi respiración.
Noto un calor casi insoportable; toco mis brazos, mi frente y mis mejillas. Cierro los ojos por un segundo y me doy cuenta de algo importante.
—No puede ser.- El sueño que había tenido con el dichoso Nara, ha hecho que mi intimidad lubricara hasta tal punto que tenía la necesidad de cambiarme la ropa interior.
Subo mi camisón aún tumbada en la cama y deslizo las braguitas por mis piernas, pero antes de quitarlas por completo, me siento en la cama y me quedo mirando la ropa interior. Trago saliva y paso un dedo por la zona más mojada, sonrojándome sin poder evitarlo.
Dichoso Nara.
—Vaya...- Hasta yo misma me quedo asombrada de lo mucho que había lubricado esa vez.
No es que estuviera masturbándome día sí día también; pero alguna que otra vez he tenido la necesidad de hacer algo para liberar tensiones. Aunque nunca había pensado en nada en especial, simplemente el placer de rozar mis dedos contra mi intimidad era suficiente para hacerme acabar; aunque a veces no era suficiente.
Sin embargo no me había visto así nunca y mi cuerpo estaba deseando que las manos acabaran lo que mi subconsciente había empezado.
—No puedo...- Sonrojada de recordar el sueño que he tenido, me veo casi incapaz de masturbarme. —Si lo hago será porque... él.- Abro los ojos como platos y con las mejillas tornadas ahora de un intenso color rojo, me tapo el rostro con ambas manos cerrando las piernas. —¡No, no, no!- Me desplomo en la cama con las manos a cada lado de mi cabeza.
Suspiro hondo y trago saliva.
—B-bueno...- Giro la cabeza hacia abajo, mirando mi cuerpo recostado en la cama.
Cierro los ojos y mi mano diestra comienza a moverse muy despacio, como si ni yo misma quisiera darme cuenta de lo que estaba a punto de hacer. Inspiro aire y lo expulso de los pulmones de una forma sosegada y tranquila mientras mi mano llega al pubis, sin llegar a tocar mi intimidad.
Doy un largo y sonoro suspiro y bajo la mano un poco más hasta llegar a tocarme el clítoris; el cual puedo apreciar que estaba erecto y lubricado. Aún con los ojos cerrados, me muerdo el labio inferior y comienzo a mover la mano por encima, con delicadeza.
—Ah...- Gimo por instinto tratando de no pensar en nada, solo quiero disfrutar del tacto.
Pero era claramente imposible. Las imágenes de mi sueño recorrían mi mente fugazmente.
—¿Por qué tienes que hacerme esto?- Acabo rindiéndome ante él, necesito pensar en la escena del sueño.
Empiezo a tocarme con más ganas recordando el olor de Shikamaru; el peso de su cuerpo encima de mi cuando me penetró en el sueño, su lengua adentrándose en mí y recorrer cada esquina de mi intimidad.
—Shika...- Presiono ahora con más fuerza sobre mi clítoris mientras muevo los dedos algo más deprisa.
Sin querer, los pensamientos del sueño comienzan a desvanecerse, me saben a poco. Mi mente quiere volar más allá creando escenarios para mi propio deleite.
Me imagino ahora apoyada en sobre mis codos y rodillas en la cama y Shikamaru detrás de mí agarrándome de las caderas mientras hacía que nuestros cuerpos chocaran fuerte.
—A-así...- No puedo evitar mojarme los labios, estaba más excitada que nunca; y era todo por ese problemático chico.
Comienzo a gemir algo más fuerte aún con los ojos cerrados. Esto me está gustando demasiado, la sensación de imaginarme a Shikamaru de la manera más pervertida que puedo, me hace sentir sucia, pero la excitación puede mucho más que los sentimientos de culpa.
Continúo gimiendo y tocándome a un ritmo constante, imaginándome ahora a un Shikamaru atrevido y sensual que atendía mi intimidad introduciendo dos de sus dedos en ella mientras me mira con esa sonrisa ladeada que me hace perder la cabeza. Sus dedos se mueven con rapidez y fuerza en mi interior, como si lo que estoy haciéndome yo en este momento, lo estuviera haciendo Shikamaru.
Agarro la sábana fuertemente con la mano que no está ocupada y levanto mi espalda unos centímetros de la cama. Muerdo mi labio inferior fuerte; demasiado fuerte, pero no me importa. Recordar su olor e imaginármelo de esta manera estaba volviéndome loca; no puedo parar de gemir cosas indefendibles.
La oscuridad de la noche ayuda a mi imaginación para dejarla volar y ser libre. Para mí, Shikamaru continúa con sus dedos dentro de mí, continúa mirándome y haciendo todo lo que yo quiero que haga.
—A-ah, sí...- Gimo cuando introduje mis dos dedos por completo.
Comienzo a moverlos mientras ahora sí que puedo imagarme bien cómo ese estúpido Nara me masturba, simulando que mis dedos son los suyos; noto cómo me mojo aún más y no puedo evitar seguir imaginando más cosas.
Ahora quiero que Shikamaru esté desnudo, sentado en una silla y yo de rodillas ante él. Su miembro erecto rozando sus labios, dios mío, necesito tenerlo en la boca, así que imagino cómo él se lo agarra con una de sus manos y me lo acerca aún más; yo abro la boca y lo recibo con gusto. Comienzo a succionarlo y lamerlo mientras Shikamaru me mira con esa sensual sonrisa torcida, acariciando mi cabeza como una especie de premio por lo bien que lo estoy haciéndo.
—Shika...- Gimo su nombre con los ojos apretados; estoy a punto de acabar con el último pensamiento, pero bajo el ritmo; esto me está gustando demasiado como para ser tan corto.
Hago que mis dedos salgan y entren por completo de mi mojada intimidad a un modo más pausado, hasta que noto que no hay peligro de terminar todavía y vuelvo a la carga.
Abro los ojos. Mi mano libre deja de apretar las sábanas y alzo mi camisón dejando mis pechos al aire; aprieto los labios y comienzo a jugar con uno de mis pezones mientras hago que mi otra mano continúe su labor en mi zona más íntima.
—Shikamaru...- Su nombre sale solo de mis cuerdas vocales.
Es inevitable imaginarme cómo ahora está encima de mí, besando mis pechos, lamiéndolos y jugando con ellos mientras yo le miro anonadada con ojos de súplica y desesperación, queriendo que no se detenga. Aprieto más mi pezón, buscando sentir lo que estoy imaginando. En mi mente, el Nara continúa succionando y divirtiéndose con mis pechos hasta que necesito más; así que lo imagino bajando por mi cuerpo dando largos y suaves besos hasta llegar a mi intimidad.
—S-sí...- Muerdo mi labio y aprieto los ojos, Shikamaru iba a devorarme justo como en el sueño.
Ladeo mi cuerpo y quedo tumbada sobre mi costado con una de mis manos aún dándome placer en mi zona íntima y la otra jugueteando con uno de mis pezones.
Saco y meto mis dedos desesperada, Shikamaru en mi imaginación estaba haciendo tantas cosas diferentes a la vez; jugar con mis pechos, hacerme el amor de tantas posturas, recorrer mi intimidad con su lengua... Mi cerebro no aguantaba tanto placer y notaba cómo el éxtasis estaba a pocos segundos.
Imaginarme su cabello suelto y revuelto, su camiseta mojada a causa de la lluvia -o que acababa de salir de la ducha- pegándose a su perfecto torso de Dios olímpico; sus ojos rasgados como si estuvieran penetrándome en su mente, como si él quisiera hacerme todas las cosas que yo quiero que me haga.
—Shikamaru...- Gemí su nombre mientras me corría.
Abrí mis ojos de par en par dándome la vuelta quedando tumbada boca abajo en el colchón con mi trasero algo alzado para no impedir que mi mano dejara de moverse dentro de mí. Hundo mi cabeza en la almohada y tengo el orgasmo más placentero que había tenido nunca; puedo notar mis dedos resbaladizos e increíblemente mojados y mi intimidad palpitante.
Los espasmos de mi cuerpo acompañan a los latidos de mi corazón, los cuales puedo asegurar que estaba yendo a mil por hora.
—Oh... ¡Joder!- Maldigo a la nada dejándome caer en la cama con mis dedos aún dentro y mi otra mano apretando mi pecho, pero con menos fuerza.
Shikamaru me había hecho tener la mejor noche en mucho tiempo.
—No puedo imaginarme... Cómo sería si estuvieras aquí.- Río mientras saco mi mano de mi interior.
Me doy la vuelta algo perezosa y cansada por todas las sensaciones. Miro mi mano pegajosa y chasqueo la lengua.
—Menos mal que estoy aquí yo sola.- Suspiro relajándome.
Me levanto de la cama con las braguitas por las rodillas, y andando parecido a un pingüino me voy directa al cuarto de baño.
—Será mejor que me de una buena ducha... Porque quien me viera así.- Río de nuevo para mí misma enchufando la luz del aseo.
Me miro en el espejo y puedo observar mi pelo todo desaliñado, mi vestido aún dejando mis pechos a la vista de lo subido que estaba y mi rostro enrojecido y claramente acalorado.
—¿Qué has hecho, Temari?- Niego con la cabeza, pero sonriendo.
Abro el grifo del agua y espero hasta que se llena la bañera; son las dos de la mañana pero poco me importa, no había que madrugar. Me despojo de mi camisón y busco en mi maleta unas braguitas limpias que ponerme.
Me meto en la bañera notando la calidez del agua relajarme el cuerpo y mis pensamientos vuelven a volar hacia Shikamaru.
Pero esta vez solo quería imaginarme su sonrisa.
¡Hola de nuevo! Oh... Temari ¿Pero qué has hecho? No has podido resistirte a los encantos del Nara y has tenido que... ¡Wow chica! Jajajaja.
Espero que os haya gustado el capítulo, recordad que como en el "No quiero quedarme más veces solo en casa" habrá una segunda parte donde... ¿QUIÉN SABE LO QUE PASARÁ? Joojojojojojoo.
Me encantaría poder recibir vuestros comentarios, así que los espero con gusto al igual que favoritos/follows.
Como siempre, agradecimientos especiales a todas mis queridas ShikaTemas
Y a ti, que me estás leyendo. ¡GRACIAS!
Nos vemos en el siguiente capítulo. ;)
¡Besitos de chocolate con leche para todos!
