Mi historia

Mi nombre es Renesme Cullen, apodada Nessie. Tengo diez y siete años que podrian resumirse en trece. Estoy a punto de graduarme, no me pregunteis por qué tan pronto… A primera vista, yo soy una chica normal, mucho más guapa que las otras, pero bastante normal dentro de lo que cabe. Sin embargo, yo no soy tan normal como parezco, tal vez eso se debe a que en mi vida predominaban las mitades… Siempre soy la mitad de lista que… la mitad de divertida que… la mitad de vampira que… Sí, ese es uno de los pocos secretos que tengo, secreto que solo mi familia conoce. Soy una vampira. O al menos, eso es lo que intento, aunque mis tios se empeñen en recordarme continuamente que solo soy medio vampira.

En mi vida hay varios hombres, mi padre, Edward, un perfecto caballero, y mis tios Emmett y Jasper, que me han enseñado a pelear y que, de cierto modo, son un ejemplo a seguir para mi. También esta mi abuelo Charlie, al cual visito de vez en cuando, y Carlisle, el me ha enseñado muchas cosas, gracias a el aprendí a controlarme de algunas formas delante de los humanos, puesto que mi fuerza y velocidad no son muy normales.

Pero hay un hombre que para mi destaca entre los demás, el es Jacob, el es un hombre lobo, mi hombre lobo. Nuestra relación es la de mejores amigos. Yo se que para mi el es algo más que mi mejor amigo, pero no me veo con el valor de ir y decirselo. No es del todo suficiente, pero de momento me conformo con que pasemos casi todo nuestro tiempo juntos, como amigos.

Pero eso era solo de momento. Todo cambió después de esta hitória… de mi história.

Yo estaba en la cocina de la casa general. Digo la casa general porque los fin de semanas nos reuniamos aquí, mis padres, mis tios, Carlisle y Esme, y yo. Normalmente entre semana, vivia con mis padres en una cabañita en el bosque. No era muy grande, pero por suerte les habia convencido de que construyesen un segundo piso. Ahora pasaba menos tiempo con Carlisle y Esme, que para continuar con la tapadera que habian construido se habian trasladado a Seattle. Carlisle trabajaba en el hospital de allí porque nadie los conocia. Como dije antes, tan solo vienen los fin de semanas, y siempre a escondidas, ya que se suponia que los únicos que viviamos en Forks eramos mis padres y yo. La gente pensaba que mis tios estaban en un lejano pais cuyo nombre nunca recuerdo. Y mis padres nunca se dejaban ver, porque si no, la gente se daria cuenta de que seguian igual de altos, guapos, y jovenes que siempre…

Respiré hondo y me miré una vez más, tenia que reconocer, que aunque a veces se ponia pesada, esta vez habia dado en el clavo. Aqullos pantalones pitillo negros contrastaban perfectamente con mi camiseta blanca y mi pelo ligeramente rizado. Aquella ropa que me habia dejado me quedaba como un guante, aunque tuve que prometerle a Alice que la semana que viene la acompañaria de compras, y sabiendo como era ella, eso no era bueno del todo… Pero la ocasión lo merecia.

Iba a salir con Jake. Me dijo que me llevaria a un concierto de música. Por supuesto, mis padres no sabian nada, lo que me extrañaba, porque a pesar de que yo sabia dejar la mente en blanco, para que mi padre no pudiera "leermela", seguro que por un instante se me habria escapado algún pensamiento sobre ese concierto.

Llegó la hora, tenía que salir a enfrentarme a ellos. Esa operación habria sido más fácil si a mi padre le cayera bién Jake, ya que a mi madre parecia haberse acostumbrado al hecho de que yo estuviera siempre con el. Muchas veces me habian propuesto mudarnos para que no tuvieran que vivir escondidos… Pero estaba Jake, y yo no podia irme de aquí. Por eso me enfadaba y me escapaba, pasaba la noche en casa de Jake. Mis padres ya estaban tan acostumbrados a que volviera al dia siguiente pidiendo perdón que ya no se molestaban ni en ir a buscarme cuando hacia dicha burrada.

Supe que seria una tonteria, pero me apetecia intentalo. Salí de puntillas y crucé la habitación en la que estaban mis padres sentados delante del piano tocando una dulce y lenta melodia que reconocí como la nana de mi madre. Mi padre me habia hecho tocarla tantas veces que ahora, seguramente, podria tocarla incluso con los dedos del pie. Me extrañó mucho que llegara hasta la puerta de salida sin que nadie me dijera nada, pero cuando rocé el picaporte con la punta de los dedos Edward me dijo:

-¿A dónde vas?

Dejé caer mi mano y me giré hacia ellos, que habian dejado de tocar y estaban mirandome:

-Pues… yo pensaba salir.
-¿Sin decirnos nada? –me preguntó Bella.

-No,Me quedé pensando un rato algo razonable ya que sabía que mi padre me estaba leyendo los pensamientos. Pero se me escaparon las palabras "noche", "descampado", "concierto" y "Jake". Despues de este terrible error me giré hacia Bella y le dije:

-Jake me ha invitado a un concierto… y pues… yo le he dicho que iria.

Me miró algo disgustada y luego dijo:

-¿Por qué no nos dijiste nada?
-Se me olvidó.
-Renesme –me gruñó mi padre cuando se dio cuenta de que mentia.

Suspiré resignada y dije:

-Porque pensé que no me dejariais ir.
-Pues pensabas bién. –dijo Edward.
-¡Mamá! –me quejé puesto que mi padre no tenia motivo alguno para no dejarme ir.
-Renesme, es domingo, es el dia que pasamos en familia. Puedes salir durante toda la semana y tú eliges el domingo.
-Ya, pero yo no tengo la culpa de que el concierto sea ese dia.

Con la mano me indicó que me acercara, en menos de medio segundo estaba a su lado. Me dijo que me sentara a su lado. Lo hice. Me cogió la mano y me dijo:

-¿Te he contado alguna vez como nos conocimos tu padre y yo?
-Sí, millones de veces.

Vi como se desilusionava poco a poco, por eso le dije:

-Pero me gustaria que me lo volvieses a contar.
-No, mejor te lo cuento otro dia, ahora tienes un concierto al que ir.

Abrí mucho los ojos y a penas pude articular un:

-¿Pu…puedo ir?

Mi madre asintió con la cabeza y yo la abracé para luego salir disparada hacia la puerta. Antes de salir le dirigí una enorme sonrisa a mi padre, pero no me quedé para ver si me la devolvia.

Cuando estuve fuera heché a correr. Mis pies apenas tocaban el suelo, pero yo sentia el viento golpear mi cara.

Me adentré en el bosque pero de pronto me paré en seco. No se oia nada, sin embargo una pequeña rafaga de viento me trajo un olor que yo reconocí al instante. Luego sentí algo detrás de mi y en media fracción de sugundo ya me habia girado para quedar en frente del hombre de mis sueños.

Le sonreí para hacerle saber que nunca conseguiria pillarme desprevenida, el me contestó con otra sonrisa algo apagada por el sarcasmo. Sin embargo, con sonrisa sarcasttica o sin ella, el conseguia dejarme de piedra, e inmediatamente mis defensas se mareaban y me dejaban desprotegida ante sus perfectos brazos, los cuales me rodearon por la cintura y me acercaron a el. Por raro que parezca comencé a hiperventilar, supongo que algo tenia que haber eredado de mi madre.

Al parecer, el se dio cuenta de que no podia moverme, por ese motivo me soltó y se alejó un poco de mi. Desearia que no lo hubiese hecho. Poco a poco comencé a reaccionar y a pestañear muy rapido. No conseguia enterarme de lo que ocurria a mi alrededor, pero si supe que Jake pensó que mi reacción se dabia a la sorpresa, no al contacto de sus manos contra mi cintura.

A veces pensaba que el lo hacia a proposito ¿Cómo no se daba cuenta de que mi mundo giraba a su alrededor? ¿De que los causentes de que yo empezara a hiperventilar, no eran otros que sus brazos? ¿Cómo no se daba cuenta de cuanto le amaba? ¿De que mi vida era el? Por suerte estabamos bastante lejos para que mi padre pudiera leerme los pensamientos, y cada vez llevaba mejor lo de no transmitir mis pensamientos inconscientemente cuando tocaba a alguien.
Varios segundos después de recuperarme del todo me dijo:

-¿A dónde vamos?

Su voz me volvió a dejar petrificada y sonreí como una tonta. Después de este tipo de actos me reprochaba a mi misma haberlos hecho… Se supone que ya debia de haberme acostumbrado a el.

-Al concierto –conseguí articular.
-No se, a donde tu digas.
-Pues entonces, ¿qué tal si pasamos del concierto y vamos a…?

Me quedé pensando a donde podiamos ir, cuando de repente me volvió a coger por la cintura. Pero esta vez me tiró al suelo para después caer el encima. Me paralicé al ver la dureza de la expresión de su cara:

-Jake, ¿Qué sucede? –pregunté.
-Shh –me susurró poniendo su dedo en mis labios.

A pesar de que deberia estar asustada o preocupada, no pude evitar volver a poner aquella estúpida sonrisa de pasmada.

Su expresión no cambiava, pero mis pensamientos fueron interrumpidos por un ruido sordo proveniente de unos matorales. Jake se levantó y yo me incorporé dispuesta a seguirle, pero una mirada suya me advirtió de que no lo hiciera.

Realmente despacio el se acercó al matoral, y luego en un movimiento rápido metió el pie dentro como si quisiera pisarlo. Oimos piezas de ceramica romprese, como un plato cayendo al suelo, me sobresalté. Jake metió la mano en el matorral y luego la sacó. Llevaba algo en la mano que a primera vista no puede indentificar.