Los personajes pertenecen a SM. La historia es mía y va dedicada a Gaby y a las chicas de Twilight Fanfiction.

Gracias a la increíble Jean por su beteo :D TQM 3

Muchas gracias por leer, debo advertirles que no es con final feliz ¿ok?

Sepan que lo tengo TODO completo y actualizaré cada 2 o 3 días, depende del humor (entiéndase reviews lalala) que ande jeje.

Se les agradece infinitamente que lean, uds son los responsables de que me guste escribir.

Solo para aclarar, Edward lo est contando en pasado.

Podría decir que mi historia es bastante común. Cuando era joven me enamoré, me casé después de la universidad, crecí junto a ella, tuve hijos, nietos, morí con ella.

Pero la vida no siempre es tan fácil. Muchas veces vienes al mundo a ser jodido una y otra vez por cosas del destino. Bueno, pues esta historia es exactamente eso. Una historia con un final no muy feliz, y mostraré cómo la vida se empeñaba en hacer que dos jóvenes que se amaban fueran arruinados por la vida una y otra vez.

Todo comenzó en Forks, cuando yo tenía 7 años. En ese pueblo había las mismas personas siempre. Tenía los mismos amigos todos los años en la escuela, eran los mismos maestros los que veías día a día. Mi padre era médico del hospital general de Forks y mi madre se dedicaba únicamente a cuidarme. Éramos una familia bastante común se podría decir.

El año en el que cumplí 7 pedí de deseo de cumpleaños que pasara algo diferente, quién se iba a imaginar que encontraría a quien sería mi mundo, mi esposa, mi compañera, mi amante, pero sobre todo, mi nueva amiga. Bella llegó en diciembre de ese año, su padre se instaló inmediatamente en la comisaría, al parecer tenía un puesto importante de donde venía, por eso cuando el sheriff pasado fue despedido por aparecer ebrio con unos menores de edad, no dudaron en contratarlo. Tenían una linda casa, más pequeña que la mía, pero en fin linda.

Me emocionaba que llegara gente nueva al pueblo pues desde que había nacido convivía con la misma gente. A mis 7 años estaba aburrido del lugar donde vivía y me quería ir. Mi madre me dijo que les llevaría un pastel de frutas secas, pues casi era navidad y quería portarse amable, no hacer caso a los cuchicheos del pueblo. Para ese entonces se decían muchas cosas de la familia Swan, decían que la madre estaba loca, el padre era golpeador y la niña sólo estaba ahí. Como todo niño, tenía una enorme curiosidad de conocer a esta familia, por lo que acompañé a mi madre.

Reneé Swan nos recibió con una cálida sonrisa y un hogar que olía a chocolate caliente. Era acogedor y el frío del invierno en Forks era horrible. Nos ofreció una rebanada de pastel y un poco de chocolate. Al entrar en la cocina, me percaté de la pequeña criatura que se encontraba ahí. Era una niña con cabello color café, despeinado y ojos grandes color chocolate. Tenía bigotes de espuma y para mí fue como la muñeca más hermosa que había visto.

-Tienes bigote -le dije cuando me senté a su lado. Ella de inmediato se puso roja de la pena y tomó una servilleta. Se limpió y susurró un "gracias". Aún seguía roja y me aventuré a tocar su mejilla. Ella se retrajo de mi toque frío y yo le sonreí. –Te ves linda cuando estás roja.

Me giré para ver a nuestras respectivas madres con una sonrisa en el rostro mientras nos miraban.

A partir de ahí Bella y yo fuimos amigos, mientras que Reneé y Esme lo fueron también. Pasábamos cada momento juntos al igual que nuestras madres. Para ese entonces Reneé tenía 25 y mi madre 26. Eran las mejores amigas y Charlie parecía feliz con eso.

Al pasar de los años quería más y más a Bella. Ella se convirtió en mi única amiga, a pesar de ser dos años menor que yo. Me sentía en la necesidad de protegerla todo el tiempo. Cuando su madre cumplió 30, comenzó a tener comportamientos extraños. Charlie comenzó a portarse diferente y mi madre se veía muy triste en ocasiones. Nadie nos dijo nada, nadie nos explicó nada. Bella por su parte experimentaba cosas con su madre las cuales después me contaba llorando.

En los cuatro años siguientes Reneé se fue deteriorando poco a poco. Alucinaciones, pérdida de conciencia, ataques de agresividad. Y lo peor fue que Bella lo vivió a su lado y con tan poca edad no comprendía qué pasaba ni sabía cómo controlar a su madre. Su papá por más que intentaba estar ahí, se veía limitado por el trabajo.

No puedo llegar a imaginar lo que Bella sufrió en ese tiempo pues ella sólo me lo contaba entre lágrimas y cuando fue más grande nunca habló de eso. Fue como si lo hubiera borrado de su mente.

Desde que cumplí 14 y Bella 12 supe que ella era más que una amiga para mí, la quería como mi novia. Pero era tímido. Aún así seguimos siendo grandes amigos. Prometí que esperaría a que ella creciera un poco para decirle mis sentimientos.

Pasaron dos años en los que Reneé fue empeorando y empeorando. Charlie estaba estresado y Bella tensa de sólo pensar en ir a su casa. En una ocasión Reneé se perdió y todo el pueblo la buscó. Cuando la encontraron tenía rasguños por todo el rostro, decía cosas sin sentido y se portaba de manera agresiva.

Aún así la llevaron a su casa de vuelta. Comenzó a tomar tratamiento y logró controlarlo un poco. Un día en el que llovía mucho me fui a mi casa después de la escuela, yo era quien acompañaba a Bella de ida y vuelta, por lo que la acababa de dejar en su casa. En cuanto llegué a mi habitación me cambié a algo más cómodo pues estaba empapado y puse música. Mi teléfono sonó y lo tomé.

-E-Edward, -dijo Bella en un susurro y voz quebrada.

-¿Bella? ¿Qué sucede? –me preocupé al instante.

-M-mi m-mama, -dijo antes de comenzar a sollozar. –Algo le sucede, olvidó sus pastillas. Edward tengo miedo. Dice que va a matarme, que las voces en su cabeza se lo dicen. Estoy escondida pero si me encuentra no podré correr.

-No te muevas, voy para allá, -colgué rápidamente y llamé al sheriff, él llegaría mucho más rápido en auto que yo en bici.

Aun así pedaleé con todas mis fuerzas, no quería que le pasara nada a Bella. Cuando llegué era todo tan confuso, estaba lleno de policías, una ambulancia, y un camión blanco. Decía "Centro de recuperación de King Country, Seattle Wa." Corrí hacia donde se encontraba todo mundo y vi a mi padre ahí, con su bata blanca llena de sangre y el cabello empapado pues seguía lloviendo. Vi que se acercó a donde se encontraba Charlie y le dijo algo. Cuando llegué con ellos sólo alcancé a escuchar lo último.

-…está luchando pero perdió mucha sangre.

-¿Qué fue lo que le hizo? –escuché la voz de Charlie quebradiza.

-Le cortó el rostro y el estómago. Ya le cocí la herida de la cara, pero la del estómago es más delicada, tenemos que llevarla de inmediato al hospital. Tendrás que donar sangre Charlie.

-Sí, sí está bien. Vamos.

Cuando vi el rostro de Charlie me percaté de cuan pálido se encontraba, no era normal en él. Pero todo a mi alrededor quedó nublado cuando vi el cuerpo de mi hermosa muñequita en la camilla. Corrí hacia ella pero antes de llegar, los brazos de mi padre me detuvieron.

-¡No! –gritaba, tratando de deshacerme de su agarre. –Déjame ir, tengo que ir con ella -dije ya con menos fuerzas al ver que la ingresaban en la ambulancia.

-No es nuestro asunto hijo, deja que Charlie vaya con ella, -me soltó y noté que lo que mojaba mi rostro no sólo era la lluvia si no también mis lágrimas. Miré a mi padre para que me dijera algo, que me diera esperanzas. –Está grave hijo, necesita una transfusión sanguínea y por suerte su padre tiene el mismo tipo.

-¿Fue Reneé? –dije con los dientes apretados. La golpearía yo mismo si era necesario.

-Está enferma Edward, debes comprender que no lo hizo a propósito. No sabía lo que hacía. Ella está ahora en un lugar donde la atenderán como es debido. Ahora vámonos que me esperan.

Pasé el día en el hospital, Charlie no dijo una sola palabra en todo el día más lo que le escuché decir cuando llegué. Estaba pálido como un fantasma y se veía que algo cargaba su conciencia. Yo me senté en silencio y esperé a que llegara mi padre a decirme algo.

-Bella estará bien, por suerte no hubo daño interno y la sangre fue aceptada de maravilla. Se está recuperando, creo que pasará la noche aquí.

Charlie pidió verla y yo quería verla también, pero mi padre me dijo que era tarde. Regresaría al día siguiente y todo estaría más relajado. No pude dormir nada esa noche. Pasé una y otra vez diferentes escenarios de lo que le pudo haber pasado. En mis pesadillas la veía tirada e inerte. Mi madre escuchaba mis gritos e intentaba calmarme, pero eso sólo pasaría cuando la viera de nuevo.

Al día siguiente fui a verla pero ella no habló conmigo ni con nadie. Tomé su mano y sentí que la presionó de vuelta, pero su mirada estaba perdida. Quién iba a saber que cuando hablé con ella por teléfono el día anterior sería la última vez. Bella se aisló de todo y de todos. Su padre hizo lo mismo pero siempre intercediendo las necesidades de su hija. Fueron los dos años más difíciles de mi adolescencia. Muchos sufren porque su cuerpo cambia, en mi caso fue porque mi mejor amiga y la persona que amaba no me hablaba. No hablaba con nadie. Ocultaba su rostro bajo el cabello y usaba lentes oscuros casi tan grandes como su rostro.

La veía todos los días en la escuela, después nada. Era como si desapareciera del pueblo. Se encerraba en su cuarto y no salía hasta que tenía que ir de nuevo a la escuela. Nadie hablaba con ella pues el rumor de que su madre estaba en un hospital psiquiátrico ya había corrido a cada rincón. Se decían cosas tan desagradables de ella.

Cuando cumplí diecisiete era sólo una sombra del joven animado y feliz que solía ser. Tenía amigos, pero no hablaba con ellos. A la única que quería era a ella, pero era evidente que no me quería. Perdí toda esperanza de volver a tenerla cerca.

Un primero de abril, el conocido día de los inocentes, ocurrió algo que me permitió volver a hablar con ella. Todo era normal, algunos estaban en guardia, esperando que sus amigos les gastasen bromas. Pero en mi caso no tenía amigos que se interesaran en mí realmente. Fue un día normal, en el almuerzo esperé que alguien gritara al encontrar un animal en su comida o algo, pero no fue así. Pero entonces la voz del estúpido de Mike Newton se escuchó.

-Oigan todos, tengo un presente para nuestra querida compañera, Bella –al escuchar su nombre levanté la vista y lo vi parado sonriente, Bella estaba en la mesa de la esquina. También levantó la vista pero sus ojos estaban cubiertos por los lentes oscuros, como siempre. Olvidaba el tono color chocolate que tenían sus ojos, el cual me había enamorado desde la primera vez que la vi.

Mike tiró de una cuerda y una gran manta con un dibujo de Bella distorsionado y realmente obsceno y ofensivo cayó. Toda la gente comenzó a reír y me giré para mirar a Bella, pero entonces noté a las dos arpías que teníamos por compañeras. Jessica y Lauren tenían una charola con comida cada una. Se la tiraron en la cabeza y ella sólo soltó un chillido de sorpresa. Todos rieron con más fuerza y Bella sólo pudo levantarse con dificultad. Mi giré hacia Mike y corrí para propinarle un golpe tan fuerte como para romperle la nariz perfecta de Ken que creía tener. –Idiota, -murmuré con los dientes apretados. Corrí a donde estaba Bella y la atrapé antes de que cayera pues sus zapatos estaban resbalosos. Ella estaba llorando, la tomé en mis brazos y la llevé fuera.

Cuando golpeé a Mike todos dejaron de reír, y noté que todos nos miraban sorprendidos. Al parecer, después me enteré, que todos sabían de la broma. Todos menos yo. De haber sabido la hubiera evitado. Llevé a Bella al baño y sin importarme si era de hombre o de mujer la metí. Quité sus lentes y por primera vez en muchos años la miraba a los ojos. Había extrañado tanto esos ojos. Quité su chaqueta y por suerte no traía sucia su blusa. La guié hacia en lavabo y quité la comida de su cabello. Cuando terminé noté que tiritaba de frío. Tomé mi chaqueta y se la puse. No sin antes fijarme en que su cuerpo había cambiado mucho de dos años para acá.

Tomé su rostro entre mis manos y lo inspeccioné. La cicatriz era apenas perceptible.

-Eres hermosa, -le dije sin poder evitarlo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y sólo atiné a abrazarla con fuerza. Ella respondió y se aferró a mí como si fuera su salvación.

-Oh, Edward, -dijo sobre mi cuello.

-Bella, por favor, prométeme que no me alejarás más. Quiero estar a tu lado, -dije acariciando su espalda.

-No, no puedes. Eso sería egoísta, -dijo más para ella.

-No lo sería, yo lo quiero, déjame estar a tu lado.

-¡No! –gritó de pronto alejándose de mí. –No lo entiendes, yo puedo terminar como ella, no quiero verte sufrir. Yo te amo, pero no puedo dejar que arruines tu vida a mi lado.

-No me iré, aún cuando me lo pidas. No le tengo miedo a nada, no si te tengo a mi lado.

-No quiero lastimarte, mira lo que me hizo mi mamá. ¿Qué pasa si tenemos hijos y lastimo a uno de ellos? No podría vivir con eso. Mi madre está encerrada en un hospital y seguro que ese es mi destino también.

-No me importa, -dije con fuerza, tomé su rostro y la miré a los ojos. –No puedo vivir sin ti.

Entonces la besé. Ese era nuestro primer beso. Hubiera sido antes pero ella se alejó de mí y yo no podía soportar la idea de estar con alguien más. Fue corto y lindo. Le traté de transmitir todo el amor que sentía. Ella respondió de forma lenta, aprendiendo.

Y así fue como la recuperé. Nos hicimos novios y toda la escuela quedó en shock. También mis padres y Charlie. Pero el mundo exterior no importaba, sólo éramos ella y yo y nuestro loco amor.

Pasamos un año aprendiendo a estar juntos de nuevo, pero ahora como pareja, no como amigos. Bella había cambiado un poco en lo que no nos hablamos, pero yo amaba cada aspecto de su persona. El tiempo pasó rápido y era mi turno de partir a la universidad.

Debo decir que la parte más sencilla fue la Universidad. Yo me fui dos años antes y ella me siguió después. Nos veíamos siempre que podíamos, nos dormíamos con el teléfono en la oreja, escuchando la respiración del otro. Nuestra primera vez fue cuando nos reencontramos después de muchos meses de sólo hablar por teléfono. Nunca habíamos estado tanto tiempo lejos. La necesidad fue grande y aprendimos a amarnos físicamente.

Todos los aspectos de la universidad fueron los mejores de mi vida. Después de que me gradué me mudé a Phoenix, donde estaba estudiando Bella. Comencé a trabajar y a juntar dinero. Tuve dos años para juntar lo suficiente para una casa pequeña en las afueras de la ciudad. Un carro económico y lo más importante, un anillo de compromiso.

En la graduación de Bella estaban mis padres y su padre. Le propuse matrimonio y vi algo en la mirada de Charlie que no me gustó. No supe interpretarla, pero me dio escalofríos. Bella aceptó, pero vi que la sombra, el miedo de algo estaba en ella. Esa inseguridad de no saber qué pasaría. Antes de aceptar me miró muy fijamente, buscando algo en mis pensamientos. Casi como preguntando "¿Estás seguro?"

Aún así aceptó. Fue una celebración pequeña pues no teníamos mucha familia. Volvía a notar esa mirada en los ojos de Bella cuando el padre pronunciaba la parte de "en la salud y en la enfermedad". Acepté sonriente y tratando de enfundarle ánimos.

La besé cuando nos fue permitido y de ahí en adelante prometí que ella no sufriría por mi causa. Ella era mi vida y mi sol personal. Mi mejor amiga, mi compañera. Para toda la vida… o eso fue lo que pensé.

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