Buenas noches, les traigo una pequeña historia omegaverse que solo constará de dos capítulos, la cual espero que sea de su agrado
Quiero agradecer a todas las personitas que leen mis otros fics, lamento por tardar en actualizar, pero es que a veces la inspiración se me va a pesar de tener la idea casi terminada en mi cabeza o por comenzar a cuestionar lo que escribo u.u
Yo misma me hago un lio jejeje
Advertencia: Al ser un alfaxalfa quiere decir que las posiciones en la intimidad se pueden intercambiar, es un TetsuhiroxSouichi y un SouichixTetsuhiro. Ya están advertidos ;)
Los personajes no me pertenecen, ellos son propiedad de Takanaga Hinako, yo solo los tomo prestados para hacer mis fics n_n
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Primera parte: Discusión
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En un pequeño apartamento, en una cama se encontraban dos hombres devorándose a besos, marcándose el cuerpo, gimiendo y disfrutando del placer que el sexo les brindaba.
Souichi se preguntaba por qué antes no había hecho eso, el tener intimidad mas seguido. Después de sentir una fuerte estocada por parte de su compañero, lo recordó.
Nunca antes había estado interesado en intimar, no cuando estaba en sus cinco sentidos, él se consideraba un hombre racional, alguien que no debería dejarse llevar por sus bajos instintos, tal vez por eso odiaba su etapa de celo, porque era justo en esos días que perdía control sobre sus pensamientos, y el deseo de follar y preñar algún omega que le atrajese le invadía casi por completo.
—sempai, ahhh se siente tan apretado…
—¡Cállate! ¡Ahh!
Y sin embargo se encontraba en esos momentos teniendo sexo en un día cualquiera, sin estar en celo, con su asistente quien no era un omega sino otro alfa de alto nivel igual que él.
¿Cómo había permitido que eso sucediera?
Él era un alfa, lo lógico sería que buscase un compañero omega o hasta una mujer beta que pudiera brindarle descendencia, pero en vez de eso estaba enredándose en las sabanas, abriéndose de piernas a un alfa.
Un maldito alfa que lo estaba llenando de semen como si él, Tatsumi Souichi, fuera un muy necesitado omega.
—¡Aaaaaahhhhhhhhh!
Gritó cuando llegó al orgasmo, el placer que le brindaba era maravilloso, su alfa interno estaba deseoso por mas, quería que Morinaga continuase, que tuvieran mas rondas de sexo, mezclar sus aromas, seguirse marcando con dientes y uñas.
¡Quería seguir follando con Morinaga toda la maldita noche!
—¡Tsk!, Maldición—
Era momentos como estos que odiaba su naturaleza alfa, pues esta casta era muy libidinosa, si algún aroma les atraía, de inmediato querían averiguar por el dueño de esa fragancia. A él le había pasado muchas veces de manera instintiva cuando le distraía el aroma de algún omega, pero de inmediato trataba de tomar el control sobre su alfa interno para alejarse del omega que le había atraído. No deseaba comportarse como la mayoría de alfas, él era una persona, no un animal en celo.
Por eso internamente se felicitaba del autocontrol que poseía.
—Sempai….
Pero todo se fue al carajo cuando olfateó el aroma de su asistente, su alfa interno quiso tomarlo como suyo apenas lo olió, quería reclamarlo, quería tener total control sobre su asistente, someterlo, abrirles las piernas e invadir su interior; hacerle saber que ya tenía un dueño.
Pero las cosas no eran tan sencillas, peor aun si ambos eran alfas.
—¿Sempai, te lastimé? —la voz preocupada de Morinaga le sacó de sus recuerdos, Souichi no pudo evitar cerrar los ojos cuando sintió la mano de su asistente acariciar su mejilla con una ternura que lo desarmaba por completo. Morinaga era un alfa cariñoso y bastante protector.
Mas razones para quererlo a su lado.
—Estoy bien, solo me siento cansado— susurró mientras volvía abrir sus ojos para ver directamente las irises de su kohai—
Morinaga solo le sonrió mientras se acomodaba a su lado para descansar unas cuantas horas, pues seguramente iba a querer otra ronda de sexo apenas recuperara energía, algo que interiormente también deseaba.
Algo normal en su relación sin nombre, una que comenzó de una forma poco convencional, pues al ser ambos alfas, trataban de tener el control y la sumisión del otro. Los alfas siempre buscaban, instintivamente, ser el jefe del grupo, ser dueños de todo.
Sin embargo, lo que sea que tenían estaba funcionando, ya llevaban cinco años juntos, eran amigos, pero tenían sexo cada vez que tenían ganas de hacerlo. El ser alfas provocaba que pensamientos lujuriosos los atacara cada cierto tiempo, algo bastante normal en alfas jóvenes y sanos. Morinaga no tenía problema en admitir y decir en voz alta que quería tener una noche intensa con su sempai, pero para este era difícil aceptar sus propios deseos.
Souichi muchas veces trató de poner distancia con su kohai después de que tuvieron su primer encuentro íntimo, el mismo que consideró un error y el cual no debía volverse a repetir, pero no contaba con que su alfa interior se opusiera. Y es que desde que experimentó el ser anudado por su kohai, su cuerpo se lo recordaba cada vez que sus hormonas se alteraban, esto mayormente cuando se enojaba con Morinaga, este le hacia enojar, ambos eran alfas y por ende un sentimiento de rivalidad le atacaba cada cierto tiempo, pero también un enfermizo deseo de aparearse con él. Por eso un día terminó por estamparlo en su cama y penetrarlo con fuerza. A la mayoría de los alfas les gusta el sexo duro y tal parecía que Souichi no era la excepción. Disfrutó el ver el rostro lleno de placer de su kohai, como este se aferraba a las sábanas mientras cerraba con fuerza sus ojos los cuales soltaban pequeñas lágrimas, jadeando, gimiendo, gritando por más.
El estar en celo le había dado valor para hacer suyo a su asistente muchas veces. El poder someterlo y anudarlo a su antojo. La expresión llena de placer de su kohai fue algo que disfrutó mucho y que quiso volver a ver, tenía que repetirlo.
"No me molesta abrir mis piernas para ti, puedes tomarme cuando quieras"
Recordó las palabras de su kohai cuando comenzaron a tener sexo seguido, había esperado asustarlo cuando le dijo que no dejaría que fuera el activo en la intimidad, grande fue su sorpresa saber que Morinaga no tenía problemas con ser el pasivo.
"Sempai, fuiste algo rudo conmigo en nuestra segunda vez, me llenaste con tu semen muchas veces, te gusta verme vulnerable, ¿verdad?"
Al final, su kohai fue quien terminó teniendo el control en la intimidad, era obvio para él que Morinaga disfrutaba más siendo el activo en la relación sin nombre que tenían. Su asistente le hizo experimentar un montón de sensaciones. Nunca imaginó que el tener sexo con un alfa dentro y fuera del celo iba a ser tan adictivo, el aroma que desprendía siempre le seducía, ese aroma cálido que le mostraba cuando estaban solo conversando, aquel aroma que se transformaba en seducción cuando se llenaba de lujuria, ese que le imposibilitaba a negarse a los avances de su asistente, que lo hipnotizaba y que le permitiera entrar en su interior.
No había ningún solo rincón de su cuerpo que su kohai no conociera, le había hecho completamente suyo.
Souichi de manera inconsciente sonrió, no podía imaginarse una vida sin su kohai, ese tonto le hacia sentir raro, pero no le molestaba, ya no, el pasar tanto tiempo juntos como amigos y compartiendo el celo de cada uno hizo que se acostumbrara a su presencia.
—Te amo, sempai
—Idiota—
Ambos se durmieron con una sonrisa en sus labios sin saber que pronto algo cambiaría su mundo.
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En la facultad de ciencias agrícolas, los estudiantes que caminaban por los pasillos de esa facultad no dejaban de mirar de manera preocupada la puerta en donde se encontraba el laboratorio número dos, ¿la razón?, se escuchaban discutir a dos alfas, los estudiantes reconocieron la casta por el aroma denso y pesado, la mayoría de las veces las peleas entre alfas terminaban con uno de los involucrados en el hospital.
—¡Sempai, estás exagerando!
—¡Será mejor que te calles sino quieres que te golpee!
—¡Sabes bien que eso no pasará!
—¡¿Qué dijiste?!
Como otras veces, dos jóvenes alfas no paraban de discutir, dar sus opiniones y volver a discutir nuevamente, esta vez respecto a un tema que los estaba atormentando últimamente.
Morinaga estaba con el ceño fruncido mientras miraba a su terco sempai seguir con sus experimentos, quien había dando por terminada la discusión a pesar de no estar de acuerdo con sus términos.
El alfa peliazul se estaba hartando.
—No seas tan terco, ¿por cuánto tiempo piensas ocultar lo que tenemos? —usó un tono un poco mas suave de voz, no quería enfadar más a su sempai, internamente pedía tener mas paciencia con él.
—Sabes muy bien que lo que hacemos es mal visto, éstas loco si crees que se los diré a mi familia.
—Entonces piensas seguirme ocultando, te avergüenzas de mí—no era una pregunta, sino una afirmación, algo que descolocó al alfa de cabellos largos
—¡Claro que no!, no es eso, es solo que… yo….
—¡Olvídalo!—no lo dejó terminar, estaba cansado de escuchar siempre las mismas escusas—ya lo hablaremos mas tarde, en estos momentos terminemos con el proyecto pendiente—sentenció mirándole con cierto reproche y algo de decepción.
—¿Morinaga?—esa actitud preocupó al sempai, pero trató de no demostrarlo.
Últimamente la tensión era mas palpable entre los dos, una de clara incomodidad debido a que uno de los dos quería tener algo mas serio, todo debido a un simple comentario de un alfa que deseaba que el mayor de sus hijos formara pronto una familia.
El kohai se regañaba mentalmente por su actitud con su sempai, él no había querido sonar tan cortante, pero las discusiones de las últimas semanas lo estaban abrumando, nunca imaginó que la última reunión que hubo con la familia Tatsumi le causaría tanta amargura.
El solo recordar como Tatsumi Souji, padre de su sempai, decía que soñaba que el mayor de sus hijos formara su propia familia y brindara a la manada muchos cachorros le entristecía. El ser ambos alfas machos, la posibilidad de tener cachorros propios es prácticamente nula. Le dolía y más aun que Souichi todavía no parecía ser consciente de todo lo que habían compartido por cinco años.
Ya no quería ser solo visto como el amigo y asistente de su sempai.
Por otro lado, Souichi se estaba desesperando por las inquietudes de su kohai, el que las discusiones fueran mas seguidas le fastidiaba, no quería hablar de nada que tuviera que involucrar la palabra descendencia, solo quería estar cómodo con sus experimentos y con la compañía amorosa de Morinaga, solo eso, no tenía cabeza para nada mas.
No se daba cuenta de que el solo ignorar el problema le ocasionaría más molestias.
Los días fueron pasando y el ambiente que los rodeaba estaba lleno de amargura, ¿la razón?, Souji había pensado que era buena idea presentarle una linda omega a su huraño hijo, esto causó malestar en el alfa de cabellos largos e incomodidad en Morinaga, este sentía que estaba llegando al limite de su paciencia.
Celos, eso era lo que había sentido Morinaga cuando conoció a la linda omega de clase uno que no dejaba de tratar de llamar la atención de su sempai, y es que, ¿cómo podía competir con una omega?, los de esa casta eran lindos por naturaleza y podían ofrecerle los cachorros que tanto parecía exigir el padre de Souichi.
—¿Te sientes solo, Morinaga-san?—preguntó una chica alfa que no dejaba de observar el rostro serio del alfa de cabellos azules.—porque si deseas, puedo ofrecerte compañía—habló seductoramente mientras se sentaba al lado del macho alfa.
Ambos jóvenes se encontraban en la cafetería en esos momentos.
—No, gracias—respondió de mala gana, reprendiéndose después por su actitud cortarte con la mujer alfa, ella no tenía la culpa de su estado de ánimo.
Pero eso no pareció molestar a la mujer, mas bien hizo todo lo contrario, le atrajo aun mas.
No era extraño ver últimamente a una mujer alfa tratar de seducir a un varón de su misma casta, y es que para las féminas alfas les parecía mas excitante revolcarse con un alfa que con un omega o beta por el solo hecho de que un macho alfa les daba mas pelea en la cama, no se comparaban con los débiles betas o los sumisos omegas, querían mas desafíos.
La chica alfa estaba interesada en Morinaga, apenas lo vio quiso someterlo y hacerlo suyo, le parecía un hombre apuesto, con un aroma suave, pero no débil, uno que le daba la impresión de que en la intimidad era todo un animal en la cama.
Ella quería ver eso.
—¿En serio?, yo puedo ayudarte—cada vez ella se acercaba al rostro para sentir el aliento del alfa mientras una mano comenzaba a acariciar uno de los brazos de este.—soy buena en eso.
Morinaga frunció el ceño ante ese comentario, parecía haberse dado cuenta de las intensiones de la chica, no solo por la forma como era observado sino también porque comenzó a percibir las feromonas que ella emanaba.
Esa mujer estaba excitada, algo le decía que estaba a pocos días a entrar en celo, eso le incomodó, él no estaba para nada interesado en ella, si bien estaba enojado con su sempai, eso no significaba que le iba a ser infiel. Justo cuando iba a dejarle en claro que no quería nada con ella, alguien se le adelantó
—¡Morinaga!—
Ambos alfas voltearon para ver al causante de aquel grito que parecía tener también un gruñido, apenas lo vieron no pudieron evitar tragar saliva debido al aura oscura que emanaba Souichi como clara señal de que se encontraba realmente furioso.
—Tatsumi-san, yo….— Trató de hablar la mujer alfa, pero un gruñido por parte de Souichi la calló de inmediato.
—Es hora de irnos, tenemos mucho trabajo que hacer—habló Tatsumi ignorando a la chica alfa, no quería verla—rápido, no hay tiempo que perder. —sin previo aviso tomó a Morinaga de su camisa y lo arrastró al laboratorio, no soportaba estar mas tiempo cerca de esa mujer, además el que la alfa estuviera coqueteando con su kohai le daban ganas de correrla a patadas de lugar.
Morinaga se dejó arrastrar por Souichi, se dio cuenta que no era bueno por el momento desafiarlo, aunque interiormente no pudo evitar reír, se había dado cuenta de los celos de su sempai.
Ambos alfas se fueron de la cafetería dejando sola a la mujer, ella no era tonta, se había dado cuenta del por qué de la actitud gruñona de Tatsumi hacia su persona.
—Está celoso, quién lo diría—susurró
Para ella no fue difícil entender que había algo entre Tatsumi y Morinaga, no solo con ver los celos del alfa de cabellos largos, sino que también por el aroma que había captado en Morinaga, este poseía pequeñas muestras del aroma del otro alfa en su cuerpo, lo logró percibir, un aroma que significaba que se habían acostado esos dos.
Un aroma algo débil, pero que su olfato de alfa reconoció de inmediato, ella solo soltó un resoplido al darse cuenta de que Morinaga ya estaba saliendo con alguien, la mujer alfa perdió el interés de inmediato, no volvería a seducir a Morinaga mientras este tuviera dueño.
Mientras en el laboratorio, dos alfas comenzaron a besarse. Tatsumi había aprovechado para estampar a su kohai en una pared para besarlo, quería deshacerse de cualquier aroma que no fuera el suyo. Quería que Morinaga oliera a él.
—Sempai…-
Morinaga sabía que su sempai estaba celoso, lo había captado en su aroma, esa era la razón por la que el alfa rubio-platinado había tomado la iniciativa por besarlo. Todavía se sentía molesto con él, pero el tenerlo tan apasionado hizo que esa molestia disminuyera poco a poco.
Souichi se sentía molesto, mientras besaba a su kohai recordaba a la mujer acercándose peligrosamente a su alfa, porque Morinaga era su alfa y por tanto nadie tenía derecho a intentar seducirle. Otra cosa que también le enfadaba era el hecho de que su kohai no lo había tocado por tres semanas, tres malditas semanas que no habían tenido intercambio de aromas, que no había calmado su calentura. Se encontraba frustrado, colérico y ahora también celoso. Se encargaría de impregnar en el cuerpo de Morinaga su esencia, era lo mínimo que tenía que hacer, le iba a enseñar al idiota que tiene por asistente que no puede hacerlo a un lado.
—¡Aghh!—gimió sorprendido Morinaga cuando sintió los dientes de su sempai marcar su cuello, eso era algo que el mismo Souichi había prohibido, pero tal parecía que lo había olvidado.
Tatsumi movía sus caderas mientras se entretenía besando, chupando, mordiendo el cuello de su kohai, estaba tan segado por sus celos que no se daba cuenta de que estaba dejando marcas difíciles de ocultar, marcas que tenían muestras de su propio aroma.
Marcas que Morinaga no podría ocultarlas por un buen tiempo y que claramente exponían a puertas abierta su extraña relación.
Ambos miembros se rozaban, se podía ver claramente las erecciones de ambos penes. Fue rápido, de un momento a otro, Souichi tumbo a su asistente al frio piso, le bajó el pantalón y la ropa interior, preparándolo de manera apresurada y penetrándolo con casi nada de delicadeza haciendo oídos sordos a las quejas del alfa que estaba sometiendo.
Morinaga ahogó sus gemidos, hizo lo posible por no gritar, estaba consciente en donde se encontraban, recordaba cada una de las advertencias anteriormente dichas por su sempai. No serían descubiertos por su culpa, porque él no había iniciado ese encuentro, su sempai tendría que hacerse responsable de sus actos.
Porque algo le decía que su sempai se arrepentiría por tomarlo y le regañaría por eso.
El alfa de cabellos largos embestía con fuerza mientras marcaba toda la piel que tenía a su alcance, estaba cegado por los celos, solo quería demostrar su autoridad sobre ese cuerpo que estaba torturando de placer. Los gemidos ahogados de su kohai le encantaban, pero le gustaban aun más cuando eran fuertes y llenaban la habitación donde intimaban. Quería hacerle gritar su nombre.
Así que salió del interior del alfa sin previo aviso para después enterrarse muy profundo en su ser, tomando totalmente por sorpresa al joven alfa de cabellos azules.
—¡AAaaaaggghhhhhhhh!—Morinaga soltó un fuerte grito de placer, sus ojos se llenaron de lágrimas al no poder contener las sensaciones que esa estocada le habían producido.
El orgasmo le llegó poco después de eso.
El otro alfa dio unas cuantas estocadas mas y se corrió en el interior del mas joven llenándole con su semilla, aquella que no pudo salir del interior del kohai porque un nudo se lo impedía.
Souichi, completamente exhausto, cayó rendido sobre el tembloroso cuerpo de su asistente, este trataba de regular su agitada respiración y volver la cordura a su mente, algo le decía que una nueva discusión se avecinaba.
El alfa de cabellos salió con cuidado del interior del otro alfa con el rostro totalmente avergonzado por lo que había hecho, ahora que la razón había de nuevo tomado el control de su mente, se comenzó a cuestionar del por qué de sus acciones.
Lo había hecho, había tomado casi a la fuerza a su asistente, lo había sometido y no había dudado ni un segundo en penetrarlo a pesar del peligro de ser descubiertos.
De ser vistos.
De ser señalados.
—Esto no puede estar pasando…—susurró con miedo mientras se ponía de pie y se comenzaba a limpiar su tembloroso cuerpo, a eliminar cualquier rastro de lo que había hecho.—yo… yo no pude…
Morinaga por su parte miraba con cierta decepción las acciones de su sempai mientras de manera silenciosa se limpiaba para después volver a vestirse evitando ignorar el dolor en sus caderas y en su parte baja.
Una vez arreglados y de haber limpiado todo el desastre, ambos alfas se sumieron en un incomodo silencio. Morinaga quería preguntar, pero no sabía exactamente como iniciar la plática sin hacer enfadar a su sempai, este en cambio, buscaba justificar sus acciones, pero al no encontrar una razón, lo que hizo fue culpar a su compañero por eso.
—¡Maldición! ¡Esto pasó por tu culpa!
Morinaga solo suspiró con frustración apenas escuchó la queja, ya había comenzado su sempai a regañarlo.
Por alrededor de media hora, Souichi no hizo otra que quejarse y culpar a su kohai por lo sucedido, por la marca en el cuello de este y por la posibilidad de que alguien los haya escuchado intimar. El alfa de cabellos largos tenía miedo de que descubrieran que estuvo teniendo sexo con un macho alfa por cinco años, una relación que no era bien vista porque no producía descendencia.
Souichi trataba de buscar una salida a sus problemas sin darse cuenta de la mirada seria que su kohai le dirigía, cada una de sus palabras y sus acciones habían sido analizadas por el alfa de cabellos azules. La paciencia de Morinaga se estaba acabando.
—¡¿Es que acaso te piensas quedar callado y parado como una estatua?!—gruñó el sempai al percatarse que su asistente solo se le quedaba mirando con mala cara—¡Di algo maldita sea!
—¡¿Ya terminaste de culparme por todo?!—gruñó Morinaga
El de ojos miel se sorprendió por la forma como se expresó su amigo, había notado el enojo en su voz.
—No me hables de esa manera, Morinaga—uso una voz mas ronca mientras soltaba sus feromonas buscando intimidar al otro alfa, no le estaba gustando para nada la actitud rebelde de su kohai.
—No trates de culparme por todo cuando claramente fuiste tú quien nos metió en este embrollo—sentenció, estaba enojado, cansado y decepcionado—o es que acaso olvidaste que me marcaste a pesar de que eso nunca debía de pasar, que el sexo en el laboratorio estaba prohibido, ¡¿Eh?!—hablaba levantando su voz con claro signo de protesta, esto estaba asustando a Souichi pues temía que la discusión se escuchara fuera del laboratorio.
—¡Morinaga, cállate!—el kohai se calló, pero seguía teniendo una mirada de reproche— Debemos buscar una forma de ocultar la marca en tu cuello.—trato de calmarse, necesitaba encontrar una salida para ocultar la marca y el aroma que desprendía.
Pero, ¿cómo ocultar algo tan evidente?
Esta era la primera vez que sentía que no encontraría una solución. Cuando los demás estudiantes vieran la gran marca en cuello en su kohai y lo olfatearan, no dudarían en señalarlo como el causante de dicha mordida. Todos se enterarían el tipo de relación que tiene con su asistente y no habría manera de negarlo.
Estaba mas que jodido.
Morinaga pudo captar el estrés que se estaba acumulando en el cuerpo de su sempai, su aroma se lo decía, inconscientemente toco su cuello, justo donde Souichi lo había mordido, le dolía, se había sorprendido que no le hubiera sacado sangre, pero aun así la marca era tan notoria y llamaría la atención de cualquiera que lo viera.
A él le encantaba la idea de ser marcado por su sempai, pero desgraciadamente este no compartía ese mismo sentimiento.
¿Acaso siempre sería así su relación?, ¿con citas a escondidas?, ¿con encuentros sexuales que no quedaban huella en sus cuerpos porque se encargaban de borrar cualquier rastro del aroma del otro y porque evitaban marcarse mutuamente?
El joven alfa no quería seguir con lo mismo, quería poder llamar a su sempai como suyo sin que este se avergonzara por ello.
—Sempai, ¿no sería mejor dejar de ocultar lo que tenemos?—la voz de Morinaga era suave, trataba de trasmitirle calma a su sempai, pero esa pregunta hizo que se alterara más.—¿no crees que cinco años ya son mas que suficiente para…?
—¡Estas loco!—gruñó mientras mostraba claramente su indignación en su aroma y en su mirada—¡primero muerto antes de que se enteren de que me acuesto con un alfa!—se notaba alterado, pues todavía no encontraba una solución para evitar que lo relacionen con su kohai y este se atrevía a preguntarle tal estupidez.—En vez de estar pensando en tonterías, mejor busquemos una forma de ocultar esa marca en tu cuello, tal vez si…
Morinaga ya no escuchó más, no podía, porque en su cabeza se repetía una y otra vez lo anteriormente dicho por su sempai. Le había dolido tanto su rechazo.
Tenía unas enormes ganas de llorar y al mismo tiempo unas ganas de partirle la cara a su sempai. Pero era un alfa y como tal no se iba a doblegar, no se iba a humillar, no iba a mostrarle lo afectado que se sentía.
Volvió a prestar atención a Souichi, este seguía buscando una forma de ocultar lo que tenían. Suspiró largamente, no entendía como pudo enamorarse de alguien tan terco como él. Decidió que ya estaba cansado de discutir, así que se dirigió a la salida del laboratorio no sin antes darle a su sempai una forma de salir del embrollo.
Una manera que no le agradaba, pero que ayudaría a Souichi con sus temores de ser descubiertos
— No te preocupes por tu reputación de alfa, porque será otro el causante de la marca que me dejaste.
—¿Qué me tratas de decir?—algo le decía que no le iba a gustar lo que su kohai planeaba hacer.
—Buscaré a alguien que me muerda, será otro el que tomará la responsabilidad, así no te mirarán como el culpable de la marca en mi cuello—habló con firmeza—lo que hemos tenido por cinco años seguirá estando oculto.
Souichi entendió el plan de su kohai, no podría ocultar la marca en el cuello, eso ya lo había aceptado, pero podía hacer responsable a otro por dicha marca.
Era una buena idea, pero aun así no le gustaba.
—¡Me niego!, debe haber otra manera, solo debemos seguir buscando, yo…
—No la hay y lo sabes muy bien—sentenció—solo será una mordida así que no te preocupes tanto.
—Pero las personas te mirarán raro, ¿desde cuándo un alfa es visto marcado?, se burlarán de ti…
Ante esas palabras el semblante de Morinaga se suavizó mostrando una leve sonrisa, algo que hizo sonrojar al otro alfa.
—Puedo hacerle frente a eso—caminó hacia su sempai y lo abrazó, había recordado la razón por la que todavía seguía amando a su sempai—no es la primera vez que me enfrento a este tipo de situaciones—sonrió nostálgicamente
—¿Morinaga?
El nombrado no dijo nada mas, solo le besó tiernamente y se fue del laboratorio dejando solo a un alfa que se sentía extrañamente avergonzado. A pesar de haber compartido con su kohai mucho más que un beso, eran actos tan simples como esos los que hacían latir su corazón.
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Morinaga realmente no había esperado encontrarse con su viejo amigo cuando entró al apartamento a descansar.
—Tetsuhiro, lamento haber venido sin avisar, sé que tienes problemas con tu actual pareja, pero es que no sabía a quién mas recurrir, yo…
—No tienes por qué disculparte, Masaki-san, siempre serás bienvenido. —interrumpió al omega para que dejara de disculparse—será mejor que dejes tu maleta en mi habitación, seguro estás casado por el viaje desde Fukuoka, ¿verdad?—
Masaki no pudo evitar respirar con alivio y gratitud, se sentía en deuda con su querido amigo. Mientras desempacaba, había notado una marca en cuello de Morinaga, entonces creyó inocentemente que la situación amorosa de su amigo había mejorado.
—Ya son oficialmente pareja, ¡felicidades!
—¿Qué?
—Lo digo por la marca en tu cuello y el aroma de otro alfa que despide tu cuerpo
Morinaga se avergonzó con lo dicho por su amigo, se dio cuenta que por mas que se limpio en el baño de facultad y casi bañarse con perfume, Masaki había captado el aroma de su sempai,
Aunque había una buena razón para eso también.
Masaki era un omega de clase alta y por tanto su sentido del olfato estaba mas desarrollado que el de un alfa de la misma clase
—Te equivocas, esto fue producto de un arranque de celos—hablaba mientras señalaba la marca—Él no tiene pensado hacer formal lo que tenemos—lo dijo con un timbre triste de voz, no le gustaba mostrarse vulnerable, pero sentía que podía ser completamente sincero con su amigo, pues Masaki lo conocía bien, habían sido amigos por tanto años, su amistad era tan fuerte que incluso después de haber sido pareja por casi dos años, su amistad no se debilitó, existía la confianza entre ellos.
Masaki Junya fue su primer amor, su omega, con quien creyó formaría su manada y tendría muchos cachorros, pero después de estar juntos alrededor de dos años he incluso el tener el consentimiento de sus padres, decidieron terminar y seguir siendo solo amigos, se habían dado cuenta que se llevaban mejor como amigos que como pareja, además que el omega parecía confundido cada vez veía a Morinaga Kunihiro.
Ser un omega de clase alta le hacia ser mas selectivo a la hora de conseguir pareja, y Morinaga sabía que tanto él como su hermano Kunihiro eran buenos candidatos a ser su alfa.
Masaki había decidido hacerles caso a sus instintos y no a su corazón, porque eso era lo que le habían enseñado desde pequeño. Por eso había aceptado los cortejos del menor de los hermanos, el ser su omega, el dejarse marcar y anudar por casi dos años, porque Morinaga Tetsuhiro le brindaba el cariño y la aceptación que tanto tiempo había buscado.
—Cuéntame, tal vez pueda ser de ayuda.— habló el omega mientras se sentaba en la cama.
Morinaga dejó lo que estaba haciendo y se sentó a su lado. Comenzó a contarle lo que había sucedido con su sempai, el cómo lo mordió, las posibles causas, las peleas constantes debido a un comentario del padre de Souichi, la inseguridad que últimamente estaba sintiendo, todo bajo la atenta y preocupada mirada del omega que había tomado sus manos en señal de apoyo, gesto que agradeció el alfa.
—Si que estás metido en un gran lío, esa marca en tu cuello es bastante notoria y difícil de ocultar, además que tus encuentros clandestinos dejan huellas en tu aroma, has tenido suerte hasta ahora que los omegas y los alfas de tu facultad no se hayan dado cuenta, pero será solo cuestión de tiempo para que comiencen a sospechar, eso si es que ya no lo están haciendo.
—Lo sé, creo que sempai es el único que piensa que puede seguir ocultando nuestros encuentros— suspiró con frustración, estaba cansado de la situación—pero no es tan fácil, al menos no para mí que estoy siempre rodeado de personas, él por su carácter aleja a todos, pero yo no puedo hacer lo mismo.
—Entonces, ¿vas a buscar a un alfa para que te muerda?
—No tengo de otra, eso ayudará a que el aroma de sempai se oculte.
—¿Pero por cuánto tiempo?, ¿una semana, un mes?
Morinaga solo bajó la cabeza, ni él sabía por cuanto tiempo podría ocultarlo, la sola idea de dejarse morder por otro alfa le asqueaba, no quería hacerlo, pero entonces, ¿cómo ayudar a su sempai?, ¿Cómo ocultar su aroma?
—¿Y si es un omega?— preguntó Masaki, y al ver que el alfa no entendió la pregunta, le explicó—No necesariamente tiene que ser un alfa el que te tiene que morder, también puede ser un omega, recuerda que ambas castas tienen aromas fuertes.
—Sempai es un alfa de clase uno, le tendría que pedir a un omega de la misma clase para esto— susurró para si mismo, pero sabía que su amigo le había escuchado—¿qué me tratas de insinuar, Masaki-san?
—Creo que no hay necesidad de que te lo explique—sonrió el omega mientras se acercaba al cuello del alfa, este se incomodó mas no alejó a su amigo, incluso le dejó el acceso libre para que viera mas de cerca la marca de su cuello, pues había entendido cuales eran sus intenciones.—tu sempai te mordió con mucha fuerza— susurró mientras olfateaba el cuello del alfa, el aroma de Tetsuhiro le gustaba, siempre le gustó—Pero no con la suficiente para hacerte sangrar—soltó un gruñido.
El alfa de cabellos azules cerró los ojos con fuerza mientras sentía los dientes de su amigo rasgar su piel, morder donde se localizaba la marca que le dejó su sempai. Apretó con fuerza las sábanas de su cama, pues la mordida le había dolido mucho, pero gracias a eso su sempai no sería señalado como el culpable de ese acto.
La mordida del omega había hecho sangrar al alfa, pero este no se molestó, pues ya conocía por experiencia propia lo que su amigo era capaz de hacer cuando mordía. Masaki, en modo de disculpa, comenzó a lamer la herida hasta que dejara de sangrar.
—Es suficiente, Masaki-san, gracias— dijo Morinaga para que el omega dejara de lamer su herida, pues le hacía sentir incómodo.
—Lo siento, creo que me dejé llevar por los recuerdos.
El alfa no respondió, se puso de pie y se fue directo al baño para poder ver la nueva marca en su cuello, la cual tenía el aroma del omega impregnado.
Masaki se recostó en la cama mientras se regañaba por lo sucedido, si bien su idea era para ayudar a su amigo, una parte de él sentía celos por el sempai.
Para el omega, Tetsuhiro era un buen alfa, uno que le cuidó y le trató con cariño por tanto tiempo, y que cuando se hicieron pareja eso fue aún más profundo. Y extrañaba eso, aquellos días cuando podía decir lo que pensaba sin temor a ser castigado, a la libertad que sentía y a la seguridad de saber que su alfa lo quería por lo que era y no por ser un omega.
Extrañaba sentirse amado.
—¿Por qué no me enamoré de ti?—
—Porque aun amas a mi hermano…—
La respuesta del alfa tomó por sorpresa a Masaki quien rápidamente se sentó en la cama para poder ver a su amigo, la mirada de Morinaga no tenía reproche, pero eso no le hacia sentir bien.
—Deja de torturarte, sabes bien que no estoy molesto contigo—habló con tranquilidad, el alfa
—Deberías de estarlo, por mucho tiempo confundí mi amistad con amor, no fui un buen omega ni tampoco un buen amigo.
El ambiente se había vuelto algo pesado para ambos jóvenes, pero eso no hizo callar al alfa de cabellos azules.
—¿Me dirás que te hizo huir esta vez?—le dijo mirándole fijamente, algo que hizo cohibir a Masaki— sé que mi hermano puede llegar a ser muy cruel con sus palabras en ocasiones, pero eso solo lo hace cuando algo le perturba demasiado— cambió su semblante serio a uno comprensivo, no quería seguir intimidando a su amigo— él te ama, pensé que había sido claro con eso.
—Pero Kunihiro no confía en mí—susurró con la voz entrecortada— él cree que sigo enamorado de ti.—
—¿Por qué ha llegado a esa conclusión?
—No lo sé, no me lo quiso explicar, le pedí conversar sobre sus inquietudes, pero no quiso escucharme, su aroma alfa estaba demasiado denso y me asfixiaba, me sentía completamente fuera de lugar—comenzó a llorar, esto hizo preocupar a Morinaga— me dio miedo por un momento…
—¿Él te lastimó? —
—No, pero se fue de la casa sin decir nada.
—Seguro se fue a calmar sus emociones— suspiró mientras se acercaba al omega y le limpiaba las lágrimas con sus dedos— como alfas podemos tornarnos algo violentos, me alegro que mi hermano sepa controlarse, ¿pero qué sucedió después?— preguntó estando de pie frente al omega
—Tomé mi maleta y salí de casa sin tener una idea clara de a dónde ir al inicio, pero cuando estuve mas calmado decidí buscarte.—
—Escapar no solucionará tus problemas.
—Eso lo sé, pero no sabía que mas hacer.
—Tendrás que hablar con mi hermano tarde o temprano, por ahora descansa, puedo oler el estrés en ti y eso no es bueno para tu salud.
Masaki asintió y agradeció lo comprensivo que era su amigo. Por otro lado, Morinaga entendía a su amigo, pues muchas veces se sintió asfixiado en su hogar en Fukuoka; sus padres y su estricta educación le llenaban de amargura y un deseo de escapar, de huir se le presentaba con frecuencia, pero no lo hacia…
Porque un alfa no tiene permitido escapar, siempre tiene que mirar con la cabeza en alto sin mostrar miedo alguno. Estaba seguro que su hermano estaba sintiendo una sensación similar.
Después de que se pusieran a preparar algo rápido para la cena, platicar como los viejos tiempos, el omega se fue a dormir, pues realmente se encontraba cansado y triste por su pelea con Kunihiro, pero no iba a negar que la compañía de su amigo le había hecho sentir mucho mejor.
Morinaga se quedó a meditar la situación, estaba preocupado por su hermano también, sabía lo mucho que Kunihiro quería al omega incluso desde mucho antes que de que este se diera cuenta. Recordaba lo mucho que sufrió Masaki cuando se enteró del compromiso de su hermano y lo desconfiado que se sintió cuando Kunihiro le pidió permiso para cortejarlo.
—Hermano, ¿por qué no te das cuenta de lo mucho que te ama Masaki-san?—
Pasó tan solo unos minutos y el celular que se encontraba en la mesita de la sala comenzó a sonar, el alfa sospechaba de quien se trataba, ya había esperado esa llamada.
—Hermano…
—Tetsuhiro, necesito saber si Masaki se encuentra contigo—
Se escuchaba la voz seria de Kunihiro al otro lado de la línea, como si nada hubiese pasado, pero Tetsuhiro pudo captar cierto nerviosismo en su voz.
—¿Por qué lo preguntas?, ¿qué fue lo que pasó? —Morinaga sabía que estaba siendo algo cruel al hacerle esas preguntas a su hermano y hacerle creer como si no supiera del paradero del omega—
—Él se fue, me dejó, lo he estado buscando por todas partes, he estado llamando a todos sus conocidos y pues… yo… pensé que tal vez…—
La voz del alfa de cabello castaño se estaba entrecortando, esa fue señal para el otro alfa de acabar con la tortura
—Está conmigo, así que deja de preocuparte tanto—
—¡¿Por qué no comenzaste por decirme eso primero?!, ¡¿tienes idea de lo preocupado que estoy?!
Había enojo, rabia, pero sobre todo indignación por parte del alfa de Masaki, pero eso no intimidó ni un poco a Tetsuhiro, ya estaba bastante acostumbrado a lidiar con ese tipo de tratos por parte de su familia, además que él mismo se encontraba molesto con su hermano mayor.
—Iré a tu apartamento, estaré más tardar mañana en la tarde, no dejes que se…—
—Antes que hagas una locura, necesito que enfríes tu cabeza—Morinaga interrumpió lo que el otro alfa trataba de decir, sabía lo que le pediría
—¿De qué hablas?
—Masaki-san no se siente bien, es claro que la discusión de la que me habló no ha sido la primera, huele a estrés, pude ver que ha bajado de peso incluso muestra claras señales de no haber dormido días, ¡qué clase de alfa deja a su omega en esas condiciones!
—¡Tetsuhiro, no me levantes la voz!, ¡no hables como si fueras un experto en el tema!
—No lo soy, pero en todo el tiempo que llevo conociendo a Masaki-san, es la primera vez que lo veo tan demacrado—pudo escuchar un jadeo del otro lado de la línea—no te pediré que me cuentes tu versión de los hechos, solo quiero que Masaki-san recupere fuerzas mientras tratas de calmar tus inseguridades para que puedas hablar con él, yo lo cuidaré mientras tanto, ¿te parece bien?
Hubo un largo silencio en la otra línea, pero después de rato, Kunihiro respondió.
—Lo intentaré…
Fue lo último que escuchó de su hermano antes de colgar, sabía que había pateado su orgullo de alfa, pues a ningún alfa le gusta que le recalquen sus errores y menos que le digan cómo deben cuidar de su pareja.
Mientras recordaba la corta plática que tuvo con su hermano, Morinaga entró a su habitación y pudo ver la figura del omega durmiendo plácidamente en la cama, aunque Masaki se había negado al comienzo, logró convencerlo para que durmiera en la cama y no en el futón.
—Sempai—susurró, no sabía cómo iba a reaccionar cuando le presentara a su amigo, porque eso iba a hacer, no quería que se hiciera una idea equivocada y malinterpretara la situación como muy seguramente harían la mayoría de los estudiante y profesores de la facultad cuando captaran el aroma de omega junto con la marca en su cuello.
—Buenas noches, sempai—fue lo último que susurró antes de irse a dormir.
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Souichi apenas entró a la facultad pudo escuchar los cuchicheos de los estudiantes, prefirió ignorarlos y seguir su camino directo al laboratorio para encontrarse con su kohai, había recibido un mensaje a primera hora de su asistente el cual decía que ya había solucionado el problema de la marca, esto claramente no le hizo ninguna gracia.
—Más te vale que no hayas hecho ninguna estupidez—gruñó ya estando a unos pasos del laboratorio dos.
Apenas abrió la puerta, lo primero que vio fue a su kohai frotando sus mejillas con un omega que nunca antes había visto.
—¡Morinaga!
Gritó mientras cerraba la puerta con fuerza y se acercaba peligrosamente a sus asistente con clara intención de querer separarlo del omega que se encontraba aferrado a su cuello.
—¡¿Quién demonios eres?!—volvió a gritar, pero esta vez su ira iba dirigida al omega que se asustó por la actitud del alfa de cabellos largos.
—Sempai, no es lo que piensas, Masaki-san es solo un buen amigo y la persona que me está ayudando a ocultar tu aroma y la marca que me dejaste.
—¡¿Qué?!—
—Así es, Tetsuhiro ya me explicó la situación, mi nombre es Masaki Junya, lamento los problemas que pude haber causado—habló un poco nervioso el omega, pero ya no tan sorprendido por la actitud del sempai de su amigo, pues Morinaga ya le había explicado cómo era cuando se enojaba.
Internamente se preguntó cómo hacia su amigo para someterlo en la cama.
—Yo soy Tatsumi Souichi—se presentó mostrando cierta molestia por el omega, no le agradaba porque le había visto demasiado pegado a Morinaga y además le había llamado por su nombre de pila. Había notado demasiada confianza con su kohai.
—¿Sempai?
Souichi le hizo una señal al otro alfa dándole a entender que quería hablar a solas con él y que su amigo omega estaba sobrando en esa habitación. Morinaga le dijo algunas cosas a Masaki, este entendió y se despidió de ambos alfas dándoles la privacidad que buscaban.
Ya una vez solos, Souichi explotó
—¡¿Por qué le contaste nuestra situación a un omega?!, ¡¿en qué mierdas pensabas para dejarte morder por él?!—Gruñó mientras llenaba con sus feromonas toda la habitación—¡¿Tienes idea de lo pensaran los demás cuando te huelan?!
—Sempai, escucha...
Pero Souichi le interrumpió, no estaba de humor para escuchar alguna de las tonterías que planeara decir su kohai
—¡Ahora mismo te vas al baño y te sacas ese maldito aroma de omega!—le ordenó mientras señala la puerta y le fulminaba con la mirada—y no pienses en regresar hasta que ese olor desaparezca.
Souichi estaba enfadado, pero, sobre todo, se sentía traicionado, porque el oler un aroma que no le pertenece en el cuerpo de su kohai, asistente y alfa, le irritaba. Morinaga no tenía permitido llevar el aroma de cualquier fulano sin su permiso, y el aroma de omega de Masaki no era aceptado por su sensible olfato y por ende no debería mezclarse con el aroma de Morinaga, claro que no.
Era inaceptable.
Pero Tetsuhiro no compartía su opinión.
—No lo haré
—¡¿Qué dijiste?!—estaba perdiendo la paciencia
—Lo que escuchaste, no pienso obedecerte esta vez, sempai
—¡¿Es que acaso te gusta ese omega o es esta tu maldita forma de molestarme por la omega que me estuvo siguiendo a todos lados?!, ¡responde maldita sea!
Dijo mientras sujetaba de manera brusca la camisa de su kohai, quería explicaciones porque se sentía extrañamente inseguro y eso no le gustaba.
Odiaba la inseguridad.
—Masaki-san es un buen amigo de mi ciudad natal, jamás lo usaría para molestarte—hablaba calmadamente mientras tomaba las manos de Souichi y las retiraba de su camisa—Yo te amo, no dudes de mis sentimientos.
Ante esas palabras, el alfa de cabellos largos se sonrojó, pero no se apartó del agarre de su kohai, se sentía extrañamente cómodo.
El alfa mas joven, al percatarse que su sempai había bajado su mal humor, se le acercó para poder abrazarlo con fuerza, acto que tomó desprevenido a Souichi, pero que no rechazó.
Souichi al estar tan cerca de su kohai pudo ver la marca en su cuello, esta se encontraba inflamada, esa marca era nueva, era la del omega pues podía sentir claramente su aroma en ella, entonces recordó la forma como los encontró.
—¿Sempai?
Morinaga no podía creer lo que su sempai estaba haciendo. Su Souichi estaba frotando su mejilla con la suya de una manera que daba a entender lo unidos que eran, pues lo hacía mientras soltaba sus feromonas. Eso le hizo feliz, era la primera vez que su amado alfa le brindaba ese tipo de cariño, uno que tanto anhelaba, así que correspondió el gesto de manera silenciosa, pues temía que su sempai se avergonzara de lo que estaba haciendo y saliera huyendo del lugar.
—Sem… pai…
Fue involuntario, pero la forma como llamó a Souichi hizo que este se tensara y su lado posesivo aumentara.
La voz ahogada de Morinaga le había encantado, esa manera de llamarle mientras jadeaba era una de sus debilidades, quería escuchar mas de esa exquisita voz, más, mucho más.
—Morinaga…
Este entendió lo que su alfa quería y no opuso resistencia, todavía era temprano y no habían muchos estudiantes, además que la habitación todavía se encontraba impregnada el aroma del omega, eso ayudaría a ocultar lo que iban hacer en esos momentos.
—Morinaga...
Fue lo último que escuchó el joven alfa antes de dejarse poseer por su sempai.
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—En serio, ¡todavía no puedo entender cómo es que han ocultado su relación por cinco años si USTEDES FOLLAN COMO CONEJOS!— habló bastante sorprendido Masaki cuando entró al laboratorio nuevamente, el lugar apestaba a sexo.
—¡Cállate!, no hemos pedido tu opinión—Souichi respondió un tanto avergonzado por la forma como era observado por el omega, no había esperado que terminaría anudando a su asistente tres veces seguidas haciendo que irremediablemente el aroma a omega no fuera suficiente para ocultar lo sucedido en el laboratorio.
—Pero bien que pides mi ayuda para limpiar tus desastres carnales, ¿verdad?—se burló Masaki por lo gracioso de la situación mientras limpiaba el piso del laboratorio, ni loco se acercaría a esa mesa de trabajo.
—¡Yo no pedí tu ayuda!, ¡fue Morinaga el que lo hizo!
—Después de saciarte con su cuerpo…
—¡Masaki-san!— gritó avergonzado Morinaga por lo atrevido que era su amigo con sus comentarios y también porque no quería que se armara una verdadera pelea ente su sempai y el omega—
Souichi quiso gritarle al omega, pero la mirada severa de su kohai lo detuvo, no quería pelear con él, no después de haberlo hecho suyo de una manera tan sublime, quería volver a repetirlo, le había encantado las expresiones de placer que hacia Morinaga mientras lo embestía sobre la mesa.
—Calma tus hormonas, Tatsumi-san—las palabras del omega hicieron volver a la realidad al alfa de cabellos largos sacándolo de sus sucios recuerdos—si sigues con eso no podremos eliminar por completo el aroma a sexo de esta habitación.
Ese comentario hizo enrojecer todo el rostro de Souichi, incluso sus orejas habían cambiado de color por lo avergonzado que se sentía, él no se consideraba un alfa pervertido, pero desgraciadamente sus acciones lo habían dejado mal parado frente a Masaki. Pero aun así frunció el ceño tratando de no verse expuesto.
Tanto Souichi como Masaki estaban limpiando el lugar todo bajo la atenta mirada de Morinaga quien trataba de no moverse demasiado de la silla donde se encontraba incómodamente sentado, pues le dolía su cuerpo por tanto ejercicio sexual con su sempai.
Ya una vez terminada la limpieza, Masaki comenzó a dejar su aroma en Morinaga, este se había limpiado lo mejor que pudo, pero todavía habían quedado restos del aroma de su sempai, este observaba con sus manos hechas puño el intercambio de aromas de Masaki y Morinaga, quería detenerlos, pero sabía que si lo hacía se estaría exponiendo su relación con su kohai.
Y eso era algo que no quería que fuera revelado, así que no le quedó mas que tragarse sus celos mientras los observaba.
—Ya terminé, con esto los demás no sospecharan que se han acostado.
Y era cierto, Souichi podía oler nuevamente el aroma de omega en su kohai, ese aroma que había deseado borrar con tanto esfuerzo y que por eso había sometido a Morinaga varias veces en la mesa de trabajo. Ahora no se sentía feliz con el resultado.
Masaki nuevamente se despidió de ambos alfas, estos decidieron seguir con los trabajos pendientes en completo silencio, eso debido a lo avergonzados que todavía se sentían.
En el transcurso del día, Souichi se percató de las miradas insistentes que los demás le hacían a su kohai, al principio decidió no darles importancia, pero cuando escuchó de unos estudiantes que Morinaga se había enlazado con un omega, fue que entendió.
El aroma de Masaki había funcionado.
Nadie de la facultad le culpaba de la notoria marca en el cuello de su kohai, pero habían comenzado a relacionar a Morinaga con Masaki, ahora todos los estudiantes creían que ellos eran pareja.
"Morinaga-kun, no sabía que te gustaban los omegas posesivos"
"Es el chico rubio que vimos hoy, ¿verdad?, se nota que te quiere mucho"
"¿De dónde lo sacaste?, omegas de este tipo hay pocos"
"Si te has dejado morder siendo tú un alfa, ¿quiere decir que vas en serio con él?"
"¿Piensas tener cachorros con él más adelante?"
"¿Cómo se llama?"
—¡Ya cállense!—
El grito de Souichi hizo que los jóvenes que estaban rodeando a Morinaga dejaran de hablar y se asustaran por el aura y las feromonas que el alfa de cabellos largos comenzaba a soltar con clara intención de ahuyentarlos. Ellos no entendían a qué se debía el mal humor de ese alfa quien siempre parecía ignorar a los demás estudiantes, hasta ahora. Tatsumi, a pesar de ser un alfa con un carácter fuerte, no soportó ser el centro de atención y se fue corriendo al laboratorio siendo seguido por su preocupado asistente quien trataba inútilmente de llamar su atención.
Morinaga tenía un mal presentimiento y eso le estaba perturbando.
Souichi se sentía igual o peor que su kohai
Ambos de manera instintiva sentían que su vínculo se estaba debilitando.
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Espero que les haya gustado, en el siguiente capítulo se verá el final.
Gracias por leer
Atte: Mari-chan
