Mi primera fic en español, ¡por fin! Tal vez tenga que hacer la actualización semanal ya que también tengo que estar revisando la versión en inglés. Además de que mi agenda está siempre llena... He estado muy ocupada en estos años. Así que tal vez puede hacer que la gente se ponga muy enojada cuando se trata de actualizaciones. Por otro lado, mi escritura es horrorísima a pesar de que he estado hablando español los últimos años, no aprendí muy bien lo que es la gramática porque estudié mis años de primaria en Estados Unidos... ¡No hablé español por 5 años enteros! ...Es triste. Sólo recuerden que no soy propietaria de D. Gray-Man. Oh, sí, habrá demasiadas parejas en este fic y habrá OC. ¡Disfruten!


Lenalee por fin de cumplía 17 este año, partiendo su nuevo año escolar en su nueva preparatoria, su segundo año. Una nueva ciudad, nueva vida. Todo era perfecto para empezar desde cero, junto a su hermano vivía en un pequeño apartamento en las calles de Sicilia, localizado en Italia. No era raro en absoluto para Lenalee moverse de casa en casa, de una ciudad a otra y así. Pero esta vez, era un nuevo continente, donde las tradiciones son diferentes, su etiqueta y, por supuesto, su idioma.

Antes de que Lenalee viniera a estudiar en este lugar, tomó unos cuantos cursos de italiano ya que ella había esperado está mudanza desde hace tiempo. Ella estaba lista, pero aún quedaban algunas cosas por hacer...

—Ahora gira a la izquierda con cuidado, al otro lado de la esquina cruzando esta calle. — Komui señaló hacia la izquierda una vez que Lenalee manejó a la orilla de la avenida. Lenalee pasó las manos por debajo del volante, girando a la dirección mencionada.

—Muy bien, ahora, ¡no presiones el acelerador! Haz cualquier cosa menos eso. — Declaró Komui y mantuvo su dedo hacia arriba. —Estaciónate en el borde de la acera. — Exigió su hermano, mientras que Lenalee colocaba el coche, no prestó suficiente atención a sus pies. Mientras su intención era la de presionar el freno, empujó el acelerador en su lugar.

Lenalee chirrió, el carro se movió a una velocidad totalmente diferente y absolutamente rápida. Antes de que ella se dará cuenta, al acelerar no notó que alguien caminó por delante del coche para cruzar la calle, corriendo sobre él. El coche saltó con un ruido sordo, ambos Lenalee y Komui salieron chicoteados del vehículo una vez que Lenalee empujó el freno rápidamente.

—Señor, ¡¿está bien? —, Gritó Komui mientras corría hacia el hombre que rodó por la calle una vez que hizo el fuerte contacto con el coche. Al parecer, era un hombre de mayor edad, a juzgar por su pelo blanco como nieve. No se podía ver mucho de él, ya que tenía un saco negro y largo cubriéndolo y tenía su cabeza inclinada hacia un lado con el cabello tapando su cara.

Es un hombre viejo, ¿no? Lenalee se cubrió la boca con ambas manos, dejando que sus piernas cayeran al suelo. Un par de personas corrieron al accidente para ver lo que estaba pasando. Él iba a morir de todos modos...

Komui apretó los dedos en el pulso del hombre. —Él sigue vivo... — Murmuró, casi sonriente, mientras que la situación metía cada vez más y más gente. — ¡Alguien por favor llame a una ambulancia!—

—No hay necesidad de eso, por supuesto que aún estoy vivo. — Dijo una voz suave, dejando al descubierto sus ojos plateados una vez que se sentó del suelo, su cabello blanco cayendo por su rostro revelando su identidad.

Komui se quedó en estado de shock y Lenalee suspiró de alivio en voz baja. — ¿No se lastimó? ¿Está todo bien? —Preguntó Komui ayudando al joven a levantarse. La gente estaba murmurando cosas sobre lo inesperado, — ¿Qué es este hombre? Estuvo a punto de morir, pero él parece estar bien! —

—Todo está bien. — El hombre respondió, limpiando la suciedad de su abrigo. Una vez arriba del suelo, la multitud de personas comenzó a desvanecerse. Lenalee, quién seguía sentada en el suelo en silencio, volteó hacia su hermano. "Qué alivio..." Lenalee suspiró sosteniendo su mano en su pecho y Komui volvió al coche.

— ¿Qué estás haciendo, nii-san? — Lenalee preguntó en cuánto Komui se sentó en el asiento en el que ella había estado sentado antes. —Yo conduciré. — Él respondió sin rodeos, encendiendo el coche con sus llaves al girarlas en el candado del volante. Esperó a que su hermana se subiera al auto y de ahí, se marchó.

En el camino, Lenalee no podía dejar de recordar sobre el accidente. Con muchísima suerte que ella tenía, la persona estaba bien pero aún así, podría haber sido peor si él hubiera sido un hombre mayor. Al parecer era un joven, ¿pero qué pasa con ese pelo blanco? Además, consiguiendo una imagen de su rostro mucho más claro, se acordó de una cicatriz que cruzaba desde la parte izquierda de su frente hacia su mejilla, literalmente en su ojo izquierdo.

Aun así, la culpa la llenaba. Por un lado, todo estaba bien, pero el hecho de que lo hizo causaba que este pareciera mal y no había nada que pudiera hacer para cambiar lo que se hizo.

Lenalee pensaba que olvidarse de esto podría ser lo mejor que podía hacer ahora. Así, se decidió a mirar por la ventana, mirando a toda la gente caminando en las calles y las tiendas alineadas en las que coche pasó por hasta encontrar la misma persona con la que acaba de tener el accidente.

Allí estaba el joven de los pelos blancos, hacia su camino a cualquier lugar al que pensaba ir. Lenalee saltó del miedo una vez que se dio cuenta de su mirada. Sus ojos de plata fría miraban hacia ella, un tipo de expresión indescriptible con un aura oscura alrededor de él, pareciéndole una persona extraña y peligrosa a toda persona que le caminaba por un lado observando su mirada fría y tenebrosa.

Ella no entendía por qué pero de alguna manera no podía alejar su mirada desde adentro de la ventana hasta que el coche empezó a conducir más rápido y lejos hasta que lo perdió de vista. Lenalee cerró rápidamente la ventana y sólo abrazó a sus brazos, mirando al suelo.

Tenía la sensación de que algo iba a suceder. Algo que cambiaría su vida por completo, bueno o malo, pero pasará. A pesar de que sólo se preguntó, ¿por qué hoy? ¿Por qué no había ocurrido esto ayer? ¿Iré a sentir lo mismo en los próximos días, meses o años?

Komui estacionó el coche en la parte trasera del edificio de apartamentos donde estos dos habitaban. Se bajó del coche antes de ayudar Lenalee abriéndole la puerta, sacando las llaves de su casa y colocarlas en el candado hasta que la puerta abrió. Lo primero que su hermano hizo fue dirigirse a la cocina a preparar la cena mientras Lenalee, muy frustrada, corrió a su habitación cerrando la puerta con candado.

La china se lanzó hacia su pequeña y cómoda cama, cavando la cabeza en la almohada suave y de peluche. Reflexionó acerca de lo que había pasado y sin darse cuenta, al último segundo se quedó dormida.

Ella no había pensado en lo que sería para mañana, ni los próximos días. Ella sólo descansó y no se preocupó por el resto del día. Oh, y olvidó la cena.

El día siguiente comenzó con normalidad. En su segundo día de la escuela preparatoria, se despertó a su tiempo normal, 6:10 de la mañana. Tomó una ducha corta antes de acomodarse en su ropa, un par de skinny jeans y una camisa cuadrada con botones roja. Rápidamente se comió su desayuno y una vez hecho, se subió al coche esperando a Komui quién se encontraba preparándose para el trabajo.

El teléfono celular de Lenalee de repente sonó zumbando la pierna de la china, abriendo el celular antes de que sus ojos aterrizaran a la lectura. Sus ojos recorrieron el mensaje y lo leyó en voz alta.

Lenalee! Necesito tu ayuda, llega a la clase lo más pronto posible! –Miranda

La peli verde suspiró y cerró el teléfono celular metiéndolo de nuevo a su mochila. —Voy a tener que conseguir que nii-san se de prisa entonces. — Murmuró a sí misma. Por último, Komui cerró la puerta, subió al auto y lo encendió.

—Ya era hora, nii-san. — Lenalee sintió una gota de sudor caer en su cabeza y se Komui se disculpó. —Lo siento, tenía que tener algunas cosas listas antes de irme. — Respondió su hermano, conduciéndola a la escuela. —Así que, ¿te gusta tu nueva escuela? — Komui cuestionó, pero Lenalee seguía mirando por la ventana.

—No voy a decir que no. Pero no es definitivamente un sí. — Lenalee respondió, sacando su iPod de su mochila, navegando entre sus archivos para encontrar una canción que escuchar. Komui susurró algo en voz muy baja e hizo una pregunta más. — ¿Qué te hace pensar eso? —, Preguntó él sonriendo junto a su hermana.

Ella pensó por un momento hasta que algo hizo clic en su mente. —He conocido a un par de amigos y eso es bueno. Pero no hay nada excitante… — Ella respondió y ladeó la cabeza. —Sin embargo. — Agregó Komui y asintió con la cabeza. —Estos años son los que tu nunca olvidarás. Trata de vivirlos al máximo. —

Lenalee se encogió de hombros. —Bueno, sí. Pero mis amigos son demasiado normales. No digo que sean malos, pero...— Su voz comenzó como una declaración y terminó como un susurro. Una vez más, algo más se le ocurrió en su mente.

—Oh. Casi olvidaba mencionar que Miranda me acababa de mandar mensaje de texto. Me dice que llegue a la escuela lo más pronto posible—, dijo Lenalee levantando una ceja. —Ha de ser urgente, si es así entonces, ¡hay que darnos prisa!—, Dijo Komui muy astillado. Antes de que alguno de ellos se diera cuenta, llegaron a la puerta principal de la escuela, mientras Komui colocaba el coche en la entrada de la escuela y se despidió de su hermana.

—Vendré a recogerte más tarde entonces. — Komui agitó su mano hacia su hermana sonriente. —¡Nos vemos entonces! — Ella dijo llegando a la puerta principal y caminó entre las paredes del pasillo repleto de estudiantes. Sin dejar de mirar hacia atrás, ella no hizo caso a su camino, accidentalmente tropezando sobre alguien.

— ¡Y-Yo lo siento tanto! — Lenalee se disculpó pero este fue cortado ante haber notado con quien exactamente había tropezado. Exacto, era el mismo chico del accidente de ayer. Sus ojos se ampliaron tratando de asegurar de que era la persona que ella pensaba que era. —T-Tu! — Balbuceó ella, simplemente apuntando hacia él. Temblando ella se quedó mirando.

— ¿Hay algún problema? —, Preguntó él, levantando una ceja. Ella estaba en lo cierto. ¡Esa es la persona, tenía la misma voz suave y baja que ella recordaba de la noche anterior! Además, sería muy difícil encontrar un niño de pelo blanco (por lo menos a uno de temprana edad) y aún más en lo cierto al notar la cicatriz que le cruzaba el ojo izquierdo.

Lenalee lo negó con la cabeza, borrando las imágenes que tanto la había frustrado. —Olvídalo. Es sólo que...— Ella suspiró y se fue. Él se quedó perplejo ante ella y se encogió de hombros. El muchacho fue a su casillero, lo abrió y una persona pelirroja apareció desde la esquina.

— ¿Quién es ella? ¿La conoces? —", Preguntó el joven y otro hombre joven de aspecto enojado con un largo cabello azul apareció. —Che. — fue todo lo que dijo y se fue a vagar sus ojos en otro lugar.

—No tengo ni idea. Ella probablemente tiene a la persona equivocada. — El peli blanco respondió con calma, introduciendo libros dentro de su mochila. —Recuerda Allen, si alguien de aquí llega a saber de qué…—

—Sí, sí... Lo sé, Lavi. —

—Incluso, ¿Por qué ella incluso le confundiría con otra persona? — El peli largo le preguntó. —No hay nadie a tu edad con el pelo blanco y una cicatriz, Moyashi. — Lavi asintió con la cabeza y Allen cerró su casillero, caminando hacia su clase una vez que sonó la campana.

—Vamos, Yuu. — Dijo el pelirrojo, abrazando a su querido amigo y sonriente alrededor del cuello. De la nada, el peli azul sacó una espada poniéndose en guardia, con la palabra Mugen escrita sobre el filo de la espada oscura. — ¡No me llames así! — Fue todo lo que dijo y ambos se retiraron.


Eso fue todo para el primer capítulo. Esperen el segundo capítulo dentro de una semana... Por dios eso se me hace esperar demasiado y me quita lo excitada. ¡Los comentarios aquí son bienvenidos de todos! No duden en marcar mis errores de gramática como de ortografía. ¡Nos vemos la próxima actualización!