Nota: Pueden realizar pedidos de parejas en los comentarios, cualquier pareja es valida. Iré eligiendo de cuales escribir, intentaré escribir de todas las que me pidan. El siguiente one shot será un Lily/Hugo que lo he prometido hacer desde hace un tiempo, pero en los siguientes serán los que me pidan, asique vayan diciendome de quienes quieren q escriba! (Se pueden repetir personajes)
Puede que de algunas parejas haga un two-shot, o sea con un capitulo mas para que algunas parejas continuen con sus mini historias.
Siempre estás allí - Fred&Hermione
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Fred escucha como tocan la puerta. Aquellos golpes débiles y pausados solo pueden significar que es ella. El pelirrojo tapa la olla humeante y se limpia las manos con el delantal que tiene puesto para luego ir hacia la puerta.
Cuando la abre la ve, tiene los ojos rojos de tanto llorar otra vez, pero aun así sonríe al verlo con aquel gracioso delantal rosa que le ha regalado George.
-Que bien huele... -dice ella bajando la mirada algo avergonzada por estar allí otra vez. Fred estira el brazo y la atrae hacia el en un dulce abrazo.
Hermione se hunde en el aroma de su delantal, y el pelirrojo suspira sobre su cabello castaño, sintiéndose triste, enojado, cansado de que su hermano sea un completo idiota con ella.
A veces tiene ganas de ir y romperle la cara, pero sabe que no se puede meter, que solo ellos pueden resolverlo.
-Estoy haciendo sopa -susurra -, ¿te gustaría un poco?
Hermione lo suelta suavemente y asiente. Fred se hace a un lado y la deja pasar dentro. Se sienta en el sofá, y el pelirrojo desaparece por la cocina, y segundos después aparece con dos platos calientes de sopa.
Fred observa como la bruja se lleva la primera cucharada a la boca, ella lo mira con ojos brillantes y sonríe.
-Está deliciosa.
-Claro que lo está -bromea y ella se ríe. Le encanta cuando ríe, cuando logra cambiarle esa expresión triste y llenarla de risas.
El pelirrojo baja la mirada y observa esos pies rojos e hinchados, como si hubiera estado vagando por horas fuera de su casa. Hermione traga saliva al ver que ha sido descubierta. Fred deja la sopa sobre una pequeña mesita, y se sienta en el sofá donde yace Hermione, siempre se ha impuesto la condición a sí mismo que no debía tocarla demasiado, que debía mantenerse lo más alejado posible, pero cuando la ve lastimada, cualquier barrera impuesta se destruye.
-Fred... -susurra ella, mientras el mago toma suavemente su pie y le saca el zapato, dejando a la vista un par de dolorosas ampollas.
Fred se muerde el labio, hace mucho tiempo que no se sentía tan enojado, aun así saca su varita y comienza a hacer movimientos circulares, eliminando poco a poco las ampollas del pie.
-¿Por qué no viniste antes?
La pregunta sale de su boca antes de poder detenerla, porque en el interior Fred sabe la respuesta, sabe que no es el único que intenta mantener la mayor distancia posible, sabe que la situación cada vez se pone más complicada para ambos.
-No quiero molestarte.
-No me molestas -gruñe, tomando su otro pie y haciendo el mismo procedimiento con la varita.
El silencio invade la habitación, Hermione siente la mano de Fred en su pie, y es suficiente para hacerle cosquillear todo el cuerpo. El deseo de querer ser tocada en otras partes crece de una forma peligrosa, y el pelirrojo también lo siente, por eso termina el proceso lo más rápido posible y deja su pie en la alfombra.
-Pasarás la noche aquí -suelta el chico. La bruja lo mira sorprendida.
-Fred, si alguien viene podría pensar que...
-No me importa, no saldrás de aquí hasta sentirte mejor -dice y se levanta, toma unas toallas de un cajón y se las lanza.
-Ve a darte una ducha de agua caliente, te ves terrible.
Hermione quiere discutir, pero Fred se aleja por el pasillo y desaparece. La bruja termina rindiéndose y sube las escaleras de madera hasta llegar el baño.
El agua caliente sobre su cuerpo logra borrarle cualquier rastro de frío, hasta logra mejorar un poco su humor. Se seca y se mira en el espejo. Ve ojeras oscuras bajo sus ojos, y a estos rojos de tanto llorar, su cabello se ve desastroso y su piel demasiado pálida.
No le gusta lo que ve. Y sabe que a Fred seguramente tampoco.
Tocan la puerta. Herms se acerca y la abre un poco, el pelirrojo está allí tendiéndole una bola de ropa.
-Es mía, pero puedes usarla de pijama -dice mirando hacia otra parte. La chica la toma con una sonrisa.
-Gracias Fred -susurra.
Se coloca la sudadera azul, es tan grande y larga que le queda como un vestido, luego se pone los holgados pantalones marrones. Parece un payaso cuando se mira al espejo, algo que le arranca una risa.
Cuando baja las escaleras se encuentra con Fred en el sofá, ahora hay una botella de whisky sobre la mesa, y él tiene un vaso lleno de este en la mano. El mago levanta la mirada y se ríe por un buen rato al verla.
-¡Hey! -se queja -¿Tan espantosa me veo? -le pregunta sentándose junto a él.
Fred le sonríe con aquella dentadura perfecta.
-No entiendo como Victoire's Secret no te contrata -bromea y ella le pega con un almohadón. Ambos terminan riendo, Fred le ofrecerle whisky, y ella acepta, sabiendo que últimamente es la mejor cura para olvidar.
Hermione se lleva el vaso a la boca y toma un largo trago, y al instante siente aquel calor en su garganta. Suspira al mismo tiempo que Fred, y ambos vuelven a reír.
-Me encantaría volver a Hogwarts -suelta ella nostálgica -Eran buenos tiempos si olvidamos lo de la guerra...
-Y si olvidamos a Umbridge -agrega el pelirrojo divertido.
Hermione se ríe, y recuerda todo lo que habían vivido en aquel año, el ED, los castigos, la forma en que los gemelos dejaron el colegio...
-Todavía sigo creyendo que fue muy genial su despedida, George y tú nunca dejan de sorprenderme -confiesa sirviéndose otro trago. Fred sonríe.
-Siempre nos regañabas, creí que a ti no te gustaba lo que hacíamos...
-Tal vez en secreto disfrutaba de lo que hacían -suelta contagiándose de su sonrisa.
La sonrisa de Fred se ensancha y toma otro trago. Al bajar la mirada, descubre que Hermione tiene los pies descalzos.
-Pescarás un resfriado si te quedas así -le dice y se levanta, volviendo con un par de medias.
-Fred... estoy bien -suspira, pero el chico la ignora y toma uno de sus pies y le coloca una media gris, luego con el otro pie hace lo mismo mientras Hermione lo observa.
Observa aquellos cabellos pelirrojos tapándole el rostro, aquella sonrisa juguetona que forma unos dulces hoyuelos en sus mejillas, aprecia sus pestañas largas y coloradas, las pequitas que bordean su nariz...
Siempre la cuida.
Fred siempre está. No importa que suceda, Hermione sabe que siempre estará allí.
Y eso la asusta. La aterra. Le encanta.
Fred levanta la mirada y se choca con aquellos ojos castaños que lo están mirando de esa forma que lo dejan sin aliento. Quiere decir algo, una broma, un chiste, algo, pero nada sale. No quiere que lo mire así, no quiere que Hermione sea la razón por la cual su corazón se descontrola.
El vaso de la bruja se resbala de sus manos y cae en la alfombra haciéndose añicos.
-¡L-lo siento!
Ambos se arrodillan en el suelo bruscamente y comienzan a juntar los pedacitos de vidrio. Hermione siente como le tiemblan las manos, porque eso es lo que Fred le provoca, hacerla temblar como una hoja. En un descuido se corta con el vidrio, y el pelirrojo le toma el dedo rápidamente.
-Te lastimaste -susurra él mirando el corte que se ha hecho, la sangre comienza a salir, y por instinto Fred se lleva el dedo de Hermione a la boca.
El calor de sus labios la invade de repente, y sin poder evitarlo suelta un gemido.
Fred la mira, de una forma que no lo ha hecho nunca, con tanto deseo que hace vibrar cada parte de su interior.
-¿Te duele... te duele mucho? -murmura sacándose el dedo de la boca.
Hermione niega con la cabeza totalmente ruborizada. Fred se mete una mano en el bolsillo y saca una curita, la cual comienza a envolver alrededor de su dedo.
Hermione lo tiene tan cerca que casi puede sentir su respiración en su rostro, tan, tan cerca que puede observar la pequeña cicatriz que tiene en el mentón, tan cerca que puede observar con detalle la forma de sus labios. Se imagina el gusto que tendrían, se imagina como sería sentirlos en su cuello...
La respiración de ambos comienza a acelerarse, Fred también siente esa cercanía que ha comenzado a volverlo loco, siente su aroma a shampoo, su shampoo que ha utilizado en la ducha. Siente el deseo de poseerla, de atraerla a sus brazos y amarla hasta quedarse vacío.
Ambos se han acercado sin darse cuenta, a tal punto que Hermione siente el cabello de Fred rozarle la frente, como si fuera una suave caricia.
-¿Sabes? -susurra ella muy bajito -Siempre intento ir por un trago o despejar mi mente por allí y luego volver a casa, pero al final siempre... siempre me encuentro delante de tu puerta... es algo que comienza a asustarme...
Fred la mira, sorprendido, y Hermione sonríe tristemente bajando la mirada a su mentón. No lo entiende, no entiende porque siempre le cuenta todo, se siente tan cómoda con él, que es casi imposible ocultarle las cosas.
-Me gusta que aparezcas en mi puerta -susurra Fred casi sin pensarlo, rozándola con su delicioso aliento a whisky.
Hermione lo mira con los ojos entrecerrados, tan embelesada como él por la cercanía. Fred no pude creer lo que acaba de confesar, no puede entender como la situación lo ha llevado a esto... ambos saben el peligro que conlleva su cercanía, pero ninguno de los dos parece dispuesto a alejarse.
-Fred... -murmura y sus narices se rozan provocando que ambos cierren los ojos deleitados por el simple contacto.
Ambos sueltan el aire que han contenido, Fred lleva una mano a su cintura casi como si estuviera abrazándola, y Hermione se atreve a llevar una de las suyas a su cabello pelirrojo.
Fred roza sus labios contra los de ella, arrancándole un suave gemido que enciende cada parte de su cuerpo.
La bruja comienza a juguetear con su cabello y ansiosa por sentir su boca por completo lo atrae hacia ella como siempre ha deseado.
Sus lenguas se enredan entre gemidos y jadeos, Fred se pega por completo a ella rodeándola con sus brazos, queriendo sentir cada parte de ella...
¿Cómo algo tan incorrecto puede sentirse tan bien?
Fred la lleva hacia el sofá y se recuesta sobre ella sin dejar de besarla. Una de sus manos viaja y se coloca bajo aquella vieja sudadera hasta tocar su piel, arrancando jadeos, gemidos de parte de los dos. El pelirrojo baja con su boca por toda la extensión de su cuello dando mordidas, besos, succionando hasta dejar marcas, haciéndola estremecer debajo de él.
-Por favor dime que me detenga... pídeme que pare... -jadea él, deleitándose con el aroma de su cabello.
El lado racional de Hermione quiere pedir que pare, porque sabe lo que aquello puede provocar, pero su cuerpo parece rehusarse a cooperar. Quiere ser tocada por él, quiere ser amada por aquel hombre que siempre la ha cuidado.
-N-no pares... no te detengas... por favor...
La mano de Fred sube hasta donde debería estar el sostén, pero en vez de eso, se encuentra directamente con sus pechos desnudos. Su mano toca, siente, uno de aquellos pechos mientras Hermione arquea las caderas totalmente loca por el placer que le proporcionan sus manos.
Fred traga saliva, siente que quiere sumergirse en ella, siente que quiere probar su calor, y Hermione parece querer lo mismo, porque sus manos van directo a los bordes de su camisa para deshacerse de esta. Fred se la saca, y también se deshace de la de Hermione dejando sus pechos redondos y jóvenes a la vista.
La boca de Fred atrapa uno de sus pezones y lo besa suavemente. La bruja grita, se aferra a su espalda mientras el mago la complace hasta dejarla completamente mojada.
-Vamos... vamos a la habitación... -jadea Fred mientras le saca las braguitas.
-N-no -gime Hermione sintiendo la mirada de él clavada en su feminidad, la avergüenza, la excita -, házmelo aquí... no... no quiero esperar más...
Fred se mordisquea los labios, escuchar aquellas palabras le hace más difícil mantener la poca cordura que le queda. Se desabrocha los jeans y deja que los bóxer caigan también, luego se coloca entre sus piernas tan deseoso como ella de sentirse.
Su boca vuelve a encontrarse con la de ella en un suave beso, mientras comienza a introducir lentamente su miembro dentro de ella.
Los gemidos descontrolados de la bruja se ahogan en la boca de Fred, y cuando al fin está completamente dentro de ella, el mago comienza a moverse suavemente.
-Más rápido... por favor... -pide, suplica, mientras sus uñas se clavan en su espalda.
Él la complace, sus movimientos se aceleran, y el placer que le proporciona Fred es tan placentero que no puede evitar sollozar.
La bruja se aferra el, sintiéndolo por fin, lo ama, lo ama tanto que siente que quiere llorar, había estado guardando por tanto tiempo el sentimiento que siente que va a desbordar. Fred se siente igual, apenas puede creer que está dentro de ella. La observa, su desnudez, ese cuerpo prohibido que no tendría que ser suyo, pero que aun así encaja a la perfección con el suyo.
Azul y castaño chocan con tanta intensidad que cualquier culpa se esfuma siendo sobrepasada por el deseo.
Ruedan en el sofá, Hermione queda sobre él, y las manos de Fred van directo a sus caderas y comienza a ayudarla a continuar con las embestidas, ambos se dejan llevar entre gritos y palabras intangibles. El pelirrojo toma su boca la besa, la acaricia, llena de besos cada parte de su cuerpo mientras la siente llegar una y otra vez. Hermione se aferra él, como si tuviera miedo de que desapareciera, besa su frente, sus mejillas, su mentón, mientras las lágrimas traicioneras salen a la vista. Fred las seca con besos, le susurra cosas dulces en el oído. Y cuando todo termina, ninguno de los dos se quiere separar del otro, se abrazan, se dicen promesas que saben que no podrán cumplir.
Porque lo saben. Saben que lo suyo es algo prohibido. Algo incorrecto. Algo que nunca podrá ser.
