Los personajes no me pertenecen, son de la autora S.M.
La historia, es una adaptación de una novela original de Camila Avendaño, o sea que es mia, por lo tanto no se permite poner la novela en algún blog, o adaptarla sin permiso previo del titular. La infracción de las condiciones descritas puede constituir un delito contra la propiedad intelectual.
Prefacio
Mi vida había dado un giro de trescientos sesenta grados en menos de un minuto y poco a poco logré comprender ciertas cosas de la vida, sobre todo a valorar un poco más la presencia de las personas y a entender que hay personas por las que no valen la pena sufrir.
A veces miraba al cielo por la noche, intentando contemplar la blanca y luminosa luna, junto a la compañía de las estrellas. La curiosidad siempre me invadía cuando la observaba desde mi ventana.
Nunca logré comprender aquellos misterios que la vida ocultaba a cada uno de nosotros.
¿Por qué era todo tan difícil y a la vez tan sencillo? ¿Por qué todo tiene un final? ¿Por qué cuando estas en el mejor momento de tu vida todo se desmorona? ¿Por qué tenemos que aprender a golpes que, cuanto más alto estés más dura es la caída?
Sin dudas, la vida era todo un enigma por resolver y una guerra en la que a veces puedes resultar herido en plena batalla.
Suspiré.
¿Nunca sentiste que haces todo lo contrario a lo que te dicta el corazón, que haces todo lo que te indica la cabeza? Yo sí, lo sentía todo el tiempo.
Tenía solo una oportunidad para ser feliz, solo una oportunidad para seguir mi vida como si nada malo hubiese sucedido. Tenía una sola oportunidad para estar con la persona que amaba; pero no era fácil, no cuando el destino se empeña en separarnos.
Alguien tenía que explicarle a la persona que amaba que no se puede volver a pegar cada pedacito de un destrozado corazón, porque siempre quedarán grietas. No volvería a ser el mismo. Pero a pesar de ciertos daños ocasionados, lo amaba, incluso más que a mi propia vida. Por eso me alejaba…
No lograba comprender como pueden romper un corazón de esa manera y sin embargo que este siga latiendo todos los días para seguir amando a aquella persona. ¿Un corazón masoquista? Sin duda alguna lo era.
Este corazón vivía fingiendo que nada sucedía, que las grietas que poseía no eran más que marcas de guerras, de batallas pasadas, que ahora ya habían sanado completamente, sin dejar secuelas.
Un "Te amo" se escapó de su boca. Fue un débil susurro pero fueron dos simples palabras que hicieron que entendiera la gravedad del asunto.
Ambos estábamos perdiendo.
