DISCLAIMER: "Hey Arnold!" no me pertenece. Es propiedad de Craig Bartlett y Nickelodeon. Esta historia sólo tiene como fin el entretenimiento de otros fanáticos.


Capítulo 1: "Siempre estás ahí para mí"


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Junio de 2003, Hillwood.

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El tiempo había volado, una vez más; de la misma forma en que el pequeño Arnold creció, hasta cumplir doce años aún sin poder ver a sus padres. Habiendo transcurrido poco más de dos años desde que FTi fue desenmascarada y un grupo de niños salvó el vecindario de la Calle Vine, todo estaba a punto de tomar un giro inesperado.

Dos años más tarde, de aquel día en que Arnold halló ese mapa que lograra abrirle un camino de esperanza para encontrar a sus padres.

Ya a dos años, desde que Lila debió abandonar la ciudad por el trabajo de su padre.

Si bien Arnold nunca perdió su ilusión, hasta el momento, no parecía haber forma alguna de llegar a tan alejado como peligroso lugar, peor aún, siendo tan sólo un niño. Además, por la edad de sus abuelos, no sería capaz de exponerlos al riesgo semejante que implicaba realizar una travesía de esa magnitud. Sin embargo, el chico comenzó a tener cada vez más preguntas sin responder, que lo llevarían a intentarlo todo por averiguarlo.

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Como cada Día del Padre, y, —como de costumbre— Olga venía de visita. Las cosas no marchaban muy bien en el hogar de los Pataki. Bob se desvinculó de su socio italiano, posteriormente al asunto de FTi; las ventas se mantenían en baja y él permanecía más tiempo en casa. Por su parte, Miriam se encontraba cada vez más deprimida, debido a la ausencia de su hija mayor, quien aún enseñaba en Alaska.

Helga estaba decidida a prepararle algo muy especial a Bob para la ocasión: un collage de fotos de la infancia de su padre y suya, acompañada por frases que explicaban por qué razones lo admiraba y otras bellas dedicatorias. ¡Había quedado hermoso, realmente! Y, ya dispuesta a entregárselo, él y Miriam discutían acaloradamente sobre cómo hacer que Olga volviera para siempre a Hillwood; mientras no dejaban de contemplar la encomienda que acababa de llegar:

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"Querido papi, espero que recibas esta tarjeta y que te guste mucho. Feliz Día. Te ama, Olga"

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Era una simplísima tarjeta hecha a mano y no demasiado prolija, que bastó para que ambos se conmovieran hasta las lágrimas. Helga se acercó, algo dubitativa.

—Papá, quiero entregarte algo especial que hice para ti…

—Sí, sí, sí... Como sea, Olga. —dijo Bob, negando con las manos—. Déjalo en la cocina, luego Miriam lo cocinará. —concluyó, ignorándola por completo.

Helga gruñó, furiosa.

—¡¿Acaso no escuchaste ni la mitad de lo que acabo de decir?! ¿Soy invisible para ti? ¡Y ya deja de llamarme "Olga", por el amor de Dios! —exclamó, colérica—. ¡Soy Helga, Bob; tu hija de 12 años, por si no lo has notado!

—¡Sí te oí, niña! ¡Santos cielos! Deja esa chuleta en la cocina de una vez, y alístate, que en cualquier momento llegará tu hermana a la ciudad. ¿No ves? —le preguntó, exhibiéndole la tarjeta—. Aquí dice que ella llegará hoy, Helga.

—Ah, ¿con que es eso, cierto? Todo se trata de Olga… —masculló su nombre al pronunciarlo—. Así que, crees que lo que te iba a dar, ¿era comida? ¡De acuerdo! ¡Sigue creyéndolo, tonto! ¡Pero olvídate de mí! ¡Nunca me prestas atención, ni siquiera cuando hice algo lindo por ti! ¡Me largo de aquí! ¡Y no trates de obligarme a estar contigo! —dijo Helga, mientras sus lágrimas de profunda decepción corrían inevitablemente por su rostro—. ¡Me largo! Por cierto, ¡Feliz día, junto a tu ÚNICA hija," Olga"! —sentenció.

A continuación, tiró bruscamente el paquete con el álbum al piso de la sala y salió corriendo tan rápido como pudo; sin darse cuenta que llovía torrencialmente.

Para su suerte, el autobús estaba en la cuadra de atrás, casi por llegar. Sin embargo, durante esos mínimos segundos que estuvo esperando en la parada, su padre nunca salió a ofrecerle disculpas, ni en busca de ella. Subió entre sollozos y frío; no teniendo una buena visión de los asientos. Se sentó en el primer asiento vacío que divisó. Continuó llorando de forma desconsolada, pero silenciosa, por varios minutos.

En la siguiente parada, Arnold tomó el autobús, sin que Helga se percatara. Cuando él levantó la mirada mientras buscaba un lugar donde sentarse, se encontró con Helga en tan terrible estado. Inmediatamente, fue hasta la chica y trató de consolarla. ¡Estaba realmente sorprendido! Nunca la había visto manifestando otro sentimiento que fuera odio, enojo, burlas o sarcasmo. Pero esta Helga, tan vulnerable y dolida, era algo completamente nuevo para él.

—Helga, ¿estás bien? ¡¿Qué te ocurre?!

La rubia trató de secarse y dejar de llorar, más le era imposible. Entre sollozos dijo:

—¡Nada que te importe, cabeza de balón! Métete en tus asuntos, ¡¿Quieres?! ¡Y déjame en paz!

Pero Arnold sabía que algo habría ocurrido, y que sería demasiado grave como para ella estuviese así.

—No, no me iré así como así. Quiero asegurarme de que antes, estés bien Helga. —asrguró tranquilamente el chico.

—¡No es mi intención hablar contigo, zopenco! ¡Así que sólo déjame sola! —decía, mientras seguía llorando.

Estaba empapada, fría y teñida de una brutal desilusión en sus ojos. Es que Helga creía que al no estar Olga, sus padres le darían más atención y quizás la relación con ellos cambiaría. La chica estaba demasiado herida como para impostar su típico carácter rudo y distante. No quería que Arnold supiera de esta faceta suya; pero por otro lado, se sentía reconfortada de estar junto a su amado en un horrible momento como el que estaba viviendo.

—Estás congelada, déjame prestarte mi chaqueta… —esbozó Arnold, con una sonrisa tranquilizante para Helga—. Toma, aquí tienes un pañuelo… —comentó, extendiéndoselo.

Helga sólo asentía con la cabeza con lentitud, sin embargo, su estado anímico no pudo con su genio….

—Oye hermano, no vuelvas a tocarme, ¡¿entiendes?!

—Está bien, Helga, lo siento… —dijo Arnold disculpándose—. Bien, así está mejor… —acotó, una vez que ella pareció olvidar su enfado pasajero—. Bueno, ¿me dirás qué te ocurre?

—¿Sabes, cabeza de balón? No tengo por qué contarte mi vida... Dudo que te interese mucho o que puedas ayudarme con ella. —espetó, con seriedad.

—Helga, puedo escucharte, puedes hablar conmigo. Te sentirás mejor, créeme y confía en lo que digo…

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¡Oh Arnold! ¡Siempre tan comprensivo! Defendiendo a almas indefensas, como yo, en este caso. ¡Si tan sólo pudiera desahogarme contigo y contarte toda mi verdad! Si tan sólo pudiera...

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Aunque Helga no supiera por qué, lo hizo. Le contó sus problemas a Arnold. Comenzó a narrarle detalladamente todo lo que sucedía en su casa: cómo Miriam era una madre ausente; el hecho de que Bob sólo vivía por su trabajo, y por OLGA, claro. Continuó sus relatos, haciéndole saber sobre el 'auto-exilio de su hermana' (por pedido suyo) a Alaska; y acerca del regalo especial que le tenía preparado a su padre.

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—¿Sabes, Arnold? Soy una tonta… —lanzó, sorpresivamente

—¿Por qué dices eso? No eres tonta, Helga…

—Sí, sí lo soy. —aseguró, viendo por la ventana las calles, sin mirarlas realmente—. Lo soy por pensar que ellos cambiarían y me tratarían como a la "perfecta Olga"… —concluyó con sarcasmo y tristeza.

—Ellos te quieren.

—Sí, ¡cómo no! —dijo ella, rodando los ojos con incredulidad—. Nunca tendré una madre confidente con quien hablar, un padre que me malcríe como todos tienen, ¿sabes? —opinó, descuidadamente.

— No todos los tienen, Helga.

—¡Tú qué sabes, Arnold! No estamos hablando de ti, ¿o si?

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Arnold sintió una profunda tristeza cuando escuchó a Helga decir esas palabras. Ella se dio cuenta de la reacción que provocó en él, con su comentario y recordó que el chico no tenía padres, o al menos no estaban junto a él…

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—Lo siento, Arnold. No quise decir eso... Sé que tú no tienes... —comenzó en un susurro tímido.

—Está bien, Helga… Lo entiendo, y no tenías por qué saber…

—Lo siento de verdad, no quise herirte. —afirmó repentina y sinceramente, volteando a verlo.

¿Acaso Helga…? ¿Ella lo había llamado por su nombre y sonaba sincera al decir que no tenía intenciones de herirlo?

—Está bien, no importa… —dijo el chico, negando levemente con las manos.

Un silencio incómodo reinó entre ambos, por unos instantes.

—A veces quisiera que me digan que hay un planeta paralelo, donde me esperan mis verdaderos padres, Arnold… —comenzó Helga, ganándose la sorpresa del rubio—. Que me dijeran que debo ir a buscarlos, para vivir una vida feliz… ¡Imagínate! Un lugar donde alguien me quiera; ¡donde tenga una madre a quien contarle mis cosas! ¡Cielos! —exclamó, haciendo una pequeña pausa y recargada de una aparente pero novedosa energía—. ¡Casi soy una adolescente! Nunca podré pedirle consejos sobre chicos, —dijo sin notarlo, sonrojándose inmediatamente—. Je... Nunca tendré un padre que sepa mi nombre…

—Helga, ellos te quieren, de veras que sí; solo que...

—Solo que no soy suficiente para ellos. —aseveró, terminando su frase.

Arnold no sabía cómo continuar.

—Si me dijeran que debo hallarlos aunque sea en la Luna, como antes dije, ¡iría sin pensarlo! ¿Alguna vez no has querido hacer algo, de veras; con toda la fuerza de tu corazón, pero no pudiste por otras razones, cabeza de balón? —le preguntó, razonando apasionadamente.

El chico enmudeció por un momento.

Sin saberlo, estaba haciendo reflexionar a Arnold sobre lo que debía hacer por sus padres. Sus palabras lo llevaron a considerar que había que tomar una determinación: él estaba creciendo, y, al igual que ella, necesitaba a sus padres.

—Helga, tú tienes padres… Solo que ellos no te tratan como tú mereces. —dijo pausadamente—. Debes hablar con ellos, créeme. Hablando, todos se entienden, y ustedes no serán la excepción. Siempre he querido tener a mis padres… —confesó, mencionando el tema, para asombro de Helga—. Es decir…mis abuelos son geniales y los amo, pero todo chico siempre quiere crecer junto a sus padres... ¿Sabes? —le preguntó, rascándose la nuca nerviosamente.

Las palabras de Arnold la conmovieron tanto, que le llegaron al alma. Se dio cuenta de cuán egoísta estaba siendo respecto a él y a su propia historia de vida.

—Y...tú… —comenzó débilmente—. ¿Tú…? ¿Sabes qué pasó con ellos, Arnold? –concluyó con timidez.

—Sí, y no... —afirmó, ambiguamente—. Quisiera saber qué pasó con ellos, pero nunca los encontraron... Ni a ellos, ni a su avión...

Helga notó tristeza en la voz de su amado.

—Está bien, puedes contarme, si quieres... y si no quieres, entenderé… —admitió la chica.

—Gracias Helga, es muy difícil hablar de esto... Y sé que para ti también sobre tus padres, y eso está bien... Eres una gran chica; y verás que ellos cambiarán si tú les hablas seriamente…
Así que no estés triste, ¿sí? Porque no me gusta verte mal; debes pensar que eres afortunada de tenerlos contigo y que aunque no lo demuestren, estoy seguro —aclaró—, que te aman.

—Muchas gracias, Arnold… —dijo ella, ya recuperada—. De verdad

—No tienes nada que agradecer, me gustó hablar contigo Helga... Ojalá pudiéramos... Tú sabes, hablar de cosas así, de vez en cuando —comentó un Arnold reflexivo, mientras nuevamente, se pasaba la mano por la nuca.

—Eh... Sí. También me gustó platicar contigo, cabeza de Balón... ¡Pero no creas que por eso dejé de odiarte! —expresó Helga, ya más suelta, y con su típica risa sarcástica.

—Lo que tú digas, Helga. Esta es mi parada, nos vemos mañana… —dijo él, mientras se alejaba para bajarse del autobús, no sin antes darle un pequeño beso de despedida en la mejilla.

Helga, algo sonrojada, le dijo:

—¡Oye, Arnold!

—¿Sí? —él se volteó.

—¡Gracias por todo! —acotó mordiéndose el labio. Arnold le sonrió, despidiéndose.

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La rubia había quedado muy pensativa por la charla, —increíblemente profunda y sin agresiones de su parte—.Debió ser muy duro para Arnold crecer sin ellos.

"Ojalá él... Ojalá pudiera encontrarlos algún día…" pensó.

Sin dudas, Helga se sentía mucho mejor. Arnold tenía esa cualidad innata de proteger a los demás y preocuparse por todos. Era experto en animar; escuchar a otros y la chica estaba sorprendida y feliz de que esta vez, él fuese así con ella.

¡Ojalá pudiera contener mi estupidez, y siempre hablar contigo, mi bello ángel!, se decía a sí misma. ¡Se sentía tan segura junto a él!, aunque no pudiera demostrárselo. Dio varias vueltas caminando y regresó tarde a casa.

No fue hasta que llegó, que vio sobre ella la chaqueta de Arnold sobre su cuerpo, percatándose de que había olvidado devolvérsela.

¡Oh, Dios mío! ¡Qué bien huele! Podría quedármela por el resto de mi vida, pero sería muy malo robársela... ¡Je, je, je! Así que mañana en la mañana, se la daré al pobre cabeza de balón…

"Eres una gran chica. Me gustó hablar contigo, Helga". Esas frases retumbaban en su mente de tal manera, que la hacían olvidar por completo de los problemas en su hogar. Entró a su casa, todos estaban distraídos como si nada. Subió a su cuarto y fue a dormir, pensando en Arnold, como no podía ser de otra manera.

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Arnold, por su parte, no podía conciliar el sueño. La charla lo hizo reflexionar durante toda la noche. Citando a Helga: "Si tuviera que viajar a otra galaxia porque sé que me estará esperando una familia real, lo haría sin pensarlo, Arnold".

"Familia real"... Esa frase se repetía en su mente una y otra vez. Arnold toda su vida supo y comprendió que sus abuelos le dieron lo mejor de ellos para poder criarlo correctamente. Eran verdaderamente fabulosos; pero qué ocurriría luego… ¿Qué sería de él, cuando envejecieran más? ¿Y cuando él creciera? Se quedaría solo…

Siempre tendría a los huéspedes, quizás... O quizás no; pues, no podía asegurarlo. Y nadie con lazos sanguíneos seguiría a su lado...

Nadie que supiera de sus orígenes... Nadie que responda sus dudas e inquietudes; propias de la vida. Y peor aún: crecería solo, con una parte de sí persiguiéndose con la pregunta: "¿Y si están vivos?"; "¿Y si nunca los he buscado, cómo saber qué fue de ellos?"; "¿Y si todo este tiempo estuvieron perdidos; y yo no tuve el valor de buscarlos?"; "Tal vez estén en peligro, o contra su voluntad en algún lugar…"

Irónicamente, Helga se quejaba de una hermana, madre y padre; familiares que Arnold nunca había tenido, y le resultaba extraño. Siempre quiso estar junto a ellos, pero al menos, tenía a sus abuelos que lo amaban.

Haber podido conocer ese lado de Helga, le permitió comprender los motivos por los que ella actuaba de esa forma; y, a la vez, explorar una faceta nueva de su personalidad, ella, que jamás había demostrado sentimientos o emociones. ¿Nunca? ¿O tal vez sí? ¿Es un 'tal vez', que quizás, ambos trataron de ocultar? Eran demasiados planteos para una misma cabeza, pero suficientes para que no pudiera dormir tranquilamente en toda la noche. Sin más planteos, Arnold aceptó que era tiempo de tomar una gran decisión en su vida.

Estaba por cumplir trece años, y camino a ser un hombre, debía hacer lo que su corazón le dictaba. O al menos, intentarlo. De lo contrario, seguramente se arrepentiría toda su vida…

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CONTINUARÁ…


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Nota de Autor original - 30/08/2012:

Si estás leyendo esto, te agradezco el haber llegado hasta aquí. Quiero aclarar que esta idea nació a principios de Abril de 2012, cuando, luego de leer algunos fics y de volver a ver la serie (Episodios "El Diario I—II"), quise crear mi propia versión de "The Jungle Movie" ("La película de la Selva", que no se hizo) de "Hey Arnold!", donde Arnold viaja a la Selva en busca de sus padres, junto a la clase y su romance con Helga se desarrolla.

Tiene mis propios matices, es decir, no se basa en el concurso de ensayos donde él gana el viaje con sus compañeros, ideas que Craig mencionó como posibles. Será más difícil llegar a San Lorenzo, atravesarán muchos obstáculos, y veremos cómo afectó a Arnold lo que sucedió en Industrias Futuro. También, Helga experimentará ciertos cambios. En este episodio, hay bastante drama para mi gusto, pero quería exponer ciertos elementos que integraré luego.

Habrá acción, romance, comedia y el infaltable toque de "Chez París". Siento una particular obsesión con el episodio "Arnold' s Valentine". Creo que el título habla por sí solo, y que claramente está dicho desde la perspectiva de Helga.

En lo personal, no me agrada "acelerar" demasiado una trama; sacar de carácter a un personaje; por lo que, trataré de hacerlo lo más parecido a la serie posible. Para mí es fundamental mantener la esencia de la historia y sus personajes principales.

Espero que les guste, me dejen sus opiniones, ¡porque estaré muy feliz de leerlas!

Saludos a todos y muchas gracias por leer.

MarHelga.

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Nota de Autor, 11 de Enero de 2015 - ANUNCIO:

Hola gente, ¿cómo les va? Espero que les guste esta historia. El capítulo fue publicado originalmente el 30/08/12, y he decidido re-editar la historia por completo, dados ciertos (y típicos) errores de principiante que había cometido. Soy consciente de que eso no era precisamente una muy buena "carta de presentación" de mi parte. Sinceramente, (hoy, 11/01/15) leí otra vez lo que estaba escrito aquí y me reí, apené y reproché ciertas cositas de las que actualmente reniego y rechazo, como escritora de fanfics. Oh, la experiencia y las nuevas formas de pensar…

Otra de las razones por las que tomé la determinación de re-editar y re-publicar la historia, es —y pido eternas disculpas— por los retrasos en las actualizaciones de este fic. Les pido perdón a los fans; sé que todos tenemos una vida (y me incluyo) sé que no pueden leer siempre, como yo tampoco logré subir episodios nuevos con la frecuencia que hubiera querido. El estudio, la vida, las ideas, van y vienen; no todos los días son iguales y en medio de este fanfic, estuve escribiendo otras historias, de las que estoy orgullosa. Comencé esta historia yo sola, pidiéndole constantes consejos e ideas a mi hermana, hasta que ella se involucró 100% con el fic e incluso, escribió muchos capítulos completos, y entre ambas siempre debatimos durante días y horas los pasos a seguir. Co-dirigir una historia no es tarea sencilla… Por eso, y muchas cosas más, lo re-editamos y re-publicamos, para que, de alguna forma ustedes también tengan más presente el argumento y situaciones iniciales del fic, que —POR DIOS— va a cumplir TRES AÑOS en Agosto. Me disculpo otra vez por los retrasos, un fic con tantos condimentos requieren de buena calidad y mucho esfuerzo por parte de quienes lo desarrollan.

Espero que no me tiren tomatazos por hacer esto; pero lo necesito, para reconectarme con la historia y sobre todo, para llegar al final impecablemente, como siempre soñé…

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*Actualizaciones de los capítulos 1 a 25: Serán publicadas cada 2 (dos) días, si Dios quiere, a partir de hoy.

*Actualizaciones de los capítulos inéditos (25-30) FINAL: a mediados de Marzo, cuando todo lo anterior estará re-editado y publicado.

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MANEMÁ Y MARHELGA.