¡Hola! Soy Calíope Alice y este es mi primer fan fiction, por eso necesito que manden reviews, así yo se que tal va la historia. Tienen que ser justos no me voy a molestar si me mandan "Mira Calíope Alice, la escritura no es lo tuyo, dedícate a otra cosa", pero obviamente me encantaría que me comentaran cosas acerca del fic y mejor si son buenas.

Bueno no los distraigo más. ¡Lean!

Capítulo 1. Confusiones

Era de noche, estaba oscuro. En un callejón sin salida de una gran ciudad estaba un chico, solo tenía dieciséis años, pero aparentaba más. La vida no le había sido fácil, para nada. Cada noche se acostaba con la esperanza de descubrir cuando se despertara, que todo había sido una larga, tediosa y horrible pesadilla, pero no, cada día se despertaba descubriendo que todo seguía igual, abría los ojos y veía esa maldita realidad que le abrumaba.

Lo que hubiera dado por ser otro, por no tener que vivir es¿Vivir¿Ser otro? Ojala que ni siquiera "fuera", que le importaba ahora vivir. Para vivir así era mejor no vivir. Se hubiera quitado la vida si no fuera por esa pregunta, por esa duda, algo que le quitaba horas pensando¿Qué hay después de la muerte? Dante lo había dejado bastante explícito, pero no, no le creía.

Igualmente siempre llegaba a la conclusión de que peor que esto no iba a ser, pero tampoco, algo muy adentro suyo le decía que no, que siempre se podía estar peor, y él bien sabía eso, cuando su vida a pesar de todo parecía mejorar, cuando había algo por que estar bien¡crash, todo se desmoronaba, todo lo bueno desaparecía, y él quedaba sumergido en una depresión, de la cual no sabía como podía salir.

Salir, esa era la palabra. Adentro suyo se encontraba como en un callejón si salida, como curiosamente se encontraba físicamente en ese momento. La vida era para él era horrible, agobiante, pero tampoco podía negar que era curiosa. Siempre le pasaban cosas extrañas (sin ir más lejos él era extraño como le repetían incontables veces), como en ese momento estar en ese callejón.

¿Lo que lo había llevado a ese lugar? Eso era una pregunta simple, la desesperación. ¿Qué hay más desesperante de que tus padres mueran cuando tú tenías un año por tu culpa y tener que vivir con alguien que te deja bien en claro que no te quiere? Bueno por culpa tuya solamente no, no iba a ser tan egoísta, también estaba el destino, ese maldito destino que lo había marcado sin vuelta atrás. Ese era otro tema que le sacaba horas pensando. ¿Qué era el destino¿En serio existe o todo esto era pura casualidad que le arruinaba su porquería de vida? Ya no sabía que creer. No podía negar que ya era demasiada casualidad y que habían pequeños detalles que no se podían obviar. Pero es bastante frustrante para una mente rebelde como la suya que todo ya esté dicho, que no se pueda hacer nada, odiaba que se le hubiese quitado la capacidad de decisión.

¿Qué era él¿Un esclavo de lo que el destino le había asignado¿Esclavo del mundo¿Esclavo de decisiones que tomaban viejos locos creyéndose jefes? Eso no lo podía aceptar. El quería poder "vivir" como cualquier otro. Las normas no eran lo suyo, odiaba las cosas preestablecidas. En realidad siempre había tenido cierto desdén, pero después de lo sucedido en Junio, ya odiaba todo, incluso a veces a sí mismo. ¿Por qué había tenido que ser tan estúpido¿Por qué no podía haber aceptado un consejo una vez en su vida¿Por qué no había podido esperar a confirmar todo antes de hacer las cosas precipitadamente?

No, él tenía que salir corriendo haciéndose el héroe. Esa era su naturaleza y tenía que aceptarla.

¿Qué hacer? Eso sí que no lo sabía. Lo único que sabía es por ahora no podía ser descubierto, hasta que pudiera aceptar todo, y todavía eso no lo había hecho, tenía que permanecer escondido... Ya era tarde, alguien estaba entrando en el callejón. El muchacho que curiosamente se llamaba Harry Potter apresuradamente trató de esconderse en un contenedor debajo de unas bolsas de basura. Cuando se estaba tapando escuchó que entraban más personas. Genial, estaba rodeado. Ahora ¿cómo iba a salir de ahí? No lo sabía, lo único que le quedaba ahora era esperar.

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En un callejón oscuro de Londres se hallaba una extraña situación para cualquier persona normal que la observase: cinco hombres encapuchados le apuntaban con ciertos palillos de madera, más conocidos como varitas, a otra persona que estaba en el fondo del callejón, sin escapatoria. Lo habían seguido hasta ahí y no le quedó otra que mostrarse.

­-Ha llegado tu fin- le anunció uno de los encapuchados - viste escoria, viste como no se gana nada retándome. Al Señor de las Tinieblas no se le escapa nada ni siquiera tú, pequeño traidor. Tu destino estaba escrito y ahora se va cumplir, vas a morir en las manos del mago más poderoso del mundo, un gran privilegio, me atrevería a decir.

Antes de que pudiera pronunciar siquiera una palabra salió un rayo verde de la varita de ese tal Señor de las Tinieblas (Nota de autor: Más conocido como nuestro querido Voldie) y dio en el pecho de aquél, él que estaba acorralado.

Que maravilloso y terrible a la vez, que con solo pronunciar dos palabras "Avada Kedavra" se pueda quitarle a alguien ya lo único que le quedaba . . . La Vida.