ALERTA: LAS NOTAS DE AUTORA AL FINAL
El Rubí del Tigre
Escrito por:
Arichi
Prólogo:la noche inolvidable
" y su historia escrita estará, con lágrimas y sangre"
Érase en un tiempo y tierra distantes, un reino que vivía próspero, sin contar la amenaza latente de los lobos salvajes. Estos últimos vivían alejados del reino, más no significaba que no aprovechasen la oportunidad para atacar la aldea próspera de los felinos.
Los lobos llevaban siglos tratando de encontrar algo que pudiera asegurarles la victoria inminente sobre la raza de los gatos, pero se les hacía imposible. La tribu de esa especie era demasiado recelosa con sus secretos y bastante esquivos y ágiles contra alguien que los amenazara.
Fue por eso que se las apañaron para conseguir a alguien de la misma especie para poder robar "ese" secreto. Fue así como se consiguieron a un guerrero lo suficientemente audaz y capaz para llevar a cabo esa tarea.
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-Señor… he venido ante usted por razones importantes… urgentes, de hecho-. Decía un joven muchacho con orejas de gato, negras y brillantes, portando una cola del mismo color. Estaba hincado en su rodilla frente a dos personas, gatos o nekos, como se hacían llamar.
Estas dos personas estaban inclinadas sobre una mesa, con pergaminos y mapas regados. –Es un momento de extrema emergencia para mi reino, ¿crees que tengo tiempo para escuchar las historias de un minino?-. Dijo una voz ronca y estresada, la voz del Rey. Un gato alto y fornido de cabello oscuro, de orejas atentas, una cola abundante y ojos chispeantes y verdes. Con una mueca de desprecio hacia el joven gato.
-Llévenselo de mi vista-. Hizo un ademán con la mano mientras volvía concentrarse en sus pergaminos hablando en susurros con otro neko de cabello castaño. Dos guardias altos se apresuraron ante el jovencillo y cuando los tomaron de sus brazos, se apresuró en responder:
-¡Es acerca del traidor!-. Gimoteó el muchacho tratando de zafarse. -¡Nanjiroh Echizen!
Las miradas de los dos individuos, el Rey y su acompañante se alzaron con interés fijo en el jovenzuelo. –Esperen…-. Ordenó con voz calmada e imponente, el neko que acompañaba al Rey.
-Minino…¿te das cuenta de lo que dices?-. Advirtió el Rey. –¿Estas consciente de que lo que puedas decir está relacionado seriamente con el bienestar de nuestro reino?-. el Rey lo miró con ojos entrecerrados y pupilas contraídas.
-Si, mi señor… por eso he venido-. Jadeó el muchacho, los guardias lo dejaron caer al piso. –Ese hombre… había estado pasando información relevante a los lobos acerca de "ese" secreto y…-. pero fue interrumpido por el otro neko.
-Tu nombre…muchacho-. Dijo con voz imperativa. El minino lo miró sorprendido. –Tu nombre-. Pronunció, con voz fuerte y sin gritar. El joven salió de su ensueño.
-Ryoga… Ryoga Echizen-. Dijo tragando saliva. Ambos nekos lo miraron sorprendido. Sin duda alguna estaba relacionado con el traidor… podía ser su hijo. El Rey se acercó al muchacho.
-Tezuka…¿crees que sea bueno confiar en este?-. preguntó con suspicacia en su voz, mientras alzaba la cabeza del chico con la punta de su espada. –Puede ser un traidor a mi reino y a las creencias de nuestro pueblo-. El Rey sonrió ampliamente mostrando una sonrisa de dientes blancos y amenazantes.
-No lo sé, su majestad-. Aseveró el otro. -¿Por qué el traidor mandaría a su hijo, para divulgar su paradero?-. Preguntó tentando al muchacho.
El Rey ronroneó sarcásticamente. –Ni idea… puede ser un despiste… una trampa-. Y afincó el filo en el joven cuello.
-¡No!-. gimió el chico, temiendo lo peor de la espada. –Yo no soy ningún traidor… yo…yo vengo… porque ese hombre es un traidor…un traidor a mi raza…a Su alteza… y a la reina-. Dijo él.
El soberano suavizó su mirada y espada ante la mención de la palabra "reina". –Él… está escapando en este momento… con la familia. Está rumbo al bosque que rodea el reino-.
Tezuka y el Rey se miraron, asintieron y el neko castaño y mirada impasible se retiró corriendo a preparar sus hombres. El Rey miró al muchacho que jadeaba y sudaba frío.
-Serás recompensado conservando tu vida, minino-. Dijo envainando su espada. –Retírenlo de aquí-. Ordenó a los guardias. –Y denle refugio, ahora está solo… es lo menos que puedo hacer por él-.
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Un hombre, de cuerpo atlético y alto miró a la entrada del bosque. Su uniforme de cuero cubría su cuerpo y una espada en su cintura. Era de noche y la lluvia caía como nunca, aún así se podía ver que era piel morena, cabello negro y sus orejas y respectiva cola. Jadeaba… dudaba.
¿Por qué? Ya estaba todo listo, sabía que si en caso de que le descubrieran no tendrían tiempo para explicar… por eso debía asegurar a su familia. En lo profundo del bosque aguardaba un refugio para ella y sus dos hijos. ¿Por qué no llegaba el otro? Había regresado a por unas cosas… y aún no llegaba… no quiso imaginarse lo peor…
Que le hubiesen capturado.
-Nanjiroh… ¿Qué esperas?-. Preguntó una joven mujer asustada, con un niño bebé de alrededor de cinco años, envuelto en una manta para protegerle de la lluvia, y lo mantenía abrazado. – ¡Hay soldados por aquí, y nos están buscando!-. Exclamó ella mirando a sus alrededores, mientras sus orejas castañas se agitaban ante cualquier sonido.
El asintió saliendo del despiste, tomó la mano de la mujer y comenzó a correr a dentro del bosque, hasta que se detuvo bruscamente. -¡espera! ¡Ryoga! ¿Dónde está Ryoga?-. Dijo ella volteando a ver hacia atrás. -¿No estaba siguiéndonos?-. Se preguntó ella asustada.
-Iré por él… por eso necesito que tu y Ryoma vayan a donde les dije, Rinko-. Dijo él, mirando a su mujer.
-Pero…
-¡Papá!-. Dijo una vocecilla bajo la manta asustada. Unos ojos grandes e inocentes de color dorado lo miraban temeroso y confundido. -¡Papá, quiero ir contigo!-. Rogó sacando su manita para que lo tomara. El hombre colocó una mano pesada y mojada sobre la cabeza de su hijo y restregó las orejitas para calmarle.
-Jovencito, ¿y quien va a cuidar a mamá en el camino?-. Preguntó él sonriendo. El bebé hizo un puchero y miró a su madre que le miró reconfortante. Él niño captó el mensaje, y asintió levemente, asumiendo la "responsabilidad". –Bien…ese es mi muchacho-. Susurró orgulloso. –Seguiré con ustedes un par de kilómetros más… de ahí seguirás tu con Ryoma… volveré con Ryoga-. Sin más, apresuraron su paso de gato, hasta llegar a un claro donde se veían a las nubes tormentosas cubrir la luna.
-No me esperen…-. Le dijo a la joven mujer. –Sigan….los alcanzaremos-. Sin más besó a su esposa con pasión en los labios, y besó la frente de su hijo menor. –Los amo-. Ambas partes partieron en caminos distintos.
Nanjiroh retomó el camino de regreso, a por su hijo. Aún no entendía por qué su hijo no regresó; el muchacho era muy listo y ágil, tuvo que haber esquivado a los soldados…
Sus orejas se enderezaron de repente al escuchar instintivamente algo que iba en su dirección. Un proyectil. En efecto, una flecha de la guardia del reino.
-Quedas arrestado, traidor-. Dijo una voz saliendo de la fila de arqueros.
-No me diga… capitán Tezuka-. Rió Nanjiroh, al nuevo capitán de la armada. Había entrenado a ese muchacho… y lo había elevado de rango ante su ausencia.
-Ríndete-. Nanjiroh se encogió de hombros y con velocidad sorprendente desapareció por un instante, Tezuka volteaba alerta a todos lados. -¡No se confíen!-. Sabía lo que estaba haciendo su mentor. Pero fue inútil.
Uno a uno cayeron los arqueros con sus gargantas destajadas… causando una muerte inmediata. Pero su capitán cayó con un golpe en la cabeza con el mango de la espada. –Lo lamento capitán… Mada mada…-. Dijo Nanjiroh y volvió a retomar su camino.
¡CLANK!
Dos espadas chocaron ferozmente una contra la otra. Ante Nanjiroh estaba el Rey en persona. Espada contra espada.
-¿A dónde vas? Esto aún no termina hasta que te mate-. Susurró el Rey empujando su espada contra la de Nanjiroh.
-Si es que eso llega a pasar, Seto-. Dirigirse con tanta familiaridad ante el Rey era una falta de todo. Sin embargo… Nanjiroh lo conocía muy bien, incluso antes de que fuera nombrado como el sucesor del antiguo Rey.
El Rey Seto estaba lívido de ira al ser traicionado… por uno de sus hombres de confianza. ¿Cómo pudo él haber hecho eso? ¿Cómo podía poner a su familia a merced de los lobos?
Eso lo iba a saber, aunque fuese a punta de espadas. Seto giró su espada para intentar golpearle de nuevo… pero el otro neko fue más rápido y comenzó a correr…Nanjiroh sabía que Seto era un hombre de batalla. Entonces le daría una…quizás así…
Su hijo mayor.
Tendría que vencerlo antes que nada, y así tener el camino libre para buscarlo. –No tengo tiempo para esto, Seto-. Dijo Nanjiroh esquivando la espada de nuevo, chocando repetidas veces las cuchillas.
El rey rugió en su salvajismo y orgullo. Volvió a eludirlo y retomó el camino hacia el reino, pero ambos eran muy buenos y sabiendo como acorralar…el rey lo interceptó y agitó su espada ante la cara de Nanjiroh.
Cortándole la piel… lo había esquivado, dejándole solo una raja que cubría ambas mejillas chorreando en sangre… al menos no le voló la cabeza, pensaba Nanjiroh. Seto siguió con su envite hasta llegar nuevamente, entre saltos y carreras, al claro donde Echizen se había despedido de su familia.
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La mujer llamada Rinko corría por el bosque con lo que le permitía su paso. Pudo al fin vislumbrar unas luces borrosas de color naranja. El refugio, pensó ella aliviada-. Faltaba un largo trecho para llegar.
¡Paf!
-¡Ryoma!-. De alguna manera el pequeño se había zafado de los brazos de su madre y comenzó a correr en dirección contraria. -¡Vuelve!
-¡Papá está en peligro!-. Lloró el niño mientras seguía corriendo. Era demasiado rápido para su edad, pero la madre trataba de mantenerle el paso. El neko sentía algo grave venir… su padre…su hermano.
¿Qué pasaría con ellos?
-
El adulto se apoyó en un árbol… mirando al rey que aún mantenía en alto la espada frente a él. Seto jadeaba y tenia una herida en el brazo izquierdo. Nanjiroh escupió la sangre que se colaba por su boca.
Ambos estaban cansados, la lluvia golpeando sus vestimentas y colas solo lo hacía más pesados.
-Solamente quiero buscar a mi hijo-. Soltó Nanjiroh suspirando. –Lo busco y no me volverás a ver en toda tu vida, Seto-.
El rey en su estupor rió amargamente. –No dejaré que te libres así no más…. Me has traicionado… Tu… tu a quien consideré como un hermano… Has puesto en peligro a mi familia…mi única hija…-. A Seto le tembló la voz, sus ojos verdes amenazados con lágrimas sin salir. -¿Vas a delatarnos por última vez?
Era el turno de Nanjiroh para reír. –No… solo quiero que me dejes en paz… en vista de que no me vas a escuchar… entonces déjame ir con mi familia, deja que busque a mi hijo-.
Seto sonrió de lado… -El muchacho pasará a mejor vida-. Con un grito desesperado, Echizen se abalanzó con su espada al rey. Golpeando y cortando contra la espada del otro. -¡Si quieres escapar, será muerto!-. Ambos tomaron distancia en un salto y volvieron a lanzarse el uno contra el otro, espadas blandidas y extendidas.
Y el filo cortó la carne, atravesando por completo su cuerpo.
El rey retiró la espada de un tirón del cuerpo de Echizen, dejando la sangre correr abundante bajo ellos. Nanjiroh cayó de rodillas sujetando su estómago. Sonrió con tristeza y dolor…
Dolor por su orgullo mal herido… dolor por no poder seguir con su familia…
-Tú…hija…nunca… la tocarán….perdóname -. Susurró él antes de ser absorbido por la oscuridad y ligereza de la muerte. El rey no escuchó eso…estaba demasiado ensimismado con el sonido de la lluvia y la pena en su corazón que solo reaccionó con el crujir de unas hojas.
Se volteó a ver, alerta. Y vio unas orejitas y unos ojos rojizos asomarse detrás de una roca. Estaba temblorosa y aterrada… había presenciado todo.
-Pa…papá…
-Sakuno…-. Susurró él abriendo los ojos al ver a su pequeña ahí, mojada y con la sorpresa encarnada en su cara. Envainó su espada y se alejó del cuerpo del muerto. -¡¿Qué demonios?! ¿¡Cómo llegaste hasta aquí?!-. Subió a la niña en brazos zarandeándola violentamente. Pero ella solo miró el cuerpo de un hombre caído por la espada de su padre, y el aroma de su sangre impregnándola. Lágrimas salieron de los inocentes ojos, sin saber por qué.
El rey al ver a su hija sintió un golpe en su corazón, no podía remediar lo que su hija había visto. Sin decir más, la recostó sobre su hombro.
Pero la niña vio algo que su padre nunca iba de saber….
Unos ojos dorados inundados de lágrimas y sed de venganza al lado del cuerpo del hombre que su padre había asesinado.
NOTAS DE AUTORA
Hola a todas las lectoras! un saludo para las atrevidas que dieron click en el link... este es mi primer fic, esperamo que les agrade, surgió de una sesión de drabbles que hice, y decidí desarrollarla más
Esto apenas es el prólogo, creo que vienen otros capitulillos por ahí XD así que esten pendientes
Se les agradecen por favor aportar reviews a maneras de críticas constructivas. Esto solo lo hacemos por diversión no dañar a nadie. Seamos maduros todos y comportémonos como personas civilizadas.
Recuerden que denigrar a otra persona es denigrarse a sí mismo, pues vemos reflejados en otros lo que en realidad somos.
