.-°-Toca.mi. piel-°-.

Hello! Ah aquí estoy... un poco antes de lo que pensé... esta nueva idea es un poco diferente... Lin no es una dulce y tierna jovencita... jaja... sino más bien una mujer que encierra mil misterios...será interesante ver cómo él puede luchar por ella... cómo hacer que lo ame.

Acotaciones:

- Diálogos

" " Pensamientos

&&&&& Cambio de escena

Una mujer de cabello negro azabache salía de una junta siendo seguida por su más íntima amiga, su asistente, quien era la única que había logrado entenderla sin juzgarla como todos los demás lo hacían. Ambas caminaron en silencio del salón de reuniones a la oficina que compartían, sus pensamientos estaban aún ocupados por la sociedad recién propuesta, algo que parecía muy conveniente para la empresa de la joven dueña pero que les causaba cierta desconfianza al no hacer contado con la presencia del propietario, sino sólo con la de un empleado de confianza. Al parecer lo consideraron casi como una falta de seriedad. Las mujeres se sentaron en sus respectivos escritorios y fue entonces cuando Lin habló a su amiga.

- ¿Crees que debamos?

- Primero tenemos que conocer al dueño, no somos una empresa pequeña para que no tenga la atención de presentarse.

- Sí, tienes razón Kagome… si nosotras estuvimos, él debe estar.

- ¿Nosotras? –rió como si la otra hubiese hecho una broma- Dirás tú, yo soy sólo tu asistente.

- Sabes que eres mi mejor amiga… y creo que la única. Tal vez los papeles no lo digan, pero Hoshi también es tu empresa. –sonrió y tomó el teléfono para pedirle a la secretaria de ambas que la comunicara con el dueño de la otra empresa.- Kagome, hay que salir y divertirnos esta noche.

- ¿Ya tienes a alguien en mente? –preguntó con la confianza que sólo ella podía tener.

- Claro que no –rió y le arrojó una bola de papel jugando- Qué no puedo sólo querer salir con mi amiga por sana diversión…

- No, la verdad no… te conozco. –recogió el papel y lo tiró al cesto mientras tomaba una carpeta para protegerse de un nuevo ataque que sabía iba a recibir.

- Pues entonces no vamos y nos quedamos aburridas y solas –le lanzó un nuevo proyectil, esta vez Kagome iba a regresarlo pero el teléfono las interrumpió.

- Señorita, el señor Inu Tashou está en la línea.

- Gracias.-presionó un botón para poner la llamada en el altavoz y que su amiga escuchara- Señor, es un honor poder hablar con usted –dijo mostrando el lado sarcástico que todo mundo conocía.

- Dígame señorita en qué la puedo ayudar, creí que mi personal podría resolver todas las dudas acerca de la sociedad.

- No tengo dudas, es sólo que me parece que para cerrar un trato de tal magnitud es necesario contar con la presencia de ambos.

- Veo que es está usted muy segura de lo que desea.

- Claro, estando en mi posición siempre es necesario, sólo espero que usted también esté seguro de lo que hace. –Kagome sólo abrió los ojos como platos sabiendo a lo que se arriesgaba con esos comentarios.

-Por supuestoque lo estoy, eso no debe preocuparle, que le parece esta misma semana cerrar el trato, pasado mañana –afirmó sabiendo que sólo ese tiempo no sería suficiente para que la joven analizara todos los puntos del trato que, en cierta forma, le eran más convenientes a él.

- Perfecto, puede concertar la cita a la hora que mejor le parezca, desocuparé mi agenda sólo para usted.

- Muy bien –entonces ambos pasaron la llamada a sus respectivas secretarias, Lin se puso de pie caminando furiosa.

- ¡Quién se cree para tratarme así! No tiene ningún derecho de hacerlo… pero verá que no soy alguien fácil de intimidar… ni de vencer.

- Cálmate, no es para tanto, además no tienes idea de lo que acabas de hacer, no podemos revisar todos los puntos del contrato en tan poco tiempo.

- Lo haremos Kagome… aunque no salgamos hoy –rió ya más relajada y fue hasta su escritorio para comenzar a trabajar.

&&&&&

- Es sólo una niña impetuosa –afirmó Inu Tashou a sus dos hijos que estaban con él en la oficina y que también lo escucharon todo.

- Entonces lo que dicen de su cinismo es cierto… quizás lo demás también lo sea… -inquirió el mayor.

- Cálmate Sesshoumaru –intervino su hermano menor- ni siquiera la conoces y ya estás pensando llevártela a la cama- lo regañó el joven que a pesar de tener un carácter fuerte como su hermano y padre, era un tanto más noble.

- Basta –los interrumpió el padre- Inuyasha, necesito que te encargues de ella, haz que firme ese contrato de forma conveniente.

- Déjamelo a mi y veamos si la "lluvia de oro" es capaz de resistirse. –interrumpió Sesshoumaru refiriéndose a Lin como solían llamarla las personas, fuera e inclusive dentro de su propia empresa.

- No podemos arriesgarnos a que el arreglo falle por una aventura tuya, Inuyasha se encargará –acto seguido el hombre mayor dejó el lugar y a dos hijos que ahora tenían un pequeño contrapunte más, aunque el mayor sólo le dedicó una mirada de desprecio y salió a resolver algún asunto personal mientras planeaba cómo haría suya sólo por venganza a la joven que además de todo era bastante hermosa.

Iba en su convertible a gran velocidad por una de las principales avenidas de la ciudad, que por fortuna a esas horas no tenía tráfico. Pronto legó aun departamento en lo más alto de un lujoso edificio y llamó a su asistente personal, un hombre de ojos de sapo que trabajaba para él desde hacía mucho tiempo, acudió en tan sólo algunos minutos y recibió órdenes precisas de investigar a una mujer. Así Sesshoumaru tendría las armas necesarias para hacerla caer, ante la empresa y ante él por una noche.

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Inuyasha bajó del auto y llegó a la recepción de las grandes oficinas donde reconoció a su hermano de inmediato y ya algo enfurecido fue a preguntarle qué hacía ahí luego de las claras instrucciones de su padre.

- Sólo creí conveniente estar aquí –respondió mientras alguien ya los guiaba a donde dos jóvenes mujeres los esperaban, una de ellas tranquila y la otra algo enojada.

- Sé qué es lo que buscas pero de aquí no lo obtengas, no puedes arriesgar tanto por una tontería así.- respondió cuidando de que quien estaba con ellos no pudiese entender de qué hablaba.

- Puedo hacer lo que más me plazca, te guste o no.

- ¿Y mi padre?

- A ti no te importa eso. –fue lo último que se dijo en el trayecto de varios pisos hasta el más alto.

Lin y Kagome ya estaban en la sala de juntas, ambas desveladas y muy cansadas a pesar de lo cual ninguna lucía menos hermosa. Un aviso por teléfono les indicó que los hijos del señor Inu Tashou estaban ya en la empresa, la joven dueña dio órdenes de que los dejaran pasar pero se sintió irritada por la falta del dueño, aunque hubiese mandado a sus hijos no tuvo la atención de asistir. Pronto los dos jóvenes entraron llamando la atención de ambas mujeres, sus ojos dorados y sus largas melenas, era obvio que se trataba de dos hermanos por su parecido pero a la vez la diferencia era demasiado notoria, uno lucía frío e indiferente con la mirada inexpresiva mientras que el otro parecía tener fuego en su interior.

- Señoritas… -saludó Inuyasha mientras el otro permaneció en silencio.

- Disculpen, me gustaría saber por qué su padre no nos honra hoy con su presencia.

- Él estaba un poco indispuesto y es por eso que nos ha mandado en su representación, espero que no haya problemas –respondió el menor a Lin mientras él y su hermano tomaban asiento.

- Estoy segura de que podemos arreglarnos –interrumpió Kagome antes de que Lin dijera algo inapropiado.

- Entonces señores, es mejor que discutamos algunas cláusulas del contrato que parecen tener errores.

- El contrato estaba bien diseñado para servir a ambas empresas por esta ocasión especial. –se contrapuso Sesshoumaru

- El contrato sirve… en efecto. –continuó Lin- Pero no para todos, hay ciertas cosas que dejan a Hoshi en desventaja, quizás no seamos la empresa más grande de Japón, pero conozco el negocio y sé que ustedes tratan de tomar ventaja de este acuerdo….

- ¿Y no cree que deberíamos tenerla si nosotros fuimos el gancho para la cuenta publicitaria que nos une?

- Ustedes fueron un gancho… pero la presencia de Hoshi fue solicitada por el cliente, además, ambas empresas pondremos la misma cantidad de recursos, debemos obtener los mismos beneficios…

Así dentro de una discusión enérgica Lin y Sesshoumaru discutieron los puntos, él con los ojos de hielo inmutables ante cualquier preocupación y ella con los propios llenos de un espíritu vivo y sensible que le hacía imposible ocultar la molestia que ese hombre le significaba. Después de largo rato Inuyasha y Kagome intervinieron, justo cuando la sociedad parecía llegar a su fin entes de empezar, gracias a ellos el contrato sufrió los arreglos necesarios y fue firmado por ambas partes.

- Ha sido un placer llegar a este acuerdo, espero que nuestros abogados se encarguen de lo demás –dijo Inuyasha dando la mano a Kagome y notándola por primera vez, la miró con algo de insistencia algo en ella era familiar, quizás demasiado.

- Espero que no sea la última vez que tenga el placer de verla –se despidió Sesshoumaru de Lin con un beso en la mano y tono casi sarcástico, a pesar de que en verdad tenía planes de encontrarse de nuevo.

- Yo no contaría con ello, señor.

- Sesshoumaru –la corrigió- y eso lo veremos. –acto seguido se retiraron los dos hombres y ellas regresaron a su oficina.

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- Vaya par de hermanos… son tan insoportables.

- El mayor es algo antipático pero Inuyasha…

- Pues si… tengo que admitir que es más sociable… Sesshoumaru se me insinuó muy directamente, tal vez le de el gusto…

- Nunca cambias –respondió resignada Kagome.

- Oye… lo frío no le quita lo atractivo, igual que al hermano… nunca he intentado estar con dos hermanos, siempre hay una primera vez –rió luego de decir lo que tomó como broma, aunque su amiga la miró con seriedad. - ¿Qué pasa?

- Nada… es que… bueno yo… nada, no pasa nada.

- Kagome te conozco… no me digas… es algo… es por ellos… te conozco… Inuyasha.. sí, te gustó Inuyasha… -le dijo sacando conclusiones en base a lo mucho que la conocía y al tono carmín de sus mejillas.

- Claro que no –se sonrojó más- es sólo que tiene algo, pero sabes que tengo novio.

- Sí claro y como quieres tanto a Houyo. Pero no sabes nada de Inuyasha ¿Por qué no lo investigamos?

- Estás loca –le respondió conociendo cómo su amiga algunas veces no era muy sensata.

- Bueno, si no quieres, lo haré yo sola. De cualquier forma nada se pierde…

- Como dices que me gusta ya no le pondrás un dedo encima –terminó lo que la otra estaba pensando y ambas rieron.

- Claro, pero el hermano es otra historia…

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Inuyasha llegó a su departamento luego de un día difícil en buena parte gracias a su hermano. Se quitó la corbata y abrió los primeros botones de su camisa mientras encendía la música con un control remoto. Fue a su pequeño bar y sacó un vaso para tomar un trago de brandy, entonces el sonido de la puerta abriéndose lo distrajo, por ella entró una mujer de cabellos negros y largos vestida de forma sensual y provocadora, al instante la reconoció como su novia.

- Kikyo, no te esperaba esta noche, creí que trabajarías hasta tarde.

- Eso iba a hacer –lo besó en los labios- pero quería verte.

Esa noche la pasarían juntos como tantas otras durante sus casi dos años de estar en la relación. Se conocieron en una fiesta hacía tiempo, ella era una diseñadora famosa y desde la primera vez que lo vio supo que sería alguien especial en su vida y a Inuyasha le pasó lo mismo, fue casi como amor a primera vista. Desde ese entonces su noviazgo era peculiar y casi perfecto.

- ¿No tuviste un buen día? –preguntó la mujer ya sentada en el sillón y con una copa en la mano.

- No, el estúpido de Sesshoumaru se metió en un asunto mío por capricho.

- ¿Es bonita?

- ¿Quién? –preguntó desconcertado.

- El capricho de tu hermano, quiero saber si tengo motivos para preocuparme de que estés cerca de ella.

- Feh! Cómo dices eso no seas tonta, además… ¿cómo sabes que su capricho es una mujer?

- Me has contado mucho sobre él. –mintió ocultando, como siempre, la otra forma en la que conocía a su cuñado.

- Supongo…. Pero no sé si sea bonita, no lo noté. –refunfuñó abrazándola y pensando en quien sí notó. - ¿Cuándo es tu desfile?

- En una semana… y todavía no tengo el amuleto… no he tenido tiempo de ir a buscarlo a donde me dijeron… mandaría a alguien pero no funciona igual si no hay un lazo emocional… -explicó la joven que tenía poderes de sacerdotisa a pesar de no dedicarse a eso.

- ¿A dónde tienes que ir?

- A un templo en las afueras… el templo Higurashi… es un lugar famoso por su árbol sagrado y una antigua perla, pero no lo conozco.

- ¿Sirve si yo te consigo el amuleto?

- ¿Si tú vas por él? Sí… pero estás ocupado.

- Para ti siempre tengo tiempo –la besó en los labios primero con suavidad pero paulatinamente aumentó el ritmo iniciando una noche apasionada.

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Sesshoumaru recibió por fax esa misma noche el reporte que pidió sobre la joven empresaria, lo leyó sonriendo mientras se daba cuenta de que sería casi un reto tener a Lin en su cama. Era una mujer decidida y voluntariosa a la cual el apodo "Lluvia de oro" emulando a un arbusto hermoso lleno de flores amarillas como doradas pero muy tóxico, le iba más que bien, sobre su pasado no había mucho pero eso no era importante, él quería estar con ella a costa de lo que fuera.

Con un té en las manos caminó por el pasillo principal de su departamento hasta al fondo toparse con una puerta, la abrió con lentitud y encendió las luces tenues que iluminaban el sitio apenas. Alrededor había varios libreros llenos de ejemplares, la mayoría de colección, al fondo una lap top que guardaba, al igual que el resto de la habitación, un lado de él que nadie nunca llegó a conocer. En especial ninguna de las mujeres que desfilaban por ahí con suma frecuencia.

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Lin salía del expendio donde todas las mañanas se detenía a comprar café para ella y para Kagome, su auto estaba estacionado apenas a una cuadra de distancia pero antes de llegar a él notó a un hombre alto de ojos dorados que sin decir nada caminaba detrás de ella, decidió ignorarlo. Cuando al fin llegó al vehículo vio que sobre el cofre había una rosa amarilla y una tarjeta, de inmediato sonrió algo sarcástica y volteó para toparse de frente con Sesshoumaru pero él no se detuvo, sólo continuó caminando como si no estuviese ahí, como si la flor no fuese de su autoría, ella sólo le dedicó una mirada fulminante y se giró de nuevo hacia el auto. Dejó las bebidas en el techo y tomó la flor leyendo la tarjeta "Aunque no sea tan hermosa como tú", decía el papel.

- Claro, como las dos somos flores… -habló con tristeza para sí misma y la arrugó tirándola al suelo, aunque la rosa la dejó en el interior y más tarde la subió a su oficina para ponerla en agua.

- ¿Tú la trajiste? –preguntó Kagome al entrar y ver un pequeño florero.

- No, me la dio Sesshoumaru, pero el muy estúpido se pasó enfrente de mi sin siquiera mirarme.

- Deberías hacerle caso, es igual a ti – Lin rió y tomó en cuenta el comentario de su amiga, aunque por el momento estaba más ocupada en leer la pequeña investigación que recién le entregaron, donde además de datos generales también figuraba la novia de Inuyasha- ¿Es la investigación de Inuyasha?

- ¿Cómo sabes?

- Porque los asuntos de la oficina los recibo primero. Y… ¿qué dice? –preguntó ocultando su ligero nerviosismo producto de una noche en que su mente estuvo al lado del chico de ojos dorados.

- Empresario, ha estado en el extranjero, es eficiente en su trabajo…

- Y está casado… digo, por tu expresión.

- Tiene novia, desde hace dos años… - Lin vio a su amiga desviar la mirada y luego sonreír con algo de desilusión, sabía que lo siguiente sería un comentario para convencerse de que amaba a su novio.

- Qué bueno, el mismo tiempo que tengo con Houyo… también deben quererse mucho. Oye nos llegaron unos papeles de relaciones públicas… -el cambio de tema fue muy abrupto, pero Lin conocía perfectamente la razón de ello.

Kagome era una joven sincera y alegre, la única que fue su verdadera amiga todo el tiempo más allá cómo se mostraba ella para con los demás, nunca dudó en intentar conocerla más y acercarse. Quizás era su naturaleza o los poderes de sacerdotisa que la impulsaban a buscar en el interior de cualquiera. Aunque eso mismo era lo que la mantenía casi atada a un hombre que era bueno y decía amarla aunque ella no sentía lo mismo por él, Kagome no conocía lo que era amar a alguien con toda su alma.

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Lin estaba e la computadora de su casa leyendo un informe de suma importancia para obtener la cuenta para la publicidad de una empresa multinacional que apenas llegaba a Japón, ya que de hacerlo sería la clave para poner de nuevo a su agencia como la mejor en el país. La historia que la llevaba hasta esa competitividad quizás exagerada era muy larga y algo dura, pero la razón principal era que para la joven, Hoshi representaba lo único que tenía de sus padres, a lo que ambos le dedicaron su vida y que por desgracia no pudo entender de ellos, no estuvieron ahí para transmitirle todo lo que representó su misión profesional de la vida.

Cerró los ojos cansada y con cierto dolor en el cuello, entonces se dio cuenta de que si no descansaba algo no estaría bien para la presentación del día siguiente, en especial porque debía levantarse temprano para la previa reunión con Kagome, los detalles ya estaban más que vistos pero Lin insistía en perfeccionarlo todo.

- Mejor me voy a dormir… -suspiró sabiendo que tres horas de sueño serían lo más que tendría esa madrugada.

Al despertar su cuerpo estaba agotado pero no le importó, ya que era un día demasiado importante para sentirse cansada, tomó un baño rápido y se arregló para lucir muy linda, ya que en su experiencia eso ayudaba cuando los empresarios eran hombres.

Entró apresurada al expendio donde a diario compraba algo de café para ella y para Kagome y fue atendida por la misma persona, tomó ambos vasos y caminó hacia la salida, pero en la puerta se topó con cierta dificultad, ya que sus manos estaban ocupadas, por fortuna un amable extraño le facilitó el paso deteniendo la puerta de cristal.

- Gracias –respondió algo apurada mientras buscaba el rostro del hombre, que para su sorpresa ostentaba dos dorados ojos fríos y soberbios.

- Es un placer.

- No lo puedo creer… -negó con la cabeza mientras abandonaba el lugar sin mirarlo de nuevo.

- Deberías relajarte entes del gran momento. –le aconsejó Sesshoumaru en tono casi burlón mientras la seguía hasta su auto.

- No creí que fueras tan patético como para acosar a alguien.

- ¿Crees que te acoso? No sabes lo que es eso, sólo vine a desearte suerte, la necesitarás. –ella se detuvo un instante para mirarlo a los ojos justo antes de dejar ambos vasos en el techo de su auto y abrirlo para entrar en él.

- La suerte la vas a necesitar tú, claro, si es que vas a tener el valor para afrontarme.

- Nos veremos al medio día y… por cierto, bonito atuendo, es una lástima que el dueño se encuentre enfermo y su hija vaya a ir en representación de él –sin dedicarle ni una última mirada se alejó y se perdió al dar la vuelta en una esquina, dejando a Lin más que enojada y demasiado nerviosa.

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- ¡Es un maldito idiota! Sólo busca ponerme los nervios de punta pero no lo va lograr, Kagome… no me voy a dejar vencer por él…

- Sí, buenos días también tuve una linda noche. Es bueno ver que estás tranquila.

- Es que no es posible… me acosa… nunca antes lo vi y ahora me lo topo por las mañanas…

- ¿Sesshoumaru?

- Sí, el estúpido me sigue a donde compro el café… -entonces recapacitó que aún detenía los recipientes y le entregó el suyo a Kagome- Hoy llegó según él para desearme suerte… y me dijo que el dueño de la empresa está enfermo y que su hija será la que nos reciba…

- ¿Crees que sea cierto?

- No lo dudo, él no mentiría… me lo dijo para ponerme nerviosa…

- Y lo consiguió.

- Pues claro que sí… estudiamos todo sobre ese hombre para ganar la cuenta y sobre su hija no sabemos nada… qué vamos a hacer ahora…

- Calma… ya tranquila Lin… sabemos lo que tenemos, todo va a salir bien. Ese hombre te afecta más de lo que debería, sólo ignóralo…

- Lo sé… -suspiró dejándose caer en un sillón- Es sólo que me pone nerviosa… pero hoy verá… vamos a quedarnos con esa cuenta…

- Así se habla, ahora tómate el café antes de que enfríe y vamos a repasar la campaña, aunque no creo que puedas sabértelo mejor –Kagome sonrió intentando aparentar normalidad aunque no pudo.

- ¿Estás bien?

- Claro…

-Por supuesto que no… ¿qué pasa?

- Ayer alguien extraño fue al templo por un amuleto y nos pasmos largo rato hablando… pero sólo eso.

- Ahora no quieres hablar… -miró a su amiga a los ojos y encontró en ellos una expresión de confusión- Está bien… dejaremos el interrogatorio para más tarde –sonrió y vio como Kagome se giró entonces para restarle importancia al asunto y poder ocultar lo que le pasaba, no por falta de confianza, sino por miedo a admitirlo y no poder evitar lo que se estaba desencadenando en su interior, algo que sólo le haría daño.

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En una sala se reunieron varias personas, Lin acompañada de Kagome, la joven hija del dueño de la empresa, algunos otros representantes de empresas publicitarias y Sesshoumaru. Lo primero fue hacer la presentaciones debidas y que las agencias publicitarias de menos importancia expusieran sus campañas bajo dos ojos rojos e indiferentes que no mostraron más desdén por el trabajo de las empresas más pequeñas, por lo que Lin empezó a estar algo nerviosa temiendo de lo que pudiera suceder, de no hacer bien su trabajo.

- Calma… -de dijo su amiga al notarla.

- Esa mujer Kagura no lo sé… me da desconfianza…

- Lo sé, pero ahora tenemos que concentrarnos, ignora su mirada…

- Trataré… -para relajarse desvió los ojos castaños hacia otro sitio, por desgracia se tomó con un par de icebergs dorados y penetrantes que desde el inicio la observaban planeando cada paso del golpe que darían en esa reunión. Sesshoumaru sabía que la mejor forma de tener a Lin sería quebrando la barrera que la protegía, haciéndola sentir insegura.

CoNTiNuaRá...

Ejem... espero que les haya gustado... no sé qué tan larga sea, sólo quiero que se pasen un buen rato leyendo...

Si tienen un segundo les pido un comentario, cualquier crítica es buena, sobre todo ahora jeje... el principio siempre es lo más difícil...

Mil gracias.