En primer lugar, los sextillizos obviamente no me pertenecen.
Este fanfic está basado en el video creado por fans de Synesthesia Ghost, la historia es la misma pero mucho más expandida. Si alguien ha visto ese video sabrá que esto va a ser de todo menos alegre xD.
En este fic hay un personaje inventado llamado Atsuko, no voy a contar nada de su físico o aficiones por una sola razón: me gustaría que la lectora imaginase que es ella misma.
–¡Suéltalo Osomatsu! –gritaban mis compañeros de clase, pero no podía hacerles caso. Mi puño seguía impactando en el rostro de esa miserable rata de Kawamura, sin intención de detenerme. Cuando mi mano comenzó a mancharse de la sangre que le salía de la nariz, llegó mi profesor y me apartó con violencia. Todos me observaban horrorizados, me había pasado mucho y no era nada normal ver tanta violencia entre unos niños de primaria.
Me llevaron al despacho del director y me encerraron allí mientras los profesores hablaban desde el otro lado de la puerta, podía escuchar sus murmullos. Comenzaba a notar cansancio en el cuerpo y arcadas, había usado toda mi salud en dar esos golpes, más de la que ya tenía. Era demasiado débil para pelearme pero por suerte mi rival Kawamura también lo era.
Finalmente y después de un largo rato, entró mi madre al despacho acompañada por el director. A mi madre le bastó dirigirme la mirada a los ojos un segundo para derrumbarse y echarse a llorar. El director me miraba con lastima y me preguntó débilmente "¿Por qué lo has hecho?"
–Ese payaso ha dicho cosas horribles de mis hermanos–dije firmemente.
Era normal reaccionar así ¿no? Les tenía que proteger a los cinco. Lamentablemente, no parecieron entenderme a pesar de tener toda la razón, mi madre incluso comenzó a llorar con más fuerza.
El profesor conejo, apodado así por sus largos dientes, entró hecho una fiera, al parecer había escuchado todo desde la puerta. Me gritó unas palabras horribles, unas que resonaron varios días en mi cabeza, días en los que lloré por su culpa. Pero por suerte con el tiempo las borré de mi memoria.
Y así comenzó el juego
Lleva una ropa llamativa y unas gafas de sol puestas, sé que contestar "Hola Karamatsu"
Mira sin parar revistas de idols babeando, sé que contestar "Hola Choromatsu"
Le rodea un aura oscura mientras da de comer a los gatos callejeros, sé que contestar "Hola Ichimatsu"
Se mueve como un loco mientras dice palabras sin sentido, sé que contestar "Hola Jyushimatsu"
Mira fijamente su móvil y cuando aparta la vista muestra una falsa expresión inocente, sé que contestar "Hola Todomatsu"
"Atsuko te han venido a buscar" gritó su madre desde la planta baja.
La chica no bajó, estaba demasiado distraída mirando unos cuadernos mientras usaba todas sus fuerzas para no llorar. "¿Por qué todo eso se volvió tan irreal e inhumano?" se preguntaba. La puerta de su cuarto repentinamente se abrió obligándole a guardar con prisas el cuaderno en el cajón del escritorio. Suerte que lo hizo, porque cuando se giró para ver quien había irrumpido se encontró a la última persona que tenía que mirar esos viejos recuerdos.
–Hello my friend ¿Qué tenías ahí?
Atsuko miró al chico de diecisiete años, seguía llevando la misma ropa ridícula de siempre. Normalmente se quejaría pero, en esa situación solo podía suspirar con pesar, el día siguiente era el elegido por sus padres para intentar terminar el juego.
–Cosas mías ¿Qué tal estas Karamatsu?
–I'm good ¿Te vienes a mi casa? My brothers y yo vamos a jugar al mahjong y nos gustaría que nos acompañases en la partida.
–Está bien–susurró.
Bajó las escaleras con prisa, lo último que quería era encontrarse con su madre y su mirada de "tienes que salir de esto". Pero lo peor sería llegar a casa de los Matsuno y encontrarse con la mirada de los padres de los sextillizos, sabía que la odiaban y no les culpaba. Entendía que la vieran como a un monstruo.
Cuando llegó a la casa de los Matsuno ya estaban todas las fichas del mahjong preparadas, a su alrededor ya estaban posicionados los primeros jugadores, sabía perfectamente quienes eran por sus sudaderas, una morada, una verde, una amarilla y una rosa.
–Voy a buscar a Osomatsu–le dijo Karamatsu.
Atsuko asintió con miedo, pero más miedo le invadió cuando la madre Matsuno apareció por la puerta con expresión severa aprovechando que su hijo se había encerrado en la habitación unos segundos.
–¿Qué pasó al final? –le preguntó la señora fríamente.
–Me han cerrado el blog, la cuenta de YouTube, la de Nico video y face–contestó Atsuko desviando los ojos sin saber cómo actuar.
–¿Ya están todas cerradas entonces?
Atsuko asintió pero mentía porque todavía quedaban las de twitter y pixiv. No importaba, por mucho que le doliera a su madre, Atsuko sabía que la desaparición de sus cuentas no iba a detener ese fenómeno originado durante esos largos años. Incluso sabía que no iban a durar mucho las páginas cerradas, ya había comenzado un movimiento de protesta ante su cierre en las redes sociales.
Osomatsu se asomó por la puerta y saludó a Atsuko, su madre al verlo se marchó.
–¿Qué te ha dicho? –le preguntó a su amiga con una amplia sonrisa en la cara.
–Nada en especial. No tendrías que sonreír así.
–¿Por qué no? –preguntó Osomatsu con inocencia–. Hoy será un gran día, ganaré a mis hermanos con paliza al mahjong ya verás.
–Mañana vienen a buscarte, no huyas de esa realidad.
Hubo un intenso y doloroso silencio, Osomatsu solo contestó pasando por su lado en silencio hasta llegar a la mesa de mahjong.
–Empecemos el juego.
"El último juego" pensó Atsuko ante las palabras de Osomatsu.
Al día siguiente Atsuko no se atrevió a ir a ver como se llevaban a su amigo. Estaba ya derrumbada y sabía que un poco más bastaría para desgarrarla.
No se atrevió a visitarlo al día siguiente
Ni al siguiente
Ni al siguiente
Tuvo que pasar más o menos una semana para que pisara aquel psiquiátrico.
El ambiente era espeso y se sentía un gélido frío. Atsuko miraba de un lado a otro vigilando, ese lugar le producía terror. Estaba ante la ventanilla de visitas esperando a que su amigo llegara. Esos minutos de espera fueron eternos, uno de los pacientes del recinto comenzó a chillar a su visita desde el otro lado de la ventanilla amenazándole con castrarlo. Atsuko temblaba de miedo y en ocasiones se preguntaba, si su amigo que para ella era como un hermano se merecía estar en un lugar tan cruel a pesar de todo.
–Hola–le dijo su amigo desde el otro lado de la ventanilla, finalmente llegó. Costaba diferenciarlo más de lo normal debido a la ropa blanca de pacientes que traía puesta, pero a Atsuko le bastaba ver la expresión de su cara para saber quién era.
–Hola Ichimatsu.
Hablaron todo el rato que les permitieron. Atsuko hablaba gran parte del tiempo porque Ichimatsu no era precisamente alguien hablador. Solo se interesó por el estado de sus amigos los gatos y su amiga le prometió que cuidaría de ellos.
Al día siguiente Atsuko volvió a ir. Esta vez se encontró con alguien diferente.
–Hola Choromatsu.
Choromatsu se vio muy feliz de ver a Atsuko, se pasó todo el rato hablando él, quejándose del estado del psiquiátrico y del miedo que le daban los otros pacientes. Normal en el sitio que estaban.
Al día siguiente Atsuko volvió a ir. Esta vez se encontró a alguien diferente.
–Hola Todomatsu.
Ese día hablaron poco, Todomatsu se pasó la mayor parte del tiempo llorando.
Al día siguiente Atsuko volvió a ir. Esta vez se encontró a alguien diferente.
–Hola Karamatsu.
Karamatsu se colocó con su típica pose de superior y comenzó a contar anécdotas exageradas de su día a día en el psiquiátrico. Todas esas anécdotas eran mezcladas con palabras en inglés como era normal en él. También se quejó de la ropa y criticó el gusto por la moda de esa institución. Esperaba que con su manera de ser Karamatsu no irritara mucho a los otros pacientes.
Al día siguiente Atsuko volvió a ir. Esta vez se encontró a alguien diferente.
–Hola Jyushimatsu.
Bueno, la visita con Jyushimatsu no duró mucho, las enfermeras no tardaron en llevárselo por las cosas raras que hacía.
Al día siguiente Atsuko volvió a ir. Esta vez se encontró a alguien diferente.
–Hola Osomatsu.
Osomatsu solo le dijo una cosa: "Mientras este con mis hermanos todo estará bien"
A Atsuko se le hizo costumbre durante un mes entero ir al psiquiátrico cada día, sin importar el tiempo y sin ninguna excepción. Incluso cuando hubo huelga de autobuses pagó un taxi para ir hacía allí gastándose 6500 yens, gran parte del dinero que le quedaba ese mes.
En todas esas visitas había una cosa clara, no había ningún avance en él.
Un día se encontró a Chibita saliendo del psiquiátrico, no le extrañaba verle allí, Atsuko sabía que se sentía culpable por ser uno de los que más torturaron a su amigo de pequeño con el tema. Pero no le alegro verle allí, como había tenido una visita recientemente estaba convencida que pasarían unas horas hasta que le dejaran ver a su amigo.
Entró dispuesta a ponerse cómoda en la sala de espera hasta que llegara el momento, pero una trabajadora del recinto se acercó a ella y la obligo a acompañarla. La mente de Atsuko se inundó de nervios. Sabía que en cualquier momento la interrogarían, pero no estaba preparada todavía.
La metieron en una sala sencilla ocupada por dos estantes y mesa con dos sillas. En la silla más grande estaba sentada una mujer de expresión amenazante, era una de las psicólogas del recinto. Siendo un psiquiátrico sabía del gran nivel que tenía esa mujer para estar ahí sentada. Eso le produjo pánico.
–Tu amigo no mejora–le comunicó a Atsuko con voz severa.
–Lo sé.
–¿Eres su mejor amiga no? Explícame desde el principio como se llegó a esta situación. Es difícil enterarme cuando en cada sesión hablo con una persona diferente.
Atsuko sabía perfectamente toda la historia, la vivió entera, y lo que no había visto se lo contó Osomatsu con todo detalle. Era la único en el mundo que no quería hacer en ese momento, explicar la verdad, pero estaba acorralada, ya no había más remedio.
Todo comenzó cuando Dios quiso ser cruel...
9 años atrás
Osomatsu se encontraba hecho una bola en un rincón de su casa, completamente magullado debido a unos compañeros de colegio que solían meterse con él, era lo normal y lloraba, hasta que su madre decidió romper el llanto.
–¿Te pasa algo cariño? –le preguntó con voz dulce.
–Nada–respondió apático.
Su madre parecía nerviosa, pero a Osomatsu no pareció importarle hasta que vio cómo sujetaba un gran sobre entre sus temblorosas manos. La madre de Osomatsu no estaba preparada para eso, a pesar de todos los años que habían pasado, seguía teniendo esa herida. Pero las palabras del psicólogo del colegio de Osomatsu "se siente solo señora" le hicieron tomar esa firme decisión.
El padre de Osomatsu se mantenía en un rincón fumando y moviéndose con nerviosismo.
–¿Qué es esa foto? –acabó preguntando Osomatsu entre sollozos cuando vio como su madre sacaba una especie de lámina negra.
–Es una foto que fue cogida cuando estabas en mi barriga–contestó la madre aumentando su nerviosismo.
–¿El blanco soy yo? –preguntó Osomatsu mirando la foto interesado, pero hubo algo que le llamó la atención.
¿Por qué hay seis?
8 años atrás
Atsuko llegó al colegio cursando cuarto de primaria como Osomatsu. Tuvo que cambiar de escuela debido a diversos problemas con sus antiguos compañeros de clase, la acosaban porque era mitad extranjera por parte de padre, eso era suficiente para recibir acoso escolar. Atsuko era muy solitaria, como Osomatsu, por eso esa gran amistad que les unió no extrañó a nadie. Osomatsu era molestado por sus problemas de salud, no podía hacer gimnasia por tener el cuerpo delicado, Atsuko siempre se preguntaba la razón, pero nunca encontraba respuesta y los adultos le tenían prohibido preguntar. Un día en el recreo tuvieron una conversación que lo cambió todo.
–Eres como un hermano para mí ¿Sabes? –dijo Atsuko a Osomatsu con una sonrisa mientras apretaba su mejilla en el rostro de su amigo.
–Ah…–contestó Osomatsu sin ninguna ilusión por esas palabras, su amiga se extrañó.
–Nunca te lo he preguntado, pero ¿Tienes hermanos? He escuchado que tuviste una pelea fuerte porque se metieron con ellos, pero nunca me has hablado del tema.
–Tengo…–susurró a Osomatsu, pero algo fue mal porque de sus ojos comenzaron a brotar lágrimas.
Osomatsu recordó las palabras que le dijo Kawamura antes de que comenzara a golpearlo meses antes de la llegada de Atsuko.
"La naturaleza es sabia, por eso tus hermanos nacieron así, que tu estés aquí es un fallo"
También recordó las palabras que le dijo conejo después de aquello.
"Tus hermanos jamás existieron, deja de comportarte como un idiota"
Después de reunir el valor suficiente, entre sollozos Osomatsu le dijo a su amiga:
Somos sextillizos, nuestro parto se complicó. Yo fui el primero en salir y me quedaron secuelas en la salud, mis cinco hermanos…nacieron muertos.
Osomatsu tras esas palabras no aguanto más y salió huyendo. Todo el mundo le decía que no le tenía que doler, que jamás les conoció ni tuvieron el tiempo suficiente para ser algo. Pero por alguna razón, en ocasiones a Osomatsu le parecía escuchar sus corazones latiendo, como si tuviera memorias de cuando era un simple feto. Pero eso también era imposible según los mayores. Osomatsu sabía que tenían razón, pero eso no cambiaba una realidad: se sentía como si hubiera perdido a lo que más quería, y ese sentimiento le perseguía sin descanso.
"Ellos son tus cinco ángeles guardianes, aunque no los veas están junto a ti protegiéndote"
Eso le dijo su madre cuando le enseño la foto negra por primera vez y le explicó la verdad. Pero a Osomatsu esas palabras solo le hicieron sentir peor, siempre se estaba haciendo una y otra vez las mismas preguntas: ¿Los bebes van al cielo o al infierno? ¿Me odiaran desde allá donde estén por ser el único en vivir? ¿Les caería bien o me verían como el peor hermano del mundo? ¿Si muero podré reunirme con ellos? ¿Yo sería diferente si estuvieran a mi lado?
Atsuko llegó a casa todavía impactada por las palabras de Osomatsu, también culpable por sacar el tema. Después de estar reflexionando un buen rato cómo haría para disculparse, optó por coger su blog de dibujo y se dirigió corriendo a casa de los Matsuno.
La madre de Osomatsu le dijo que su hijo llevaba toda la tarde encerrado en su habitación, esas palabras solo animaron más a Atsuko a hablar con su amigo. Osomatsu se encontraba jugando a la consola portátil con la mirada perdida cuando su amiga interrumpió.
–Espera un poco a que guarde y jugamos a lo que quieras–dijo Osomatsu con pocas ganas.
Atsuko aprovechó ese tiempo para comenzar a dibujar en su libreta a toda prisa. El dibujo no era perfecto debido al poco cuidado que estaba teniendo para acabarlo rápido, pero como su especialidad era el dibujo estaba quedando aceptable.
Cuando Osomatsu apagó la consola y miró lo que había hecho su amiga se quedó de piedra, Atsuko temió haberla cagado. En el folio habían dibujados seis Osomatsus, cada uno con un color diferente de camiseta: rojo, azul, verde, morado, amarillo y rosa, este último lo hizo porque no tenía otros colores, no era muy normal ver a un chico con camisa rosa en la época en la que estaban.
–Es un dibujo tuyo con tus hermanos, es un regalo para que los recuerdes. Como sois sextillizos a la fuerza tenéis que ser iguales ¿no?
Osomatsu se quedó callado unos segundos, a Atsuko esos momentos de silencio le parecieron eternos. Cada vez estaba más segura de que había metido la pata hasta el fondo, la idea le parecía cada vez más ridícula.
–¿Cómo crees que son? –preguntó Osomatsu con voz quebrada.
–Quizás son perfectos, un tipo de Dios Matsu–dijo su amiga intentando aliviar el ambiente. Le llamaban la atención que hablaran de muertos en presente, quizás su amigo de alguna manera creía que estaban ahí.
–Aburrido–dijo Osomatsu con una sonrisa melancólica y Atsuko solo pudo darle la razón.
–Pensemos, como pueden ser los hermanos…
Hay el típico que va de chulito, no puede faltar el hermano que quiere llamar la atención.
Y sin pensarlo Atsuko escribió lo que dijo debajo del Osomatsu de camisa azul del dibujo. Osomatsu no protestó, simplemente esbozó una sonrisa.
El inteligente que siempre está echando bronca a lo que considera sus "tontos hermanos" es vital.
Y sin pensarlo Atsuko escribió lo que dijo debajo del Osomatsu de camisa verde del dibujo.
A veces hay hermanos que causan miedo a los demás con su actitud, pero en el fondo tienen un corazón de oro que todo buen hermano sabe apreciar.
Y sin pensarlo Atsuko escribió lo que dijo debajo del Osomatsu de camisa morada del dibujo.
No nos olvidemos del que está mal de la cabeza y mete a los demás en líos.
Y sin pensarlo Atsuko escribió lo que dijo debajo del Osomatsu de camisa amarilla del dibujo.
Bueno, y el tierno hermano pequeño que siente vergüenza de sus hermanos mayores pero que en el fondo es el más feliz de todos por tenerlos cerca.
Y sin pensarlo Atsuko escribió lo que dijo debajo del Osomatsu de camisa rosa del dibujo.
Osomatsu comenzó a reírse con suavidad, Atsuko jamás le había visto reírse así, era una risa extraña pero cálida.
–Siguen siendo prototipos aburridos y repetitivos, hemos de mejorarlos poco a poco con un carácter único–dijo Atsuko–. Por cierto ¿tienen algún nombre?
Osomatsu me arrebató el lápiz de las manos y comenzó a escribir un nombre bajo cada persona del dibujo.
Osomatsu, Karamatsu, Choromatsu, Ichimatsu, Jyushimatsu y Todomatsu.
–Así les iban a llamar mis padres.
5 años atrás
Después de aquella tarde de tres años atrás, los matsus comenzaron a ser parte indispensable de sus vidas, siempre que jugaban o hacían cualquier actividad, de alguna manera se imaginaban que estaban a su lado, eso facilitó la creación de sus personalidades. Cualquier excusa era buena para formarlos, un día el padre de Osomatsu que era fanático del béisbol dijo "ojala tuviera un hijo que jugara a este deporte", y se cumplió en ese mundo irreal dándole esa característica a Jyushimatsu. Otro día Atsuko y Osomatsu estaban criticando un catálogo de moda por lo doloroso que les parecía mirar cierta ropa y decidieron imaginársela en Karamatsu.
Otro día decidieron ir a visitar un café de gatos, un sitio donde te servían bebidas y a la vez podías acariciar a esos animales. Mucho tiempo atrás decidieron que Ichimatsu sería un fanático de ellos, simplemente para darle una parte tierna a su personalidad oscura. Osomatsu en broma ese día decidió comportarse como se imaginaba a su cuarto hermano y se vistió con una sudadera morada que compró días atrás. Su actuación fue perfecta a ojos de Atsuko, tanto que su amiga se preguntaba cuanto se había imaginado al personaje para comportarse así, incluso los otros clientes del café comenzaron a mirarle con miedo. Cuando llegó a casa sus padres lo miraron como miraban a un extraño.
Esa fue la primera vez que Osomatsu fue uno de sus hermanos.
Cuando los dos amigos terminaron la primaria y comenzaron la secundaria, Atsuko se apuntó a dibujo. Tomó esa decisión porque quería dibujar mejor a los matsus, sin saberlo ella también se había obsesionado con esos amigos imaginarios. Su profesora de dibujo un día le pilló el cuaderno donde dibujaba diferentes diseños e historias sobre ellos, Osomatsu y Atsuko desde el año anterior habían comenzado a dibujar un manga con historias de ellos día a día, diseños y fanfics. En algunas historias que se inventaron peleaban, en otras hacían carreras, en otras la liaban en diferentes sitios como en los baños públicos e incluso había otras donde salvaban al mundo. La profesora se quedó impresionada y le dijo a Atsuko que tenía talento para ser mangaka, le animó a colgar sus diseños en la internet a lo que en un principio la chica se negó.
Cuando semanas después le sacó el tema a Osomatsu, este le dijo algo que no se esperaba.
–A mí me hace ilusión la propuesta de tu profesora.
Atsuko no supo que contestarle a Osomatsu aquel día, creyó que se enfadaría ante tal idea, que su reacción sería todo lo contrario. Se pasó varios días reflexionando que hacer hasta que llevada por el instinto se abrió una cuenta en pixiv y un blog para colgar sus trabajos. En un principio pensó "nadie me seguirá, es una tontería". Pero cuanto más colgaba, más seguidores tenía, había mensajes de ánimo diciendo cosas cómo "me he enamorado de los sextillizos, son tan adorables" o "Por favor continua subiendo, me encantan". Eso de alguna manera le subió el ego y al ver que Osomatsu no tenía ningún problema, al contrario, era asiduo al blog, se compró un escáner mejor y se apuntó a clases para controlar programas de diseño en el ordenador.
Toda secundaria pasó así, Osomatsu y Atsuko seguían siendo inseparables a pesar de estar en clases diferentes, seguían imaginando cada día y en cada momento a los matsus con ellos y el blog cada día se llenaba de más historias, viñetas y diseños.
En el último curso de secundaria, la cosa se desbordó. Atsuko recibía tantos mensajes de "me gusta" o "te empezó a seguir" que tuvo que silenciar todas sus redes sociales. Los seguidores del blog comenzaron a ser preocupantes, se acercaban al millón y veía cosas fuera de lo normal. Sus viñetas comenzaban a ser traducidas por los extranjeros, y sí, muchos extranjeros la empezaron a seguir. Vio demasiados perfiles en twitter con la foto de uno de los sextillizos y si ponía Osomatsu en pixiv salían miles de imágenes de los sextillizos hechos por varios artistas. Un día decidió poner una encuesta en el blog sobre cuál era el sextillizo más popular y se sorprendió al ver la gran cantidad de votos que tenían los tres gemelos más votados: Ichimatsu, Karamatsu y Jyushimatsu. La leían muchas más personas además del millón de seguidores del blog.
Cuando comenzó a verlos en videos fan en nico video y se enteró de que hacían yaoi de ellos y las parejas tenían nombre lo supo. El tema matsus estaba yendo demasiado lejos.
2 años atrás
Terminamos la secundaria y dos días antes del comienzo del instituto, la madre de Osomatsu se enteró de todo, de que una versión inventada de sus hijos fallecidos era una moda en las redes sociales japonesas. Era lógico debido a la popularidad, incluso pidieron a Atsuko permitir que emitieran un anime de ellos, a lo que se negó por miedo a lo que podría conllevar.
Osomatsu jamás vio a su madre tan enfadada, su padre también lo estaba y no ayudaba en nada. Ese día hubo varios gritos en la casa. Por un lado estaba Osomatsu que quería continuar con el fenómeno para darles vida a sus hermanos en cierta manera. Por otro lado estaban sus padres que creían que su hijo y Atsuko se estaban aprovechando de una desgracia familiar para conseguir popularidad.
No fue una pelea normal, por los gritos incluso la policía se presentó en su casa por una llamada de los vecinos, Osomatsu ese día se encerró en su cuarto y lloró, estuvo varios días sin comer ni salir.
Tras lo ocurrido Osomatsu tardó varios días en acceder a quedar con su mejor amiga. La chica estaba muy nerviosa, sabía perfectamente lo que había pasado en la casa, todo el barrio lo sabía. A pesar del escándalo los matsus continuaban siendo un fenómeno en internet y sus fans ignoraban la verdad, había personas del barrio que escribían en foros y redes sociales la realidad, que solo existía el hermano mayor y los demás eran una invención hecha por Osomatsu porque sus cinco hermanos menores murieron al nacer. Por suerte no le daban mucha credibilidad, lo consideraban un creepypasta más, después de todo habían otras leyendas urbanas que corrían en internet. La más famosa que se acercaba a la realidad era la de una madre que escribía sobre sus sextillizos asesinados por su padre alcohólico en un ataque de locura para recordarlos. Otra muy famosa era que cada gemelo representaba un pecado capital y que había otro gemelo escondido más maligno.
Finalmente Atsuko vio a su amigo acercándose con una sudadera amarilla, lo saludó pero rápidamente palideció, algo iba mal. Osomatsu se abalanzó sobre ella y la tiró al suelo, no era una actitud normal en él.
–¿Qué haces Osomatsu? –preguntó confundida.
–¿Osomatsu? –preguntó extrañado y con una expresión facial de locura que él jamás haría–¡Te equivocas, soy Jyushimatsu!
Atsuko palideció todavía más. Intentó durante el resto del día que Osomatsu dijera que todo era una broma, pero no resultó. Al finalizar el día y al despedirse intentó convencerse que al día siguiente estaría normal.
Pero no fue así.
Al día siguiente vino de Todomatsu, no de Jyushimatsu. Al siguiente vino de Karamatsu. Al siguiente de Todomatsu. Al siguiente de Ichimatsu. Al siguiente de Choromatsu.
Finalmente vino a verla de Osomatsu, pero cuando Atsuko le preguntó "¿a qué estás jugando?" Su amigo dijo que no sabía de qué estaba hablando.
Atsuko no quería reconocerlo aunque era obvio. Aquel día cuando Osomatsu le llamó por teléfono para jugar al mahjong junto a sus hermanos, tuvo un mal presentimiento, principalmente porque era imposible. Cuando llegó lágrimas cayeron de sus ojos al ver el panorama, en la mesa de mahjong estaba sentado Osomatsu, donde tenían que estar los otros jugadores habían tres sudaderas: una verde, otra rosa y una amarilla. En el sofá estaban puestas otras dos sudaderas: una morada y una azul. Estaban colocadas de tal manera que parecía que alguien estuviera sentado observando.
Era obvio, Osomatsu había perdido la cabeza. El juego de los sextillizos invisibles le había llevado a ello. Creía que sus hermanos estaban allí con él y se disfrazaba de sus hermanos creyendo que era ellos adaptando la personalidad que habían imaginado.
Después de meses así, su madre entró en depresión al ver en lo que su hijo se había convertido y el padre comenzó a emborracharse de más. Finalmente tuvieron que tomar una decisión muy dura pero necesaria: llevar a su hijo a un psiquiátrico.
Actualidad
–Ya veo… –murmuró la psicóloga mientras tomaba notas de todo lo que había escuchado. Se notaba fría a pesar de la tragedia que le había relatado Atsuko, seguro que estaba acostumbrada a escuchar historias similares. En cambio las otras enfermeras de la sala tenían expresiones tristes, parecía que la historia les había afectado mucho.
–Es todo lo que sé–dijo Atsuko–. Con su permiso…
–Espera–la detuvo antes de llegar a la puerta–. Como puedes comprobar tu amigo no se ha curado, sigue creyendo que tiene seis personalidades diferentes. Te hemos estado espiando en tus charlas y le sigues el juego, te advierto que si no cambia eso tendré que prohibirte que lo vuelvas a visitar.
Atsuko asintió y salió por la puerta cerrándola con fuerza, no por enfado, más bien porque quería enterrar toda la charla que había tenido en esa sala cuanto antes mejor. Tenía razón, desde el día donde comprobó por primera vez que se había vuelto loco, le había seguido la corriente. En el fondo sabía que no solo lo hacía por él, también lo hacía por ella misma. Tenía miedo de perder a Karamatsu, Choromatsu, Ichimatsu, Jyushimatsu y Todomatsu. Dicen que al llegar a la adolescencia los amigos imaginarios desaparecen, pero ¿Cómo hacerlos desaparecer cuando son tan perfectos?
Pasó una semana en la que Atsuko no volvió a pisar el psiquiátrico, se sentía culpable porque seguramente Osomatsu se entristecería al no verla aparecer, pero no era capaz de ir. No sabía cómo hablarle a su amigo sin seguirle la corriente. Se pasó todos esos días mirando videos y fanarts de ellos rezando para que toda esa realidad fuera una cruel pesadilla y que todo lo inventado fuera realidad.
Para bien o para mal, ese día comenzó algo que en cualquier momento sabía que iba a ocurrir, todo salió a la luz.
Fueron muchos los periódicos y televisiones que sacaron instantáneamente la noticia "la verdad tras los matsus". Todo lo que contaban los medios era exactamente lo que contó Atsuko a la psicóloga, el mundo ya sabía que los cinco matsus menores estaban muertos, una de las enfermeras se había ido de la lengua. No sabía cómo reaccionar ante esa noticia ¿era buena o mala? Lo último que hizo fue mirar el twitter, "Matsu" era el trending topic número uno del mundo en esos momentos, no volvió a mirar ese ninguna red social ni medio de comunicación ese día. No quería saber cómo había reaccionado el mundo ante la verdad que ella misma comenzó en su blog ¿la odiarían?
Pero al día siguiente las noticias fueron otras, principalmente, la gran cantidad de personas que habían ingresado en la ciudad viniendo de otras prefecturas. Ningún anciano del barrio entendía que estaba pasando, más cuando todas aquellas personas se dirigieron al cementerio budista. Los monjes tampoco comprendían la situación, hasta que vieron como todos se reunían en una tumba en concreto. La inscripción era:
"Familia Matsuno"
Era donde estaban enterrados los pequeños cuerpos de Karamatsu, Choromatsu, Ichimatsu, Jyushimatsu y Todomatsu, o lo que quedaba de ellos.
Una fan que vivía en el barrio buscó la tumba en el cementerio, al encontrarla colgó una foto en twitter y animo a todos los seguidores de ese maravillosa y enternecedora historia de los hermanos matsus a visitarles y a decirles que ojala estuvieran con ellos.
La tumba se llenó de una gran cantidad de ornamentos y amuletos ofrecidos por los fans y aquellos que sintieron lastima por su historia. También habían algunos fanarts y escritos, el que más destacaba era uno donde ponía "Recupérate y encuentra la felicidad Osomatsu".
Pero en verdad lo que todos querían era ver a esos seres tan perfectos con un corazón latiendo. Las historias habían tenido mucho éxito por una razón desconocida por Osomatsu y Atsuko, los autores de ese manga ficticio: esos amigos invisibles fueron creados con todo el amor que una persona podía sentir por otra. Aunque los sextillizos siempre se peleaban en las imágenes, aunque en los fanfic se pasaban el rato sacándose los defectos, a pesar de ser bordes entre ellos en todas las conversaciones imaginarias que tenían... Se respiraba un amor familiar que ningún otro manga popular pudo lograr.
Todos querían que existieran, eran imperfectamente perfectos, fueron creados para ello. Pero solo Osomatsu pudo verlos vivos alguna vez.
Solo él pudo escuchar los latidos de sus corazones antes de que dejaran de latir
Gracias por leer
Bueno, si alguien consiguió terminarlo (me quedó mucho más largo de lo que pensaba), decirle que no me mate. Para los que no quieran un final triste, (yo no lo quiero, amo demasiado a Karamatsu e Ichimatsu, me duele xD), este fanfic será de dos capítulos, pero no sé cuándo sacaré el segundo.
Espero que se haya entendido, esta historia se me ocurrió hoy al despertarme, por lo que ha sido escrita en una sola mañana y temo que haya partes que no se entiendan o tenga fallos. Además es una historia que cuesta de explicar. Si alguien se pregunta cómo pasé de "tengo sueño" a "se me acaba de ocurrir un fanfic trágico de osomatsusan voy a escribirlo", yo misma me lo estoy preguntando ahora.
Si os parece que Osomatsu es Ooc, es porque al crecer sin sus hermanos, he dado por hecho que su carácter a la fuerza tiene que ser diferente.
