Los personajes de esta historia le pertenecen a Masashi kishimoto. Yo solo cree la trama sin fines de lucro, con el simple objetivo de entretener.

Parejas:GaaMatsu, SasuSaku, NaruHina, ShikaTema, SaIno.

Esta historia consistira en un TwoShot, que finalizará mañana, en el día de San Valentin.


Complicada Invitación

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Jav

-¡Ah! Ya no aguanto- Exclamó con una exagerada expresión marcada en sus finas y femeninas facciones. Alzando sus azules ojos hacia el techo, dramatizó profundamente su sincera frustración. Sentada en una pose resignada en su banco, apoyó con pesadez su rostro en su mano.

-P-pero Ino-chan, ¿Por qué no se lo dices tu?- Aconsejó con timidez su compañera de banco. La jovencita, avergonzada por su descarado consejo, jugueteó con torpeza con sus dedos.

-¡Bah! Estas loca o qué; además ¿Qué me dices tú? Si ni siquiera te atreves a saludar al tonto de Naruto- Le espetó enojada. Su confidente, al escuchar el nombre del hiperactivo rubio, se enrojeció hasta las orejas, razón por la cual la chica a su lado soltó un largo suspiro para luego ordenar su lacio y dorado cabello.

-Aquí están- Interrumpió un tercera voz. Desde la entrada del aula, una jovencita delgada y de mediana estatura entro con rapidez, manteniendo su cabello rosa suelto. Con lentitud tomó asiento junto a la pareja de amigas, quienes la miraron curiosa.

-¿Y tu, dónde andabas frentona?- Molestó Ino mientras le sonreía con picardía.

-No es de tu incumbencia, cerda- Con agresividad y hostilidad le entrego un pequeño paquete de galletas a la muchacha de ojos pálidos, contestando así la pregunto recién formulada. Ino, asintiendo, entendió que tocado el timbre para el almuerzo, Sakura había ido a comprar bocadillos.- ¿Y de qué hablaban?- Infirió curiosa al mismo tiempo que bebía de su jugo.

-D-de la fiesta del día de los enamorados- Sonrojada, intentaba abrir con sus dedos titubantes la bolsita entre sus manos. Su lisa chasquilla azulada lograba tapar la mitad de sus ojos luna, ocultando el tono carmesí de sus mejillas que había adquirido al hablar de ese especial día.

-Ahá; Odio esa fiesta- Comento despectivamente la chica de ojos azules, mientras le robaba galletas a Sakura- Es decir, es la próxima semana y aún no tengo pareja.

-¿Estas bromeando? Pero si Hinata y yo hemos visto como más de la mitad del cuerpo estudiantil masculino te ha invitado- Le cuestionó curiosa, dejando que en sus ojos jade se alzara un brillo suspicaz.

-Mm… Si- Respondió junto con un gesto de su mano dándole poca importancia a ese banal hecho.

-¡Aaaah! ¡Ya entiendo! No aceptaste, porque ninguno de ellos eran Sai-kun ¿O me equivoco?- Con una voz burlesca comenzó a molestar a Ino, quien antes de siquiera responder, quedo totalmente cubierta por un obvio sonrojo.

La joven, inquieta por que se enteraran de la vergonzosa verdad, enseguida intento desmentir lo dicho por su compañera, pero al voltear la mirada, comprobó que la sala de clases se encontraba en completo abandonada, exceptuándolas a ellas tres. Suspirando derrotada, decidió confesar.

-¡Lo odio! Es decir, la semana pasada estuvimos a punto de besarnos en las canchas; y ahora actúa como si nada nunca hubiera pasado. ¡Me harta! Es un tonto- Sakura bien que podría haberse burlado de ella, pero entendía perfectamente la situación en la que se encontraba, por lo que se limito a asentir y mirarla comprensivamente.

-¿Saben? Somos mujeres- Comenzó Sakura, con una expresión seria y renovada.

-¿En serio? No lo había notado frentona- Se mofo Ino, al mismo tiempo que se abría los primeros botones de la blusa para mirar a sus pechos. Hinata, avergonzada por el acto de su amiga, soltó una risa nerviosa.

-No seas tonta, hablo de que estamos en siglo XXI ¿Por qué tenemos que esperar a que ellos nos inviten a nosotras? Somos chicas modernas, independientes, y somos perfectamente capaces de llevar el control- Con sus ojos en forma de estrella, planteo una teoría con la cual Ino, completamente de acuerdo, asentía a cada palabra pronunciada por la pelirosa.

-B-bueno, se supone que es la tradición- Interrumpió Hinata, levantando su pálido dedo, como si tuviera que pedir permiso para expresar su opinión. Ino y Sakura, intrigadas la miraron fijamente incitándola a continuar- San Valentín e-es la oportunidad de los c-chicos para declararse o hacer regalos, mientras que el Día B-blanco es la ocasión de la chicas para d-devolver el gesto- Explico con una voz dulce y tímida.

-Lo sabemos, pero si seguimos esa regla, seremos tres perdedoras abandonadas en una fiesta llena de parejas- Respondió enseguida Ino, quien al imaginar esa fatal y amarga situación no pudo reprimir una expresión de espanto.

-Exacto, por lo que tenemos que ser nosotras quienes demos el primer paso- Concluyo Sakura mientras se ponía de pie para botar su vacía bolsa de galletas al basurero.

-… Pero ¿A quien podríamos invitar?- Pregunto Ino, más para ella misma, poniendo uno de sus dedos en su barbilla- ¡Ah! Frentona, tú puedes ir con Sasuke-Kun-

-¡No!- Replico enseguida, siendo rodeada por una oscura y maligna aura. Hinata e Ino, asustadas alejaron sus sillas, dando por sentado que Sakura no iría con Sasuke.- Estoy cansada de ese egocéntrico. Un día si, el otro no ¿Quién lo entiende?- Murmuro siendo escuchada solo por ella, haciendo referencia a que hace unos días atrás Sasuke y ella habían compartido una larga sesión de besos y caricias en la sala del conserje, y ahora, ni siquiera la mirada, incluso la ignoraba cuando pasaba a su lado o cuando iba a saludar a Naruto, el amigo que tenían en común.

-Bueno, bueno Sasuke queda descartado entonces- Concluyo rápidamente Ino en un intento de atraer la atención de Sakura, quien se había quedado de pie con una mueca amargada. Ambas amigas, preocupadas intercambiaron una mirada de emergencia ante el prolongado silencio de la pelirrosa. -¡Hey! ¿Por qué no vas con Hyuuga-San?- Propuso de repente. Encantada, vio como su amiga salía de su laguna de pensamientos.

-Emm… Podría ser. Es bastante callado, pero también guapo y popular.- Meditaba Sakura, mientras tomaba asiento junto con las chicas. Además, lo de popular era el requisito para darle celos al arrogante Uchiha.

-C-chicas- Carraspeo Hinata, intentando llamar la atención de sus amigas.- L-lamento decirles que Oni-Sama ya tiene pareja- Explico en un susurro abochornado. Ino, totalmente enojada volteo la mirada, al tiempo que Sakura, decepcionada fijaba la vista en el piso.- S-según entendí, va a ir con una amiga de la infancia.-

-Bueno, ahí hay uno menos- Continuo Ino cuando recupero su ánimo. Frunciendo el ceño comenzó a repasar la lista de posibles candidatos.- ¡Ya se! ¿Por qué no Kiba?- Propuso entusiasmada. No es que le gustara, pero admitía que poseía cierto atractivo y no era mal chico.

-No lo creo, es decir, siempre huele a perro- Negó Sakura con una mueca desagradable arrugando la nariz. Ino y Hinata, asintieron en total acuerdo, por lo que se enfrascaron en la búsqueda de posibles candidatos.

-… Yo se lo pediré a Shikamaru- Soltó de repente Ino sonriendo. Estaba segura de que el vago no le diría que no, ya que Nara y ella, hace ya un tiempo que habían sido novios, pero luego de un par de meses juntos, llegaron al acuerdo mutuo de que no tenían nada que hacer juntos, por que lo siguieron como amigos.

-¡Cierto! Tu y Nara son lo bastante cercanos para pedirse ese tipo de cosas.- Comento distraída Sakura, pensando que si fuera por amistad ella se lo pediría al tonto de Naruto, pero aquello seria una total traición a la amistad que mantenía con Hinata, quien estaba loca por el hiperactivo rubio.

-Oye… ¿Y por qué no se lo pides al amigo de Naruto?- Infirió Ino a Sakura.

-¿Cuál de todos?-

-¿A Gaara-San?-

-¿Gaara-San?- Repitió un poco preocupada. No es que le desagradara, pero tenía que admitir que cuando era más niña le daba miedo ver a ese callado chico- ¿No les parece que es… como muy maduro?- Pregunto titubeante, sin encontrar una mejor palabra para describir la extraña personalidad del pelirrojo, que siempre se mantenía silencioso y calmado junto a su ruidoso amigo.

-Sí, pero por eso mismo encajarías con él. No es idiota como el resto de nuestros compañeros. Y sabemos que es lo suficientemente guapo como para que te tengan envidia.- Ino, con dramatismo comento lo último como si fuera de vital importancia, provocando una gotita al estilo anime en sus oyentes.

-Hm… Tienes razón. Le preguntare a él- Concluyo Sakura, pensando en el momento apropiado para pedírselo. Obviamente ya no podría ser hoy, ya que después de la hora del almuerzo que ya estaba por terminar, les tocaba educación física, en donde separaban a hombres de mujeres.

-¡Hey Hinata! ¿Y tú con quién iras?- Pregunto Ino, cayendo en cuenta de su callada amiga.

-Bueno, n-no se- Murmuro sonrojada

-¿Quieres ir con el tonto de Naruto, cierto?- Curioseó Sakura con una sonrisa y mirada amable. Sin necesidad de contestar, la expresión abochornada de la chica de ojos luna dejo en evidencia su preferencia.

-No te preocupes, nosotras nos encargaremos de que te lo pida- Le tranquilizo Ino, intercambiando una pícara sonrisa con Sakura.

-¡Bien! Manos a la obra- Dijo Sakura, poniéndose de pie. Con su puño derecho fuertemente apretado, subió una pierna a la silla y puso en sus ojos una expresión enloquecida- ¡Vamos por esos chicos!

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Más tarde, en la clase de Educación Física

-¡No se qué hacer, de veras!- Grito un muchacho de piel acaramelada desde las gradas del gimnasio. Con sus ojos cerrados y una mueca resignada volteo hacia su amigo y compañero- ¡Hey Teme! ¡Ayúdame!-

El pálido muchacho junto a él se limito a mirarlo fastidiado y enojado, y es que gracias a los estrepitosos gritos del idiota contiguo a él, los habían echado del partido que se seguía jugando frente a ellos. Su profesor, alegando que tenían que reflexionar sobre su actitud, los había mandado a sentar, razón por la cual el pelinegro no estaba particularmente contento con su amigo.

-Tsk, no seas amargado, no es como si fuera mi culpa que Kakashi-sensei sea tan malo- Dijo en su defensa mientras se sentaba en la forma "indio" con sus manos apoyadas en sus rodillas.

-Idiota- Murmuro malhumorado luego de mirarlo con todo el veneno acumulado en sus ojos tan negros como el carbón.

-Oye teme ¿Y tú a quien vas a invitar al baile?- Le pregunto curioso no pudiendo esconder una sonrisa embobada, que simplemente molestó más a Sasuke.

-Hmp- No entendía por qué le hacia esa clase de preguntas ¿Es que no era obvio? Iría con Sakura, por supuesto. Aun no le decía a la chica en cuestión, pero no tenía necesidad de hacerlo. Está claro que ella sabe, pensó con arrogancia, mientras veía como sus compañeros de clase jugaban un arduo partido de básquetbol frente a él. Sasuke, aburrido hasta los huesos, anhelaba ser partícipe del partido, pero "gracias" a Naruto tenía que estar ahí. Idiota, murmuro en su cabeza.

-¡Eh! ¿Por qué tan agresivo? Yo te conté que quería invitar a Hinata-Chan, pero… Pero siempre que la veo ella prácticamente sale corriendo, y no tengo ni idea de cómo hablarle.- Naruto, verdaderamente frustrado con su situación, se rascaba la parte trasera de su cabellera rubia, mientras pensaba en una estrategia para invitar a la chica que le gustaba.

-Aha, que problemático- Susurraba un muchacho de rostro aburrido, al mismo tiempo que se sentaba con pereza junto a Naruto. Sin vergüenza, bostezo enormemente para luego ubicar sus brazos tras su cabeza.

-¿Escapando de clases de nuevo?- Molesto con intención el chico de cabellos negros azulados. Shikamaru, ignorando el tono burlesco de la pregunta, suspiro con cansancio y se recargo en la grada tras su espalda para responder.

-Mmmh… Estaba bien hasta que el equipo contrario metió a Gaara… Se volvió problemático- Explico con aspereza, como si el simple acto de hablar le causara cansancio.

-Oye Shikamaru- Le llamo la atención Naruto- ¿Y tú a quien invitaras al baile de San Valentín?- Le pregunto interesado, y es que, por lo que sabía Nara no tenía mucho contacto con el género femenino, exceptuando la extraña amistad que mantenía con Ino.

-… - Shikamaru, perdido en sus pensamientos, comenzó a analizar profundamente la pregunta formulada por su compañero. Desde el mismísimo día que había leído sobre el bendito baile que venía pensando en esa pregunta, no porque tuviera una larga lista de candidatas, al contrario, ya tenía a alguien, pero el problema radicaba en como pedírselo; la respuesta, aunque sonara soberbio, sabía que seria que si, ya que ella siempre insistía en que nunca salían como pareja y ésta era la mejor oportunidad, pero ¿Cómo invitar a una sexy universitaria a un baile escolar?

Naruto, casi al borde de la desesperación, miraba impaciente al pelinegro que se había quedado mirando embobado el techo. Por otro lado, Sasuke, conociendo la personalidad indiferente y aburrida de Nara, se limito a mirar con más atención el partido frente a él, el cual se había puesto bastante interesante.

-¿… Y?- Pregunto Naruto con una marcada vena en su cuello.

-Que problemático- Musito en un suave susurro, antes de sentarse correctamente para mirar directamente al joven de brillantes ojos azules-… Hay alguien… Pero, no sé como decírselo.-

-¿Ya sabes quién? ¡Ah, es Yamanaka! ¿Verdad?- Intento adivinar pensando en la despampanante rubia de ojos azules, ya que como siempre hacían los trabajos juntos no se le ocurrió nadie mejor.

-¿Qué? ¿Ino? No, ella no es- Negó con rapidez junto con un gesto de sus manos. A Shikamaru la idea casi le dio gracia. ¿Ino y él? No, ya lo habían intentado y resulto ser un desastre, ahora él solo la quería como amiga, y ella estaba loca por un chico de clase paralela.- En realidad, ella ni siquiera va en este colegio- Continuo rascándose distraídamente la mejilla.

-¿Qué?- Gritó Naruto, llamando la atención de Sasuke, más unos chicos que horrorizados le miraban.

-Es más, ustedes ya la conocen- Siguió, haciendo caso omiso de la impresión exagerada de su amigo.

Sasuke y Naruto, sinceramente intrigados le preguntaron con la mirada. ¿Shikamaru con una chica? ¿Quién lo diría? Muchos daban por sentado que Sasuke salía con bastantes a la vez, pero el vago… No. Nadie nunca pensaría en él como un jugador.

-Es la hermana mayor de Gaara, Temari- Confesó un poco avergonzado, reprimiendo exitosamente el calor de sus mejillas. No aguantando las miradas sorprendidas de sus amigos, volteo sus ojos hacia el juego sin prestarle verdadera atención.

Naruto, casi atragantado con su propia salida, soltó un grito en su mente. ¡¿La sexy hermana de Gaara salía con ese flojo?Con la mandíbula prácticamente en el suelo, los ojos medios desorbitados, volteo hacia Sasuke que mantenía su arrogante y seria expresión. El pelinegro, con una ceja levantada, pensó: Vaya ¿Quién pensaría que este vago se podría a una chica mayor?

-¿Sabes que Gaara te matara cuando se entere, cierto?- Advirtió Naruto divertido, cuando ya se recupero de la impresión.

-En realidad, él ya lo sabe-

-¡¿Qué?¿Y por qué no me contó? ¡Esa clase de amigos tengo!- Gritaba escandalosamente, llamando la atención de algunos chicos a su alrededor. Sasuke, tedioso y mortificado con la actitud infantil e inmadura del rubio, intentó alejarse del lugar.

-Kakashi-sensei los llama- Sin saber como había llegado ahí, el trío de muchachos voltearon hacia una imperturbable y medio sudado pelirrojo parado frente a ellos.

-¡Justo estaba hablando de ti! ¡Traidor!- Acusó Naruto, al mismo tiempo que lo apuntaba con descaro. Gaara, totalmente perdido y confundido, miro a los chicos restantes, quienes le levantaron los hombros para que lo dejara pasar.- ¿Por qué no me dijiste que este andaba con tu hermana?- Le pregunto apuntando ahora a Shikamaru.

-No te digo todo Naruto- Contestó enseguida con calma, después de mandarle una dura mirada a Shikamaru, quien quedo petrificado en su lugar.

-Oye Gaara, ¿Tu vas a ir al baile de San Valentín?- Naruto omitió intencionalmente la parte de si iba con alguien, ya que nunca había visto a Gaara hablar con alguna chica, exceptuando a la muchachita amiga de su hermana. Sasuke al escuchar la repetitiva pregunta, rodó los ojos aburrido, bajando lentamente las escaleras hasta ubicarse junto al pelirrojo.

Gaara, levantado su inexistente ceja, decidió ignorar la extraña pregunta, y con un gesto de su cabeza les pidió que lo siguieran. Los cuatro jóvenes, cada uno a su ritmo ingresaron a clase nuevamente. Sasuke, secretamente entusiasmado con el juego, no tardó en hacerse un espacio en uno de los equipos. Shikamaru, murmurando que era muy problemático, aprovechó la distracción del profesor para volver a escabullirse, esta vez a la azotea para observar a las nubes. Naruto y Gaara, teniendo que esperar su turno para jugar, tomaron asiento en una banca más alejada del profesor.

Gaara, pretendiendo prestar atención al partido frente a él, desvió sus pensamientos a la pregunta antes formulada por el chico sentado al lado de él. En realidad, hace ya varios días que había visto el anuncio de un baile en el anuario de la cancha principal. Según lo que había leído, no era obligación llevar una cita, pero al ser San Valentín, se esperaba que así fuera. El nunca había pensado en ese tipo de cosas, gracias a que los estudios consumían la mayor parte de su tiempo, olvidándose muchas veces de su vida social. Y la realidad era que no le importaba ese tipo de cosas. A él le bastaba y le sobraba con tener una buena relación con sus hermanos, ser amigo de Naruto, los amigos de este, y de Matsuri. No necesitaba nada más.

-… Entonces… ¿No vas a ir?- Tan metido estaba en sus cavilaciones, que la chillona voz de su amigo lo saco con brusquedad de sus pensamientos. Volteando hacia Naruto, analizó su curiosidad expresión.

-No lo sé- Contesto con sinceridad. Siendo totalmente franco, no le llamaba la atención asistir a un evento lleno de gente y ruido. Bueno, ahora que había escuchado que el vago pretendía llevar a su hermana, decidió pensar seriamente en la posibilidad de ir para vigilar que el tipo mantuviera las manos quietas.

-Yo estoy igual- Le comento junto con un suspiro cansado.- Quiero invitar a Hinata-Chan, pero no sé cómo hacerlo, es decir, cada vez que intento acercarme, ella se pone rara y no sé si es porque estoy haciendo algo malo o… ¡Aahg! No sé nada- Le contó lentamente. Gaara, atento a cada palabra pronunciada, llegó a la conclusión de que no sabía que decir, vale decir, él era igual o más inepto que Naruto en ese tipo de temas.

-Solo díselo- Luego de un par de minutos en silencio, opto por decirle lo que él en su lugar haría. ¿Para qué hacerlo tan difícil? Si quieres ir con una chica, pues invítala. Si dice que no, bien, invita a otra. Y si dice que si, genial.

Naruto, un poco dividido pensó en esa posibilidad, y es que, decirlo era una cosa, pero hacerlo era otra muy distinta. Muchos días se había levantado diciéndose, ¡Bien, este día la invitaré! Y al final, el día terminada con un Naruto rodeado de un aura depresiva, y con una Hinata inconsciente en la enfermería.

Cada uno, pensando en su propio mundo, escucharon como el timbre daba por terminada con la jornada escolar del día. Naruto, aliviado y con una sonrisa en el rostro volteo hacia su compañero.

-¡Hey! ¿Por qué no vamos a comer ramen?-

-No puedo, hoy Temari me hizo prometer que almorzaría con ella- Respondió en seguida, sabiendo que Naruto más lo invitaba para que al final fuera él quien pagara su comida. Levantándose con aspereza, se dirigió a los casilleros para cambiarse de ropa y dirigirse a casa.

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Con los ojos pesándole cada vez más, intento mantenerse despierta. Vamos Matsuri, se dijo con ánimo. Mañana en el primer período tenía una prueba de historia, razón por la cual se encontraba leyendo algunos de los textos de estudio. Tan aburrida y cansada se encontraba, que sus ojos le dolían cada vez que pestañaba. Intentando concentrarse tomo un marcador de su escritorio y comenzó a tachar los eventos más importantes. Atenta al texto sobre su escritorio, escuchó vagamente como su tía la llamaba desde la planta baja.

-¡Ya voy!- Respondió mientras se ponía de pie con prisas. Dejo las cosas tal y como estaban, presumiendo que su tía le pediría que lavara los platos u ordenara alguna cosa. Prácticamente corriendo, llego a la cocina en donde la encontró enfrascada en un libro de cocina.- ¿Qué ocurre?- Le preguntó con amabilidad.

-Tienes teléfono- Le respondió sin mirarla a los ojos los cuales estaban pegados al libro. Con su dedo apunto hacia el mostrador en donde se encontraba el teléfono inalámbrico.

-¿Si?- Contesto al llegar. Buscando un poco de privacidad, se dirigió a la sala y tomo asiento en el sillón principal

-Matsuri, soy yo, Temari- Respondió enseguida una voz grave del otro lado. Matsuri, entusiasmada por su llamado, sonrió con alegría.

-¿Qué tal Temari-San?- La joven mujer hace ya meses que había desistido de la tarea de intentar hacerle quitar el San de su nombre, pero la muchachita siempre alegaba que se debía al respeto y admiración que ella sentía, no era debido al grado de amistad.

-Todo está bien acá, pero te llamaba para preguntarte si querías venir a cenar. Hace ya tiempo que no te pasas por aquí- Matsuri, un poco nerviosa con la situación, pensó que efectivamente lo que decía su amiga era cierto, pero tenía una muy buena razón para no ir. Pero… Temari fui la primera chica que la ayudó cuando llego a la ciudad; le debía demasiado.

-Claro, solo déjame avisarle a mi tía y nos vemos… ¿Cómo a las seis?- Preguntó viendo de reojo el reloj que marcaba las tres y cuarenta minutos.

-Seguro. Nos vemos- Dando por finalizada la llamada, la chica de cabellos castaños y lisos, se encamino hacia su familiar.

-Heee, tía- Le llamo. La mujer frente a ella, de cabellos lisos de color chocolate le miro con curiosidad.

-Temari-San me invito a su casa esta noche ¿Puedo ir? Prometo que llegare temprano- Acoto antes de que su pariente pudiera objetar al saber que mañana tenía que ir al colegio.

-No hay problema, además hace días me preguntaba cuando irías- Con una sonrisa amable, hizo notar unas pequeñas arrugas alrededor de sus negros ojos. Matsuri, un poco melancólica, pensó en lo mucho que se parecía su tía a su madre, bueno, no por nada eran hermanas. –Pero, deja listas todas tus cosas, para que en la mañana no te retrases.-Dando su mejor esfuerzo, la mujer intento comportarse como una madre.

Matsuri, agradeciendo su gesto, partió con un paso lento a su habitación para terminar los deberes, los estudios y así alistarse para su salida. En seguida al pensar en eso, se sintió avergonzada y nerviosa. Y no era para menos, si estaba loca por el hermano menor de su amiga.

Al principio, cuando recién lo había conocido, no le llamo demasiado la atención, a parte de sus ojos tan solitarios y retraídos. Le encontraba algo, pero eso no era suficiente para quedar embobada cada vez que lo veía. En ese tiempo, hace ya tres o cuatro años, iba a la casa de lo Sabaku no diariamente. Veía a ese pelirrojo con bastante regularidad. Pero fue con el tiempo que comenzó a apreciar cada detalle de su rostro, de su personalidad.

Le atrajo su silencio. Su calma y notable madurez. Admiraba la serenidad que poseía, incluso en situaciones intranquilas o incomodas. Le gustaba la paz que trasmitía con sus ojos. Su actitud tan tierna, no en manifestación, si no en lo que deseaba. Temari le había contado un poco su historia familiar. Y había sentido una eterna ternura hacia esa persona que lo único que deseaba era amor.

Con los meses, con los años, no encontró nada más bello, más hermoso que los rojos cabellos de ese chico. Nada más transparente que los pálidos ojos verdes de ese Dios. Su rostro, tan blanco, parecía de porcelana. Sus labios, su nariz, su cuello. Todo es magnífico. Fuera de este mundo.

Y con esos pensamientos, ya no fue capaz de controlar sus acciones frente a él. Cada vez que lo veía se ponía nerviosa y roja. Tartamudeaba y no pensaba con coherencia. Por lo que decidió alejarse un poco, por su propia salud mental.

Por esa única razón, es que estos últimos meses, intentando ahorrarse una vergüenza, iba a la casa de su amiga, cuando era absolutamente necesario. Y por ello, es que se sentía un tanto culpable, ya que por culpa de sus sentimientos estaba dejando de lado su amistad con Temari.

Siendo consiente nuevamente de sí misma, volvió la mirada y se encontró con que eran las cinco en punto. Apresurada, ordeno sus cuadernos y se vistió con unos pantalones de tela negros y una ligera polera verde que le caía en los hombros. Con cuidado peino su liso cabello y lo acomodo sobre sus hombros. Suspirando, fue hacia abajo y se despidió de su tía.

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Algo que le gustaba bastante de esta ciudad, era la planidad de las calles, ya que gracias a ello se ahorraba muchísimo en transporte. Ahora caminando un poco apresurada, vislumbro la calle de su amiga. Vio la hora en su celular y se dijo que estaba bien. Matsuri era conocida por su impuntualidad, no es que llegara muy tarde, pero nunca lograba estar a la hora exacta. Al ver la casa, atravesó las rejas y toco con cuidado el timbre. Una música chillona y alta retumbo en sus oídos, y lo siguiente que vio, fue a una alta y bella rubia abrirle la puerta.

-Llegaste- Saludo Temari con una pequeña sonrisa. De inmediato dejo la puerta y se encamino a la cocina siendo seguida de cerca por Matsuri. La jovencita estaba ya acostumbrada a la actitud escueta de la mujer, a decir verdad, los tres hermanos tenían ese aire misterioso y serio; si tenían que decir algo, lo decían y si no, no hacían problemas.

Matsuri, sin poder evitarlo alzo la vista y disfruto de la inmensa y decorada cocina de la casa. Le encantaba estar ahí. Había de todo.

-¿Me ayudas? Un poco más y termino- Pidió Temari desde la mesa de preparación. Entre sus manos sostenía un cuchillo que lo utilizaba para picar las verduras delante de ella. La castaña, enseguida se arremango, se lavo las manos y le ayudo con la cena.

En tranquilidad comentaban de vez en cuando lo que habían hecho estos días. Matsuri le hablo de sus pruebas, de sus compañeros y le comento desanimadamente el hecho de que había un baile. Temari, por otra parte, le comento acerca de sus clases en la universidad. Sobre su relación con Shikamaru, y también saco a colación el tema del baile.

-¿Y tu iras?- Le pregunto Temari al parecer indiferente, mientras despedazaba unos pedazos de pollo.

-Me gustaría, pero no tengo con quien ir- Le hubiera dicho que ansiaba ir con Gaara, pero le daba demasiada pena siquiera pensarlo.

-¿Es obligación ir con pareja?- Alzando una ceja, le mando una extraña mirada.

-Emm, no, pero todas mis amigas tienen con quien ir, por lo que yo sería un estorbo.-

Temari, enfrascada en sus pensamientos, se concentro en el pollo entre sus manos. Aunque parecía que intentaba descubrir la verdad del mundo por su seria expresión, en realidad pensaba en el incompetente de su novio. El muy vago no me dijo nada, pensaba con veneno en sus palabras. Al menos le reconfortaba el que no fuera obligación ir con alguien, ya que Shikamaru quizás fuera con sus amigos, pero ¡Por Dios! Era el día de San Valentín ¿Acaso no pensaba invitarla?

-Temari-Llamo Matsuri por tercera vez. Suspirando, le dio un pequeño empujón a la joven de su lado, que enseguida despertó.- Yo termine mi parte. Mientras, iré a poner la mesa- Distraída se dirigió al comedor. Sacando los manteles y utensilios acomodó el gran mueble. No eran muchos los que estarían presentes, pero le gustaba que quedara bien decorada.

Acomodando los aderezos, sintió a alguien cerca suyo. Al voltear, se encontró con Gaara arreglando un puesto que había quedado mal colocado.

-Gaara-sempai, no lo había escuchado- Le dijo sonrojada.

-Temari me mando- Contesto sereno.

-¿Llegó hace mucho?- Intentando iniciar una conversación, pretendía ordenar las flores del centro de la mesa.

-Hace unos minutos- Siempre directo e imperturbable, le miro tranquilo.

-Oh- Sin nada más que decir, se retiro hacia la cocina para recuperar el aliento. Apoyándose en la mesita de la cocina, respiro profundamente una y otra vez; cuando sintió que su rostro estaba a salvo de embarazosos colores, partió al lado de Temari.

-¿Le preguntaste?- Sin entender el sentido de la pregunta, Matsuri miró confundida a la mujer. Temari, con una mirada severa, hizo un gesto con la cabeza apuntando hacia el comedor en donde se escuchaba el toqueteo de los servicios que Gaara creaba al ordenarlos.- ¿Le pediste ir al baile con él?-

Matsuri, casi cayéndose de espaldas, se pregunto cuan obvia podría ser. Roja hasta las orejas, creyó que moriría es ese momento por la vergüenza.

-Y-yo no, n-no quiero… N-no…- Intento contradecirle, pero la sonrisa sarcástica que le mandaba la mayor le hizo callar y solo negar con la cabeza en respuesta.

-Tonta, era la oportunidad perfecta.- La joven mujer con ambas manos en su cintura, miro cansada a su amiga- Escucha, te ayudaré, pero tú también tienes que poner de tu parte ¿De acuerdo?- Matsuri, un poco impactada, solo atino a asentir mecánicamente.

Como si esa conversación nunca se hubiera llevado a cabo, la mayor partió a buscar a su hermano para iniciar la cena. Matsuri, totalmente acalorada, no sabía cómo ordenar sus pensamientos. La habían descubierto, ¿Y que se podía esperar? Si cada vez que veía a Gaara se comportaba como una tonta. Hablaba, hablaba y hablaba y ninguna de sus palabras tenían sentido. Era patética. Suspirando, se dio cuenta de que nadie podría quitarle la idea a Temari sobre su plan.

Claro que le agradaría ir al baile con el chico que le gustaba, pero estaba segura de que él nunca la invitaría. ¿Por qué lo haría? Era solo la pequeña amiga de su hermana. Cerró los ojos y pensó que lo único que podría hacer era seguirle la corriente a Temari y tratar de no salir muy lastimada cuando él la rechazara.

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-Hey ¿Me pasas la sal?- Pidió un fornido y castaño joven desde el extremo de la mesa.

-No te pases en echarle Kankuro, recuerda lo que dijo el médico- Le recordó Temari, antes de lanzarle una cómplice mirada a Matsuri, quien inmediatamente deseo ser tragada por la mesa. – Oye Gaara, me entere que tu escuela dará una fiesta el próxima viernes ¿Tu iras?-Su hermano, concentrado en sus alimentos, levanto lentamente el rostro y le miro curioso.

-Aun no lo sé- Le respondió con sinceridad.

-¿Y tu Matsuri?- Preguntó nuevamente arrastrando las palabras.

-..Emm no…- Los insistentes ojos de la rubia la amenazaron para que continuara- …N-no tengo con quien ir.- Agregó desconforme.

-Escuchaste eso Gaara, no tiene con quien ir.- Sonriendo maliciosamente, Kankuro rodó los ojos y el mencionado miro interrogativo a Matsuri, quien se había sonrojado al escuchar la obvio insinuación, que al parecer no había sido entendida por el pelirrojo.

Temari, no dispuesta a rendirse, iba a lanzar otra clara sugerencia, pero el insistente sonido de un celular rompió con el ambiente.

-Disculpen- Pronunció susurrante Gaara, mientras se paraba para contestar alejado. Matsuri, aliviada se dispuso a comer, mientras que Temari murmuraba lo mal educado que era su hermano.

Sin decir nada, Gaara volvió a los minutos después. Kankuro, al terminar pidió permiso y se retiro siendo seguido por su hermano. Temari y Matsuri, solas en el comedor comenzaron a hablar a susurros.

-¿Por qué no dijiste algo?- Le reprendió Temari.

-¿Qué querías que dijera? "Gaara-sempai, escuchó lo que dijo Temari-San, porque no vamos juntos"- Imitó con una voz burlesca.

-Eee… Si.- Con unos ojos enojados, suspiró y comenzó a desocupar la mesa.- Bueno, no te preocupes, aun falta una semana. Ya se me ocurrirá algo. Ve a mi habitación, mientras yo lavo-

Matsuri, un poco asustada por lo que se le podría ocurrir a su amiga, se dispuso a subir las escaleras para llegar al cuarto. Un gran pasillo la recibió. Y otra escalera esperaba al final que, según lo que le había informado Temari, conducía a las habitaciones de los hombres. Aislada caminaba hacia una ancha puerta violeta, a punto de entrar, dio un pequeño brinco al escuchar una repentina voz.

-¿Te quedaras esta noche?- Con el corazón en un puño volteó hacia Gaara, quien venía saliendo de la habitación que ocupaban para estudiar.

-No. E-en unos minutos más tengo que irme- ¡Oh por dios! Ahí venia el vomito de palabras- Además, aunque Temari me invitara, no creo que mi tía me diera permiso, es decir, es jueves, mañana hay clases, y ni siquiera tengo mis cuadernos y uniforme aquí. ¿Qué podría hacer? ¿Ir a buscarlo en la mañana? Tardaría horas. Sería totalmente tonta ¿No crees? Pero me gustaría quedarme, hace mucho que no lo hago…

Gaara, ignorando todas las palabras que salían de la boca de Matsuri, se dedicó a mirar sin mucha atención el rostro de la jovencita que hablaba y hablaba frente a él. Desde el primer día que la había visto pudo predecir que era una persona honesta y de alguna manera, real; no trataba de amoldarse o encajar, solo era ella.

Aunque sonara extraño, la chica que hablaba y hablaba frente a él, era prácticamente un miembro más de su extraña familia, considerando que desde que había llegado a la ciudad hace unos cuatro años atrás, esta pasaba más tiempo en la casa de él que la suya propia. Matsuri, con una personalidad infantil, amable y alegre logró insertarse en la rutina de vida de todos los miembros de los Sabaku No, convirtiendo en la amiga de Temari, hablando con Kankuro, y aunque sonara extraordinario, con él. Porque si, era de ese tipo de chicas con la cual si se puede mantener una conversación, pero por lo que él habia notado, tenia algunas manías bastantes extrañas. Como por ejemplo, que siempre estaba sonrojaba, y no de una manera regular, sino que comenzaba paulatinamente en su cuello, para luego subir raudamente por su mejillas y así abarcar la base de sus cabellos. O también, que cuando él le decía algo, ella siempre bajaba la mirada para mover las manos frenéticamente o decir algo raro y correr. Igualmente habia notado que cuando le incomodaba algo, de manera inmediata ponía sus brazos en su espalda, como si de alguna manera intentara transmitir vulnerabilidad, intentando decir que ella no era un enemigo. Y lo más gracioso de todo, es que nunca paraba de hablar.

Rió internamente cuando pensó en eso. De verdad esa chica era un caso especial. Con ese último pensamiento no pudo evitar sentirse físicamente extraño e incomodo, por lo que pestañando rápidamente, olvidó su cortesía y dejó hablando sola a Matsuri para partir raudamente a su habitación. ¿Qué diablos había sido ese pensamiento?

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Incomodo se removió en su cama. Con una mano agarraba con fuerza la sábana entre sus manos, mientras que la otra posaba calmadamente sobre su frente.

Hace ya varios minutos que debía de haberse levantado, pero su reciente sueño le tenía seriamente perturbado, no solo por su contenido, sino además, porque desde que era un pequeño niño, sus cortos periodos de sueño que se extendían de cuatro a cinco horas, venían acompañados solo de horribles y sangrientas pesadillas, pero ahora, no solo había excedido considerablemente sus horas de inconsciencia, sino que además había tenido un sueño. Un feliz y simple sueño.

Un poco incomodo desordeno sus rojos cabellos, intentando hallar alguna respuesta; un resultado para este extraño enigma. ¿Por qué él, soñaría algo así? Extrañado, frunció sus inexistentes cejas, y pensó profundamente en la "cuestión", llegando a la conclusión de que todo era culpa de Naruto y su estúpido llamado.

La noche anterior, durante la cena, el tonto de su amigo le había marcado solo para decirle que se le había ocurrido una genial idea de cómo pedirle a Hinata que fuera con él. Por supuesto, luego de escuchar el motivo de su llamado cortó la comunicación, pero al parecer algo de aquello había quedado en su sub. consciente. Ya que ¿De qué otra manera se podría explicar que él soñara eso?

El sueño era el siguiente: Un Gaara, totalmente seductor y libre, con un aura renovada y feliz, organizaba lo que parecía un cuarto de hotel. Lo perfumaba, lo adornaba con rosas rojas. Preparaba el champán, más otros bocadillos y esperaba paciente a alguien.

Hasta ese momento solo estaba traumado por el comportamiento de sí mismo en el sueño, pero luego…

Ella entro. Se veía tan hermosa e inocente, entrando con la misma ropa que la había visto esa noche. Totalmente sonrojada se acercaba a él, y lo saludaba con un afable beso en la mejilla.

Con eso su cerebro se desconectó. Su corazón casi explotó, y su sangre aumentó raudamente de velocidad.

De manera increíble, su yodel sueño, con una encantadora sonrisa, que ni siquiera él sabia que tenía, le pedía que fuera al baile con él. Y Matsuri, sin pensarlo, le saltaba encima, no solo gritando que si, sino confesando que guardaba sentimientos amorosos por su persona.

Nuevamente perturbado, se preguntó ¿Por qué él? ¿Qué le había hecho esa niña, para llegar a soñar? Sobre todo ese tipo de cosas. Estupido Naruto, y estupido plan, murmuro levantándose.

Suspirando, trato de calmarse con el pensamiento de que solo fue un sueño. En la vida real, él nunca se comportaría así para pedirle a Matsuri que fuera al baile con él. Y más importante, Matsuri, nunca diría que si y le gritaría que lo amaba.

Con una impresionante rapidez, ese pensamiento no lo consoló, sino al contrario, lo desanimo y desconsoló más. ¿Es que el día podría empezar peor?

Por supuesto que si. Al bajar luego de ducharse y arreglarse, sus hermanos le miraron extraño, y claro, si él nunca estaba en casa a las siete y media de la mañana; él siempre partía a las siete veinte en punto a la escuela.

Temari, amable y extrañada se ofreció a llevarlo, y al ver la hora no le quedo de otra.

Se hubiera instalado en el asiento del copiloto, pero su hermana lo tenía lleno de basura y papeles de propaganda. Por lo que decidió tomar asiento atrás. Pretendiendo ver el paisaje, volvió a pensar en su extraño sueño.

-¡Oh, mira! Como si fuera el destino- Comento Temari. Gaara, indiferente, no le prestó atención hasta que la sintió aparcar. Apunto de protestar, sintió como alguien tomaba asiento junto a él.

Como una película de terror, volteo con una exagerada lentitud, y no necesito de toda la visión, cuando vislumbro sus lisos y castaños cabellos. Color arena, corrigió de inmediato.

-Buenos días, Temari-San, Gaara-Sempai- Saludo acalorada.

-Al parecer todos se quedaron dormidos el día de hoy- Murmuro Temari, dejando a los jóvenes confundidos. La joven mujer, al ver a una jovencita corriendo desesperadamente por la acera contigua, enfoco la vista, y enseguida distinguió sus ojos. Era Matsuri. En realidad, bromeaba al decir que era el destino o algo así, pero que Gaara se haya quedado dormido el mismo día que Matsuri, tenía que significar algo, ¿cierto?.

Ambos, Gaara y Matsuri, extrañamente incómodos, intentaron mantener toda la distancia posible. Y cuando al fin llegaron, se bajaron con una increíble rapidez.

-¡Gracias, Temari-San!- Le agradeció Matsuri, antes de correr hacia su salón. Gaara, sin decir ni una palabra partió hacia el suyo propio.

Matsuri, casi llorando atravesaba los pasillos. ¡Dios, casi había muerto por la vergüenza! ¡Y todo gracias a ese tonto sueño! Angustiada se detuvo y toco su sonrojado rostro al recordar las falsas imágenes de su anterior sueño, el cual le había mostrado a un encantador y seductor Gaara, quien sin dudarlo la invito al baile. En su sueño, incluso ella adquirió un comportamiento más osado al atreverse a darle un beso en la mejilla, y al saltar sobre él, para darle una respuesta positiva. De repente, recordó que le había, prácticamente gritado sus sentimientos y se sonrojo aun más.

Resignada, retomo el camino a su salón, y se consoló pensando que solo había sido un sueño.

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-Oye, ahí está ¿Por qué no vas y lo invitas?- Propuso Ino a Sakura, viendo hacia un pequeño grupo de amigos.

-Mmm…- Aunque Sakura pretendiera ser directa y desvergonzada, dentro de sí, sabía que le daba bastante pena acercarse hacia el grupo de amigos y de la nada invitar a Gaara al baile. Una parte de ella, disfrutaría viendo la cara del mal nacido de Sasuke, pero era demasiado el riesgo a correr.- ¿Qué me dices tú? ¿Por qué no vas y lo invitas?-

Ambas chicas, sentadas tranquilamente en sus bancos durante el receso, miraron hacia los asientos de atrás, en donde cuatro chicos se encontraban charlando amenamente alrededor del banco de Naruto.

-Se lo pediré al final del último período- Le informo con una sonrisa triunfal. Sus ojos, tan celestes como el cielo, brillaron con malicia.

-¿Por qué al último período?- Cuestionó Sakura.

-Tú sabes, a esa hora los dos cursos se unen- Le explicó con una mirada obvia, como si aquello fuera una obligación saberlo. Sakura, asintiendo, entendió el plan de su amiga.

A la última hora, la clase se dividía en música o arte; los estudiantes, basándose en sus gustos tenían que elegir unos de los dos, y daba la casualidad que Sai, Ino y Shikamaru estaban en Arte. La joven de cabellos rosas, sonrió divertida al pensar en su amiga. Con lo dramática que era, apostaba a que le gritaría a Nara para que Sai quedara impresionado.

-… ¿Dónde está Hinata?- Preguntó de repente Sakura mirando a su alrededor.

-Me parece que fue donde Kurenai-Sensei, por un trabajo o algo así-

-Ah- Murmurçó-… Oye ¿Recuerdas el plan, cierto?-

-Si Sakura. Es como la quinta vez que me preguntas- Fastidiada, la rubia se sentó en su puesto al ver como los estudiantes entraban a la sala. Van a tocar, pensó antes de escuchar el timbre que anunciaba el retorno a clases- No es como si fuera muy difícil dejar a Hinata encerraba en el salón- Susurró indiferente siendo escuchada por Sakura.

-Exacto. Además, en ese momento Naruto y yo ya tendremos todo listo- Sacando los cuadernos correspondientes, cortó el tema al ver como una chica tímida y de cabellos azulados entraba hasta tomar asiento delante de ella.

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El silencio del aula, totalmente superficial, era roto solo por el sonido de las colectivas respiraciones. Todos los estudiantes, atentos y casi eufóricos se comían con la mirada el reloj en forma de panda sobre el pizarrón. Las manecillas, casi burlándose, avanzaban condenadamente lento, incluso faltando solo un minuto para el comienzo del fin de semana.

Ya tocado el timbre, todos con sus mochilas listas, se pusieron de pie para arrancar de esa horrible cárcel camuflada como una institución educacional. Ino, hecha una bala, corrió hacia Shikamaru.

-Oye, Shikamaru- Le llamó con una coqueta voz. El chico, recién despertándose, talló sus ojos y tomando sus cosas le devolvió la mirada.

-¿Qué ocurre Ino?- Le preguntó con desgana.

-Me preguntaba…- Comenzó alzando exageradamente la voz llamando de inmediato la atención de sus compañeros. Sakura y Hinata, aguantando sus risas, miraban expectantes la escena. –Si quisieras ir al baile conmigo- Le pidió con unos ojos brillantes más una sonrisa inocente. Los chicos que observaban el acontecimiento, casi deseaban asesinar a Nara por su suerte.

-Eee…Ino, lo siento, pero yo ya tengo pareja- Le contesto un poco dividido. Una parte estaba en completo shock. ¿Ino invitándolo a él? ¿Qué mosca le había picado? Y la otra, le apenaba no poder complacer a su amiga, que de seguro no le hablaría por meses a causa de ese rechazo.

Ino, con su rostro petrificado, no fue capaz de mirar a su alrededor. Nunca, nunca nadie le había dicho que no. Especialmente el holgazán de su amigo que ahora con una expresión preocupada salía de la sala. Sus amigas, también un poco impactadas se acercaron y la sacaron de ahí.

-Hey, no te preocupes. Sai ya había salido cuando te acercaste a Nara.- Le reconforto Sakura. En realidad, aquello logro apaciguar los nervios de la joven, quien suspirando, alcanzo a sentirse un poco culpable. Pensándolo profundamente, su suposición arrogante de que Shikamaru diría que si, había sido horrible. Su amigo era bastante capaz de tener a alguien; además, no hace mucho, le había escuchado hablar de una chica que lo traía loco. Completamente arrepentida, anoto mentalmente que tendría que disculparse con él.

-Está bien. Es solo mi culpa por pensar que faltando unos días no tendría pareja- Dijo con una sonrisa.

Sakura, viendo la hora en el reloj de su muñeca, miro elocuentemente a Ino, quien entendiendo, tomo la mano de Hinata.

-Oye ¿Me acompañas al baño? Necesito refrescarme.- Pidió Ino a Hinata con una mueca lastimera. La jovencita de ojos pálidos, asintiendo efusivamente partió junto a su amiga hacia el fondo del pasillo, mientras que Sakura, con una sonrisa maliciosa corrió desquiciadamente hacia el salón en donde estaban los chicos de música.

-¡NARUTO!- Gritó con el último aliento de sus pulmones; las personas a su alrededor, horrorizadas arrancaban, mientras que el antes nombrado suspiraba aliviado por la llegada de su cómplice.

-¡Sakura-Chan, creí que no vendrías, de veras!- Alcanzo decir antes de que Sakura lo agarrara del brazo para llevárselo casi volando de ahí. Los chicos, vale decir, Gaara y Sasuke, quedaron en un mini estado de shock por la velocidad de lo recién sucedido, sobretodo el Uchiha que vio claramente como la joven de ojos verdes lo ignoro por completo porel idiota de su amigo. Al parecer de verdad está enfadada, pensó por un momento con una voz indiferente.

Sin darles más vueltas al asunto, junto con Gaara, tomaron sus cosas y se fueron. No tenían más que hacer allí, además, era viernes.

El joven pelirrojo tenía que admitir que cuando había conocido a Sasuke, este le había desagradado enormemente. No estaba seguro del porque, pero producto a esa enemistad una vez terminaron en un carrera de puños siendo detenidos por Naruto. Desde ese momento que Gaara se había hecho amigo del rubio, mientras que al pelinegro, solo lo toleraba.

No sabía en qué exacto momento fue que forjó una amistad con el que ahora caminaba silenciosamente a su lado. Con los años, Sasuke se había convertido en una de esas personas con las cuales no se sentía incomodo. Podía ser como de verdad era. Era extraño, pero todo fue gracias a Naruto.

-¿A ti también te llamo ayer?- Le preguntó de repente. Quizás no fuera obligatorio hablar, pero sintió la necesidad de conocer más al chico junto a él. Conocerlo y ser amigos, verdaderos amigos.

-Hmp, el muy idiota me interrumpió en mi entrenamiento solo para contarme sobre su ridículo plan- Le respondió con una mueca desagradable mientras recordaba la llamada.

-Mm… ¿Me acompañas?- Le pregunto después de darle un pequeño golpe en el hombro. Sasuke, curioso miró en dirección hacia a donde apuntaba el chico y vio una tienda deportiva. Con sinceridad, sonrió.

-Hmp, no tienes que preguntar- Contesto en seguida. Ambos jóvenes, hablando de vez en cuando se olvidaron por completo de su atolondrado amigo, que ahora estaría llevando a cabo la misión de su vida.

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-¿N-no crees que es muy tarde Ino-chan?- Preocupada, la jovencita de cabellos azulados miraba los vacíos pasillos de la escuela que hace ya horas los estudiantes habían abandonado. Ino, actuando extraño, había estado arreglándose por casi una hora en el espejo del baño, y después se puso a hablar y hablar de su vida amorosa. No es que Hinata no quisiera ayudar a su amiga, pero pronto seria la hora de la cena y no quería molestar a su padre. Un poco contrariada no sabía cómo decirle a su amiga que la dejara ir, sobre todo ahora que la rubia la arrastraba a su salón alegando que se le había quedado algo.

-No te preocupes Hinata, vamos a buscar mí… Mi bolso y nos vamos- Invento Ino caminado con rapidez hacia su aula. Hinata, resignada, suspiró y se dejo guiar.

-He, anda tú, y yo te espero aquí- Le dijo Ino al llegar, parándose firmemente fuera de la puerta sosteniéndola para que la tímida muchacha entrara. Esta última, sin sospechar los planes de sus amigas, entro un poco apresurada, y al ir al banco de su compañera no encontró nada. A punto de llamarla, escucho como la puerta se cerraba con fuerza. Temblando corrió hacia ella, y con todas sus fuerzas intento abrirla. Llamo a gritos a Ino, pero nadie le respondía.

-¡Ino! ¡Ino por favor ábreme!- Vociferaba desesperada. Con sus ojos aguados, comenzó a mirar a su alrededor. No había otro modo de escape, a no ser que quisiera lanzarse por la ventana y morir en el intento. Asustada, vio algo sobre su puesto. Un poco intrigada, camino hacia allí y vio una pequeña y violeta carta. Volteando hacia sus lados, se aseguro de que fuera para ella. Lentamente y con cuidado de arrugarla, la abrió:

Hinata-Chan:

que hay otras miles maneras de hacerlo, pero esta es la única que encontré buena para que así ninguno de los dos saliera perjudicado ni mental, ni físicamente.

Seguramente debes de estar preguntándote qué es esto, pero debes entender que apenas termines de leerlo la puerta se abrirá y podrás ir a tu casa, de veras.

No es mi intención asustarte. Al contrario, lo único que quiero hacer es agradarte. Quiero que te rías conmigo y me sonrías con tu más tierna mirada; porque eres muy hermosa Hinata-Chan, y terminaré de escribir cosas así, ya que Sakura-Chan me está molestando aquí.

Eres todo lo que quiero en una chica y más. Por eso, y porque ya era hora de decirlo, de veras:

Hinata¿Te gustaría ir al baile conmigo?

Atte.

Naruto Uzumaki.

Hinata, con el corazón bombeando a mil por hora en su pecho, con su rostro a punto de explotar por la vergüenza, comenzó a respirar a una velocidad anormal. Sin poder aguantarse, con sus manos pegó fuertemente la carta a su pecho y suspiró ilusionada.

-Por supuesto que si Naruto-Kun- Murmuró soñadora.

-¡SI! De veras.- Escuchó fuera del salón.

-¡Ya vete! Que si te ve se desmayara.- Escucho la voz de Sakura ¿Sus amigas estaban involucradas? Sin necesidad de responder, sonrió. Claro que ellas le ayudaron. Se lo habían prometido. A punto de llorar, se dirigió corriendo hacia la puerta que ahora estaba abierta. Echando a la borda su timidez, salió hacia el pasillo y abrazó a Naruto, quien a punto de irse, quedo paralizado por la muestra de afecto.

Sakura e Ino, impactadas veían la escena, sin poder creer que su amiga hubiera reunido las agallas para responder de ese modo. Hinata, roja hasta las orejas y sin entender que estaba haciendo, se acerco al rubio y le dio un tímido y dulce beso. Naruto, también sonrojado no tuvo la oportunidad de responder, ya que de un segundo a otro, Hinata se desmayo.

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-¡Y cuando la leyó grito que si, y fue genial! ¡De veras!- Contaba entusiasmado Naruto, sentado cómodamente en el piso y comiendo de vez en cuando de su ramen.

-Hmp, es como la décima vez que lo cuentas- Susurró Sasuke, intentado concentrarse en el juego frente a él.

Era viernes en la noche, y como todos estaban demasiado cansados para salir, decidieron allanar el apartamento del rubio para pasar la noche. Sasuke se había apoderado del televisor para ver un importante partido. Shikamaru, casi dormido se encontraba estirado a sus anchas en la cama del rubio, mientras que Gaara veía a medias el partido, escuchando también a Naruto.

-¡Ah, ustedes solo están celosos porque no tienen pareja! ¡De veras!- Contestó enfadado con sus supuestos amigos, que en vez de felicitarlo, iban a su casa a gastar cable y comida.

-Mmm… Que problemático eres Naruto- Musitó Shikamaru antes de bostezar.

-¿Qué? ¡Tú eres el problemático! Ya eres novio de Temari-San, así que te será más fácil invitarla- Le alegó Naruto. Gaara, no muy contento de que le recordaran que ese vago salía con su hermana, le lanzo una significativa mirada al pelinegro.

-¡Haaa! Pero qué tal si le digo y ella no quiere porque piensa que es muy infantil o algo así… Las mujeres son tan problemáticas…. – Cerrando los ojos, puso ambos brazos tras su cabeza.

-Ella quiere ir; es de lo único que habla con Matsuri- Acoto Gaara velando por la felicidad de su hermana; felicidad, que lamentablemente, era proporcionada por el joven que ahora lo miraba asombrado.

-¿Lo ves? Solo tienes que decírselo. No es para nada complicado, es decir, yo lo hice y ahora tengo novia, de veras- Fanfarroneó el chico de cabellos rubios, con una mueva engreída.

-Sí, y nadie entiende como paso- Dijo Sasuke maliciosamente.

-¡Hey, Teme, que quieres decir con eso! Soy tan guapo e inteligente como cualquiera. Además, no te creas la gran cosa, que tu ni siquiera tienes pareja- Le molesto, mientras saltaba sobre él con un falso aire de amenaza.

-¡Salte de encima, idiota! Y yo si tengo con quien ir. Sakura. Quizás no se lo haya dicho, pero es obvio que ella lo sabe- Volviendo la vista hacia el juego de la tele, no vio las incrédulas miradas de sus amigos, quienes hasta ese momento habían dudado del Gran Ego del Uchiha.

-Te tienes bastante confianza.- Susurro Naruto- Pero bueno, eso quiere decir que todos iremos. ¡Ah Gaara! ¿Tú iras con alguien?- Le preguntó intrigado.

Maldición, otra vez recordó el sueño. Gaara se había prometido dejar eso atrás, pero no había momento en el que no pensara en el. Y lo peor de todo, es que en la tarde cuando con Sasuke salían de la tienda deportiva, se habían topado con Matsuri. Y para su mala suerte, se había comportado como un idiota; todo nervioso y patético. Por suerte Uchiha era lo suficientemente discreto para no molestar, pero cuando iban hacia la casa de Naruto, no paró en lanzarle esas típicas miraditas molestas.

-…- No dispuesto a responder, aparento estar muy atento al partido, pero capto la mirada de Sasuke, quien como Naruto, le insistían una respuesta.- No lo sé- Siempre sincero, evitó cualquier comentario y se acomodó frente al televisor.

-He ¿Por qué te pones nervioso?- Molestó Sasuke con una sonrisa.

-Si, Gaara, estas como sudado- Naruto, enseguida notó que Sasuke sabía algo, ya que él nunca molestaba por molestar.

-No, no lo estoy- Cerrando los ojos, intento serenarse, pero al abrirlos, noto como los tres chicos le miraban con una estúpida expresión.- ¿Qué?- Les preguntó al borde del enojo.

-Nada- Respondieron los tres al unísono. Sonriendo, comenzaron a acercarse a él y a acosarlo con la mirada.

-Si tienen algo que decir, díganlo- Les recomendó, pretendiendo estar calmado.

-¿Por qué tan alterado Gaara? ¿Es que acaso no nos estás diciendo algo?- Le pregunto con ingenuidad Naruto- Sasuke. Tu, por alguna casualidad sabes algo- Le preguntó con unos ojos inocentes.

-Emm… ¿Sé algo Gaara?- Picó el pelinegro. Gaara, con una notable vena en el cuello, estaba a punto de estallar.

-No. No sabes nada- Respondió mecánicamente controlado.

-¿En serio? Pues verán, mientras salíamos de una tienda del centro, nos encontramos con la amiga de Temari. ¿Cómo se llama? ¡Ah, Matsuri! Y nuestro amigo acá- Continuo pasándole un brazo por los hombros- Se puso algo… Nervioso. ¿O me equivoco, Gaara?- El pelirrojo, sintiéndose irremediablemente avergonzado, estalló.

-¡Bien! ¡Quiero ir con Matsuri! ¿Hay algún problema?- Tonta muchacha, por su culpa le pasaban estas desagradables cosas. Según lo que recordaba, desde que él era un simple niño que no tenía un ataque así, descargando su ira y frustración con el resto. Pero hoy en día, que estaba, de cierta manera, recuperado se había mantenido sereno, siempre controlándose, pero ahora, por culpa de esos extraños pensamientos había estallado. Bueno, y cómo olvidar que también era culpa de Matsuri, y de sus tontos amigos.

-No. Ninguno- Respondió Shikamaru, para luego estirarse en la cama de Naruto, mientras que este, tranquilo comenzó a comer de su ramen; y Sasuke, indiferente, se concentro en el partido.

¿Qué diablos había pasado?, se preguntó Gaara. Bueno, lo que sea que haya sido, al menos había servido para hacerle saber que de verdad quería llevar al baile a Matsuri.


Notas de la Autora:

De verdad no saben lo agradecida que estoy al saber que han llegado hasta esta parte. Sé que la historia es un tanto cliché, y que no es exactamente profunda, pero de verdad intente dar lo mejor. Yo soy una primeriza por aquí, así que estoy totalmente dispuesta a aceptar consejos y criticas de cualquier tipo, excepto insultos, por supuesto, ya que creo firmemente en el respeto mutuo.

Sin nada mas que agregar, salvo agradecer de nuevo la oportunidad

Saluda y se Despide Jav esperando cualquier señal de vida