Una joven chica de 14 años se encontraba durmiendo cómodamente en su cama. Parecia que estuviera muerta, de no ser por un fino humo blanco que se expandia cerca de su nariz. El invierno era su epoca favorita para dormir, o como ella le llamaba "invernar", cuando un hombre alto de piel blanca y ojos carmesi, vestido de mayordomo, se acercaba a ella con una charola de plata en la mano.

-"Ya es hora de despertarse señorita... Aunque su por su forma de dormir, no podría considerarla una"-Dijo aquel joven mientras miraba a la chica dormir totalmente desparramada en su cama. Ante su pedido, solo salio un quejido casi inhumano por parte de ella-"Parece que tendré que usarlo"- Dijo este sonriendo con maldad. Tomo entre sus manos, cubiertas con guantes, la charola de plata y la dejo caer al suelo, lo cual causo un gran estruendo en la habitación de la joven.

A pesar de ese "infernal" sonido, ella solo se sentó en su cama con sus largos cabellos cubriéndole el rostro, tomo entre sus manos la bandeja de plata y la uso para ver su propio reflejo.

-"Good Morning Sebastian..."- Dijo ella con sarcasmo- "O debería decirte, ¡Demonio de pacotilla!"- Grito mientras lanzaba la bandeja de plata en dirección al mayordomo que tal aprecia, se llamaba Sebastian. El solo paro la bandeja de plata con su mano y suspiro.

-"Parece que no se levanto de buen humor, y eso que la deje dormir hasta tarde"- Dijo Sebastian con sarcasmo.

-"Son las 12 de la mañana, es demasiado temprano"- Dijo la muchacha mientras se levantaba y en su camisón rosa pálido se leía el nombre 'Lydiana'-"Puedo suponer que Ciel ya se despertó y me dará otra aburrida charla sobre responsabilidades... Ni siquiera puedo despertarme tarde un domingo sin que el haga uno de sus escándalos"- Decía mientras se vestía.

-"El joven amo es un Conde, así que cumple sus responsabilidades al pie de la letra... No como cierta señorita que no sabe ni siquiera comer sin ensuciarse"- Dijo el sonriendo burlona mente.

-"Cierra el hocico perro guardián y ve a prepararme mi té"- Dijo esta secamente mientras lo miraba con odio. Si bien ellos en realidad no se odiaban, no se podría decir exactamente que se lleven bien.

-"Entendido... Señorita"- Dijo esta ultima palabra en tono de burla y se fue a preparar dicho té. Lydiana, inmediatamente se saco su camisón rosado y se puso su ropa casual favorita. Una camisa vieja, pantalones, pantuflas y una sudadera.

~~Lydiana POV's~~

No podía creer que ese maldito mayordomo volviera a despertarme de una forma tan absurda, lo mataría pero cada vez que lo intento me tira encima un balde de agua fria. ¡Maldición, no soy un gato!, aunque en realidad odie el agua... Maldición, ¿Desde cuando mi vida se puso de cabeza?... A es cierto, desde el día que conocí a ese par de dolores de cabeza.

~~Flashback~~

Aun puedo recordar ese momento. Estaba saliendo de la escuela luego de tener un día aburrido. Era la única chica de mi edad que aun volvía con sus padres, pero desde que ellos se fueron de viaje de negocios y me dejaron con la abuela tuve que aprender a manejarme sola. Mis padres dirigían una importante compañía, la compañía "Funtom" de juguetes, vaya nombre. Ellos querían que cuando ellos dejaran esta vida, yo me encargara de la empresa familiar, pero no me interesa en lo absoluto dirigir la empresa de mi familia a pesar de que haya pasado "De generación en generación".
Ese día estaba principalmente nublado y gris, pero por eso me encontraba feliz, amaba esos tipos de día. Levante la vista hacia el cielo, faltaban menos de 7 calles para llegar a mi casa. Una gota callo sobre mi pómulo, para luego patinar sobre el, pareciendo una lagrima.

-"Jum, el cielo empezó a llorar y me quiere contagiar la tristeza"- Dije con simples a mientras seguía caminando, siempre pensé que cuando llueve, en realidad el cielo esta soltando su tristeza sobre la tierra.

Cuando doble en la ante penúltima esquina, vi un par de hombres, a los cuales no puedo llamar precisamente "caballeros". Estaban fumando, y a pesar de que me encontraba a varios metros, desde ahí podía oler su repulsivo aroma a alcohol y cigarros. Quizás sea una chica que buscaba pelea, y no tuviera las ideas muy claras, pero hasta alguien como yo sabría que no era buena idea pasar entre ellos. Mire a uno de ellos por una milésima de segundo y me gire para irme, pero uno de ellos tomo mi mochila que colgaba sobre mi hombro.

-"¿A donde vas pequeña?, no es bueno que los niños caminen solos con tanta mala gente en el mundo"- Ante eso solo chasque mi lengua.

-"Tsk, como tu"- Murmure soltándome de su agarre bruscamente e intentando correr, pero a penas corrí menos de un metro, me choque con un tipo enorme y gordo. Su aroma era peor que los anteriores.

-"Mira Joe, la niña es fuerte, y tiene el uniforme de esa escuela privada"- Dijo el mas grande jalan dome del cabello. Sus manos eran muchísimo mas grandes que las mías.

-"Suéltame maldito neardental!"- Le grite mientras pataleaba. Ante esas palabras todos los tipos rieron con maldad.

-"Quizás deberíamos llevarla a nuestra cueva y violarla, luego podríamos pedir rescate por una buena suma... Si, creo que sera divertido"- Dijo uno de ellos acercándose a mi con una soga en la mano. Sabia que si no actuaba rápido seria mi fin, y precisamente ese día no llevaba mi gas pimienta, se me había acabado torturando a un compañero por quitarme el almuerzo. Hice lo único que podía hacer en ese momento, le di al gigante un golpe en los bajos y aproveche su distracción para correr.

Corrí, y corrí hasta sentir que me desvivía, lo cual no fue mucho porque no era precisamente buena en los deportes, pero para mi desgracia termine en un callejón rodeada.

-"Salven me, alguien salven me por favor... ¡Quien sea salven me!"- Grite mientras lloraba, la primera vez que lloraba en mucho tiempo, y al mismo tiempo cerraba los ojos con fuerza. Al abrirlos vi una luz que me cegó totalmente y caí al suelo ciega. Cuando por fin pude ver algo, me di cuenta que estaba dentro de un pentagrama.

-"U-un pentagrama..."- Tartamudee confundida. Cuando subí la vista, los hombres habían desaparecido, pero habían dos personas en frente mio. Un joven de aproximadamente mi edad, cabello negro azulado y ropa demasiado elegante diría yo. Parecía el típico niño raro que se viste así para llamar la atención. A su lado había un hombre bastante alto, vestido de mayordomo. Ambos estaban de espaldas y sobre un charco de sangre.

-"Sebastian, la próxima vez intenta no hacer tanto desorden, mi ropa se lleno de sangre gracias a tu descuido"- Dijo el niño mirando a aquel hombre, parecían no notar que estaba ahí.

-"Lo siento joven amo, no se repetirá"-Dijo el hombre, para luego voltearse y mirarme a los ojos. Su piel era blanca y sus ojos era rojos como la sangre que estaba en el suelo, eso me asustaba mucho.- "Parece que la joven ya noto lo que hicimos"-

-"¿Qui-quienes son ustedes?"- Dije secándome mis lagrimas con la manga de mi uniforme.

-"Antes de pedir nombres, ¿No debería presentarse primero señorita?"- Dijo el niño con molestia. Que arrogante! Estuve a punto de golpearlo, pero el hombre me asustaba. Quien pensaría que aquel hombre que me asustaba seria un demonio tan inepto.

-"So-soy Lydiana Marie Thelbrock, hija de Alice y Jhon Thelbrock, heredera de la compañía Funtom"- Dije con seguridad, estaba orgullosa de mi nombre, aunque no me agradaba tener que heredar la estúpida compañía de mi familia. Las dos personas cuando escucharon mi nombre abrieron los ojos un poco, mientras murmuraron lo mismo.

-"La compañía Funtom..."- Dijeron al mismo tiempo. Estaba por preguntarles quienes eran, cuando todo se puso negro y sentí como me caía al suelo.

Cuando desperté, estaba en mi habitación, y a mi lado estaban aquellas personas. Estuve a punto de gritar cuando el joven me puso la mano en la boca.

-"No grites, no te lastimaremos"- Ante esas palabras, por puro acto reflejo, le mordí la mano obligan dolo a que me soltase.

-"Quiero saber quienes son ustedes, que paso conmigo y porque están en mi habitación, díganlo antes de que llame a la policía"-Dije molesta. No lo había notado, pero el niño traía un parche en el ojo.

-"Nosotros salvamos tu vida, y luego te desmallaste. Soy Ciel Phantomhive"- Dijo el niño. Ciel Phantomhive, pero eso era imposible. Ciel Phantomhive había sido el líder de las corporaciones Funtom en la época cerca del 1900 ¡Era imposible que estuviera aquí!.

-"No jodas, es imposible que estés vivo, a menos que seas un viejo de mas de 100 años años"- Dije sarcásticamente.

-"139 para ser exactos en realidad, se que no me creerás pero solo puedo decirte esto. No soy humano"- Dijo Ciel.

-"Ajam, entonces que eres, ¿Una parca?"- Dije riendo.

-"Un demonio señorita, algo igual a mi"- Dijo aquel que parecía llamarse Sebastian mientras sacaba su guante izquierdo y me mostraba su pentagrama mientras sus ojos relucían de un color rosa vivo. Al mismo tiempo, Ciel levanto su parche, mostrándome el pentagrama en su ojo derecho, que de la nada desapareció y ambos ojos se tornaron rosados. Bueno, si era magia, tenia que admitirlo, pagaría para ver a estos tipos en las vegas...

-"Si de verdad ustedes son demonios y eres el verdadero Ciel Phantomhive... ¿Porque me lo están contando? ¿Que quieren de mi?"- Pregunte temerosa.

-"En poco tiempo este mundo se acabara, lo que creías conocer dejara de existir, tus amigos se volverán tus enemigos. Estamos aquí para advertirle sobre este hecho, no podemos dejar que usted muera"- Dijo Sebastian como si me estuviera explicando un ejercicio de álgebra.

-"¿Porque no pueden dejar que muera? ¿Que tengo de especial?"- Dije confundida, yo era todo menos especial.

-"Eres la heredera de las corporaciones Funtom. Por esa simple razón podrías morir. Hace mucho tiempo, hice un contrato con este demonio y el siempre me servirá para la eternidad. Ahora, Ángeles vendrán a la tierra por un simple motivo, exterminar a todo aquel que tenga relación con la compañía Funtom. La razón es simple. Hace mas de 100 años, vencimos a un Ángel, y ahora ellos vendrán a cobrar venganza"- Dijo el seriamente, esa seriedad me estaba asustando de verdad.

-"Eso lo entiendo, pero porque me avisan sobre esto. Ustedes podrían seguir viviendo tranquilamente y cuidarse por su cuenta. ¿Porque les interesa que yo viva?"- Aun no entendía esa parte.

-"Tu alma, es especial. Es un alma pura sin corromper, solo pocas son así. Un alma como la tuya cualquier demonio desearía devorar. Ademas de eso, tu sangre no es nada común, por alguna razón tienes una rara habilidad que solo pocos humano tienen. Tienes sangre de demonio. Eres mitad humano, mitad demonio, igual que tu padre"- Dijo Sebastian mirándome a los ojos fijamente. Esa mirada, parecía que con ella analizaba cada rincón de mi alma y mente, maldito demonio.

Desde ese día había pasado un mes, mi abuela creyó la excusa de que eran parientes lejanos nuestros y desde entonces viven en mi casa. Por suerte, tenemos muchas habitaciones de sobra. Ellos dijeron que explotarían al máximo mi potencial y me enseñarían a controlar mi "Habilidad especial". Pero maldición, a pasado un mes desde entonces. ¡Si no me dicen algo sobre eso juro que los voy a terminar golpeando tan fuertes que desearan ser mortales!

~~Fin del flashback~~