Buenas noches, aquí en Cataluña. Últimamente estoy en inflaproducción de fics pero este lo he hecho en unas horas y he disfrutado como una niña escribiendo.

Es una especie de crítica/paradoja a algunos tópicos sobre Lily/ Merodeadores de los cuales también me siento culpable de haber leído y escrito. Está dividido en tres partes que son más o menos independientes. Tres críticas diferentes. Los personajes (si se pueden considerar así) serán los mismos siempre.

Seguramente, cada vez que publique lo dividiré como hoy.

Declaimer: Nada es mío, solo una chica sin nombre y, de momento, sin personalidad.

Pues dicho lo dicho, ¡A leer!

Eso que todos hacemos (pero no explicamos) y otras cosas.

Lily y los merodeadores están en la sala común. TODOS los merodeadores que, por si a alguien se le olvidaba, son cuatro. Ni más (no, ningún OC puede aparecer de repente e integrarse), ni menos (Petter Pettegrew, señores, ¡existe! Sí, sí, no se sorprendan tanto).

Están hablando de banalidades. En ese preciso momento de "¿qué coño habrá hoy para cenar?". Un tema que despierta la curiosidad de muchos.

Lily no está con esos especímenes por gusto. Ella estaba antes que ellos. No participa en la conversación y se aburre. Estaba estudiando y muy concentrada cuando llegaron y ahora no puede centrarse. Está incómoda en su presencia y la voz de Potter la molesta. Así que toma una decisión. Irse. ¿Excusa? La más típica, por supuesto.

-Voy al banyo, ahora vuelvo.- Lily está mosqueada. Huye. Remus le cae realmente bien pero nunca entenderá qué hace con unos inmaduros como Black, Potter y Pettegrew.

Se levanta y sube las escaleras de su dormitorio. Sabe que Potter la está mirando, escrutando. No camina de forma sensual ni mueve su melena. De hecho, hoy tiene el pelo un poco encrespado. Ha pasado una mala noche y se ha movido mucho en la cama.

Llega al baño, se sube la falda del uniforme, se baja las medias y las bragas y hace sus necesidades fisiológicas. Porque cuando una persona dice que va al lavabo, aunque lo haga para huir, muchas veces necesita mear y defecar y no solo lavarse la cara para despejar la mente. Todo ser humano debe quitar los residuos de su cuerpo, aunque sea ficticio. Que no se os olvide.

La amiga de Lily

Lily tiene una amiga. No, señores, no os confundáis, no se llama Susan March. Tampoco es rubia ni morena, de hecho tiene el pelo castaño. Un castaño algo grisáceo de esos castaños aborrecibles. Comparte habitación con ella desde hace dos años y por eso se han hecho amigas. No son amigas de la infancia –Lily viene de familia muggle- y tampoco lo parecen. Son, simplemente, amigas. La chica en cuestión no es sangre sucia pero tampoco tiene linaje de sangre. Simplemente tiene sangre de esa más o menos normal. De esa que sale cuando se corta con un cuchillo o cuando tiene la menstruación.

No es una diosa, en realidad no es especialmente guapa. Tampoco es fea. Es la chica más normal que haya existido. Su carácter es un buen carácter. No es ni la más buena persona que haya existido en el planeta, ni la más especial, ni la que tiene la personalidad más fuerte, ni la más bromista, ni la más loca, ni la que estudia menos y saca mejores notas, ni la más descerebrada. Es simplemente ella.

Tiene un novio de la casa de las águilas. Pero no de esos novios que en realidad son unos cabrones y que solo aparecen en la historia para dificultar la relación de la chica con Sirius Black o Remus Lupin. Definitivamente, no. Su novio es un buen chico y tengo que confesaros que ella no tiene ninguna intención de dejarlo. Ya os adelanto que no lo va a hacer. Porque se quieren y tienen buen sexo, que eso es lo que importa. No el sexo, mal pensados; Las dos cosas.

En fin, que la chica X es simplemente su amiga y son amigas porque comparten una buena amistad. Fin de la historia. No hay más.

Algo que pasa al menos una vez en todas las historias

James, que es un chico realmente listo, decide que debe descubrir los sentimientos de Lily hacia él de una maldita vez. Ha estado meditando cómo hacerlo.

La opción de preguntárselo a ella está descartada. Ella solo le gritaría. La opción de preguntárselo a su amiga, también. No se acuerda de su nombre y no puede empezar una conversación con tan mal pie.

La luz aparece en la mente de James cuando recuerda que tiene una capa de invisibilidad y que ha inventado un mega hechizo para subir al dormitorio de las chicas sin que las escalera se hagan una rampa. Voy a espiar a Lily Evans, seguro que a su amiga- esa que no recuerdo cómo se llama- se lo cuenta todo.

Así que, dispuesto a triunfar en la vida y en esta misión, James se pone la capa, baja a la sala común, se acerca a la escalera de las chicas y murmura "megaescaleranotehagasrampalebiosa", y así, ya puede subir sin peligro. Sabe cuál es la habitación de Lily por su olor o por su imponente instinto masculino – eso da igual-, entra y se acomoda en un rincón. Lily y su amiga – La cuál sigue sin recordar como se llama- aún no están allí.

La mente de James empieza a navegar por mares plácidos y imagina a Lily contándole a su amiga- no quiero hacerme pesada pero aún no ha recordado su nombre- que está loca por él y se hace la dura para que él le vaya detrás. Como las chicas tardan mucho en llegar, también navega en los mares en que Lily dice que ha tenido un sueño erótico conmigo y se lo ha pasado pipa.

Finalmente, llegan y pillan a James en la mitad de su tercera navegación. James ya se frota las manos, esperando el mayor descubrimiento de su vida.

Cuál es su sorpresa cuando descubre que están hablando del clima. En fin, paciencia, ya cambiaran de tema.

Pero va pasando el rato y el tema sigue vigente. Porque se puede tener una larga e interesante conversación sobre ese tema.

- Pues el otro día cuando llovió, iba por los jardines y se me mojaron los zapatos. ¡Hasta se me mojaron los calcetines! Y te reirás si te cuento que el agua metida en mis pies hacía un sonido un poco extraño, ya sabes, cómo si fueran pedetes –diminutivo de pedos- y la gente que pasaba me miraba como si fuera una marrana. ¡Merlín! Que vergüenza.

Las dos se ríen y Lily se toca las mejillas recordando lo mal que lo pasó ese día.

- Vaya Lily, que mala suerte tuviste. Oye, ¿ya has visto las marcas que tengo de la camiseta en la espalda? Resulta que el otro día hacía un sol espeluznante y, claro, yo, que estaba en los jardines, me puse de espaldas a él para que no me molestara. Pues ahora, fíjate tú, que me he puesto morena pero solo la parte que tenía descubierta. ¡Que fastidio!

- Ni que lo digas.

Tras unas cuantas historias más como esa, James Potter no tiene ganas ni de salir de la habitación sin hacer ruido. Se aburre con todas las malditas letras de la palabra. La verdad es que esperaba otra cosa de esta expedición.

Está tan aburrido que le da igual que lo vean o no. Piensa que si tiene que salir sin hacer ruido, tendrá que escuchar más historias de esas porque tardará más. Así que se quita la capa, tan pancho, y con un "adiós chicas, lo siento, no quería interrumpir" se va de la habitación cagando leches.

Una vez fuera respira, inspira y decide que nunca más volverá a entrar en esa habitación, a no ser que haya sexo asegurado con Lily -por supuesto-.

No quiere volver a oír una palabra más sobre el clima de boca de Lily o de su amiga, que, aunque lleva una hora y media escuchándola, aún no ha conseguido recordar su nombre.

Fin de la primera parte.

Espero haberos sacado una sonrisa y, sobretodo, no haber ofendido a nadie. Como ya he dicho arriba, yo también he hecho lo que estoy criticando. Triste, lo se.

Pues eso, en cualquiera de los dos casos estaría bien (estaría muy bien, demasiado bien) que dejarais un comentario para decirme si os ha hecho sonreír o si os molesta o cualquier cosa, lo que os de la gana. Si queréis podéis contarme historias relacionadas con el clima, ¡juro solemnemente que no me aburrirán!

;)

Lasonrisamedelata.