Dime quien eres.

Capitulo 1.

Caminaba por los corredores con prisa, llegaba tarde a la clase de transformaciones y no quería que mi primer día de clases comenzara mal. Recuerdo que una vez mi madre me había contado que mi padre llegaba tarde a todas las clases y junto a Harry, mi tío, terminaban casi siempre castigados. "Casi siempre" porque mi madre los salvaba. Recuerdo también que mi padre se había enojado con mama un día porque decía que era mentira y que solo quería dejarlo como un vago. Siempre terminábamos riendo junto a Hugo por esas peleas menores. Doble en una esquina con prisa y los últimos pasos los corrí tratando de llagar al aula sin perder un segundo más. Me acomode el uniforme y colgué bien mi mochila, trate de peinar mi cabello sin éxito y golpee la puerta para luego entrar. Varias cabezas (casi todas) giraron para ver quien era la que llegaba tarde, y en efecto, era yo. La profesora me miro unos segundos y me hizo señas con una mano mientras que con la otra hojeaba unos papeles.

-¿Por qué llega tarde señorita Weasley?

Trate de respirar. Me ponía nerviosa que me llamaran por mi apellido. Mientras daba pasos cortos hacia el frente buscaba las palabras adecuadas.

-Por que me perdí.

Muchos chicos rieron, otros comentaban en murmullos poco disimulados.

-¿Por qué llega tarde?-Asentí-Bueno… trate de hacerse un mapa. Cinco puntos menos para Gryffindor.

Las risas fueron apagadas por los alumnos de la casa y algunos me miraron con el ceño fruncido. Localice a Albus en la multitud y me senté junto a el. Con un nudo en el estomago saque mis pergaminos de la mochila y la pluma. Sentía nervios y vergüenza. Bien, en mi primer día habían descontado cinco puntos a mi casa y me sentía la peor compañera.

-Bueno… hoy vamos a ver algo básico. Antes de comenzar con la clase voy a presentarme, aunque ya algunos me vieron por ahí.

Algunos chicos sonrieron y asintieron con la cabeza. Hermanos de alumnos graduados.

Luego de la presentación y dar el tema de ese día comenzamos con la teoría. Ese día veríamos y luego practicaríamos el hechizo duro, con algún objeto a preferencia.

-¿En verdad te perdiste?-Mire con el ceño fruncido a mi primo y asentí-Perdona.

Pasamos el resto de la hora tomando apuntes y practicando la manera correcta de pronunciar el hechizo. Una hora después caminábamos hacia la salida y al cruzar la puerta, una voz desconocida pronuncio mi apellido. Frene junto a un grupo de chicas que también salían y se quedaban mirando al chico que había hablado.

-Weasley…-Un chico rubio, de un rubio brilloso e intenso, lacio y que caía a un costado, con una ropa que parecía ser la mejor y una sonrisa… bonita me miraba burlón. Los chicos junto a el, cuatro para ser exactos me miraban también con la misma sonrisa inquietante-Te pareces a tu padre…

-¿Quién te hablo Malfoy?

Malfoy, ese era su apellido y me resultaba familiar. Lo había oído en las reuniones en la madriguera y en mi casa, mas en mi padre. Cuando lo hacia se le ponían rojas las orejas.

Ignoro a mi compañero y me miro borrando su sonrisa.

-Tenes que tratar de no ser tan despistada, podrían descontarle más puntos a tu casa y eso seria otra derrota más.

No dije nada, lo mire nerviosa. Una sensación rara corría por mi cuerpo y me dolía el estomago.

-Vamos Rose.

Lo observe por ultima vez y di media vuelta sintiendo que no podía hablar por un rato. Albus iba a mi lado con los puños apretados y volteaba la cabeza cada dos segundos como si tuviera un tic nervioso.

-El debe de ser igual a su padre.

-¿Mm?

Intentaba concentrarme en lo que hacia, caminaba junto a mi primo por los pasillos entre los alumnos que iban y gritaban. El me miro y luego desvió la mirada hacia otro lado.

-El tío Ron me dijo que no debemos fiarnos de el, que es un completo entupido como su padre y que si…

-Yo no creo que sea así… es decir, uno se cría de la manera en que lo educan y…

Mude, habíamos llegado a los jardines y nos acercábamos al lago para disfrutar de unos segundos de aire calido hasta que llegara el otoño. Los días comenzaban a ser cada vez mas fríos y a Albus parecía afectarle eso.

-No. El ah sido criado en una familia de gente rara, con un pasado tenebroso y…

-No tenes que guiarte por lo que digan nuestro padres Albus-Me miro con el ceño fruncido-Quiero decir que tendría que ser comprendido en ese caso… seria difícil crecer…

-Ya no quiero hablar contigo.

Me dejo allí parada, con una sensación de confusión y vació. Lo vi. alejarse hasta perderse entre la multitud de alumnos y mire mi reloj de pulsera, faltaban cinco minutos para la próxima clase: Herbologia, luego de eso seria la hora del almuerzo.

Camine hasta los invernaderos por el pasto verde, que se tenía a un verde claro, el tiempo pasaría mucho más rápido que la estación (yo me entendía). El grupo de alumnos que compartirían clases conmigo eran como yo, algunos tímidos, otros eran solitarios y no conversaban mucho. Preferían mirarse unos a otros y no romper el silencio. Junto al grupo, alejado de los demás estaba el chico rubio que se había burlado de mi, Malfoy. Lo observe unos segundos, mientras el reía junto a sus compañeros. Al verlo reír sentí un nudo en el pecho y las mejillas comenzaron a arder. ¿Qué me estaba pasando?, nunca antes había sentido esas cosas, si quiera con mi cantante favorito: Eros Ramazzoti, un cantante muggle que era italiano y que tanto le gustaba a la abuela Jean. Pero eso no lo sabía el abuelo. Lo mire mas de un minuto, hasta que corrió la mirada y se fijo en mi dirección, tratando de buscar un punto en donde hundir los minutos que quedaban sentía que su mirada me atravesaba como cuchillos, pero no lo miraría, no otra vez para que se burle de mi. Vi llegar a Albus, con paso enérgico y se paro a mi lado mientras observaba el lugar.

-¿Ya se te paso el enojo conmigo?-negó y yo me di por vencida, cuando era testarudo era testarudo y nadie podría decirle lo contrario. El profesor nos dio el paso a entrar y todo comenzamos a explorar el lugar, macetas, bolsas de estiércol y alimentos raros colgaban y estaban apoyadas a un lado de las mesas. Las mesas, largas y anchas estaban vacías.

-Buen día clase, soy el profesor Longbottom.

Lo conocía, mi madre hablaba mucho de el igual que la tía Ginny. Había ido a casa un par de veces a cenar y a pasar las tardes. Era divertido y amable-Por favor presten atención, voy a explicarles en que consiste la materia.

Así paso la hora, nos contó en que se basaba el estudio de la Herbologia y cual seria el plan de estudio del año, los exámenes y los deberes. Me sentía bien, la idea de pasar el año aprendiendo de las curaciones a base de plantas, me hacían sentir libre y sana. ¿Por qué?, no lo se. Solo yo me entendía y tampoco quería que alguien más lo hiciera.

Tomamos apuntes de algunas plantas que el profesor nos mano a investigar y a hacer un pergamino de cada una analizando propiedades y hábitat.

Cuando salía de los invernaderos junto a Albus oí a un grupo de chicos maldecir al profesor, fruncí el entrecejo. Si ellos consideraban al profesor Neville como "Loco de remate" era por que nunca lo había conocido realmente, pues claro, pensé: ellos no habían pasado su infancia junto a el.

Caminamos hasta llegar a los pasillos y fuimos hacia el Gran Salón.

-¿Qué te pareció la clase Albus?-Nadie contesto-¿Albus?

El no estaba a mi lado, había desaparecido y me alarme. ¿Cómo?, si estaba junto a mí dos minutos antes. Lo busque con la mirada pero no estaba, así que camine sola junto a los demás compañeros. Cuando crucé las grandes puertas camine hacia mi mesa y me senté en el lugar mas apartado, sin atreverme a hablar con nadie. Deje mi mochila junto a mis pies y me serví puré de papa y una porción de pollo. Me sentía como un bicho raro, todos charlando y riendo mientras yo, bueno yo tenia hambre. No se que fue lo que me hizo levantar la mirada, pero mis ojos se cruzaron con los de Malfoy, y sentí otra vez un nudo en el estomago. Aparte los míos rápidamente para encontrarme con una chica.

-Hola-Sonrió- ¿Puedo sentarme aquí?

Asentí sonriendo de lado mientras intentaba comer el puré que me había llevado a los labios para ignorar al chico rubio.

También de Gryffindor, por los colores de su túnica me hicieron aliviar. Tenía el cabello negro y largo, ojos verdes y nariz redonda, no muy alta, solo me llevaba unos centímetros y tenía la piel tostada.

-Soy Tatiana.

-Soy Rose, un gusto.

Luego de la presentación nos dedicamos a comer, ella saco de su mochila un pergamino y comenzó a escribir algo a lo que no le preste atención, tampoco era de mi incumbencia. Una vez mas, mis ojos involuntariamente se desviaron a la mesa de Slytherin en busca de algo o alguien, pero ya no estaba allí.

Fruncí el entrecejo, ¿Por qué miraba tanto hacia allí y sentía que las manos me sudaban? ¿Desde cuando las manos me sudaban? Toque la palma con la yema del dedo y trate de ignorar el detalle.

Tenia que hablar con Madame Pomfrey con urgencia.