Día/Prompt: Día 5, Afecto

Summary: 5 drabbles sobre 5 besos en lugares distintos.

Disclaimer: Los personajes usados aquí no me pertenecen.


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Besos

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i. en los labios

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Sabor a sal

Cuando España y Romano entraron a la cocina después de pasar bastante rato cortando verduras y tomates en el jardín, Bélgica les esperaba con un pequeño aperitivo y agua fresca en la mesa que tenía la cocina junto a cuatro sillas de madera. Les sirvió un vaso con agua de frutas a cada uno de los dos, y les ofreció duraznos, fresas y naranjas partidas en pedacitos sobre un plato para alegrarles el estómago con algo dulce mientras descansaban unos minutos antes de irse a dar un baño para quitarse el cansancio.

Bélgica podía ver cómo es que las dos naciones, hombre y niño, estaban cubiertas en tierra y sudor como si se hubieran tallado la cara y las ropas sin ningún cuidado. "Claro, como ellos no lavan la ropa…" pensó con cierto descontento, pero al instante el pensamiento se le evaporó de la cabeza cuando vio a España acercarse lentamente hacia a ella.

—España, tienes la cara cubierta de tierra… —con una ligera risa, Bélgica hizo un gesto con la mano señalando su cara. España ya debió haberlo supuesto, pero aun actuaba como si estuviera sorprendido por entrar a la casa en esas condiciones, y tratando de arreglar el asunto comenzó a tallarse la cara con el trapo sucio que colgaba sobre su hombro derecho. Al hacer esto sólo logró empeorar las cosas.

—¿Sigue igual? —preguntó a la chica.

—Sí… —afirmó ella riendo de nuevo —. Déjame limpiarte.

Bélgica tomó un trapo limpio de la cocina y le echó un poco de agua para humedecerlo, con esto comenzó a retirar la tierra y el sudor que habían en la frente y en las mejillas del español. Y mientras ella hacía esto, España buscaba hacer contacto visual aprovechando que ella le miraba directamente a la cara; cuando logró su cometido le dedicó una sonrisa tan encantadora que a ella la hizo sonrojarse hasta las orejas.

La rubia terminó de asear el rostro del castaño con mucho cuidado, y correspondiendo al contacto visual que España buscó en ella hace un momento, se atrevió a sonreírle de forma tímida sin saber qué más hacer. Él pensaba que Bélgica lucía más hermosa que nunca esta vez, y el tierno afecto que le daba la chica haciendo estas cosas que él mismo podría hacer sin ayuda, le recordaba el maravilloso hecho de que hoy es otro día más de estar juntos y enamorados… Debería haber alguna manera de celebrar tenerla a su lado cada día que pasa junto a ella.

Sin importarle estar frente a Romano, España tomó el rostro de Bélgica entre sus manos, sobó sus mejillas con sus pulgares y con la aprobación de ella en la mirada, le besó en los labios de manera suave y calmada. No le sorprendió en nada que Romano les hiciera un comentario al respecto.

—Eew… —y no es que el niño no aceptara la relación, al contrario, pero vamos, a ningún niño le gusta ver estas cosas melosas que para ellos es tema de adultos. Aunque un beso como este que ha presenciado, no es nada comparado a otros que ellos se han dado.

Las quejas del pequeño italiano no son impedimento para España y Bélgica, y contrario a que decidan parar con sus arrumacos, este gesto del niño parece alentarlos a besarse una vez más. O al menos, a España le da gracia la reacción de Romano y le gusta torear más al pequeño mientras Bélgica le sigue el juego.

Los besos que España le ha dado a la belga, a ella le resultan salados a culpa de los rastros del esfuerzo que él hizo esa tarde, pero a él sus besos le saben tan dulces como las frutas que ella le ha dado a comer hoy. La naranja es sin duda su favorita.

—No hay nada más dulce en este mundo que tú, mi Belle.

Las mejillas de Bélgica se pintaron de un bello rosa carmesí, y Romano le lanzó un pedazo de fruta a España a la cara por continuar con su cursilería frente a él. España le robó otro beso a la joven mujer.

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N/A: Continuará.