Hola lectores! ^^

Que emoción! Este es mi fic numero 10! Por eso quería que fuera algo especial!

Bueno, esta idea es una mezcla de una sugerencia de LaChivix y de una larga, loca y fructífera conversación con mi querida Maki (por cierto, mil gracias por ser tan buena beta)… aaay ay ay, las cosas que se me ocurren XDD pero bueno, valdrá la pena, ya vereis… este tipo de historias son mi especialidad! =D

La historia es un triangulo amoroso en toda regla, vamos, que intrigas, problemas, líos y lemon va a haber segurísimo XD

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Parejas: Altaïr/María − Altaïr/Malik − Malik/María

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Estado: En proceso.

Advertencias: Lemon, violencia, insultos, lenguaje mal sonante…

Disclaimer: Assassins Creed, su historia y personajes no son mios (lastima, si asi fueran, Altaïr sería mio y de nadie mas) son propiedad de Ubisoft.

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De Amor a Beso de Traición

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Capitulo 1

"Fuegos encontrados"

El calor era insoportable.

Casi podía decirse que un pequeño trocito de oasis del desierto se había instalado en la habitación de piedra, en la fortaleza de Masyaf.

El incienso flotaba suavemente, inundando la habitación de una ligera bruma, que se unía los diferentes aromas ya mezclados desde los cuencos de flores y perfumes que había esparcidos por la habitación, esto hacía que el cuarto pareciera tener vida propia, a pesar de lo frío y solitario de los muros de oscura piedra gris. La luz entraba por los amplios ventanales, colándose entre las cortinas de las amplias ventanas, haciendo que el sol de la tarde se reflejara con sus tonos rojizos y naranjas en la pared, y a la vez reflejándose también en el espejo.

Parecía casi mágico… perfecto.

Una quietud sólo interrumpida por los sonidos que se mezclaban unos con otros; jadeos, risas y suspiros; todo entre besos y gemidos.

Si, sin duda era perfecto…

−Ma… Malik –jadeó la chica, mordiéndose su labio inferior fuertemente, intentando contener un grito de placer.

El joven sólo sonrió, satisfecho, y continuó en su labor de succionar y besar el cuello de la chica, quien incapaz de soportarlo más, echó la cabeza hacia atrás, dándole libre acceso a su piel a la vez que aferraba fuertemente con sus piernas las caderas de Malik, quien se movió más despacio y profundo solo para torturarla un poco. Por supuesto que lo estaba disfrutando, pero eso era demasiado.

Decir que estaba en el cielo era poco… bendito hombre, la estaba torturando deliberadamente, se lo cobraría con sus besos…

En cuanto pudiera ponerse encima –pensó ella.

−Malik… más… más rápido… –jadeó ella casi suplicante.

Él de nuevo sólo sonrió, logrando irritarla, y ella subió más las piernas a la vez que arañaba su espalda, dejando una marca sangrienta en la bronceada piel del chico, que soltó un gruñido ronco, no sabía si de dolor o de placer, este alzó la cabeza para mirarla lujuriosamente antes de devorar su boca, besándola con pasión. La recorrió, uniendo sus labios en un beso intenso y ardiente, que ella devolvió con la misma pasión, luchando por dominarlo pero sin conseguirlo… hasta que él se separó rompiendo el beso.

−Me vuelves loco mujer… –dijo Malik apoyando su frente sobre la de ella –eres fuego puro María…

Eso la hizo sonreír, satisfecha.

−Ten cuidado entonces… no vayas… a quemarte… –logró articular ella aun jadeante.

Malik sonrió clavando sus oscuros ojos negros, ahora dilatados por la lujuria, en ella, que le devolvió la mirada casi divertida, sin despegar sus claros ojos azules de los suyos.

−Caminaría sobre el fuego por ti… –dijo Malik entrecerrando los ojos, para finalmente cerrarlos.

Ella se quedó atónita sintiendo su pulso acelerarse poco a poco, así que besó los labios del Rafik suavemente, haciendo que Malik se moviera de nuevo mientras devolvía el beso, tranquilamente.

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El joven Gran Maestre corrió por los pasillos, subiendo las tan conocidas escaleras de piedra, con toda la rapidez que sus cansadas piernas le permitían.

La sangre manchaba y goteaba de su túnica negra, hecha pedazos. La espada y las armas perdidas. El polvo y el barro manchaban sus botas y el sudor perlaba su piel… pero no importaba ¡no importaba! tenía que verla, tenía que correr a sus brazos y decirle que estaba bien, que estaba con vida, que no había muerto… Ya no tenía que seguir sufriendo, ni llorando por él…

Había vuelto a casa.

María, su María… su mujer…

Por los dioses, cuanto la había añorado; los días, las noches que había pasado pensando en ella, soñando con ella, susurrando su nombre en su mente… su mirada siempre viva y tan clara como el cielo, de un azul grisáceo que él nunca había visto antes; su sonrisa siempre pícara, sus discusiones tontas por cualquier cosa, sus besos

Y Malik…

En cuanto hablara con María iría a verle; imaginaba cuanto le había dolido su "muerte", de seguro habría sido un golpe muy duro para él, luego de haber perdido tanto en la vida el perderlo ahora a él también. Lo sabía, y tenía que remediarlo. Malik era algo más que su mejor amigo, su hermano, la única persona en la tierra en quien confiaba ciegamente y a quien quería más que a nadie, exceptuándola a ella…

Si, sin duda les había añorado, casi tanto que dolía.

Por eso subió las escaleras con tanta prisa, como si la vida le fuera en ello; por eso cruzó los pasillos, sin mirar atrás y por eso abrió la puerta de la habitación sin importarle nada.

Tenía que hablar con ella, tenía que besarla, tenía que…

Se quedó de piedra.

Atónito, helado, petrificado, sin creer lo que veían sus ojos.

La mano en el pomo de la puerta cayó lentamente hacia abajo, mientras el ceño se fue frunciendo poco a poco, y los ojos se entrecerraron instantáneamente, casi involuntariamente. No podía ser cierto, tenía que ser mentira, una ilusión, un espejismo, sus ojos tenían que estar mintiéndole… así que parpadeó varias veces para salir de dudas, pero lamentable e incomprensiblemente la escena continuaba ahí, clavándose en su mente y en su corazón como una puñalada.

Increíble…

Lo que jamás en la vida hubiera esperado ni imaginado, delante de sus narices y por parte de sus dos seres más amados…

Traición.

María aferraba los brazos de Malik con fuerza, con los ojos cerrados y la cabeza echada hacia atrás sobre los cojines, su largo cabello castaño suelto y esparcido como un abanico de tinta sobre las sabanas, mientas que Malik se movía sobre ella, envistiéndola fuertemente y besando su cuello con la cabeza hundida en su hombro, a la vez que ella le rodeaba la cintura con sus piernas y suspiraba su nombre pidiendo, casi suplicando, por más…

Altaïr sintió ganas de vomitar, de morirse allí mismo.

María movió la cabeza, incapaz de soportarlo por más tiempo, a punto de llegar al orgasmo, suspirando con los ojos fuertemente cerrados sin notar la presencia del otro en la habitación… hasta que los abrió y cruzó sus claros ojos azules con los intensos miel claro de él, incapaz de creer lo que veía.

−Altaïr –murmuró María sin creerlo, sintiendo como su pulso se disparaba.

Malik alzó la cabeza al instante al oír ese nombre, y la miró con el ceño fruncido, confuso, sin entender por qué ella lo nombraba ahora.

− ¿Qué? –dudó Malik aun sin percatarse − ¿por qué nombras ahora a…?

Pero se detuvo a sí mismo en el acto, al seguir la dirección de los ojos de María, encontrándose delante de él, de pie frente a la puerta, a la persona que más había deseado ver durante meses; la persona que más había amado durante toda su existencia, la persona que le había robado la vida, el alma y el corazón juntos, llevándoselos con una sola mano, con una sola mirada de sus ojos dorados…

Altaïr.

El Águila de Masyaf, su Águila…

Malik se levantó al instante, cubriéndose a sí mismo con la manta como mejor pudo, envolviéndosela a la cintura; mientras María hacía lo mismo con las sabanas. Ambos se levantaron apresuradamente y se acercaron a Altaïr sin poder creer lo que veían, sin poder creer que él estuviera vivo; no después de imaginarlo muerto durante meses… eso era una bendición de Ala, sólo así se lo explicaba.

− ¡Altaïr, estás vivo! –exclamó María corriendo hacia él – ¡Gracias a Dios por…!

Sin embargo Altaïr se apartó, no dejando que le abrazara. Ella se detuvo de golpe al ver que él se había apartado y clavó sus ojos en los de él, mientras su corazón se hacía pedazos lentamente.

− ¡Hermano has vuelto! –gritó Malik pletórico de felicidad corriendo a abrazarlo también.

Sin embargo esta vez Altaïr no se apartó, sino que salió a su encuentro, y cerrando su mano en un puño le partió la cara de un golpe, rompiéndole el labio por la fuerza del mismo, haciendo que el joven Rafik se tambaleara y cayera al suelo llevándose la mano a la boca, donde la sangre comenzaba a caer desde la herida.

− ¡Altaïr! –gritó María angustiada.

Se quedó parada en el centro de la habitación, sin saber si acercarse a Altaïr, y rodearle con sus brazos para calmarlo, o agacharse y ayudar a Malik, que tenía su mirada angustiada y culpable clavada en Altaïr, quien desprendía ira por cada poro de su piel, con sus ojos miel claro tan furiosos como María no había visto nunca.

Se asustó.

Pero Altaïr parecía no estar prestándole atención, tenía sus ojos fijos en Malik, sin separar su clara mirada de los oscuros ojos del chico.

− ¡Si! si… ¡hermano! –gritó Altaïr furioso − ¡Eso era yo… tu hermano!

Malik se levantó lentamente, con la culpa, el dolor y el remordimiento grabados a fuego en el rostro. Intentó acercarse de nuevo, pero Altaïr se alejó, retrocediendo.

−Altaïr déjame explicártelo… nosotros… –comenzó Malik.

Sin embargo Altaïr le interrumpió, negando con la cabeza, enfadado, dolido e incrédulo al mismo tiempo.

− ¡Como te atreves a llamarte hermano mío! –gritó Altaïr aun negando con la cabeza − ¡he pasado meses solo, perdido y medio muerto, trabajando como esclavo sólo para volver aquí y tú me robas la mujer a la primera oportunidad hijo de puta!

Malik no dijo nada, tan solo agachó la cabeza, tensando la mandíbula y apretando los puños, incapaz de decir nada… dolía demasiado.

Pero Altaïr continuó, incapaz de contenerse.

− ¡No vuelvas a llamarme así nunca! –gritó Altaïr –Es más… ¡no vuelvas a acercarte a mí!

− ¡Te creíamos muerto Altaïr! –interrumpió María acercándose a él de nuevo – ¡No sabes cuánto hemos sufrido!

Altaïr clavó ahora en ella sus intensos y dolidos ojos dorados. María negó con la cabeza, conteniendo las lágrimas que picaban en sus ojos, intentando retenerlas…

−Si, ya veo cuanto luto guardasteis por mí –dijo Altaïr dolido.

−No tienes idea de lo que estás hablando Altaïr −exclamó Malik adelantándose dos pasos, incapaz de callarse más −, siempre has sido un arrogante cuando te enfadas, ¡no tienes ni idea de…!

Altaïr lo interrumpió acercándose a la puerta, deteniéndose justo en el umbral antes de salir. Les dirigió a ambos una mirada fría y neutral, pero en el fondo, cargada de dolor.

−No me interesa –dijo Altaïr fríamente −, no volváis a acercaros a mí ninguno de los dos…

Y tras decir eso, salió de la habitación.

− ¡Altaïr! –gritó María.

Malik iba a decir algo pero se detuvo, dolido, y María se dispuso a correr tras Altaïr pero Malik la detuvo sujetándola del brazo; sabía que sólo empeoraría las cosas, conociéndole como le conocía y sabiendo en qué estado estaba ahora Altaïr, no había nada que pudiera decirle para arreglar la situación en ese momento.

Finalmente María cayó de rodillas comenzando a llorar, incapaz de contenerse por más tiempo, desesperada.

Malik se llevó la mano a los ojos suspirando, intentando calmarse a sí mismo, sabiendo que lo había estropeado todo.

Y Altaïr corría escaleras abajo en dirección a los jardines, a maldecir a los dioses y soportar el dolor de la traición en solitario.

Ninguno tenía idea de lo que sucedería.

Un Año antes – Chipre, Puerto de Lémesos (1191 d.c)

− ¿Regresarás a Inglaterra? –preguntó Altaïr con curiosidad.

María dudó antes de responder; soñadora, alegre, libre por fin de todas las mentiras de los Templarios.

−No, ya que estoy tan lejos de mi hogar seguiré hacia… el este –respondió ella muy animada –, o hasta que me precipite por los bordes de la Tierra…

Entonces dirigió su mirada a Altaïr, que tenía la suya calvada en la lejanía, en el tranquilo océano frente a ellos, vasto, libre y salvaje como todos los caprichosos mares que tanto le fascinaban. María sonrió contenta, sin quererlo ni esperarlo, Altaïr, ese Assassin que tantos problemas y dolores de cabeza le había provocado, que tantas muertes había causado en las filas Templarias; se había convertido no sólo en su único amigo, si no en la única persona en la que podía confiar… pues era gracias a él que había abierto los ojos a la realidad.

Y gracias a él ya no era una Templaria más. Ahora era libre.

Y muy para su sorpresa, se dio cuenta de que iba a extrañar su compañía, sus constantes peleas de sarcasmos e ironías, y por qué no decirlo, su sola presencia… ojala él se fuera con ella. Aunque era muy improbable y María lo sabía… no perdía nada por preguntarlo.

− ¿Y tú? –dudó ella finalmente.

Altaïr también dudó unos instantes antes de hablar, pero su respuesta la sorprendió.

−Durante el tiempo que seguí a Al Mualim, creí que mi vida había alcanzado sus límites –respondió él firmemente y decidido –y que mi único deber era mostrar a otros el abismo que yo había descubierto.

−Si, yo sentí lo mismo una vez –confirmó María asintiendo.

Era muy cierto, la misma experiencia la había vivido ella con Roberto de Sable, su antiguo maestro. Entonces Altaïr sacó el Fruto del Edén y lo sostuvo en su mano, frente a sus ojos, observando maravillado como el sol de la tarde brillaba y se reflejaba en el dorado y misterioso artefacto, que tanto dolor como maravillas podía crear, y dejó que sus pensamientos vagaran.

−Aunque sea un artefacto terrible contiene maravillas –explicó Altaïr observándolo atentamente –, me gustaría comprenderlo mejor…

María se cruzó de brazos, no le gustaba para nada el hecho, ese maldito artefacto podía volver loco a quien se aventurara a adentrarse en sus misterios, ella lo había visto de primera mano.

Definitivamente no le gustaba para nada.

−Pisas suelo resbaladizo Altaïr –advirtió María.

Él asintió, lo sabía de sobra.

−Lo sé, pero la curiosidad me supera María –dijo Altaïr, sintiéndose tan libre como hacía mucho que no se sentía –, quiero conocer a las mentes más brillantes, recorrer las bibliotecas del mundo y aprender los secretos de la naturaleza y el universo…

− ¿Todo eso en una vida? –dudó María y sonrió al añadir –es un poco ambicioso…

Él la miró, divertido.

−Tal vez –dijo medio en broma –, quizá una sola vida no sea suficiente…

−Tal vez –admitió ella, sin perder la sonrisa – ¿y a donde irás primero?

Altaïr lo dudó unos instantes antes de responder; sin embargo, su voz fue firme y segura cuando habló, sin rastro de duda.

−Al este –dijo él, y se dio la vuelta para irse.

María entonces se quedó parada, analizando lo que él había dicho. Un momento, había dicho… ¿había dicho hacia el este? María se dio la vuelta y se apresuró a seguirlo, corriendo tras él por el muelle del puerto de Lémesos hasta alcanzarlo. Si era cierto que Altaïr pretendía ir al este, quizá pudieran ir juntos ¿no? si él quería claro estaba; y si no era así… ella debería seguir con su vida, correr tras las aventuras por las que había salido de Inglaterra, y volar en solitario.

Lo alcanzó en los escalones de piedra de la entrada a los muelles.

−Altaïr –llamó María, y él se volvió hacia ella –si vas al este, seguramente coincidiremos en el mismo navío…

Él se encogió de hombros, sin darle demasiada importancia.

−Quién sabe –respondió simplemente –, es lo más probable ¿te molestaría si así fuera?

Ella alzó una ceja, cruzándose de brazos.

− ¿Y perderme tus maravillosos comentarios crípticos y cargados de ironía? –dijo María con un sarcasmo tan evidente que hizo que Altaïr sonriera − ¿cómo lo soportaría?

−Gracias, tu presencia también es siempre maravillosa, mujer –respondió él igualmente, con un sarcasmo feroz.

Sin embargo eso sólo hizo que ambos se miraran y rieran, a sabiendas de que la situación era ridícula y tan familiar… casi se habían acostumbrado a ella, luego de tanto juego del gato y el ratón en Chipre, ella escapando de él, él alcanzándola y atrapándola de nuevo...

−Bueno, nos veremos en el barco entonces –dijo María despidiéndose.

Altaïr no dijo nada, tan solo asintió y trepó al edificio frente a él, perdiéndose de la vista de María en un momento, así que ella siguió su ejemplo y continuó su camino, sólo quedaban tres horas para que el barco zarpara de regreso a Acre, y ahí sus caminos se separarían.

O quizá no, sólo el destino y los Dioses lo sabían.

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A/N – Bueno, hasta aquí llegó el primer capitulo ^^

¿Qué os ha parecido? ¿bien, mal, genial, fatal? espero que os haya gustado, yo estoy satisfecha con el resultado XDD

Debo aclarar que este primer capi, como habeis visto, comienza un año después de cómo va a seguir la trama; es decir, que los demás capitulos continuaran desde que Altaïr y María dejan Chipre, y como se van a enamorar, a la vez que tambien Malik y Altaïr van a tener su propia historia juntos, habiendo ya 2 parejas enfrentadas… la cuestion importante llegara cuando algo sucederá (que no puedo decir ahora claro XDD) y Malik y María se nos van a enamorar…

Tres parejas, tres personas, y solo un amor de los tres podrá triunfar… ¿Qué sucederá?

Descubridlo en el proximo capitulo ^^

Reviews con opiniones nunca vienen mal, ya sabeis =D