POV Todoroki Shouto
No sabía dónde me encontraba.
Me pesaba el cuerpo y lo único que podía hacer era ver cómo se alejaba de mí.
Traté de alcanzarle, pero no podía moverme.
Bakugou solo seguía caminando, dándome la espalda, dejándome solo.
Hice el esfuerzo de gritar, pero mi voz era inaudible.
Tenía miedo de que se fuera. De que no regresara. De que me abandonara como habían hecho todos.
"Bakugou…"
La presión que sentí en el pecho era cada vez más dolorosa.
Todo comenzó a volverse borroso y negro. Todo lo de mi alrededor había comenzado a desaparecer… incluido él.
Solo tuvieron que pasar unos pocos segundos más para que me diera cuenta de que todo había sido un sueño.
Me levanté desesperado de la cama y lo primero que hice fue mirar el reloj; mis ojos estaban húmedos.
"Las tres de la madrugada…"
Una parte de mí seguía con miedo. Con miedo a que se fuera. Con miedo a que llegase a suceder.
POV Narradora
Todoroki no podía conciliar el sueño. Le urgía volver a ver a Bakugou, por eso decidió dirigirse a la habitación de dicho rubio y entrar como si fuese la suya propia.
—Bakugou —murmuró una vez dentro y después de haber cerrado la puerta; claramente aquel tipo estaba durmiendo—. Bakugou —insistió nuevamente acercándose lo suficiente a la cama.
Katsuki seguía dormido con la boca abierta y el ceño fruncido, así que Shouto optó por hacerse su propio espacio dentro de aquella cama, levantando así la manta y echándose junto al rubio.
—¿Qué mierda…? —murmuró mientras comenzaba a abrir los ojos lentamente al haber sentido cómo unos brazos rodeaban su cintura.
Se giró levemente y pudo ver el rostro de aquel chico de cabello bicolor.
—Bakugou —susurró con la mirada fija en la de la persona de la que se había enamorado—. ¿No te vas a ir?
—¿Eh? —Katsuki no comprendía a qué se refería.
—¿No me vas a dejar? —prosiguió con dolor.
Bakugou se limitó a sonreír frunciendo el ceño.
—¿Por qué mierda te dejaría? —sentenció—. Ahora duérmete de una puta vez, bastardo.
De manera inconsciente una leve sonrisa pasó por el rostro de Shouto.
—Bakugou —susurró al oído del rubio amargado—. He traído cuerdas.
Katsuki suspiró al sentir cómo Shouto lo acercaba más a sí y comenzaba a pasar sus manos por debajo de su pijama.
Si mañana no se levantaban a tiempo para las clases, sería culpa del bastardo de Todoroki.
[...]
