Cap. 1

Me dolía la cabeza de tanto dormir, fue un largo viaje de regreso a Forks, moría de ganas de volver a dormir en la cabaña y la mansión, de salir a pasear por la playa de La Push, tuve suficiente con 2 años de vivir en isla Esme y no es que no fuera un lugar hermoso pero… realmente extrañaba a mi abuelito Charlie y a mis familia de "lobos".

El viaje me fue eterno mis papas decidieron que mi madre y yo viajaríamos de la manera tradicional lo cual llevaba bastante tiempo, mientras que ellos se fueron corriendo hace una semana, mi tía Alice estaba decidida a tener mi cuarto y guardarropa listo en la mansión para cuando llegara, cosa que le agradecía a pesar de que en ese tipo de cosas me parezco bastante a mi madre, Bella, me incomoda el gusto excesivo por la moda y el afán de hacer todo en grande, ahora que lo pienso mi tía Alice siempre ha sido igual, pequeña, delicada, bella y extremadamente dulce, cada que lo analizo comprendo porque mi tío Jasper la ama tanto.

-Renesmee despierta ya- mi madre cree que por el hecho de que ella no duerme yo tengo que compensar eso pasándome todo el día con los ojos cerrados

-Estoy despierta -abrí los ojos como platos al mirar por la ventana, el carro por fin se había estacionado y estaba enfrente de la mansión de los Cullen, esa casa que tanto me fascina.

Todos estaban en la entrada de la casa, la familia Cullen completa, mi abuelo Charlie, Los chicos de La Push, incluso Leah quien estoy segura, me detesta, pero aun así mis ojos lo buscaban, me sentía desesperada y el ritmo de mi respiración estaba a mil por hora y aun así tenía la sensación de que me falta el aire y es que necesitaba ver su sonrisa, su grandes ojos cafés y con desesperación necesitaba abrazarlo pero no estaba en ningún lado, no podía olerlo, escucharlo o sentirlo.

-¿Dónde está Jacob?- sonaba bastante desesperada hasta pena daba

-No lo necesitas princesa, ya huele demasiado a perro aquí

Mi tía Rosalie corrió a abrazarme en cuanto me baje del auto, me decía lo linda que me veía y no podía parar de hablar entre dientes acerca de Jacob. Todos me abrazaban como si su vida dependiera de ello pero la verdad yo no ponía mucha atención, lo único que rondaba por mi cabeza era "¿Dónde rayos se metió Jacob?".

-Cálmate Nessie- Me abrazaba mi tío Jasper

Increíblemente me había hecho muy apegada a él, tenía la capacidad de saber lo que sentía, dar maravillosos consejos y tranquilizarme con solo mirarme y no es que sus poderes tuvieran mucho que ver si no que me encantaba su compañía.

Ya había transcurrido la tarde, todos estaban en la sala recién remodelada, mi tía Alice tenía un excelente gusto, el ambiente era post-modernista y totalmente colorido, mi cuarto era espacioso, las paredes eran blancas adornados por círculos en colores suaves, tenía una cama matrimonial, claro, espejos como puertas de closet, un perfecto equipo de sonido estéreo, y la lap mas moderna que aun no había salido en el mercado acompañado por un equipo de mesclas y grabación musical, eso sin duda había sido recomendación de mis tíos, ellos conocían mejor que nadie mi pasión por la música. En definitiva lo que más me gusta de mi naturaleza vampírica es la voz que me proporciona y que resulta perfecta para utilizarla como instrumento musical ni siquiera puedo recordar cuantas horas he gastado en mi habitación grabando y haciendo canciones, a decir verdad escribo con respecto a todo.

-¿Te gusto tu cuarto?- me pregunto mi padre, con ese tono juguetón que solo usa para mi

- Si papá, no solo me encanta mi cuarto, me encanta la ciudad y todo en ella- le di mi mejor sonrisa y lo abrase

-Pero aun te falta Jacob ¿no? – eso lo detestaba, cuando desprotegía mi mente mi padre la leía como a libro abierto

- Lo viste en mi cabeza no es necesario que lo preguntes – le entorne los ojos

Me empecé a reprochar en ese mismo instante lo descuidada que fui, mis habilidades no se limitaban a introducir imágenes en la cabeza de los demás con solo tocarlos, yo puedo robar sus pensamientos y bloquear los míos para que vampiros como mi padre o Aro solo vean lo que quiero, pero en el caso de mi padre que podía verlos a todas horas era bastante común que bajara la guardia.

Ya estaba anocheciendo y Jacob no aparecía, me mata esta dependencia de él, lo que era desesperación se empezaba a volver un gran dolor en el pecho, las lagrimas me nublaban los ojos. Desde que tengo memoria lo necesito como a una droga, necesito sentirlo cerca, me falta el aire cuando no está pero tampoco es suficiente, cuando lo tengo cerca, es tan absurdo el necesitar a una persona así y me lo digo todo el tiempo pero el deseo de escuchar su vos no se apaga, creo que mi mamá sentía lo mismo con mi padre y viceversa.

Percibí un olor a yerba y mar, las lagrimas empezaron a caer mientras se formaba mi sonrisa, todo se volvió cámara lenta, gire mi cuello para percibir mejor sus latidos acelerados, lo vi parado en la puerta buscándome con la mirada, casi tan desesperado como yo, no llevaba camisa e inmediatamente adivine que venía de lejos, y había pasado horas como lobo, las voces de los demás se apagaron, se veía aun más hermoso que hace dos meses cuando dejo la isla, mis piernas entraron en movimiento por sí mismas y corrieron hacia él, cuando me vio solo tuvo que abrir sus brazos para que pudiera acomodarme entre ellos y en ese mismo instante cuando coloque mi oído junto a su corazón todo cobro sentido, todo volvió a ocupar su lugar en el mundo.

-¿Por qué llegaste tan tarde?- mis lágrimas lo estaban empapando

- Perdóname Nessie, prometo no volver a dejarte esperando- me aparto con cuidado de su pecho para mirar mi rostro – estas deslumbrante, pero deja de llorar por favor

Detestaba tanto esa descripción, deslumbrante, casi tanto como otras más, lo sabía me había mirado en el espejo más veces de las que hubiera querido, mi cabello era chocolatoso y rojizo a la vez , mi piel era pálida y aun así mis mejillas eran perfectamente rosadas, mis ojos tenían un brillo peculiar, mi rostro delicado y armonioso y mi anatomía no era diferente a todo lo demás estaba bastantemente bien proporcionado, para nada era fea, pero todo viene con el paquete de vampiro, nunca eres invisible y todos quedan pasmados al verte y mi mitad humana le daba un toque especial.

-Gracias- me limpie las lagrimas, ponía mis ojos en blanco cada vez que él decía algo con lo que no estaba de acuerdo.

Con Jacob cerca era incluso más fácil concentrarse en los demás, platicaba con mi abuelito Charlie, jugaba con Emmet, mostraba mis habilidades nuevas a Quil, Embry y todos los de La Push, me escondía de Alice quien estaba molesta por mi vestimenta poco femenina, platicaba con Jasper y reía hasta que el estomago me doliera cuando escuchaba las discusiones de Rosalie y Jacob.