Disclaimer: Personajes de J. K Rowling

El comienzo de todo

Todo comenzó en una tarde de verano. Dos chicas se encontraban en los baños de chicas; pero estaban en un lugar de ese baño que las mismas nunca transitaban, ya que allí se encontraba constantemente la famosa "Myrtle la llorona" aquella fantasma de Slytherin que había muerto en esa parte del castillo.

Las chicas al parecer eran de Gryffindor, ya que su túnica era de un color rojo fuego, y ademas el inconfundible escudo de esa casa se encontraba en el lado izquierdo de esos uniformes.

-¿Estas segura de que así se prepara?-preguntó en un susurro una chica de cabellera rubia, a una chica pelinegra.

-Por supuesto, Luisue-dijo con seguridad la morena de ojos azules.

-Romilda pero...¿Y si no funciona?-le cuestiona de nuevo la rubia.

-¡Por favor, Lu! Claro que va a funcionar solo le hacen falta unos minutos de cocción y estará lista-acotó sonriente.

-¿Estas completamente segura de que funciona?-le preguntó realmente asustada la rubia.

-Solo te diré que Potter caerá a nuestros pies-comentó con una sonrisa la morena.

-Pero...¿Por qué haces tanta poción?-le cuestiono ya que observo el caldero y allí se encontraba una gran cantidad de un liquido algo viscoso; pero que a sus fosas nasales le parecía perfecto, todos los olores que le agradaban estaban allí: chocolate derretido, flores y su perfume favorito.

-Para que su enamoramiento sea por mucho tiempo. Ademas compre esto-comentó mientras le mostraba un pequeño paquete. La rubia la miraba con duda.

-¿Que es eso?-le preguntó.

-Es algo que hará que la poción funcione por un largo, largo tiempo querida-acotó antes de introducir aquel extraño contenido en el caldero.

Extrañamente Dumbledore había decidido durante esa semana agrandar el baño de hombres y colocar una serie de duchas en ellos, para que lograran combatir aquel terrible calor.

Y esa tarde era realmente calurosa, el sudor resbalaba por los rostros de los alumnos de Hogwarts, sus manos funcionaban como abanico, sin embargo no lograba que el cálido aire llegara a su fin.

Así que todos los masculinos decidieron darse un gratificante baño de agua fría, estaban seguros que eso calmaría aquel terrible calor que sentían.

Y allí se encontraban, totalmente desnudos y sintiendo como el agua recorría todo su cuerpo.

-Esto es vida-susurró un pelirrojo de ojos azules.

-Tienes razón Ron, esto es...vida-murmuró un pelinegro que poseia unos lentes sintiendo el agua recorrer su cuerpo y cerrando sus ojos ante aquella maravillosa sensación.

-Nunca imagine que este verano sería tan caluroso-murmuro otro pelinegro cerrando levemente los ojos.

-Nadie lo imagino Longbottom.-comentó un chico rubio de ojos grises.

-Ni siquiera ahora puedes dejar tu arrogancia, Malfoy-rebatió el pelirrojo que había hablado de primero.

-Lo siento Weasley; pero un Malfoy, nunca deja de ser arrogante-sonrió el rubio.

-Ya déjalos Draco, no merecen nuestro tiempo-opinó un castaño de ojos azules.

-Es cierto Nott, solo son unos pobretones con suerte-comentó el rubio.

-Si no fuera porque no quiero dejar de sentir el agua sobre mi piel, te juro que tu cara estaría mas que rota, Malfoy-rebatió el pelinegro de lentes.

-Entonces cállate Potter-objetó el blondo, volviéndose a su lugar.

Los chicos dejaron su pelea verbal y siguieron disfrutando su relajante baño.

Otro que también se encontraba dándose un relajante baño de agua fría, la cual calmaba aquel sofocante calor que sentía, era el profesor Severus Snape, quien al utilizar su acostumbrada túnica negra y larga, era mucho mas lo que le afectaba aquel caluroso día.

-¡Oh, Merlín!-gimió el profesor al sentir las primeras gotas de agua recorrer su cuerpo.

Y así continuo disfrutando mientras esas gotas frías recorrían su sudorosa y blanquecina piel.

-Un torsoplo-susurro una chica de cabellera rubia y sus ojos saltones de color gris plata, era lo que mas resaltaban en ella. Aunque su aspecto soñador, tambien era algo que llamaba la atención ya que su mirada se encontraba perdida, es como si estuviera en otro mundo.

De pronto comenzó a dar saltos y a perseguir algo que solamente ella veía. Iba sin rumbo fijo y dando palmadas encima de si como si tratase de aplastar algo. Sin darse cuenta caminaba (o saltaba) en dirección hasta el baño de hombres; pero ella no se daba cuenta de esto.

Algo estaba sucediendo con la poción; pero las chicas que se encontraban haciéndola no se daban cuenta, ya que estaba ideando una manera de hacérsela llegar a aquel chico de sus sueños.

-No, Lu. Así sería demasiado obvio.-objetaba la pelinegra.

La poción estaba desbordándose poco a poco y se dirigía hacia afuera. Era como si tuviera mente propia y estuviera buscando algo, siguió discurriéndose por aquellos pasillos de Hogwarts, mientras la rubia y la pelinegra seguían discutiendo. De repente llegaron a los baños de hombre y fue llegando lentamente hacía las duchas en donde se encontraban estos, de pronto un agradable olor llego a todas las fosas nasales presentes en aquel recinto, los chicos comenzaban a sonreír de manera tonta, estaba terminando de bañarse y sus ojos se encontraban totalmente cerrados. Luego de unos minutos fueron a vestirse; pero por alguna extraña razón sus ojos se encontraban aún cerrados, era como si quisiesen que aquel olor nunca se fuera.

El liquido siguió discurriéndose, estaba tomando una nueva dirección al parecer su trabajo ya estaba hecho.

Luna continuaba dando saltitos y ya había llegado a la puerta del baño de hombres, la cual se abrio abruptamente cuando ella pasaba por allí, dejo por un momento sus saltos y se giro a ver en direccion a la puerta, logró vislumbrar rostros conocidos y tambien algunos desconocidos para ella.

Los chicos habían decidido que ya nada tenían que hacer en el baño, así que abrieron de manera abrupta la puerta y al abrir los ojos se encontraron con los ojos saltones de aquella rubia. Todos se quedaron quietos, tal y como si fueran estatuas.

-Luna...-susurro un moreno que estaba al frente de todos.

-¡Hola Harry!-saludo la rubia antes de comenzar a perseguir aquello que solo ella podía ver.

Todos giraron su vista para observar como la chica desaparecía en la siguiente esquina.

Su relajante baño había llegado a su fin. Ya tenía puesto nuevamente su característica túnica de color negro, la cual lo hacía parecer algún estilo de murciélago. Se disponía a salir de su despacho cuando sintió un liquido viscoso en el suelo de aquella estancia.

-¡Demonios!-exclamo al observar que lo había pisado. Se dispuso a abrir la puerta para observar quien le había hecho aquella travesura y ese extraño pero agradable olor llego a sus fosas nasales, cerro los ojos por un momento disfrutando de aquel aroma.

De pronto siente que unos pasos se dirigen a aquel lugar, abre los ojos alarmado y ante él se encuentra una Luna que lo observa de manera sonriente.

-¡Buenas tardes, señor!-susurró la rubia. Y luego continuo su camino, el torsoplo necesitaba ser atrapado antes de que se adentrara en la cabeza de alguien y lo confundiera.

-Luna...-susurró el profesor sonriendo de manera tonta.