Tus ojos lo dicen todo, Hinata
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Disclaimer: Los personajes y la historia original de Naruto pertenecen a Misashi Kishimoto y a su editorial, por lo que no obtengo beneficio alguno al escribir esta historia más que pasar un buen rato de ocio
Summary: Tus ojos lo dicen todo, Hinata, al transmitir esa devoción por la que eres capaz, incluso, de tragarte palabras de amor
Notas del autor: El nombre de esta nueva historia proviene, como sabe todo buen seguidor del NH, de uno de los diálogos del capítulo 559 del manga de Naruto. Este nuevo "proyecto" era algo que ya tenía pensado desde hacía ya un buen rato pero que no tenía un nombre adecuado, hasta ahora. Espero que les guste tanto como a mí al momento de escribirlo.
¡Ojo! Advertencia: Esto es azúcar y miel sobre hojuelas, y hay una gran posibilidad de que adquieras diabetes después de leer. Estas advertido, no me hago responsable.
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I
"Amar es el más poderoso hechizo para ser amado"
Baltasar Gracián
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Hinata ¡Hay Hinata! ¿Qué haces ahí de pie, muda y sonrojada? Muchos dirían que planeas hacerte uno con el entorno, fundirte en la pared blanca y hacer de tu existencia no más que un simple adorno, como la maceta de la esquina o las sillas esparcidas por el recién construido hospital. Pero no es así, tú lo sabes, yo lo sé, cualquiera que te conoce bien se daría cuenta del porque de tu presencia en ese lugar. Una razón que lleva nombre y apellido, pero, Hinata ¿No habías ya superado esa etapa de tartamudeos, nerviosismo y excesivos sonrojos? ¡Oh, pero estas enamorada! ¿Verdad? Esa etapa nunca se ira del todo.
Te balanceas sobre tus puntas y acercas a tu pecho la bolsa de papel que contiene aquel ramen de miso que tanto le gusta a él. La comida del hospital no es muy buena, lo sabes por experiencia, aunque prefieres no pensar en eso. Así que solo sonríes y te dices que está bien el sentir tus piernas como si de gelatina se tratarán, lo vas a ver a él después de todo, pero te dices, también, que ya no puedes, ni debes, mantener el bajo (excesivamente bajo) perfil que habías tenido todos esos años. Es hora, es la hora de salir a su encuentro ya sin villanos de por medio. Valor, Hinata, valor. Lograste sobrevivir a la guerra, podrás con esto.
Inhalas y exhalas un par de veces antes de asentir con resolución. Te sientes emocionada y te preguntas que dirá el rubio jovenzuelo cuando te vea pero estas más que segura de que te mirara con aquellos profundos ojos azules que te han hipnotizado en más de una ocasión y luego te brindara una de esas enormes sonrisas suyas, tan picaras y llenas de frescura. ¡Hay, Hinata, pero que enamorada estas!
Caminas solo unos cuantos pasos más antes de llegar frente a la puerta de la habitación donde él se encuentra, levantas tu mano dispuesta a tocar pero nunca llegas hacerlo ¿verdad?
Parpadeas un par de veces al darte cuenta de que la puerta se encuentra entreabierta y que unas voces se escapan del interior. Voces, que has reconocido desde el primer momento y ahora te cuestionas el por qué no haces notar tu presencia y te quedas ahí, de pie, y con la mano en alto y un ramen de miso enfriándose contra tu pecho.
-"Un par de días más y podrás salir de aquí, Naruto"—La escuchas decir a ella y sonríes ante tal noticia ya que no crees que el hospital sea un buen lugar en donde alguien como Naruto, tan vivaz, debiera estar.
-"Que bien, porque la comida de aquí es un asco ¡De veras!"—Exclama él y no puedes evitar soltar una risilla.
-"Naruto idiota"—Dice ella con una sonrisa en su rostro. Y puedes saberlo porque ya en este punto miras a través del espacio que ha dejado la puerta. Piensas que te has de ver patética espiando de esa forma y te cuestionas, de nuevo, el porqué no haces notar tu presencia.
-"Uhmm ¿Y qué hay con el maestro Kakashi?"—Pregunta Naruto rascándose la mejilla, quizás incomodo por el repentino silencio que se produjo entre él y su amiga y compañera de equipo.
Sakura sonríe y se sienta en el borde de la cama a un lado del chico—"Lady Tsunade ha mandado a llamar por él, al parecer hacen falta maestros para los nuevos genin"—Naruto asiente en silencio
¿No es linda, Hinata, la imagen que dan aquellos dos jóvenes avergonzados por no saber que más decir? Sonríes con un extraña sensación en la boca del estomago mientras piensas sobre lo bella que se ve Sakura y lo especialmente adorable que luce Naruto con ese extraña mueca en su rostro. Son perfectos con su curiosa forma de demostrarse afecto, mira que golpear y ser golpeado no es algo que muchos consideren de lo más romántico. Naruto chilla, Sakura le regaña e Hinata sonríe con melancolía. Dentro de la habitación ambos jovencitos siguen en su singular charla, con roses ocasionales y sonrisas sinceras.
Sería imperdonable de tu parte el que intervinieras, Hinata. Lo sabes y te dices que lo mejor es volver sobre tus pasos. Y asientes con una sonrisa en los labios mientras retrocedes un par de pasos.
-"¿Hinata?"—Te llaman de pronto y vuelves la mirada.
-"H-Hola, Shizune"—Contestas a media voz y la miras con cierta vergüenza grabada en tu sonrosada cara. Ella te mira curiosa, entre sus manos lleva algunos documentos y su cabello, te das cuenta, ha crecido un poco.
-"Viniste a visitar a Naruto ¿Verdad?"—Te pregunta con una amplia sonrisa y los ojos entrecerrados. Tu cara se vuelve más roja y asientes muda. —"Él se alegrara de verte"—Dice Shizune y no puedes vitar emocionarte por eso—"Desde que despertó ha estado inquieto y preguntando por todos, el que sus amigos lo visiten lo ayuda a tranquilizarse un poco"
Asientes en silencio con una ligera mueca en tu rostro y una sensación de vacío en el estomago.
¿Recuerdas, Hinata, cuando las visitas al hospital se volvieron de pronto una parada más en tu rutina habitual? Claro que recuerdas y no puedes evitar sentir un escozor en los ojos. Había sido un largo mes en el cual Naruto había permanecido inconsciente y en el que tu corazón se sentía como si alguien lo apretara, estrujara y masacrara. El verlo ahí, quieto y pálido había sido más doloroso que cualquier herida de guerra. Cuando Lady Tsunade había dicho que él permanecería así hasta que lograra recuperarse por completo sentiste tu alma estremecer y rogaste por que el tiempo pasara pronto.
Si bien, tu y el resto de tu generación no habían presenciado la batalla entre Naruto y Sasuke se habían enterado por Sakura y otros que si estuvieron presentes, de que había sido brutal, una batalla a muerte entre dos de los mejores shinobis del mundo ninja, cuyo final había sido ese, un amargo pero afortunado empate donde ambos habían quedado gravemente heridos casi acariciando la línea que separaba la vida de la muerte. Naruto había llevado su cuerpo al límite al liberar cada vez más grandes cantidades de chakra que le brindaba el Kyuubi con el único fin de poder liberar a Sasuke de esa cárcel llena de oscuridad y odio que él mismo se había impuesto.
Y quieres creer que Naruto lo logro ¿No es verdad Hinata? Ahora el Uchiha se encuentra de vuelta en Konoha, en una celda fuertemente custodiada recuperándose de los últimos signos de aquella cruda batalla. Pero en Konoha, al fin y al cabo ¿No?
Estas segura de que cuando Naruto salga del hospital lo primero que hará será ir a ver al que aún considera un hermano y luego, probablemente, alegara por él ante la Hokage. Y tú solo deseas poder estar a su lado pero te preguntas si será tu presencia necesaria, después de todo, Naruto ya tiene consigo a Sakura.
-"Hinata ¿Estás bien?"
Parpadeas un par de veces al darte cuenta de que te has perdido en tus pensamientos por un momento. Sonríes doblemente avergonzada—"D-Disculpa Shizune, pero acabo de recordar que quede con Shino y Kiba"
-"¿Entonces no pasaras?"—Pregunta la asistente de la Hokage apuntando el cuarto de Naruto, tú niegas despacio. Naruto ya tiene toda la compañía que necesita.
-"Shizune…y-yo me preguntaba si podría hacerme un favor"
-"Claro ¿De qué se trata?
Sonríes, haces una ligera reverencia y extiendes la bolsa de papel hacia ella.
-"¿Qué es?"—Pregunta, tomando la bolsa entre sus manos—"¿Ramen?"—Cuestiona aspirando el aroma que desprende el bol de comida.
-"Se que está prohibido traer comida al hospital pero…"
-"Entiendo, además la comida de aquí no es que sea muy buena"—Shizune suelta una risilla que no puedes evitar imitar.—"Naruto te lo agradecerá, ya verás"—tus mejillas se encienden de nuevo en un curioso color rosa—"¿Lo has hecho tu?—Asientes en silencio y Shizune te sonríe con ternura.—"Yo se lo entrego, no te preocupes"
-"Muchas gracias"—Haces una ligera reverencia y comienzas a dirigirte a la puerta.
Shizune te mira irte, pequeña Hyuuga, con una sonrisa casi maternal mientras se pregunta cómo es que Naruto no se ha dado cuenta de algo que es tan evidente, pero es que ella no sabe ¿Verdad? Shizune no es consciente de lo que paso en aquel momento cuando sentiste que estabas por perderlo, aún cuando en realidad nunca te perteneció, ella no sabe que le confesaste a Naruto, en un arrebato egoísta, aquello que callabas por timidez, por vergüenza, por quien sabe que.
Mientras, afuera, es verano y el sol reluce en todo su esplendor. Miras al cielo y suspiras sin desdibujar en ningún momento aquella sonrisa, es un buen día, te dices, y continúas tu camino. No le has mentido a Shizune, quizás adelantaste un poco la hora de reunión con tu equipo pero ciertamente es algo que se había concordado y es que aún tienes que mejorar, todavía te falta mucho para poder caminar a su lado. No, no es así. La verdad, es que aún te falta mucho para llegar a ser la Hinata que de verdad quieres ser.
Adentro, Sakura tuerce los labios y se cruza los brazos mientras Shizune ríe al observar como Naruto devora el ramen de miso que con tanto cariño has preparado, Hinata. La bella aprendiz de Lady Tsunade regaña al rubio Uzumaki por su carencia de modales frente a dos bellas damas y él solo parpadea confundido con un poco de pasta asomándose entre sus labios cosa que molesta aun más a la joven Haruno y divierte otro tanto a la ahijada de la Gondaime.
Así son ellos, por supuesto.
Lo que tú no sabes, Hinata, es que mientras tu caminas hacía la mansión Hyuuga aquel rubio muchacho habla de ti sin prestarse demasiada atención así mismo, argumentando que no solo eres linda sino también amable, que serás una gran esposa algún día o que no solo eres una gran Kunouchi sino también la mejor cocinera de toda Konoha, cosas que hacen sonrojar a Sakura y Shizune por igual. Porque entre bocado y bocado él piensa en ti, quizás sea cierto que al corazón de un hombre se llega por el estomago Hinata, por que Naruto se sonroja hasta la punta de las orejas al percatarse de algo en particular.
-"¿Estás bien?"—Pregunta Sakura y Naruto asiente llevándose una mano detrás de la cabeza, mientras mira con extraña intensidad el bol anaranjado prácticamente vacío.
-"Si"—Responde él con una sonrisa—"Solo pensé que era una lástima que Hinata no se hubiera podido quedar"
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