En el país de los sueños (y de las pesadillas)
por arklance XIV (rextechan para los amigos)
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¡Hola a todos! Aquí otra historia sobre una de las mejores parejas del anime, las maravillosas Haruka y Michiru. Un aviso: nada de senshis; esto es simplemente otra de esas historias en las que se explica cómo se conocieron. Vamos, que es una historia alternativa a la que realmente imaginó Takeuchi-sensei (que para algo ella es la creadora de Sailor Moon...). Por último, espero que disfrutéis con la historia.
¡Ah! Y si os gusta (o no) decidme algo, ¿ok?
¡Que comience el espectáculo!
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** Intro: Érase una vez (o una forma más de egocentrismo)... **
¿Te puedo contar un secreto? Tengo que ser la mejor a cualquier precio. Verás, yo soy piloto profesional de Fórmula 1 y podría decirse que actualmente soy el mejor del circuito. ¿Por qué esas comillas en el artículo? La verdad es que la gente piensa que yo soy un hombre. Por cierto, me llamo Tenoh Haruka y, bueno... en realidad soy una mujer.
No es que me avergüence de serlo pero de momento las cosas están bien tal como son. Mis espónsors se frotan las manos por la cantidad de dinero que genero, tanto en las carreras como haciendo publicidad, y yo, por mi parte, me dedico a satisfacer mis necesidades y mis pequeños "caprichitos" (si vieras la preciosa moto que me he comprado ^_______^) Sí, las cosas no me pueden ir mejor...
Uhmmmm... pero... ¿alguien ha oído aquello de "Cuando las cosas vayan bien, siempre habrá algo que haga que vayan mal"? (reinterpretación de la mundialmente conocida Ley de Murphy)
*** Cap. 1 - Caminando por la senda de los problemas ***
Cada día que pasa unos extraños presentimientos me confunden. Hay algo en mi interior que me dice que mi vida va a cambiar de una forma drástica, y eso no es algo que me entusiasme demasiado. No me gustan mucho los cambios; creo que ya tengo suficiente con los que se producen dentro de mi cuerpo, ¿no? Y eso es lo malo de crecer; el metabolismo te suele jugar muy malas pasadas durante esta delicada transición de niño a adulto.
Por si no lo sabes, tengo 17 años recién cumplidos. En estos momentos compagino mi prometedora carrera automovilística con mis no tan prometedores estudios en el prestigioso instituto Mugen.
No soy mala estudiante pero la verdad es que se me dan mejor otras cosas, como por ejemplo correr. Por este motivo (y algún que otro oculto que no tengo muy claro) pertenezco al club de atletismo. La velocidad se me da igual de bien dentro de una máquina que usando mi propio esfuerzo físico. Soy la persona más rápida del instituto. Y también bastante popular, cosa que me es indiferente. La verdad es que soy muy popular sobre todo en el sector femenino. Creo que aún hoy hay quién piensa que soy un chico (teniendo en cuenta que normalmente visto el uniforme masculino, que por cierto es mucho más cómodo, y que muchas veces actúo como tal, esta confusión es lógica hasta cierto punto).
Pues a lo que iba. De hecho, estos presentimientos han hecho que mi concentración esté por los suelos. Para conducir, uno necesita el 200% de sí mismo, así que las cosas empezaron a ponerse un poco feas.
Después de unos desafortunados entrenamientos (todavía me sorprende estar de una pieza teniendo en cuenta la magnitud del accidente), Mr. Miyamoto, el jefe del equipo, me sugirió que tomara unas breves vacaciones, que me relajara y todo eso. Accedí, aunque no del todo convencida. Así que, como la Golden Week (las típicas vacaciones a principios de mayo que tenemos los estudiantes japoneses) estaba al caer, decidí irme a las montañas a descansar. Además, hacía ya mucho que no tenía unas vacaciones decentes.
***
-Perdone, ¿tienen alguna habitación libre? -pregunté educadamente a la recepcionista. Creo que inconscientemente dejé escapar una de mis sonrisas más cautivadoras, porque la chica se vio visiblemente turbada-. Soy Tenoh Haruka, "encantado" de conocerla -dije con voz profunda y aterciopelada; me encanta el juego del "coqueteo". Ellas siempre caen.
Teniendo en cuenta mi aspecto en aquel momento (camisa masculina, corbata a medio anudar, unos pantalones rectos negros, zapatos y el pelo un poco revuelto pero sin dar sensación alguna de dejadez por mi parte... vamos, lo de siempre), es muy normal que se me confunda a primera vista con un joven. Bueno, con un joven extremadamente atractivo, para ser más exactos.
-E-encantada, Tenoh -tartamudeó la joven-. Creo... Creo que todavía queda alguna habitación libre. Está usted de suerte; normalmente a estas alturas el hotel está completamente lleno.
-Sí, realmente tengo suerte -comenté mientras observaba como sus mejillas se ponían al rojo vivo-. Muchísima suerte -añadí.
Creo que soy muy buena en este arte del coqueteo. Miré directamente a sus ojos y vi como ella desviaba rápidamente la mirada.
Debo decir que la chica en cuestión era de aquellas que nunca pasan desapercibidas, a pesar de no ser extraordinariamente atractivas. Cabellos oscuros y largos, con una bonita sonrisa. Sus ojos eran de los risueños pero a la vez profundos, con ciertos destellos de inteligencia. A pesar del coqueteo, la chica todavía era capaz de controlar la situación. Ese detalle me gustó.
La joven recepcionista sacó de debajo del mostrador un libro enorme y me pidió que firmara en él. Parecía haber recuperado totalmente la compostura.
-Que tenga una feliz estancia en nuestro hotel. Estamos a su entera disposición, así que no dude en pedir nuestros servicios -dijo amablemente la con una sonrisa preciosa y sincera (digna de un anuncio de dentífrico).
Y el juego se había acabado.
Seguidamente me dio la llave de mi habitación. La 21. Pasé mi mano por mi corto cabello rubio y le di las gracias cortésmente. Me dirigí hacía el ascensor. Noté como la joven muchacha suspiraba aliviada mientras yo me iba. Sonreí maliciosamente mientras las puertas del ascensor se cerraban.
***
La habitación 21 se hallaba en la 3ª planta del edificio. No era un hotel de gran lujo; si no recuerdo mal debía tener dos o tres estrellas, pero la habitación era agradable y el servicio muy bueno. Rápidamente me hice amiga de la recepcionista. Se llamaba Hayato Ryoko y era una chica muy agradable. Me comentó que en realidad estudiaba Derecho en la universidad, aunque no recuerdo en cuál. Nunca he sido muy buena con los nombres. Yo, por mi parte, no le dije nada sobre lo que hacía ni el motivo de aquel paréntesis en mi vida, ya que prefería pasar unas vacaciones tranquilas. Eso sí, ¡la cara que puso mi pobre amiga cuando descubrió que yo era en realidad una chica! No os lo podéis ni imaginar (yo todavía me río de ello).
En resumen, me lo estaba pasando bien y lo último que deseaba era que las cosas se estropeasen.
Pero sucedió, para mi desgracia.
Una vez finalizadas las vacaciones, volví a casa. Me despedí de Hayato y acordamos en quedar más adelante. La vuelta a clase resultó algo extraña; noté cómo la gente hablaba y hablaba a espaldas mías. En aquellos momentos yo tenía muy pocos amigos así que tenía muy poco contacto con la realidad social de mi entorno escolar. Normalmente no me entero de los cotilleos que corren por allí (el 75% de los cuales tienen como protagonista a mi persona), así que no le di demasiada importancia. Pero uno de mis conocidos me sugirió leerme un artículo de no-sé-qué revista, así que le hice caso. Y por fin lo entendí. Unos malditos paparazzis, periodistas de tres al cuarto de prensa rosa (o quizás amarilla), nos habían hecho fotos a Hayato y a mí, juntos, riéndonos, la una muy cerca de la otra. Y es que la foto era tan... tan sugerente... no sabría qué más decir. ¿Quieres saber qué decían los periodistas? Pues el titular era algo así (todo en negrita y bien grande, para darle más bombo al asunto):
"¿QUÉ TIPO DE RELACIÓN TIENE TENOH HARUKA CON LA JOVEN DE LA FOTO?"
En el artículo se remarcaba mi condición femenina (yo nunca –a pesar de lo que crea la gente- he escondido lo que soy) y se especulaba respecto a mis inclinaciones sexuales. Me puse furiosa. De acuerdo, jamás he representado el papel que me marcaba la sociedad. Nunca me he comportado como la perfecta dama que todo el mundo quería que fuese. La familia Tenoh siempre ha sido respetada por las esferas altas de la sociedad hasta que mis padres murieron en un desafortunado accidente de aviación. Yo tenía que ser una de esas niñitas ricas de papá, siempre aparentando ser una princesita.
Pero la realidad es bien distinta: Tenoh Haruka es ahora piloto de Fórmula 1, uno de los mejores, le pese a quién le pese.
Bueno... ¿por dónde iba? ¡Ah, sí! Me enfadé, grité, golpeé la pared con rabia (soy una persona demasiado impulsiva en según que cosas) y, aún con la sangre hirviendo, cogí mi coche y decidí competir con el viento. Decidí que el viento, mi único amigo, se llevara mis males con él.
*** continuará... ***
