Hola a todo el mundo, llevaba un tiempo queriendo escribir una historia de Astérix y Obélix, pero no me decidía a hacerlo… hasta ahora. El motivo principal era que no se me ocurría ninguna buena idea que pudiera dar pie a una historia, hasta que hace poco me llegó la inspiración y bien, este es el resultado, espero que os guste y por favor, no seáis muy duro, pues es mi primera historia en este tema y no sé muy bien como saldrá.
Antes de empezar con el capítulo, me gustaría decir que como soy española, los nombres de los personajes del cómic son algo distintos en castellano, para no provocar confusiones, estas serían las equivalencias de los nombres de los personajes principales en castellano:
Cacofonix = Asurancetúrix
Dogmatix = Ideafix
Esautomátix = Esautomátix
Getafix = Panorámix
Impedimenta = Karabella
Ordenalfabétix = Ordenalfabétix
Panacea= Falbalá
Vitalstatistix = Abraracurcix
Dicho esto, creo que ya puedo pasar a la historia, espero que os guste, si es así, por favor dejad un comentario.
La equivocación de Panorámix
Capítulo 1. La confusión
En el año 50 a.C. toda la Galia estaba ocupada por el imperio romano ¿toda? ¡NO! El sol salía por el este como cada mañana, sus rayos iluminaban poco a poco un pequeño pueblo que se hallaba a orillas del océano mientras que un suave viento arrastraba consigo los restos finales de la bruma que se formaba siempre de madrugada. La aldea, estaba poblada por irreductibles galos resisten todavía y siempre al invasor. Esta pequeña aldea se hallaba rodeada de cuatro campamentos romanos, Babaorum, Acuarium, Laudanum y Petibonium. Tras los muros de esa pequeña población, vivían gentes que no estaban dispuestos a entrar a formar parte del Imperio de Roma, ni a someterse a Julio César.
¿Cuál era el secreto de esa resistencia? ¿Cómo podían unos simples aldeanos resistir de un modo tan magistral tan gran oponente? La respuesta se hallaba en una poción mágica, una poción que concedía una fuerza sobrehumana a todo aquel que la bebiera. El druida del pueblo la preparaba para sus habitantes, y con el transcurso de los años había dotado a ese pueblo de la fama que ahora tan bien merecida tenía. Pero no sólo era la poción lo que daba fama a la aldeda, algunos de sus habitantes, en concreto dos de ellos, eran conocidos por las muchas aventuras que habían vivido en el transcurso de los años. Naturalmente si alguien preguntara por ellos, sus nombres son: Astérix y Obélix.
Estos dos hombres han sido siempre amigos, desde el instante en el que nacieron, pues en ellos se dio el insólito caso de que a pesar de pertenecer a familias distintas, nacieron el mismo día y en el mismo instante, y eso generó en ellos un vínculo de amistad tan fuerte que hasta la fecha nunca se ha roto. Sí era verdad que a veces discutían, pero en el fondo ambos sabían que dijera lo que dijera el otro nunca iba en serio.
Lo mismo pasaba con el resto del pueblo, todos eran amigos de todos, aunque muchas veces había discusiones, especialmente acerca de lo fresco que era el pescado que vendía Ordenalfabétix, estas discusiones normalmente eran iniciadas entre el herrero del pueblo, Esautomátix y el ya nombrado pescadero. Sus discusiones solían dar pie a peleas que acababan involucrando al poblado entero. Para los aldeanos en realidad, estas peleas eran pura diversión, y tras cada una de ellas, siempre se reconciliaban i seguían con sus rutinas como si nada hubiera pasado. El jefe Abraracúrcix, a pesar de tener ese título, era un habitante más del pueblo, y todos lo consideraban un amigo, aunque como es lógico, le demostraban lealtad y sumisión como gobernante de la aldea.
Por otra parte había el bardo, Asurancetúrix, quien parecía vivir ligeramente apartado del resto del poblado, no porque los demás le despreciaran, sino más bien porque ninguno de los habitantes parecía compartir sus gustos musicales, por este motivo el hombre vivía en una cabaña encima de un árbol, un lugar en el que según él le era más fácil inspirarse para componer sus odas y canciones.
Estos eran los principales habitantes del poblado, todos ellos con sus rutinas y sus quehaceres. Todo parecía ser como siempre, parecía que nada iba a truncar esa paz y tranquilidad de que gozaba la aldea, poco podían prever lo que iba a suceder.
Esa mañana el druida Panorámix estaba en su cabaña experimentando con nuevas pociones. En su última reunión en Carnutos con otros druidas, Panorámix había presentado su famosa poción mágica, poción que le llevó a la victoria. El druida pensó que para la siguiente vez, quería aportar un nuevo hechizo o poción, para hacerlo pensó en algo que pudiera ser necesario, uno de los druidas en ese encuentro presentó una poción que permitía coger alimentos del agua hirviendo sin quemarse, ingenioso, era una poción simple pero verdaderamente útil para la vida cotidiana.
Panorámix pensó que él también quería hacer algo que fuera útil para la vida cotidiana. Lo estuvo pensando por largo tiempo hasta que finalmente una idea le vino a la mente. Hacer una variante de su poción mágica. Si bien era verdad que la poción proporciona una fuerza sobrehumana, también es cierto que el que la tomaba no sentía que la poción hubiera tenido efecto alguno sobre su ser. Al darse cuenta de esto, el viejo druida comenzó a pensar en la posibilidad de hacer una poción que hiciera que el que la tomaba se sintiera más rejuvenecido, capaz de soportar los trabajos de la jornada.
Eso sería sin duda de gran ayuda, especialmente para la gente que a veces se considera más bien un estorbo que una ayuda dado que se fatigan con suma facilidad. Si su poción producía el efecto que esperaba, ese podría ser uno de los mayores logros jamás alcanzado.
Con esta idea en mente Panorámix había pasado sin darse cuenta toda la noche trabajando en un intento de alcanzar este fin, aunque por el momento no había obtenido los resultados esperados. Cuando el hombre se dio cuenta de que ya clareaba, comprobó también que lentamente las gentes del pueblo comenzaban su rutina de trabajo diario.
Panorámix sonrió para sí. A estas alturas no podía recordar el tiempo que hacía que vivía en el pueblo, pero sí recordaba que había visto crecer a la mayoría de sus habitantes, les había impartido clases, educándolos, enseñándoles sus conocimientos, abriendo sus jóvenes mentes al mundo que les rodeaba y les había ayudado a defenderse de los romanos con su poción mágica…
Pensando en ello, Panorámix comprobó sus suministros de ingredientes de la poción mágica y vio que algunos de ellos comenzaban a escasear, era el momento de ir a por más. Afortunadamente siempre guardaba una marmita de reserva para emergencias, además de una cantimplora para Astérix, pues el guerrero, dado su espíritu aventurero, se había acostumbrado a llevar su suministro personal de poción mágica siempre encima.
Sabía también que no pasaría mucho tiempo antes de que el galo rubio acudiera a él para pedirle la nueva remesa del líquido que de tantos peligros les había librado hasta la fecha. Panorámix preparó una cantimplora verde para cuando Astérix llegara y también puso los restos de la poción en la que había estado trabajando en otra cantimplora, esta de color marrón. Más adelante, estudiaría con detenimiento los ingredientes utilizados, las cantidades de dichos elementos y probaría a ver si los efectos eran los que esperaba o no. Colgó ambos recipientes juntos cerca de la chimenea y mientras esperaba a la llegada del guerrero, preparó lo necesario para recoger los ingredientes que necesitaba para elaborar más poción mágica.
"Buenos días Panorámix, oh druida ¿qué tal la noche?"
"Buenos días Astérix, la verdad es que bastante bien, gracias a Belenos, he avanzado bastante en mi nueva poción"
"¿En serio? Por Tutatis, no me digas que has pasado toda la noche trabajando" dijo el pequeño galo con preocupación genuina por su druida.
Panorámix miró a Astérix, el galo no era muy alto, en realidad era bastante bajo para su edad, pero el viajo druida le consideraba uno de los hombres más grandes que jamás había conocido.
"Astérix, no tiene que preocuparte por mí, ya sabes que los druidas podemos aguantar más que los demás" intentó tranquilizarle el mayor.
"Puede que sea así, pero sigues siendo humano, y también tú deberías descansar, oh druida"
"Estoy cerca de conseguir el éxito, en cuanto lo haga, entonces descansaré Astérix, te lo prometo. Ahora, ¿verdad que vienes por la poción mágica?" dijo Panorámix intentando desviar el tema.
"Así es, Obélix dice que tiene que entregar un par de menhires esta mañana, así que hemos quedado en que yo iré a por el desayuno y lo comeremos juntos en mi cabaña y como ya sabes, contra los romanos toda precaución es poca"
"Cierto Astérix" respondió el druida mientras descolgaba la cantimplora marrón y se la entregaba al guerrero. "Pero recuerda que la poción es solo una ayuda en la lucha contra los romanos, en mi opinión lo más importante es lo que tenemos en el corazón y en la mente, es decir, coraje e inteligencia, y tú tienes ambas, amigo mío"
"Gracias Panorámix" respondió el galo rubio mientras se ataba la cantimplora en su cinturón. Acto seguido se despidió de su druida y se fue al bosque a cazar un par de jabalíes para desayunar.
Cuando llegó al boque, el guerrero inhaló el aire puro que allí se respiraba. Astérix siempre había encontrado el bosque muy agradable. De niño había ido montones de veces con sus amigos y había jugado allí mientras sus padres luchaban… más bien, machacaban a los romanos. El bosque siempre era un lugar agradable al que ir, excepto cuando Asurancetúrix decidía componer nuevas canciones, pues en esas ocasiones, el bosque era el lugar menos aconsejable en el que se podía estar.
Astérix caminó entre los árboles buscando su desayuno cuando una patrulla romana apareció ante sus ojos. Oh bien, podré tener un poco de diversión extra pensó el galo, la patrulla vio al guerrero rubio y de inmediato sus rostros palidecieron hasta que casi parecían cadáveres. Al instante iniciaron una carrera de huida desesperada mientras que el galo a su vez inició una carrera de persecución. En el proceso agarró la cantimplora y tomó un trago de ella.
Lo que sucedió a continuación fue algo del todo inesperado tanto para los romanos como para el propio Astérix. En primer lugar, en cuanto el guerrero tomó un trago de la bebida, de inmediato se dio cuenta que el gusto era bastante distinto al que él estaba acostumbrado, extraño pensó, pero casi al instante se dio cuenta de que no era tan extraño, pues llegó a la terrible conclusión que lo que acababa de beber no era poción mágica, sino que probablemente era la nueva poción en la que Panorámix había estado trabajando, Astérix no sabía qué debía hacer esa poción exactamente, sólo sabía que si los romanos se daban cuenta que no era poción mágica lo que había tomado, estaría en un gran problema…
Pero a continuación, Astérix notó un dolor repentino en su pecho, ese dolor le hizo detenerse, y al detenerse él, los romanos se detuvieron extrañados de que el pequeño guerrero no les hubiera alcanzado aún. Entonces los legionarios fueron testigos de algo increíble, el galo estaba de rodillas, con una mano apoyada sobre la hierba y la otra agarrando su pecho con fuerza, además su rostro había adquirido una expresión de lo que parecía una profunda agonía, era sorprendente ver a uno de los galos más temidos (Obélix ocupaba indiscutiblemente el primer puesto) en esa posición. De repente, los romanos vieron con asombro como el cuerpo del guerrero comenzó a disminuir de tamaño, su bigote fue desapareciendo a medida que Astérix iba haciéndose cada vez más pequeño. Asimismo, las ropas que llevaba el hombre, no cambiaban, por lo que cada vez eran más grandes para el cuerpo del guerrero.
"¡Por Júpiter! ¿Alguien qué está pasando aquí?" preguntó uno de los legionarios.
"Pues la verdad es que no tengo ni idea, ¿y vosotros?" contestó otro.
"No, ni idea"
"Yo tampoco lo sé"
"¿Qué hacemos Centurión?"
La patrulla estaba atónita ante el espectáculo que estaba contemplando. Cuando todo terminó, Astérix perdió el conocimiento a causa del dolor y lo que los romanos vieron ante sus ojos, fue el cuerpo de un niño de unos tres años.
Bueno este ha sido el primer capítulo, espero que haya sido suficientemente bueno, si os gusta, os pido una vez más que por favor dejéis un comentario, todas las opiniones con bienvenidas. Intentaré actualizar tan a menudo como pueda, y los comentarios son un gran estímulo para animarse a escribir. En fin no quiero entreteneros más. Nos vemos en el siguiente capítulo. Hasta pronto.
