Durarara! y sus personajes no me pertenecen.
Aprovechando que es el cumpleaños de Shizuo, aquí les traigo esto como homenaje a uno de mis rubios preferidos. Pensé en incluir a Vorona y Akane, pero sólo las conozco por fanarts y algunos fics, y como tenía miedo de escribirlas OoC, decidí obviarlas.
Lame title is lame. Espero que les guste, de todos modos :3
Celebraciones
El día iba bien para Heiwajima Shizuo.
Se había despertado con el timbre de su apartamento, y al abrir la puerta se encontró con Celty y Shinra, quienes traían una torta y confeti en sus manos. Shinra sonreía de oreja a oreja, y por el comportamiento de la motorista Shizuo pudo adivinar que, si pudiera, habría estado sonriendo también. La torta estaba deliciosa, aunque el «¡feliz cumpleaños, Shizuo-kun!» pareciera estar hecho a las apuradas y sin prolijidad. Shizuo no pudo evitar la sonrisa que surgió en su rostro cuando el doctor recibió un puñetazo en el estómago por explicar que la torta lamentablemente tuvo que ser comprada, porque incluso tras los innumerables intentos de Celty no lograron hacer algo comestible.
Le llamó su padre para saludarle y tuvo la oportunidad de conversar por un rato con su madre, y mientras hablaba con Celty sobre el día anterior, le llegó un paquete de parte de su hermano. Dentro de él había una carta explicando que no podría ir ese día por los ensayos para su nueva película, pero que la semana próxima estaría de paso por Ikebukuro y que esperaba poder pasar algunos días con él. El regalo de Kasuka era simple: unos vaqueros y una camisa a cuadros, y varias botellas de leche.
Shinra se burló por lo último, pero a Shizuo no le importó; sabía que su hermano lo hacía porque quería cuidarlo, quizás hasta como un chiste entre ellos, y él apreciaba el gesto con los brazos abiertos.
Cuando llegó a la agencia, sus compañeros de trabajo le recibieron con palmadas en la espalda y felicitaciones, y Tom incluso le regaló un par de cupones para un restaurante bastante lujoso que había abierto hace poco en Sunshine 60. Simon, como era de esperarse, insistió hasta el cansancio en invitarlo a almorzar gratis a Russia Sushi, y hasta el momento no había tenido que golpear a nadie para que pagaran sus deudas.
Shizuo pensaba que el día no podía ir mejor. Y de hecho, estaba en lo cierto: con lo que no contó, fue con que podía salir algo mal.
Algo llamado Orihara Izaya.
El informante tuvo el descaro de aparecerse de la nada y besarle la mejilla, para luego hacer sonar una corneta en su oído —aturdiéndole en el proceso— y, dando vueltas alrededor suyo y atrayendo más atención de la que le hacía sentir cómodo al rubio, gritarle:
—¡Feliz cumpleaños, Shizu-chan! ¡Si no me sigues no obtendrás tu regalo!
A lo que el guardaespaldas respondió rugiendo el nombre de su enemigo y persiguiéndole hasta llegar a Shinjuku.
Que terminaran teniendo sexo contra el ventanal de la oficina del informante, sorprendentemente, no le arruinó el día.
