Hola, hola, Luna de Acero reportándose. Otra historia? Sí, por qué? porque sí. Disfruten y comenten, fin. Ah, cierto! Disculpen los errores, no corregí, está lleno, ahora sí, fin.-

Disclaimer:Los personajes no me pertenecen, son del genial maestro (futuro esposo mío) Isayama Hajime

Advertencias: Comedia y luego no sé, se desinfla, creo, salud!

DEDICATORIA ESPECIAL: PARA MI, PORQUE YOLO, FIN.

.

.

"Una mentira puede salvar el presente,

pero siempre condenará al futuro".

Buda

.

.

Levi suspiró por millonésima vez, estaba solo en su cuarto, mirando las fotos del último picnic con su grupo de amigos, había sacado (muy secretamente y sin que se dieran cuenta claro), varias y perfectas fotos de la persona de su adoración. Mikasa Ackerman.

No eran parientes, pero ambos compartían el apellido, como si el destino le gritara "te la entrego ya lista, ya está marcada para ti". Ok, no. Levi era ante todo una persona muy, muy racional, y aunque su corazón ardía cuando compartían aunque más no sea una charla, con la preciosa morena, nunca obtenía más que eso. Ni siquiera tenía excusa para que estudiaran juntos, porque seguían diferentes carreras.

Levi quería ser Ingeniero Químico y Mikasa estudiaba Literatura. Ni una puta clase en la que coincidieran. Y aunque intentaba sentarse a su lado cuando todos se reunían, ya sea a almorzar, al ir beber algo, al juntarse en alguna casa, aunque intentaba que lo mirara, aunque más no sea que se tropezara con él, lo que fuera, no conseguía ni el más mínimo rastro de atención.

Se sumaba el hecho de que Levi era tan social como un cardón. Por lo que ni él mismo sabía cómo había terminado enamorándose de otra persona que tenía un carácter tan similar al suyo.

"—Hola, Mikasa.

—Levi.

— ¿Cómo la llevas? –La mujer respondía con un movimiento de hombros-. Eso es bueno."

Y esas escuetas charlas (si es que eso se podía considerar una charla), era todo el intercambio verbal que podía conseguir con la hermosa chica. Notaba sin embargo que su mejor amigo Eren, el simpático moreno de sonrisa de propaganda y ojos de mar, era al que ella solía seguir con la mirada, casi de una manera obsesiva. No le preocupaba demasiado, porque era obvio que Eren no tenía ningún potencial interés amoroso, más bien todo lo contrario. Siempre la miraba con desaprobación y reñía con ella cuando se volvía demasiado sobreprotectora.

Estaba casi un 100% seguro que nadie sabía de su enamoramiento, y por orgullo tampoco quería que nadie lo supiera. ¿Era un hombre o un ratón? No podía estar dependiendo de los demás y tramando confusos planes solo para invitar a salir a alguien… ¡Eso es! Se dijo con resolución, lo que debería hacer es buscar la manera de estar a solas con la chica, así podría mostrarse más relajado, ver los puntos en común y al fin tener su atención por completo.

Ya tenía 19 años, rumbo para los 20, pero no se sentía suficientemente confiado como para ir y encararla. ¿Cómo debería hacerlo? Decidió pedirle ayuda a Eren, después de todo era su mejor amigo, el más cercano, el que más lo conocía. Además el moreno sabía hablar bien, tal vez pudiera tirarle un par de consejos que fueran acertados. Pero tampoco quería confesarle sobre quien los aplicaría, porque si Mikasa lo rechazaba, no quería que se enterara absolutamente nadie, ni siquiera su mejor amigo, ante todo su orgullo viril.

Listo, le pediría ayuda al moreno.

Le mando un par de mensajes desde su minúsculo departamento (Levi se mantenía solo y su trabajo de medio tiempo no le permitía demasiados lujos), y el moreno le respondió que inmediatamente iba a su casa. Levi sonrió. Se alegraba de contar siempre con ese chico. Se conocían desde la secundaria, Eren era tan amable y respetuoso con él. Lo defendió cuando le hicieron bullying por ser de baja estatura y porque no tenía padre, estuvo a su lado en los peores momentos. Incluso la madre de Eren, Carla, lo trataba como un hijo más, si hasta en la semana le mandaba comida en tuppers (exquisitas y deliciosas por cierto), por lo que Levi cuando tenía franco en su trabajo pasaba por la casa de los Jaegers para limpiar y dejarles la casa como tacita de plata en compensación. Nunca le diría que no a las comidas celestiales de Carla, y ella aceptaba muy agradecida que Levi ayudará con los quehaceres. Además vivían a escasas 5 *cuadras (*medida cercana a los 100 metros) de distancia.

Eren estaba bastante ocupado también, estudiaba la misma carrera que Levi, pero la cursaba a la mañana, y por las tardes ayudaba en una fábrica donde le permitían hacer algunas prácticas profesionales, aunque ganaba una miseria por eso, pero más que nada le dejaba una cuantiosa experiencia, la cual compartía con Levi (incluso algunas veces lo llevaba para enseñarle), y de la cual ambos sacaban mucho provecho.

Todo funcionaba en forma sincronizada y correcta, excepto por el pequeño problemita de que moría de amor por una mujer a la cual poco y nada le interesaba si él seguía respirando. Tampoco es que dispusiera de grandes cantidades de tiempo para poder dedicarle a una pareja, pero ¡vamos! Tenía necesidades como cualquier ser humano. Hacía dos años (exactamente desde que había entrado a la universidad), que su vida sexual era inexistente.

Sintió los característicos golpes a su puerta y Eren entró con su llave. Ambos tenían llaves del hogar del otro por una cuestión de practicidad más que nada, a veces sucedía que alguno olvidaba una tarea, una carpeta, un apunte y el otro se lo acercaba a la universidad, y era más cómodo para Levi porque por lo general ni Eren, ni Carla estaban en las mañanas que él podía ir a limpiar. Ya había pasado tanto tiempo que cualquiera diría que los tres eran una familia consolidada.

—Hola, permiso –saludó el moreno, dejando una bolsa en la cocina para luego dirigirse a la habitación.

—Yoy, altote, ¿qué me mandó "mamá" esta vez? –A Eren no le molestaba en absoluto que Levi se hubiera adjudicado el papel de "hijo postizo" de su madre, para nada, al contrario, lo ponía algo feliz, después de todo el más bajito no contaba con una ahora.

—Vas a tener una erección gastronómica –respondió el otro sonriendo, sentándose en la cama del otro mientras revisaba su celular-. Canelones de maíz y queso, la puta gloria.

— ¡Joder! Definitivamente haré que tu madre me adopte –Eren sonrió ante esa frase.

—Ya te dije que con gusto te hago lugar en mi cuarto, te ahorrarías el alquiler… comerías todos los días la asombrosa comida de mamá.

—No me tientes Jaeger… aunque podría usar el cuarto de visitas… -adujo el más bajo distraídamente, mientras revisaba unos libros y completaba unas preguntas de un trabajo práctico que debía entregar.

—Nop, el cuarto de visitas es… el de visitas.

—Nunca va nadie a visitarlos, bueno, excepto yo.

—A ti no te consideramos visita, como sea, ¿qué necesitabas?

—Oh, cierto. Bueno, primero lo importante, la semana pasada perdí la clase de Química Inorgánica II, y realmente no quiero ir a la consulta del idiota de Bogel, que además, ya sabes cuánto me ama –Levi se refería al profesor de la cátedra que tenía algún tipo de problema personal con el joven, porque siempre le ponía menos nota y lo trataba despectivamente-. ¿Me prestarías tus apuntes por favor?

—Ni lo menciones, claro que si –Eren sacó una de sus carpetas y se la entregó al de pelo negro.

—Gracias, de verdad esto es oro en polvo. Y por otra parte, quería… mmm… pedirte consejo, sobre… bueno, tú eres bueno con las palabras y eso, y ya sabes que yo tengo las habilidades de un ladrillo para… relacionarme con los demás –Eren enarcó una ceja y lo miró con atención-. Quería saber si… mmm… si hubiera una persona que me interesa… ¿cómo podría hacer para que supiera lo que me pasa?

Eren se quedó perplejo unos segundos, luego carraspeó un poco y al fin habló.

—Bueno, eso… depende de la persona que sea, ¿quién te gusta?

—No es el punto, eso es irrelevante. Te pregunté otra cosa y no respondiste.

—No, no es irrelevante –dijo su amigo algo agitado-. Dime quién es y de acuerdo a eso podré guiarte sobre lo que deberías hacer.

Levi lo sopesó algunos minutos achinando los ojos. Al fin suspiró y se giró.

—No, deja, no es tan importante de todas maneras.

—Espera, espera –Eren se acercó y se sentó en la otra silla al lado de Levi-. De acuerdo, si no quieres decirme quien es, está bien. Yo sé lo orgulloso que eres –el otro bufó rodando los ojos y pensando que Eren lo conocía mejor que él mismo-. ¿Qué es exactamente lo que le quieres decir?

—Oh, bueno –Levi se sonrojó un poco y el de cabellos castaños abrió sus ojos sorprendido, las pocas veces que lo había visto en esa situación de timidez habrían sido… tal vez dos en seis años que se conocían-. No quiero tirarme a la piscina sin saber si tiene un poquito de agua, así que, me gustaría invitar a esta persona a tomar algo, no sé, tal vez decirle que… me agrada y que sería lindo… no sé, que pasara algo más que una amistad… Joder, por eso te pedí ayuda, yo no sé cómo decir las cosas, tal vez se asuste, o piense que le falto el respeto –Levi se refregó el cabello nervioso.

—Tranquilo, si lo dices de la forma adecuada no tiene porqué molestarse. Tal vez en una charla en común, puedas preguntarle cuáles son sus gustos o-

—No, no funcionará, te estoy diciendo que no sirvo para conversar. Y realmente no quiero seguir sufriendo, ni alargar por siempre esto. Sabes que soy directo, pero no quiero ser rudo tampoco, simplemente quiero saber si tengo o no una posibilidad. Eso es todo.

—Bueno, queda con esta persona en algún lugar, un café, no sé, una plaza y díselo.

— ¡Sí, claro, es tan sencillo! Si fuera tan fácil no te habría pedido ayuda en primer lugar, joder. Además estoy seguro que si tengo a esta persona en frente mío, cuando le quiera decir eso me quedaré mudo como una tapia. Tch, maldición.

—Bueno, es verdad que no eres el más expresivo hablando, pero hay algo que haces muy bien y es escribir. ¿Recuerdas que los profesores solían pedirte ayuda para los actos patrios? Escribiste muchos homenajes, e incluso Reiner te pidió ayuda para su discurso en el acto de colación.

—Oh, es verdad… ¿pero qué quieres decir?

—Si no te animas a hablar con "esta misteriosa persona", podrías mandarle un mensaje. Un claro mensaje poniéndole tus intenciones y cómo te sientes cuando está cerca de ti.

—Pero… ¿no es un poco impersonal? Es decir… me suena como a cobarde…

—Levi, estamos en el siglo XXI, la tecnología manda, las redes sociales, la gente interactúa sin verse personalmente, y además es lo que necesitas para afrontar una situación en la que no te sientes seguro. Sinceramente creo que deberías intentarlo. Tal vez no largarle todooo lo que te pasa, pero sí dejarlo bastante claro y ponerle algo como: "podemos conversar más profundamente esta noche en X lugar? Sólo te pido que me escuches", o algo por el estilo. Si la persona acepta, ya tienes medio camino ganado, eso te dará la confianza suficiente para terminar de hablarlo cara a cara, ¿no te parece? Si la persona te dice que sí, yo te ayudaré con el resto del discurso.

— ¿Me… me ayudarás, no? ¿Seguro, no? –dijo algo cohibido.

—Tienes mi palabra.

—Gracias, Eren… no sé si me anime a hacer esto pero… voy a intentarlo.

—Más te vale que me cuentes que te responde "esta persona", promételo.

—Sí, sí, te lo diré, pero tú no harás bromas al respecto, ¿me oíste? Esto es algo muy serio.

—No temas, Levi, jamás te molestaría con algo como esto. Por cierto, gracias por confiar en mí. Ahora debo irme, o llegaré tarde a la clase práctica de Cálculo I.

—Pon llave cuando te vayas, por favor.

—Okey, te veo, bye.

—Bye.

Al salir Eren se apretó el puente de la nariz con fuerza, suspiró fuerte y siguió con su camino.

—0—

Levi estaba sentado en la tercera fila, escuchando al profesor Bogel que parecía empeñarse en hacer las clases cada vez más aburridas, más odiosas, más… uugghh… No podía permitirse siquiera parpadear, porque la clase anterior lo pescó bostezando y lo sacó del salón haciendo un escándalo mayúsculo. Por lo que intentaba tomar apunte y no desconcentrarse. Pero el tipo hablaba taaaan lento, con tanta parsimonia, que tenía ganas de gritar.

— ¿Alguna pregunta?

"No, por favor, no, por favor", rogó el joven internamente, pero no, claro… Si un día tenía que ser negro, tenía que serlo completito, completito… Comenzando por su trabajo, era auxiliar y ayudante en una veterinaria, en donde lo mordió uno de los perros, le meo el bolso uno de los gatos que estaban en pensión (y que encima se le escapó del local, lo que le hizo perder cerca de hora y media, pero al fin lo ubicó), se quedó sin luz en el departamento porque el dueño se olvidó de tener al día la boleta, el profesor le había aprobado el trabajo práctico con 4, porque según el mismo: "No estaba eficientemente desarrollado", y a uno de sus compañeros que le copió los tres últimos puntos a medias, porque no tuvo tiempo de terminarlo, lo aprobaron con 8, a eso sumarle esa excesivamente larga y aburridísima clase que atentaba contra su ya inexistente paciencia. No podía siquiera retirarse o con seguridad el hijo de puta del catedrático le pondría ausente, aunque ya hubiera transcurrido más de la mitad de la misma. Se sentía como un preso. Ahora el idiota de su compañero pedía que explicara de nuevo lo que ya había explicado en esos insoportables 40 minutos, ¿qué pedo con el mundo? ¿Todo estaba en su contra?

Levi quería salir y beber cerveza hasta no poder caminar derecho. Pero si iba a hacer eso, que al menos tuviera un motivo que valiera la pena, además de toda la fila de cosas anteriores, si iba a sufrir, iba a sufrir a lo grande. Decidió que ése sería el día, y ése sería el momento para declarársele a Mikasa. Total que si le decía que no, lo mismo se emborracharía y dejaría de andar penando de una buena vez, y si le decía que si, era la manera de remontar su amarga y solitaria vida. Estaba entregado, lo peor que le podía pasar es que le dijera que no, y sinceramente, estaba preparado si eso ocurría. Además necesitaba algo en lo que poner su cabeza antes de que explotara por la perorata de caracol de su profesor actual. "Toma puta vida", pensó con pesimismo, "a que no puedes cagarla peor, hija de puta".

Miró por el rabillo del ojo, que el hombre estaba hablando con su compañero y respondiendo a todas sus estúpidas preguntas, ¿por qué la gente no leía el material de estudio antes de las clases de una maldita vez para no estar como idiotas preguntando tonterías? Sacó el celular y lo colocó de tal manera sobre su falda, casi debajo del banco de estudio, que el hombre no se daría cuenta que lo estaba usando, aunque de tanto en tanto miraba al frente para no parecer sospechoso. Sabía que si lo pescaba haciendo eso, de seguro lo sancionaría o le quitaría puntos en el siguiente trabajo. Abrió primero un notepad para poder escribir tranquilo y corregir de ser necesario. Realmente se esmeró, y cuando quiso acordar había escrito prácticamente un testamento, que encima estaba redactado con una clara tendencia formal, pero creyó que sería lo adecuado por el carácter de la chica. Por lo que decidió no modificarlo:

"Hola. Espero este mensaje no te moleste y sea tomado de la mejor manera. Para ser honesto me llevó mucho, mucho tiempo animarme a hablarte en este sentido. Sé que somos amigos, y créeme, valoro muchísimo que me des la oportunidad de compartir tiempo valioso para apoyarnos y divertirnos, pero lo cierto es que hace bastante que llevo escondiendo estos sentimientos que últimamente se han estado acumulando y lastimándome. Tal vez lo mejor sería que lo habláramos personalmente, pero siguiendo la línea de la honestidad, realmente no quisiera ponernos en una situación incómoda y porque no suelo expresarme adecuadamente en ese ámbito, por lo que luego de leer esto, tú decidirás lo que creas que va a ser mejor, y créeme que no me tomaré a mal ninguna reacción de tu parte. Después de todo soy yo el que está pidiendo una. Voy a ser directo: Me gustas. Quisiera salir contigo. Te miro y siento que eres la persona indicada para ser mi pareja. Te admiro, te respeto, me generas un sinfín de sensaciones que me hacen bien. Realmente no me imagino vivir sin tu presencia, incluso si sólo quedara una amistad. No importa, pero quiero que nunca le faltes a mi vida.

Me gustaría decirte muchas, muchas cosas más, por supuesto, siempre desde el respeto y sin ponerte en una situación comprometida. Me harías muy feliz si me permitieras decírtelo frente a frente. Por eso quiero invitarte, si te parece, a ir a beber una malteada a la plaza central mañana al mediodía, o en el horario que prefieras, no importa, yo acomodaré mis actividades. Si crees que podría tener la oportunidad de que me escuches, te pido me contestes lo más pronto que puedas. Si al contrario, no quieres avanzar en este sentido, por favor ignora este mensaje, yo lo borraré y seguiremos con esta linda amistad que tenemos. Sólo te pido por favor, que de la manera que sea, no me apartes. Porque realmente te necesito… y como te dije antes, me haces bien."

Mirando con un ojo al frente y con otro a su falda, revisó y revisó, que se entendiera, que no fuera demasiado acosador y que tampoco lo expusiera completamente. Al final, luego de más de media hora concluyó que no podía ni mejorarlo ni empeorarlo, y que después de todo estaba bien. Lo copió en el portapapeles y se dirigió a la aplicación de Whatsapp, buscando "Ackerman Mikasa", como la tenía agendada, pero justo el profesor lo miró con sus penetrantes ojos de grillo y le hizo una pregunta sobre la explicación anterior.

Levi balbuceó al principio, pero luego entrando en clima rápidamente, le pudo dar una respuesta satisfactoria, sonrió con suficiencia por su acertada respuesta, a la vez que apretaba el botón para pegar y luego enviar. Guardó el celular, porque los nervios empezaron a ganar terreno y de verdad no quería estar mirando a cada rato la pantalla. Además Mikasa podía estar en clases u ocupada, ahora solo restaba ver que lo había leído y sí respondía o no, fin del asunto. Pero a medida que pasaban los minutos se ponía más y más inquieto.

De los 300 estudiantes en el anfiteatro, él debía ser el único transpirando, pensando en qué respuesta le llegaría de un momento a otro… o que no le llegaría… Al fin, el celular comenzó a vibrar en su bolsillo, trató de no saltar de la silla como un gato que ve un pepino detrás suyo, pero lo cierto es que las revoluciones de su corazón se incrementaron a niveles desastrosos, al punto que no podía hilvanar coherencia en lo que el docente explicaba frente a la enorme pizarra.

Haciendo acopio de toda la valentía que tenía, que en esos momentos no era demasiada, deslizó el aparato al lugar de antes, entre su falda y la parte de debajo de la tabla para apoyar las carpetas. Desbloqueó la pantalla, y conteniendo el aliento fue a la aplicación. No encontró ninguna respuesta de "Ackerman Mikasa"… porque no le había enviado ningún mensaje para empezar…

Abrió los ojos desmesuradamente, tanto que los estudiantes a sus costados lo miraron sorprendidos, luego abrió la boca sin poder evitarlo, mientras la cara se le desfiguraba en una mueca de espanto. Su mensaje gigante, había llegado al número de "Amigote Eren", porque se ve que en la confusión de responderle al profesor y buscar el contacto, metió mal el puto dedo.

Bueno, que levante la mano la persona que JAMÁS, jamás haya mandado un mensaje equivocado. A todos nos ha pasado alguna vez. No hubiera sido la gran cosa, incluso hasta podría haber quedado como una anécdota súper divertida, de la que podría haber recibido chistes y bromas hasta terminar abandonado en un geriátrico, pero el grave, gravísimo problema aquí, era lo que su "amigote" le había respondido casi inmediatamente de leer aquello:

1 - Oh, por Dios, Levi! Hablas en serio? =o

2 – Te juro que no me lo creo. Realmente no puedo estar de pie, me tiemblan las piernas… 0o0

3 – No sé qué decirte, estoy en shock, plox… Creo que deberías escuchar cómo me late el corazón en estos momentos, necesito aire y un vaso con agua, no puedo calmarme!

4 – Me estás haciendo llorar, Levi! Eres malo, no? Casi creí que te le ibas a confesar a otra persona, Y ERA YO! #SePuedeMorirDeFelicidad #SueñoRealizado #AmorSecretoYaNoEsSecreto

5 – Joder! Estoy demasiado feliz… Tanta felicidad me va a matar… Joder! TAMBIEN ME GUSTAS, ME GUSTAS MUCHÍSIMO! Siempre me gustaste desde la secundaria, joder! #EstoyEnElParaiso

6 – Bueno, ya, me calmo… Nooooo, no puedo calmarme, quiero gritar!

7 – También tengo muchas, muchas cosas que decirte y sí, sí quiero escuchar todo lo que tengas para decirme, pero si espero hasta mañana te juro que me muero. Iré a buscarte ahora, si? Estaré afuera cuando termine tu clase.

8 – Mi madre acaba de decirme que ahora SI te acepta completamente en la familia! ;)

—¡NOOOO, NOOOO! –gritó desaforado ocasionando un gran revuelo, el profesor lo expulsó de su comisión de inmediato. Salió afuera con el bolso colgando del hombro y vio a Eren sentado en unos banquitos esperándolo ¡Joder, no!

Le sonrió con una calidez que se podía sentir a kilómetros de distancia y Levi solo asintió con la cabeza en retorno. Eren prácticamente corrió a su lado.

—Hola, vine de inmediato, je. Saliste antes… ¿tan ansioso estabas de verme? Lo siento, lo siento, olvida eso –dijo ruborizándose bastante, Levi suspiró luego de pegarse tres tiros mentalmente-. ¿Quieres cenar en mi casa?

—Eren, escucha… -levantó sus ojos para ver como los ojitos verde mar de su amigo brillaban con fuerza, mejor buscaban un lugar tranquilos para hablar. Todo era tan complicado, ¿y ahora qué? ¿Le rompería el corazón a su mejor amigo?

Levi ni siquiera sospechaba que Eren era gay, o que estaba tras sus huesos, jamás de los jamases le vio actitudes raras o lo puso en situaciones incómodas. Incluso hasta juntos habían elogiado algunas tetas y algunos culos, ¿qué pasaba con él? Lo peor es que lo conocía desde pequeño y solamente al ver esa expresión de su rostro sabía de antemano que esta era la peor cagada del siglo y que si no se manejaba con cuidado iba a terminar hiriendo a su amigo más querido, a una de las personas más importantes de su vida. Definitivamente no quería verlo llorar por él.

Estaba perdido, es decir, era consciente que debía aclararle la situación a su amigo, pero ¿cómo? Encima justo él, la peor persona para expresarse diplomáticamente. Mientras caminaban a la par y Eren hablaba y hablaba, a Levi le llovían las frases en la mente: "Ey, ¿no te diste cuenta que era sólo una broma amigote?", "Ya Eren, quise hacerte una broma pero se ve que me embromaste tú al final, ja, ja, ja, ahora solo queda reír", "Creo que no estoy preparado para esto, sigamos siendo amigos un tiempo más, ¿qué te parece los próximos cien mil años?", "¿Y sí la cagamos y arruinamos en serio nuestra amistad y todo? Mejor no nos arriesguemos".

Cuando se dio cuenta estaban entrando a la casa de Eren. Lo siguió a la cocina, donde el joven se puso el delantal para empezar a cocinar, tarareaba un ritmo suave a medida que acomodaba todo.

—Puedo… ¿puedo confesarte una cosa? –Dijo el de ojos verdes con suave voz, mientras picaba las verduras que iba echando en la olla-. Mi mamá casi no cocina, ja. No sabe. El que cocina soy yo. Ella solo me ayudó un poco, amo ver que disfrutas de mis platillos… Lo siento, espero no te moleste.

Levi se quedó mudo, Eren se giró un poco y negó con la cabeza en respuesta. El siguiente rato siguieron en silencio. Levi sirvió jugo para los dos y puso la mesa. Era miércoles, Carla volvería tarde, ambos lo sabían bien. Luego que sirvió el delicioso guiso, ambos comieron muy poco. Levi apenas podía pasar la comida.

—No… no te sientas incómodo, Levi… no quiero que te sientas así conmigo… Claro que… estoy muy sorprendido –dijo sonriendo-. Pero lo digo en el buen sentido. Llevo amándote mucho tiempo –declaró con suavidad, bajando la mirada, los pómulos rosas. El más bajo estaba serio, casi que triste, tragando en seco al escuchar cada palabra, pero debía admitir que Eren resplandecía, como si hubiera una especie de estrella adentro de él-. Pensé que… que no había esperanzas… -sonrió tímidamente y sus ojos se llenaron de lágrimas. Levi se tragó una granada imaginaria que hacía explotar imaginariamente su cuerpo hasta quedar siendo pedacitos de carne mugrienta y chamuscada. Eren se tapó el rostro mientras sollozaba bajito, sin dejar de sonreír.

—Eren… no… no deberías… no… no llores, bro… en serio… car… carnal… aaahhh… Eren, mírame, un minuto… ya te escuché y… todo bien… pero… hay una cosa…

Eren corrió sus manos mientras tomaba una servilleta de papel para secar sus lágrimas y miró a su amigo con profundo amor, tan profundo e inmenso que Levi se quedó a medio camino.

—Verás… la cosa es… ¿cómo te lo digo? Eres muy… muy importante para mí, eso no va a cambiar nunca… ¿Ok? Yo jamás, jamás haría algo a propósito para lastimarte, jamás… pero… a veces uno sin querer… a veces uno puede equivocarse… es decir…

—Oh, te entiendo –dijo Eren respirando profundo y sosteniéndole la mirada.

— ¿De verdad?

—Sí, yo… también tengo miedo… es decir, fuimos amigos seis años. Tampoco quiero hacer nada que te aleje de mi vida –le colocó una de sus manos sobre las más pequeñas del otro y entrelazó sus dedos-. ¡Dios, se siente tan bien! –exclamó emocionándose de nuevo y largando otras lágrimas.

— ¡Joder!

—Perdón, perdón, Levi, ya sé que… las cosas románticas no son lo tuyo, pero hoy, por favor, sólo por hoy déjame disfrutarlo –El más bajo se quedó callado-. ¿Sabes cuántas veces… rogué… por un momento así? ¿Cuántas veces soñé con que mi amor pudiera alcanzarte? Me había resignado, realmente yo… me había dado por vencido… No tengo como agradecerte… lo bien que me haces.

—No, no, no me agradezcas, no, de verdad… ¡joder! Nunca, me diste a entender…

—No, no, yo no quería molestarte, ni que te sintieras incómodo conmigo. Es tan gracioso que me asombra, ¡tú te sentías exactamente igual! Lo siento pero, necesito esto.

Eren se puso de pie y rodeó la mesa, levantó a su amigo tirando de su brazo y lo abrazó con fuerza, mientras olía profundamente en la unión de su cuello y hombro.

—Te amo, Levi, te amo con todo mi corazón.

Cuando Levi salió de la casa de Eren, con la expresión más desconcertante que pudiera tener, fue consciente de dos cosas: Una, estaba saliendo oficialmente con su mejor amigo, y no había manera de aclararle la situación sin que ellos conllevara a herirlo terriblemente y dos: nunca, jamás de los jamases desafíes a tu puta vida a que te hunda más de lo que ya estás.

.

By Luna de Acero… sin rumbo…