La pareja es USUK, evidentemente. La amo desde que empecé la serie y cuando no era muy popular. Quiero dedicar y agradecerle a Solitudely, quien me animó y me dijo que cualquiera con ganas, algo de imaginación o empeño puede escribir y llegar a mejorar con el tiempo, por ayudarme a desarrollar esta historia y manejar a los personajes, en fin, thanks.
Estos personajes no me pertenecen, son propiedad de Hidekaz Himaruya.
Advertencia: Lemon más adelante, maldiciones, desastres, demonios enojados y ángeles celosos.
"God bless us everyone!"
Bendecidas son las almas que caen a la misericordia del señor, entre sus manos, protegiéndoles, pero desgracias son las que caen al opuesto de la gracia y la virtud, el infierno, aquel donde desciende todo lo corrupto de este insatisfecho mundo. No siempre uno puede pertenecer a uno de los dos extremos, a veces, el transcurso de la vida te hace ser un ente incompleto, uno que cae a la mitad de los dos extremos, al limbo.
Arthur Kirkland era un joven jugando con fuerzas que desconocía cegado por una estúpida venganza a un compañero de clases, con tan sólo dieciocho años jugaba con aquellas figuras en el piso creadas con marcador rojo y parte de su sangre, en su mano portaba un libro sagrado y antiguo con una serie de maldiciones avasalladoras, todas déspotas que lanzaba cada una con una sonrisa algo torcida en su boca, quizás se había pasado de copas en el pub donde estaba hace no más de veinte minutos.
—¡Cumple mi deseo, castiga al miserable ser que se atreve a blasfemar en contra mía! ¡Destrúyelo, corrómpeme en el proceso si hace falta! —esas eran sus palabras exactas, palabras que lo condenarían.
Todos dirían que era un inglés borracho gritando tonterías a diestra y a siniestra, pero no con aquel libro, ese libro que pasó por su familia generación tras generación hasta toparse con los tiempos modernos, con el siglo XXI. Nada pasaba, Arthur intentaba con más fuerza y volvía a marcar el círculo en el piso con más vehemencia.
Después de trascurridos veinte minutos las palabras eran más acalladas, la verdad es que el inglés se daba cuenta poco a poco la tontería que estaba cometiendo, era creyente de las artes oscuras, de las religiones y aún así realizaba esa insultante acción, cerró el libro y decidió marcharse de la pieza.
Pero el destino y la ironía lo perseguían con una sonrisa siniestra, algo removió la habitación de lado a lado, algo oscuro, y fue cuando de aquel símbolo mágico marcado de rojo algo comenzó a salir, primero una mano, Arthur miraba con horror la escena, sus piernas comenzaban a tiritar, pero aún estaba demasiado borracho para comprender lo que pasaba.
Y por fin salió un ser entero de allí. No era semejante a nada antes visto y a la vez sí, parecía un humano, más no lo era, su pelo era negro azabache y sus ojos de un azul casi brillante, de su espalda salían dos imponentes alas y de su cabeza unos cuernos hacia abajo sin mencionar una negra cola algo inquieta, el ser no dejaba de sonreír.
—¿Tú me despertaste? ¿No hay respeto ahora? ¿Sabías que estaba durmiendo? —fue lo primero que dijo bufando un poco.
El británico no sabía como reaccionar, su cuerpo apenas se movía y la cordura volvía a su ser, eso estaba mal, terriblemente mal, sintió miedo, el más puro sentimiento de horror, vio su muerte en los ojos y en la sonrisa de ese chico, pero éste prosiguió luego de darse unas cuantas vueltas.
—Soy un demonio, Alfred F. Jones…—susurró ensanchando aquella vivaz sonrisa —Vine a cumplir tus deseos y de paso…corromper ese delicioso cuerpo humano que tienes…—finalizó de manera astuta dejando de sonreír.
Arthur no sabía en que lío se había metido, desde ese día ya no podría pedir, orar ni exigir nada, había caído en un círculo extremadamente vicioso, había sido condenado junto a ese demonio.
¡Dios los bendiga a todos!
Esta es la introducción, por eso es corta, si gustan de la idea háganmelo saber en un reviews, es mi primera historia, por tanto… serían mis primeros comentarios, los valoraré mucho.
