Disclaimer: Los personajes de The Flash y Arrow no me pertenecen, ellos son de la Warner y DC.
Capítulo Único: El Dilema de Oliver.
Desde que lo había vuelto a ver luego de tres años lejos de Starling City, en la mente de Oliver no había espacio más que para la propuesta que Barry Allen, un muchacho amigo de su hermana de la niñez, le había hecho la noche anterior: Sexo, perderse entre las sabanas juntos.
Cabe decir, para quien no conocía bien al rubio, que aquello lo había descolocado totalmente. Oliver conocía al castaño desde que éste tenia doce años -una de las razones por las que su mente renegaba contra el plan- cuando llegaba de la escuela y se paseaba por la Mansión Queen jugando con Thea a los ninjas o de las veces en las que lo llevó a dar una vuelta en su motocicleta porque el niño tenia gusto inexplicable por la velocidad. Cuando pensaba en Barry Allen no podía más que imaginarlo a esa tierna edad, al pequeño castaño que estudiaba matemáticas callado en la sala y que lo llamaba Ollie con cariño. Por lo cual, no era enteramente su culpa si se sentía fuera de lugar con aquel muchacho y su propuesta de acostarse con él. Y es que lo último que iba a pensar Oliver era que Barry quisiera acostarse con él. Era ciertamente espeluznante, pero...
Pero el niño no le era totalmente indiferente. Había visto los cambios en su cuerpo y la madurez reflejada en sus ojos verdes. La personalidad del menor le llamaba la atención, era tierno y adorable, tímido y cálido con una sonrisa que deslumbraba. Era divertido aunque sus chistes de Química poco los entendía, le gustaba leer en cantidad y verse series de Netflix que podrían verse juntos cualquier día. También era un muchacho maduro e inteligente con un puesto prometedor en la estación de policía de Central City, así como el visto bueno del Capitán Lance y el Detective West. Puede que Barry le gustara, pero no puede hacer nada. No debe hacer nada.
Desde el día en el que volvió a verlo, Barry le había dejado las cosas claras. Pues al parecer, el mocoso lo tuvo como su sueño húmedo desde los quince años y ya no iba a quedarse con las ganas de estar entre sus sabanas y en sus brazos. Oliver no sabe bien quién fue el responsable de tal cambio en el menor y su arrebato de valor que tuvo para con él, intuía que tal vez su hermana y su rarito novio -a.k.a Cisco- tenían algo de culpa en la situación que se vio envuelto. Pero admite, solo para sí mismo y para Felicity quien le saco la verdad a base de miradas calculadoras, que le aterraba. Barry era alguien importante para él, incluso alguien a quien podría llamar su amigo. Y la idea de acostarse con el mismo niño que lo invitaba a sus cumpleaños con temáticas de superhéroes le hacía temblar y querer huir nuevamente a Inglaterra junto a Laurel. Pero huir de Barry era lo último que deseaba hacer ya que no sólo quedaría como un estúpido cobarde, sino que podría herir de aquella manera al pequeño castaño.
Oliver tiene un problema, obviamente, y el único con quien podría hablarlo con sinceridad era la misma persona de la que escapaba.
Estoy en un dilema, piensa con cierto sabor amargo en la boca al llegar al edificio en el que se había mudado hace tiempo. Entra a su habitación en el loft luego de un duro día, ni siquiera lo piensa. Enciende la luz sin darse realmente cuenta y...
¡Carajos!
Allí, sobre el centro de su cama y solo con una fina manta verde cubriendo su cuerpo desnudo, estaba Barry. Observándolo atento, con sus hermosos ojos desprendiendo deseo junto con su respiración ligeramente agitada y los labios juntos en una petición muda.
Oliver se paraliza. Queda parado frente al menor, con su mano aún sobre el picaporte de la puerta. Ambos se miran a los ojos y, por fin, Oliver toma una decisión.
Lo haría egoístamente suyo.
