Hola!

Os traigo otra de mis locas ideas convertidas en fic.

Este va a ser un fic distinto porque, como ya he dicho, es una idea loca que ha ido tomando forma en mi cabeza y que tenia que escribir.

Espero que os guste. Nos leemos pronto.

Besos -B

Capítulo I

Abrí los ojos.

Gris. Solo veía gris. Las paredes, el techo, mi ropa... empezaba a preguntarme si yo mismo estaba volviéndome gris. No había manera de saberlo. En aquella celda no había espejos. Al parecer "no soy fiable con ningún tipo de objeto afilado o que pueda usarse como tal." Eso era totalmente cierto. Hace algún tiempo habría sido para proteger la vida de los demás, pero ahora era para proteger la mía. No lo entendía. Estaba atrapado en una celda gris y lo estaría por el resto de mis días. ¿Qué me impedía acabar con mi vida? La respuesta era sencilla. Ellas.

Sabía por qué estaba en esa celda y sabía que me lo merecía, pero no iba a intentar quitarme la vida, otra vez, porque, no os engañéis, con lo que tenía a mi disposición también podría haberlo conseguido, pero iba a dedicar el resto de mi vida a intentar protegerlas, costase lo que costase.

Mi nombre es Grant. Grant Ward. Y soy un traidor. O eso dicen. Mi hermano mayor abusaba de nosotros, cuando se cansó de ello, decidió que le parecía más divertido obligarnos a pegarnos entre nosotros. Mis padres no se enteraban de nada, o si lo hacían nunca hicieron nada por pararlo. La verdad es que no me acuerdo mucho de ellos. Eran dos desconocidos que compartían techo con nosotros. Un día no pude más. Me escapé de la academia militar y fui a mi casa. Le prendí fuego. En ese momento no sabía que mi hermano mayor estaba dentro. O sí lo sabía y no me importó. La verdad es que casi no recuerdo aquella noche. Después de aquello, me llevaron a un reformatorio a la espera del juicio. John Garret me sacó de allí. Me entrenó, me enseñó a defenderme, me hizo fuerte y le debía mi vida por aquello. Ese fue mi mayor error. Creer que le debía la vida a ese psicópata. La verdad es que con él las cosas no eran mejores que con mi hermano, pero él decía que me estaba haciendo fuerte, que era necesario. Así fue como entré infiltrado en SHIELD y conocí al equipo. Al principio no confiaba en ellos, pero con la llegada de Skye todo cambió. Por un tiempo me acostumbré a la vida en el Bus, así llamábamos a nuestro avión, y llegué a pensar que todo podía quedarse así, que no tendría que traicionarlos. Me equivocaba. Me ordenaron traicionarlos y lo hice. Casi acabo con las vidas de Fitz y Simmons. Y Skye me desprecia.

Si Skye me odia y no tengo nada, ¿por qué molestarme en seguir viviendo?

Sí que tengo algo. Tengo secretos. Secretos que debo proteger, no por mí. Sino por ella. Al fin y al cabo, ¿no hice todo ésto por ella?

No se oía nada y eso no era buena señal. El silencio sólo trae problemas. En ese momento me fijé en que había algo colgado en la pared. Parecía una foto. No había nada en esa pared cuando cerré los ojos, estaba seguro. Me acerqué a ver la foto y se me paró el corazón. No podía ser cierto. No podían haberla encontrado. Eso no podía estar pasando. En la foto se veía una chica de unos 20 años. Morena, aunque por el reflejo parecía pelirroja. No estaba seguro. Tenía dibujada una X en rojo encima.

Me acerqué a la puerta y empecé a pegar golpes, esperando a que el guardia entrara y poder pedirle que trajera a Coulson. Pero nadie respondía. Empecé a gritar. Tenían que ayudarme. No a mi, a ella. Ella era inocente y era culpa mía. Les daría cualquier cosa si le salvaban la vida.

No sabía cuánto tiempo había estado aporreando la puerta, cuando ésta se abrió, haciendo que me preocupara aún más.

Ahí estaba Skye mirándome como si hubiera pasado algo horrible.