Prólogo
Dicta tus normas…
- ¡Detenedlo!
Les regalé mi mejor sonrisa confiada antes de desaparecer en medio de la noche como una sombra. Un simple truco de magia dedicado especialmente para la inepta policía de Japón. Estaba jodidamente seguro de que ninguno caería ante la evidencia de que yo mismo me podía fundir con la noche sin ser visto, y a pesar del par de helicópteros que rondaban la zona, ninguno de ellos había conseguido interceptarme con rapidez. Llegué a la terraza escuchando los gritos desesperados del inspector Nakamori que una vez más había fallado en sus propósitos de atraparme ¿Es que ese hombre no se rendía nunca?
Nada de vigilancia en la azotea. El simple hecho de ser tan sencillo hizo que pusiera los ojos en blanco, frustrado. Necesitaba un nuevo desafío. Noches como esa era cuando extrañaba de verdad al imbécil de Hakuba, no conseguía atraparme pero el juego se hacía más emocionante, aunque aquella vez no estaba para jugar demasiado.
Esperé con paciencia a que aparecieran por la pequeña puerta la multitud de policías que venían a por mí, no era yo si no les daba mi toque de sobrado antes de despegar, como bien me daba a entender cada vez que podía mi buen amigo Kudo, el único que hasta ahora conocía mi identidad aparte de Jii. Era ofensivo como un detective egocéntrico como él podía decirme ese tipo de cosas, y al maldito le debía un par de cervezas. No volvería a apostar, lo juraba.
En cuanto el barullo se hizo presente ante mis ojos me lancé al vacío, ocultando mi ropa con un paracaídas negro como la noche misma, lo único que pude escuchar antes de mi huída magistral fue una maldición que rompió la quietud del momento. Sonreí, satisfecho de mi mismo.
Últimamente estaba resultando demasiado fácil, aunque no era el momento oportuno para regodearme en mi victoria, necesitaba comprobar de una maldita vez si la joya que acababa de robar era Pandora u otro diamante falso con intento de robo frustrado incluido. Tendría que devolverla de nuevo si resultaba que no era la correcta. Bufé.
Busqué una terraza algo alejada de la zona del delito para llevar acabo mi investigación. Pandora y la leyenda de la vida eterna… A pesar de parecer un cuento para niños había gente que aún buscaba su glorioso poder. Siempre fui un iluso con este tipo de cosas, la magia se había metido en mi alma desde que era un niño pero todo espectáculo tenía un secreto y la realidad, que aunque estuviera escondida, siempre estaba presente.
No comprendía cómo podía haber gente que hiciera cosas terribles por descubrir la joya maldita, cosas tan terribles como matar. Acabar con la vida de una persona para obtener una inmortalidad que dudaba con todo mi corazón que fuese cierta. Nada valía más que la vida, y asesinar no justificaba el hecho de ese don, toda la vida serías un monstruo a partir de ahí, y eso es lo que eran la gente de esa maldita organización.
En cuanto puse mis pies sobre el cemento de aquella terraza busqué un ángulo en el que la luna brillase con mayor fuerza. Aquella noche el tiempo no acompañara, aunque para huir me había venido realmente bien.
Alcé la mano y busqué aquel resplandor con una plegaria silenciosa.
Nada. Por más que le daba vueltas a aquella joya entre los dedos todo me decía que me había vuelto a equivocar. Maldije en voz baja a mi suerte, nunca encontraría a aquel maldito diamante.
Como cada noche tendría que devolver mi decepción y mi trabajo a su dueño y…
Un golpe seco hizo que mi cuerpo reaccionara al momento ante una presencia. No estaba solo, el sutil movimiento de una sombra y el ruido de metal me hizo intuir que quien fuera que estuviera a mis espaldas me estaba apuntando con un arma directamente a la cabeza.
No me hizo falta girarme para saber de quienes se trataban.
Me helé en el sitio, esperando cualquier aviso por su parte. Hacía mucho tiempo que ninguno de ellos me hacía una visita, ni siquiera alguna amenaza o algún aviso que advirtiera mis intenciones en cuanto a lo que tenía pensado hacer con Pandora.
- Date la vuelta -Ordenó con una voz que me congeló el cuerpo. Me giré con lentitud, mostrándole el fracaso de aquel robo e intentando ver cual de ellos había venido a por mí aquella noche.
- Lo siento, no es Pandora -Mascullé, intentando mostrar una valentía que no sentía.
La persona que tenía delante de mí estaba totalmente cubierta de negro, algo natural en ellos. Era menuda y por su complexión pude intuir de que se trataba de una mujer. Lo único que distinguí de su cuerpo fueron unos ojos azules que me contemplaban con una ira asesina. No pude reconocer a ninguno de los que me habían vigilado las últimas veces, estaban cada uno debidamente investigados y a pesar de tener escasa información sobre ellos podíamos reconocerlos con facilidad.
Todo lo contrario que ella.
A pesar de todo me parecía demasiado joven, su mirada reflejaba mucho vivido a pesar de ser una madurez impropia de alguien de su edad. ¿Quién era? No era posible que alguien tan joven asesinara por aquella maldita joya… No debía subestimarlos, sabía lo que eran capaces de hacer, un movimiento en falso y si esa mujer quería apretar el gatillo y volarme la cabeza lo haría sin dudar un segundo.
- Nos estamos cansando de tus juegos Kid, si vemos cualquier traición por tu parte tú y todos los que te rodean van a sufrir las consecuencias de tus actos, te estaremos vigilando.
Un disparo resonó en el aire. Cerré los ojos por instinto, esperando un impacto que nunca llegó. En cuanto me di cuenta de que no estaba herido ella había desaparecido en la oscuridad de la noche.
…Empieza el juego.
Hola a todos ;) Ya sé que no me esperabais tan pronto pero la idea de esta nueva historia lleva un tiempo rondando por mi mente así que por aquí os dejo el principio de ella, es muy poquito lo sé pero los capis serán mucho más extensos. Por ahora la dejo en ranking T pero a lo mejor me planteo cambiarla más adelante para M por futuros lemmons, aviso. Y no mucho más, espero opiniones a ver qué os va pareciendo, nos leemos! :)
