Los personajes de Rurouni Kenshin e pertenecen a Nobuhiro Watsuki.
El argumento de esta historia le pertenece a Aoi97, a quien escribo este fic por ser quien entregó el argumento desarrollado por Rogue85, quien obtuvo el 2do lugar en la actividad "Los amigos invisibles de Yahiko" del foro Sakabattô
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Capítulo 1:
La felicidad que no se encuentra
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Kaoru tenía que sentirse feliz.
Desde que regresó a su casa después del tiempo que estuvo secuestrada por Enishi, las cosas tomaron el rumbo que ella por tanto tiempo había deseado. Ya no cabía duda de que el pelirrojo la amaba, él mismo se encargó de dejarle en claro que ella era la persona más importante de su vida y que pensaba pasar el resto de sus días junto a ella.
Kenshin se había tomado muy enserio el deseo de cuidar y hacer feliz a Kaoru, pensarla muerta lo había destrozado y ahora que volvía a tenerla junto a él no pensaba desaprovechar ningún instante: La colmaba de atenciones, cogía su mano, la acariciaba gentilmente y le hablaba con todo el amor que colmaba su corazón. Todas esas cosas con las que la kendoka había soñado tantas veces.
Sin embargo, no encontraba en esos gestos la felicidad que ella pensó que encontraría al estar segura del amor de Kenshin. Estaba confundida y no lograba entender el porqué, cada día, Enishi ocupaba gran parte de sus pensamientos.
Cada vez que su imagen la asaltaba mecía la cabeza e intentaba mudarla por la imagen del amable pelirrojo, sin embargo, era Enishi el que no salía de su cabeza; poco a poco comenzó a pensar, y a temer, que él era el tipo de hombre que llegaba para no marchar.
Pero debía olvidarlo, impulsivamente había aceptado los sentimientos de Kenshin, después de todo, era lo que había deseado por mucho tiempo y no tenía razón para dudar que junto a él sería feliz.
Pero ahora...
Miraba el anillo de compromiso que llevaba en su dedo, bonito y sencillo, y lo sentía como una cárcel que voluntariamente había aceptado y seguía aceptando cada día, para no herir a la persona que durante mucho tiempo fue la más importante en su vida.
Kenshin siempre le agradecía por haberlo hospedado en su casa, sin embargo Kaoru sentía que la agradecida debía ser ella, después de todo fue él quien convirtió esa casa en un hogar. Gracias a él ahora tenía un alumno al que consideraba un molesto, pero amado, hermano pequeño. También estaba Sanosuke, fuerte y protector como el hermano mayor que habría deseado tener y Megumi, a la que apreciaba mucho porque pese a sus constantes discusiones sabía que siempre podría confiar en ella. Y estaban también los Oniwabanchus de Kioto, donde conoció a la mejor amiga que podría desear, Misao. Todo eso se lo había dado Kenshin, por eso y más no podía dejarle, no podía.
Pero miraba aquel anillo y se sentía prisionera.
…
Enishi estaba cabizbajo, aún en Rakuninmura, había llegado ahí sin tener esperanzas de salir vivo, confundido, devastado, vacío. Sobre todo vacío. Después de todo la venganza era el sentimiento que lo movió durante la mayor parte de su vida, llevándolo a cometer actos horribles, crímenes imperdonables. Y ahora, habiéndose desprendido de ese sentimiento ya no quedaba nada.
O casi nada.
Sólo un cálido sentimiento germinaba en su interior, un sentimiento que no conocía y que no se atrevía a nombrar. Pero el rostro de Kaoru estaba inscrito en esa suave calidez.
Y fue por ella que que decidió escoger la vida. Y Rakuninmura era un lugar para los muertos.
…
Definitivamente Kaoru lo estaba evitando.
Kenshin no sabía la razón y le costaba entender la actitud de Kaoru. Sin embargo, era obvio que algo sucedía con la chica; evitaba encontrarse a solas con él y cuando Kenshin buscaba hablar sobre su compromiso cambiaba de tema.
Al principio, Kenshin pensó que había hecho algo que molestaba a Kaoru, pero después de analizar su comportamiento no encontró nada que pudiera ser reprochable. Además, conociendo el carácter de la de ojos zarcos, si hubiese hecho algo que la hubiese ofendido se lo habría hecho saber inmediatamente, quizás con el golpe de una bokken sobre su cabeza.
Todo eso lo llevó a pensar que tal vez tenía relación con lo vivido en aquella isla durante su secuestro. ¿Le habría hecho Enishi algo que la obligaba a alejarse de él? Eso era algo que debía averiguar lo antes posible.
Terminó de preparar la cena mientras seguía dando vuelta a esos asuntos. Aunque la presencia de Sanosuke y Yahiko lo hizo dejar de pensar en ello para concentrarse en sus amigos.
Se sentaron a cenar junto a Kaoru, quien se había dado una ducha ya que había ido al dojo Maekawa a dar clases de kendo, su cabello aún estaba húmedo y su apetito era abundante.
— Oye Kaoru — dijo de pronto Sanosuke llamando la atención de la joven — y dime, ¿cuándo llevaras a mi amigo al altar?
Kaoru dejó inmediatamente de comer y se ruborizó. Sanosuke rió y prosiguió diciendo
— Esta bien que se tomen las cosas con calma, pero creo que ya va siendo hora de que fijen la fecha
— Eso es asunto nuestro — contestó Kaoru — y no creo que debamos discutirlo en frente de ustedes
— Está bien, está bien — concedió Sanosuke al sentir la mirada de Kaoru sobre él — pero discútanlo pronto, que ya quiero ver mini Kenshinsitos y Kaorucitas corriendo por todos lados — dijo acariciando el cabello de su amiga. Kaoru forzó una sonrisa, sin embargo, sintió una fuerte opresión sobre su pecho y cuando su mirada se encontró con la de Kenshin la desvió inmediatamente.
…
— Quiero saber qué es lo que ocurre, Kaoru — dijo Kenshin interponiéndose entre ella y el shoji que dirigía hacia su habitación
— No ocurre nada — dijo sin mirarlo a la cara — pero tengo sueño, por favor permíteme pasar
— Kaoru, por favor confía en mí, ¿hay algo que te haya molestado? ¿He hecho algo que no te agrade?
— No Kenshin, yo no tengo nada que reclamar de ti
— ¿Entonces?
Kaoru no respondió
— ¿Es Enishi? — Se animó finalmente a preguntar. Kaoru abrió los ojos sorprendida por la pregunta, sin encontrar las fuerzas para negarlo. Kenshin entonces supo que había acertado en su suposición — ¿Acaso él te hizo algo, Kaoru?
— No, él no me hizo nada
— ¿Entonces, Kaoru? Por favor confía en mí
Los ojos de Kaoru se llenaron de lágrimas, era la segunda vez que él le pedía confianza, pero, ¿cómo podía decirle que ya no lo amaba? ¿Cómo decirle que se enamoró del hombre del que fue rescatada? No podía traicionar a Kenshin de esa manera
— Estoy un poco asustada, Kenshin. No sé si podré ser una buena esposa para ti — lo miró a los ojos después de limpiar sus ojos de las lágrimas que amenazaban con salir, lo que le decía era, en parte, verdad — Enishi me contó muchas cosas de Tomoe y la verdad eso me pone un poco insegura — bajó la vista y comenzó a jugar con los dedos de sus manos
Kenshin entrecerró la mirada, sabía que Kaoru no mentía del todo, pero la respuesta no lo dejaba tranquilo. Sin embargo, tampoco era su afán presionar en exceso a Kaoru. Esperaba que ella se sincerara con él cuando estuviera preparada para hacerlo. Entonces le brindo una de sus amables sonrisas y la tomó de las manos.
— No necesitas compararte con nadie — le dijo aceptando su respuesta — tú eres perfecta para este Kenshin — besó suavemente las manos de Kaoru y luego se retiró del lugar.
Kaoru entró entró en su habitación y tras cerrar el shoji se dejó caer al suelo, abrazó sus piernas y encerró su cabeza entre ellas, las lágrimas brotaron silenciosamente por sus ojos mientras pensaba en el albino que había robado sus pensamientos — ¿Qué sucedió con mi corazón en aquella isla? — se preguntó
…
Muchas gracias por leer este fic.
Al igual que los 2 anteriores tendrá 3 capítulos.
Gracias a Lica por leer este capítulo y darme sus comentarios a pesar de su odio a esta pareja.
