Aclaración:

1-Naruto es propiedad de Masashi Kishimoto, yo solo los tomo prestado para poder adaptar esta historia.

2-La historia es una adaptación a SasuSaku, ya que la original esta escrita por Alice Morgan y se titula "Mascara de amor", en lo personal amo esta historia por eso quise adaptarla a mi pareja favorita. Claro que para ello tuve que cambiarle algunos pequeños detalles.

3-La narración esta tanto de parte de Sasuke como de Sakura, al igual que sus pensamientos.

Espero que sea de su agrado, si no lo es, quisiera que me lo hicieran saber con sus opiniones ya que en verdad sería importante para mí saber lo que piensan.

Advertencias:

CATEGORÍA: "M".

UA, LENGUAJE ALGO SUBIDITO DE TONO, LIME Y LEMON.

Nombre de los personajes originales:

Brad Lucas y Brandy Smith de Harcourt.

Argumento:

Ella no tenía escapatoria. En su desesperación se había comprado una peluca castaña oscura, había volado a Las Vegas y allí había escogido a Sasuke Uchiha para pasar una inolvidable noche de pasión. Y de allí escapó, sin siquiera esperar que amaneciera.

¡Cómo ella iba a imaginar que el contacto con esa piel le crearía un recuerdo obsesivo!... Y menos aún imaginó que él la perseguiría hasta encontrarla. Y ahora ella estaba instalada en las lujosas habitaciones de Sasuke Uchiha en el hotel Palm Springs.

Ella era su prisionera. Él quería saber a toda costa qué ocultaba ella tras esa mascara.

Él la deseaba. Él juro que la amaba. Pero estaba empecinado en descubrir su sombrío secreto. Esa verdad que ella estaba decidida a ocultar.

Aún al precio de sacrificar su amor.

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Capitulo uno:

Sasuke Uchiha se encontraba sentado, con el ceño fruncido, contemplando la copa que tenía delante de sí. El seductor ritmo de la música que atronaba en el oscuro bar le recordó que hacía ya siete meses que no tenía una mujer a su lado. Era el período de soltería más prolongado desde que se había convertido en un hombre a la edad de quince años.

Bebió un sorbo de whisky y sus ojos se toparon con la imagen de la cantante, que se reflejaba en la pared de espejos que había detrás del mostrador. Miró sin interés la voluptuosa figura de la dama, que se exhibía dentro de un ajustado vestido negro. La mujer se inclinaba hacia adelante, meciéndose al compás de la música y, con su vos ronca, intentaba deliberadamente excitar a la audiencia masculina.

Sasuke se encogió de hombros, contrariado ante una sensualidad tan manifiesta. Vacío el vaso de un trago y el sabor del whisky le pareció tan amargo como sus propios pensamientos.

Su problema era el aburrimiento, pensó con mal humor. Había pasado tres días jugando y apostando, rodeado de mujeres hermosas a su disposición. Sin embargo, se sentía demasiado hastiado como para gozar con aquellas relaciones. El momentáneo placer físico que le brindaban esos bellísimos cuerpos ya no compensaban todas las mentiras y las sonrisas hipócritas.

La oscuridad del bar, la densa atmósfera de humo, el constante murmullo del casino contiguo y el interminable sonido de la ensordecedora música le provocaron un repentino dolor de cabeza.

Depositó una propina en el mostrador y se dispuso a partir, cuando visualizó a la mujer. La presencia de la dama lo detuvo. Permaneció sentado, con los codos apoyados sobre el borde de la barra. Observo a la mujer vacilar, recorrer el lugar con la mirada y luego, caminar hacia el mostrador. Sasuke se sorprendió al ver que ella se dirigía directamente hacia él con una sonrisa en sus brillantes labios de color carmesí.

-¿Está usted reservando este asiento?-preguntó la dama con voz suave, abatiendo las pestañas para ocultar los pensamientos que le cruzaban la mente.

-Para usted-respondió él, volviéndose para enfrentarla. Sasuke dejó de lado la idea de partir y su rostro expresó una bienvenida, a pesar del enojo provocado por el súbito deseo que surgió en su interior. Un deseo tan inesperado como la aparición de la hermosa muchacha de cabellos castaños oscuros, que pretendía sentarse a su lado-Mi nombre es Sasuke Uchiha.-dijo, mientras hacía una seña para llamar al cantinero-¿Qué le agradaría tomar, señorita… -Hizo una pausa, esperando que ella mencionara su nombre.

-Sakura, Sakura… Haruno, para ser exactos.-explico ella, al tiempo que se trepaba al taburete. Sujetó con firmeza el pequeño bolso de mostacillas que tenía en las manos y echó una mirada a Sasuke-Me gustaría un destornillador, si es tan a amable.

-Esa es una bebida muy fuerte.-Él sonrío, formuló el pedido y luego, volvió a posar los ojos en los bellísimos rasgos de la joven. Los enormes ojos jades evitaron la mirada de

Sasuke durante un largo rato, pero él ya había quedado embelesado por esas profundidades aterciopeladas que esperaban a ser exploradas por un hombre.

Observo detenidamente a la dama. Era una mujer exquisita: delgadas cejas y largas pestañas claras, y una diminuta nariz sobre una boca delicada y sensual.

Lo único que desentonaba era el cabello: una masa de rizos castaños oscuros. A Sasuke le desagradaba ese tono de castaño, ya que era partidario de las mujeres exóticas como por ejemplo pelirrojas, de todos modos, supuso que el color podía provenir de una botella. Sus ojos abandonaron el rostro de la dama para pasar a ocuparse de la figura, consciente de que ella también lo observaba con atención.

La actitud provocativa de Sakura se vio facilitada por su intenso deseo y por el comportamiento receptivo de Sasuke. Sus pequeñas manos nerviosas giraban en torno al vaso helado, mientras sus ojos estudiaban al hombre que había elegido como compañero de esa noche.

"Es perfecto", se dijo ella en silencio. "Tiene el mismo color de cabello que el de Sai. Y los ojos son del mismo tono negro ónix." Hasta allí llegaba el parecido. Sasuke era un hombre inmenso; su presencia le había atraído al minuto de entrar al bar.

El elegante traje negro que destacaba los imponentes hombros masculinos, la inmaculada camisa blanca, el profundo bronceado de la piel… Sakura recorrió con la mirada los firmes músculos de las piernas que terminaban en un distinguido par de zapatos negros, apoyados informalmente sobre el barral del taburete.

Sasuke estaba sorprendido por el desmesurado interés que había despertado en él esa mujer. Le pareció extraño que esa armoniosa figura, cubierta desde el cuello hasta las rodillas con una delicada tela negra, le resultara tan sensual. Mucho más que las marcadas curvas de la cantante rubia, cuyos oscilantes senos amenazaban con escaparse del escote cada vez que se inclinaba hacia adelante. Sakura era una joven pequeña: con sus sandalias de altísimos tacones apenas le llegaba a la altura el corazón.

Sintió deseos de saber algo más acerca de ella. Por alguna razón, no concordaba con la clase de mujeres que frecuentaban esos bares. La expresión de sus ojos jades lo

inquietaba. Era una mirada cautelosa, casi desesperada. De pronto, descubrió que la deseaba de una manera salvaje y primitiva.

-¿Es tu primera visita a Las Vegas?- le pregunto con vos grave, tratando de fingir interés en la respuesta.

-No. He estado aquí varias veces- respondió ella con franqueza. Continuó jugando con el vaso, y aspiró profundamente cuando la mano masculina de Sasuke detuvo el movimiento con sus dedos.

Sakura se alarmó ante la excitación que le produjo ese leve roce, pero se obligó a permitir el contacto. No había planeado sentirse físicamente atraída por el hombre escogido. Ese era un nuevo elemento perturbador que se sumaba a la traumática experiencia que se vería forzada a tolerar esa noche. Permaneció callada, observando cómo el dedo de Sasuke le recorría el dorso de la mano; y sintió placer, a pesar de que ese hombre era un extraño.

Con la soltura que le habían otorgado sus largos años de experiencia en relaciones sociales, Sasuke acarició la mano de Sakura para luego detenerse en el dedo anular. Tocó la hendidura que, después de cinco años, había dejado la sortija de bodas.

"Lo sabe", se dijo ella con desesperación, mientras él comenzaba a observarle la palma.

-¿Casada?- le pregunto Sasuke, mirándola a los ojos con expresión seria.

Incapaz de responderle con palabras debido al nudo que se le había formado en la garganta, Sakura sacudió la cabeza para expresar su negativa.

Sasuke, siempre reacio a involucrarse con una mujer casada, presintió que ella le mentía. "¡Demonios!", pensó, "si su hombre no logró satisfacerla, ¿por qué no habría de intentarlo yo?" Se puso tenso ante la sola idea de llevar a esa mujer a la cama. Hacía mucho tiempo que no sentía semejante excitación y trato de apaciguarla.

-¿Sola en Las Vegas?

-Si. ¿Y usted?- los rizos castaños brillaron cuando ella se volvió para sonreírle.

A Sasuke se le cortó la respiración al ver la belleza de ese rostro, y le devolvió la sonrisa.

-También y es algo que ya me esta resultando intolerable. ¿Le gustaría bailar?

Sakura apoyo el vaso sobre la barra y se disponía a bajar de su asiento, cuando unas fuertes manos masculinas la tomaron de la cintura.

-Usted es enorme, Sasuke- comentó al notar que apenas le llegaba al hombro-. Nunca he bailado con alguien tan alto.

-No se preocupe por eso. Si veo que no puedo esquivar sus pies, la alzaré. Es lo bastante pequeña como para entrar en uno de mis bolsillos.

-Difícil- susurro ella-. ¿Podríamos bailar sin conversar? Me gustaría dejarme llevar por el ritmo de la música.

A pesar de la diferencia de alturas, los dos cuerpos se adaptaron de manera muy sensual. Sin ninguna timidez, Sakura apoyó su delicada figura sobre los firmes contornos de Sasuke, al tiempo que ambos se movían lentamente por la concurrida pista de baile.

El pequeño cuerpo era más voluptuoso de lo que Sasuke hubiera esperado. Cruzó las manos sobre la espalda de Sakura y la atrajo hacia sí, aspirando el embriagador aroma de su costoso perfume.

Por su parte, ella se sentía feliz por haber encontrado un hombre como Sasuke. Su sola presencia la cautivaba, el magnetismo de su masculinidad incitaba sus sentidos.

A medida que Sakura se relajaba, el deseo de Sasuke se acrecentaba. La tomó de las caderas, presionándolas con fuerza contra su cuerpo y luego, comenzó a acariciarle la espalda. La completa entrega de esa mujer intensificaba su libido de una manera increíble.

Sakura dio rienda suelta a la pasión que ese cuerpo masculino había despertado en su interior. No tenía idea de que un hombre pudiera encender un anhelo tan ferviente en una mujer. Sintió que el corazón comenzaba a latirle con fuerza cuando él le apoyo el mentón en la frente y luego, la beso con dulzura.

Ella levanto la cara para sonreírle y se estremeció cuando percibió la sensual mirada de placer que expresaban esos ojos negros. Acarició los masculinos hombros, mientras los dedos de Sasuke continuaban recorriéndole la espalda.

El se inclinó para apenas mordisquearle los labios.

-Mmm… sabe delicioso.

El aliento tibio de Sasuke y su voz profunda eran tan estimulantes como sus caricias. Sakura notó que sus senos se erizaban al recibir el contacto del imponente pecho, que se movía al compás se la música. Recibió el besos con labios entreabiertos y permitió que el intensificara la caricia, hasta que se vio forzado a detenerse.

Sasuke respiró hondo antes de abandonar la pista y conducirla de regreso a la barra. Pidió unos tragos para ganar tiempo, mientras trataba de entender por qué esa mujer había incitado sus sentidos de esa forma.

Sakura aún seguía perturbada por la intimidad de ese beso y trató de aliviar la tensión.

-¿Tienes un cigarrillo, Sasuke?- Estaba azorada. Sasuke con sólo rozarle los labios había logrado obnubilarla.

Él sacó una cigarrera del bolsillo de su chaqueta y le ofreció uno, sin dejar de observarla con curiosidad. Sakura tomó el cigarrillo, se lo colocó entre los labios y se inclinó hacia la llama del encendedor. Tanto la cigarrera como el encendedor de oro eran tan elegantes como su dueño.

Aspiró profundamente y comenzó a toser. Sasuke le quitó el cigarro y lo apagó en el cenicero, antes de perforarla con los ojos.

-Obviamente, no fumas, ¿no es así?

Sakura logró detener el ataque de tos y lo miró.

-Creo que mi tarea para parecer sofisticada no tuvo mucho éxito.

-No… y no es el cigarrillo lo que te hacer sofisticada. Desde el momento en que entraste en el bar, tu porte hizo avergonzar a todas las demás mujeres. Caminas como una reina, Sakura, y eres la dama más exquisita que yo haya visto jamás.

Sakura bajó los párpados para no toparse con los ojos ónix. Sasuke había utilizado un tono muy serio al elogiarla. Ella se sentía atraída por ese masculino perfil y ese musculoso cuello. Su nariz, su boca sensual y tibia, su mentón firme. La austeridad de esos rasgos complacía su femineidad.

Él permaneció en silencio, saboreando su whisky, consciente de que Sakura lo observaba. Sintió que le hervía la sangre. ¡Dios, cómo deseaba poseerla! Echó una mirada al reloj y se sorprendió al descubrir que apenas eran las dos de la mañana. Aún le quedaba mucho tiempo para seducirla. Las Vegas era una ciudad que nunca dormía.

Al finalizar su trago, Sakura se volvió para mirarlo fijamente a los ojos y, sin previo aviso o nerviosismo, le pregunto:

-Sasuke… ¿deseas una mujer para esta noche?

Él se quedó azorado ante la pregunta, pero terminó su trago lentamente y sólo entonces, se volvió hacia ella.

-¿Tú?- le preguntó con tono seductor.

-Sí- susurro Sakura, y volvió a entrecerrar los párpados. Esperó con inquietud la respuesta, temerosa de que él la rechazara.

Sasuke se quedó observándola y sus ojos negros se oscurecieron más si era posible, mientras su mente giraba en torno a esa brusca invitación. ¿Acaso ella le había leído el pensamiento?

-Ningún hombre en su sano juicio sería capaz de rechazar semejante ofrecimiento.

-Sólo te deseo a ti, Sasuke- afirmó Sakura con franqueza. No podía decirle cuan equivocado estaba… En realidad, muchos hombres la habrían rechazado.

-Entonces, si esos es lo que quieres, vayamos a mi habitación. No hay razón para seguir perdiendo el tiempo en este bar.

Sakura trató de controlar sus temores y tomó su bolso, para luego descender de su asiento con una sonrisa en los labios.

Algo confundido por la actitud de esa dama, Sasuke la tomó de la cintura para guiarla fuera del bar, hacia los ascensores privados del casino.

Al llegar al último piso, la puerta del ascensor se abrió para dar paso a un lujosos vestíbulo alfombrado. Sasuke abrió una puerta y condujo a Sakura hacia el interior de la suite. Ella recorrió con la mirada la gigantesca sala y luego, volvió a posar los ojos en su compañero.

Él se quitó la chaqueta y la arrojo descuidadamente sobre el respaldo del sofá.

-¿Deseas tomar o comer algo? Puedo pedir que traigan lo que quieras.

Sakura dejó caer el bolso sobre el sillón y caminó en silencio hacia Sasuke. Se detuvo frente a él y le tomó el rostro entre las manos. Se estiró para rozarle los labios con un breve beso.

-No quiero nada, Sasuke… excepto tu amor.

Los meses de soltería lo hicieron perder el control: Sasuke tomó a Sakura entre sus brazos y se apoderó de su boca en un devastador beso. Esperó alguna queja, pero en su lugar, ella entreabrió los labios para ofrecer toda su dulzura sin oponer la menor resistencia.

Incitado por esa fragancia femenina, por la total entrega de su cuerpo, Sasuke presionó los redondeados senos contra su pecho. El erótico contacto de los pezones erectos estimuló aún más sus enardecidos sentidos.

Sakura permitió que la experta boca masculina encendiera su pasión, y no protestó cuando él la levanto entre sus brazos. Sin dejar de besarla, Sasuke caminó hacia el espacioso dormitorio, donde el centro de la atracción era una gigantesca cama montada sobre una plataforma.

Ella se apartó para echar un vistazo a la habitación. En silencio, observó a Sasuke apagar la lámpara del cielorraso. La tenue luz de la mesa de noche daba un toque de intimidad, a la vez que mitigaba el efecto del llamativo decorado sensual. Las sábanas eran de satén negro y contrastaban con una lujosa colcha de piel en diferentes tonos de beige.

Sasuke se quitó la corbata y comenzó a desprenderse la camisa, se detuvo cuando advirtió que Sakura se quitaba las sandalias.

-¿Deseas desvestirme?- preguntó ella.

-No esta vez. Creo que prefiero sentarme aquí y observar cómo lo haces.- Sasuke se dejó caer sobre una silla que había junto a la cama y se dispuso a observar la reacción de Sakura. Entrecerró los ojos al ver que ella, impávida, se quitaba el vestido y los apoyaba con cuidado sobre una banqueta que tenía a su lado.

Vestida con una enagua de seda negra, Sakura observo a Sasuke por un instante. Luego, se movió para darle la espalda, pero él la detuvo.

-No, Sakura. Mírame. Déjame que te vea.

Ella lo enfrentó sin timidez y lo miró fijamente a los ojos durante un largo rato, para luego quitarse la enagua.

Oyó la breve exclamación de placer de Sasuke cuando su femenina figura quedó totalmente expuesta. El escotado sostén de encaje negro apenas ocultaba la belleza de sus senos. Un portaligas de encaje sujetaba las medias de nailon de color tostado, y unas minúsculas bragas combinaban con el refinado sostén. La ropa oscura contrastaba con el tono pálido de la piel, destacando así su hermosura.

En unos pocos segundos, Sakura se quito las medias y el portaligas, y los depositó prolijamente sobre el vestido. Los ojos de Sasuke se oscurecieron al ver que las delicadas manos femeninas se disponían a desprender el sostén. Un instante después, la perfección de los redondeados senos despertó en él un deseo tan intenso, que tuvo que hacer un enorme esfuerzo para permanecer sentado.

De pronto, Sasuke sintió una imperiosa necesidad masculina de conquistar. Su boca y sus manos deseaban explorar cada una de esas curvas femeninas, hasta que ella le suplicara satisfacer su apetito sexual.

Sakura levantó una delgada pierna por vez para despojarse de las bragas. Aun al inclinarse, sus pechos se mantuvieron firmes, y sus pezones se parecían dos seductores capullos de rosa.

"Dios mío", gimió Sasuke en silencio. El solo verla era suficiente para enloquecer a cualquier hombre.

Sakura permaneció inmóvil, plenamente consciente de que su delgada figura se hallaba expuesta bajo la tenue luz de la lámpara. Pudo percibir el deseo de Sasuke. Llegaba a través de la habitación como un mágico hechizo que, unía a ambos como una ilusión de amor.

Él la recorrió con la mirada; estaba azorado ante la increíble sensualidad de ese diminuto cuerpo. Había tenido muchas mujeres a través de los años, mujeres hermosas, experimentadas en el arte del placer erótico, pero ninguna le había despertado jamás un deseo tan ferviente.

Su profunda vos retumbó en la habitación cuando:

-Acércate, Sakura. Déjame dejarte hacerte el amor hasta enloquecer.

Con la gracia de una bailarina, Sakura comenzó a caminar con los brazos extendidos y la cabeza erguida, y se detuvo a los pies de Sasuke.

Él no pudo resistir más el deseo de abrazarla y se levantó para tomarla de los hombros. Ese primer contacto con la sedosa piel de satén fue su ruina. La atrajo hacia sí y se inclinó para besarla.

Ella se estremeció cuando Sasuke se abrió paso entre sus labios para explorar la tibieza de su boca. Sintió que la ardiente pasión de ese hombre la quemaba por dentro, mientras las masculinas manos le exploraban la espalda y las caderas con total libertad.

-Por favor, despacio- murmuró la joven contra los labios de Sasuke-. Ca… casi no puedo respirar.

Él levantó la cabeza y lanzó una ronca risotada.

-El nombre te pega a la perfección, linda. Si se pudiera probar una cereza tan dulce y tan adictiva como tu contado, estoy seguro de que nadie dejaría de probarlo. Eres suave como la seda. Eres pura dinamita. Podría devorarte esta noche, Sakura. ¿Estás dispuesta a satisfacer mis demandas?

-Sí, Sasuke- susurró ella, y su voz actuó como un potente afrodisíaco en los sentidos de Sasuke-. No habrá restricciones. Tú guíame y yo te seguiré.

-Por Dios, Sakura, de verás te lo estás buscando. Pero eres tan pequeña… No deseo lastimarte, chiquita. Trataré de ser gentil - se estremeció -, ¡pero eso es lo que menos quiero hacer en este momento!

Súbitamente, la levantó entre sus brazos y la llevó a la cama. Con increíble ternura, la depositó sobre las sábanas y la observó por un instante con una sonrisa en los labios.

-Eres hermosa. Sakura. Tan excitante… ¡tan increíblemente sensual! Será un placer saborear todas las deliciosas curvas de tu cuerpo. - Su voz se convirtió en un áspero gemido. –Es asombroso que, de todos los hombres solos que había en el bar… ¡me eligieras justo a mí como compañero!

Se quitó la camisa bajo la mirada curiosa de Sakura. Luego, se desabrochó el cinturón y se sacó los pantalones. Sus hombros eran anchos; su pecho, imponente y firme; sus caderas, delgadas. Lo observó quitarse los minúsculos calzoncillos y recostarse a su lado. Entonces, el corazón le dio un vuelco y comenzaron a temblarle las piernas.

Sasuke se le acercó para enredar los dedos en sus rizos castaños; pero ella le sujetó la mano para detener la exploración.

-¡Quítatela!- ordenó él.

-No, Sasuke… por favor- protestó Sakura con voz trémula.

-Quítatela ya, o te la quitare yo. ¡No estoy dispuesto a hacer el amor con una mujer que lleva una condenada peluca!

Ella se incorporó y se quitó la castaña masa de rizos artificiales. Luego, se soltó el moño con el que había sujetado su propio cabello. Largos mechones rosados claros cayeron sobre sus pálidos hombros.

-Se acabó mi disfraz. - Se encogió de hombros y se volvió para mirar a Sasuke, quién, acostado con las manos cruzadas detrás de la nuca, observaba con atención el notable cambio que se había producido en la muchacha.

-Un disfraz bastante asqueroso, por cierto. Ahora te vez mucho más hermosa aún. ¿Te comente que tengo debilidad por las mujeres exóticas?

-No… pero eso no es importante para nosotros, ¿no es cierto, Sasuke? Hay una sola razón por la que estoy aquí, y tú sabes cuál es.

-Eso creí, pero ahora no estoy tan seguro. –Estiró un brazo para atraerla contra su pecho. –Ya basta de charlas, Sakura.

Enredó los dedos en el cabello de seda clara y la besó. Con increíble dulzura. Le exploró cada rincón de la boca, brindando a ambos una embriagadora satisfacción. Dios, podía besar a esa mujer durante horas.

Acaricio cada centímetro del cuerpo de Sakura, deleitándose con el contacto de su suave piel de satén. Deseaba saborear cada instante anterior al enlace.

La hizo girar para recostarla sobre la cama y se inclinó sobre ella, apoyándose sobre los codos. Las profundidades aterciopeladas de los ojos jades lo instaron a continuar. La abrazo con fuerza. Una vez más, se apoderó de sus labios en un embriagador beso, antes de descender para adorar las redondeadas curvas de sus senos.

El placer envió ondas de irrefrenable deseo, que cuerpo de Sakura y se intensificaron cuando la posesión de Sasuke se tornó más íntima. Las expertas caricias de ese hombre provocaron los instintos femeninos de la joven, aun cuando se trataba de un extraño, a quien nunca volvería a ver luego de esa traumática experiencia.

De pronto, se sintió invadida por un anhelo arrollador. Se abrazó a él con una fuerza sorprendente y, enredando los dedos en su desordenado cabello, arqueó las caderas para recibir el gigantesco cuerpo que la cubría.

Le colmó el cuello de apasionados besos y supo que había llegado el momento de entregarse… Jamás había pensado que llegaría a entregar su cuerpo a un extraño.

Las manos de Sasuke continuaban acariciándola con total libertad, explorando sus caderas y senos de una manera increíblemente seductora. Con voz suplicante, ella le pidió que la liberara del tormento de ese ataque sensual.

-¡Hazme tuya, Sasuke! Ya entrégame tu amor.

-Sí, Sakura… ¡sí! –exclamó él con voz ronca.

Ella enarcó el cuerpo, dispuesta a recibir la masculinidad de Sasuke. Y él avanzo con violencia, pero se detuvo sorpresivamente.

-¿Qué demonios…? –bramó Sasuke, y se incorporó para sentarse a un lado de la cama. Luego, se volvió y perforo a la muchacha con la mirada. Tenía el cuerpo rígido por la furia y su pecho jadeaba al tratar de controlar su deseo carnal-. Dime a qué estás jugando, Sakura. ¿Es que acaso estamos representando alguna farsa sensual?

Sakura sintió la cara roja de vergüenza.

-¡Claro que no! No se trata de ningún juego, Sasuke. Te pedí que me hicieras el amor, y no he cambiado de opinión.

Se incorporo para tomar a Sasuke de la cintura y hundir el rostro en la bronceada piel de su espalada. Pero él se puso de pie y se volvió para enfrentarla.

-¡Santo cielo! Jamás he estado en una situación tan terrible. Creí que estaba ofreciéndote el amor que tu marido no te daba. Por primera vez en mi vida, decidí involucrarme con una mujer casada. ¿Y con qué me encuentro? ¡Con una virgen! En este momento, ¡no sé cual de las dos cosas es peor!

-Te dije que no era casada –acotó ella con calma-. Mi virginidad no tiene por qué preocuparte, Sasuke. Se trata de mi cuerpo, y nadie puede negarme el derecho a decidir que tú seas el primero. Tengo veintiséis años, soy mayor de edad. Todo es perfectamente legal.

Sin poder creer lo que estaba sucediendo, Sasuke volvió a sentarse en la cama y miró a Sakura, quien, con sus ojos jades, continuaba suplicándole que le hiciera el amor.

-Es la primera vez que me acuesto con una virgen –susurró él con voz áspera. Se acercó para acariciar la meguilla de la muchacha y sus manos temblaban por la fuerza del deseo.

-Es la primera vez que me acuesto con un hombre. Estamos iguales: los dos somos novatos en algo. –Con los ojos llenos de lágrimas, se arrojó a los brazos de Sasuke.

Él la deposito con increíble dulzura sobre la cama y comenzó a besarla. Pero sus besos ya no eran devastadores, sino persuasivos. Las masculinas manos se movían con suavidad, ya que el apetito sensual de Sasuke se había transformado en una enorme necesidad de dar amor, de brindar placer además de recibirlo. Era la primera vez que una mujer despertara en él un sentimiento tan tierno, un instinto protector. Se sitió vulnerable, abatido por la inocencia de Sakura.

La guió hasta el desenlace traumático con sumo cuidado, para que ella pudiera aceptar su masculino cuerpo sin dolor, para que pudiera recibir el placer de su virilidad con la misma satisfacción que él experimentaba al entregársela.

Cuando alcanzaron el punto culminante de sensualidad, Sakura creyó que el corazón se le detenía. Sasuke había logrado desalojar de su mente todos los pensamientos del pasado. Le había arrebatado la virginidad de una manera increíblemente hermosa, y supo que jamás podría olvidar el rostro de ese hombre, ni el erotismo de sus caricias.

Había experimentado un placer sensual tan inesperado como su irrefrenable deseo de aferrase a Sasuke hasta que él volviera a poseerla. Sintió una necesidad imperiosa de proseguir el contacto, y comenzó a acariciarle la espalda con suavidad.

Las manos de Sasuke se deslizaron por su piel con caricias lentas, enloquecedoras, hasta enredarse en la humedad de su lacio cabello rosado. La abrumadora virilidad de ese hombre era lo que había anhelado durante esos últimos cinco años.

Sakura levantó apenas la cabeza para besarlo en la boca y unas lágrimas se escaparon por entre sus ojos cerrados, antes de que pudiera controlar sus destrozados sentimientos.

Sasuke se puso tenso al sentir el arrollador anhelo de volver a poseerla. Sus ojos negros se toparon con la mirada lánguida de Sakura cuando, dulcemente, le tomó el rostro entre las manos.

-¿Te gustó, Sakura? ¿Te resultó placentero a ti también? –Su voz era profunda; su expresión, infinitamente tierna.

Ella extendió los brazos para atraerlo hacia sí.

-Fue maravilloso, Sasuke. No puedo expresar lo que siento en este instante. Es una satisfacción tan…

-Eres magnifica –la interrumpió él-. Fue sublime hacer el amor contigo, dejar que mi pasión estallara dentro de ti…

Truncó sus apasionadas para apoderarse, una vez más, de la boca de Sakura. El tiempo pareció detenerse cuando él volvió a guiarla a través de los placeres primitivos de amor.

Y ella respondió, deleitándose con cada nuevo contacto erótico, hasta soltar un gemido de placer en el segundo clímax sensual. Su primer instante de amor le había sido conferido con infinita generosidad. Permaneció en silencio, inmensamente satisfecha, acurrucada en los poderosos brazos que la rodeaban.

Sasuke cayó en un profundo sueño, con la dicha de saber que Sakura era su primer amor y que él era el único amante de esa increíble mujer.

¿CONTINUARA?...

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GLOSARIO:

Destornillador: También conocido como vodka naranja, es un cóctel hecho a base de 1/3 de vodka y 2/3 de zumo de naranja. Recibe su nombre por la herramienta. Su nombre puede ser original de la década de los 50, cuando los obreros petroleros estadounidenses en el Oriente Medio no tenían una varilla para agitar la bebida y usaban un destornillador como reemplazo.

Obnubilar: Provocar incapacidad de pensar, ver o reaccionar claramente.

Impávida: (Impávido) que no siente miedo, impertérrito ante el peligro.

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"ESCENAS DEL PRÓXIMO CÁPITULO":

Sakura escuchó con atención la pausada respiración de Sasuke (…) supo que era el momento de marcharse.

-Buenos días, señora Hyuga… ¿Pudo arreglar sus negocios en Marina del Rey?

-Si, Kushina. Todo resultó más fácil de lo que había pensado –mintió Sakura.

Ella sabía que jamás podría olvidarlo. Si su plan resultaba exitoso, daría a luz a un hijo de Sasuke.

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Bien pues espero que les haya gustado y si no es así me gustaría saberlo. Por favor dejen su opinión con un "REVIEWS", ONEGAI :)…

"…Saku-14…"