Severus caminaba por el callejón Diagon, estaba regalándose un tiempo de recreo, para recorrer los establecimientos con materiales para pociones, luego de una cansadora mañana en el ministerio, completando y entregando los papeles al gremio de pocionistas, para completar finalmente las formalidades del ministerio Inglés, con respectos a sus estudios superiores, revalidando su título de Maestro en Pociones.

Si bien ya era maestro en la materia, había logrado su título en Italia, así que había tenido que rendir un examen teórico y práctico, para que su título fuese aceptado en Inglaterra. Severus sonrió, el examen Inglés lo habría podido pasar con los ojos vendados y una mano atada a la espalda, era tan sencillo. En Italia estaban los verdaderos maestros en el arte de pociones, Medici Borgia, Belvedere, los más reconocidos, duros e intransigentes maestro. El mundo reconocía a los maestos pocionistas egresados de las escuelas italianas.

Salvo Inglaterra. Los magos ingleses no tomaban ningún título extranjero, todos debían hacer una revalidación. Severus puso los ojos en blanco internamente. En más de 100 años se convirtió en el primer maestro pocionista menor de 20 años y con las más altas calificaciones, en Inglaterra.

Recordó, como el recepcionista del gremio, recibió los papeles de Severus más que emocionado y cómo le había propuesto a Severus salir a festejar su logro; por su puesto declino la oferta secamente… el patético hombrecito con su burdo coqueteo y batir de pestañas, había hecho un mohín de disgusto, pero no había cejado con el aleteo de sus pestañas.

Como había cambiado su vida pensó, un par de años antes nadie se había volteado a darle una segunda mirada, hoy le invitaban a festejos íntimos. Pero Severus no tenía el tiempo ni las ganas para ello. Había trabajado muy duro noche y día para conseguir su título. Ahora que lo había conseguido, igualmente el romance no estaba en sus planes, sus manos estaban llenas.

Un mago pasó corriendo al lado de severus casi arrojándolo contra la pared de un comercio.

- Disculpa!- le dijo apenas, mientras Severus le miraba alejarse, con el entrecejo fruncido.

El callejón bullía en actividad. Para sorpresa y alegría de todos, el que no debe ser nombrado, el mago oscuro, más malvado de los últimos años había sido destruido, nadie sabía cómo, pero el rumor crecía y corría de boca a boca. El propio Severus estaba sorprendido, Voldemort había muerto, luego de años de terror.

Severus se había marchado de Inglaterra apenas acabada la escuela, para empezar su maestría, la guerra había siempre sido algo lejano para él. Aunque en su último año en Howgarts algunos de sus compañeros Slyterins, habían tratado de reclutarlo, Severus declino cada oferta, supo disculparse con cortesía y apartarse, sin producir altercados entre los miembros de su casa. Aunque, siempre le llamo la atención que quisieran a un mestizo entre las filas de sangres puras, que servían al señor oscuro.

Se detuvo frente a una vitrina, para descansar del bullicio y algarabía que le rodeaba. Pudo ver algunos frascos de ingredientes premium para pociones. Severus torció el gesto con desdén, si realmente fueran Premium, porque los tenían a plena vista y al rayo del sol, un enorme frasco con supuestamente aceite de almendro mágico del Eta, de un color amarillo nacarado en el escaparate, cuando debía verse de un dorado nacarado… que acaso no sabían que la luz solar volvía inútil el producto, ninguna poción para la dermis podría elaborarse con un ingrediente inservible.

"Tontos comerciantes", pensó divertido, iba a entrar al lugar para divertirse un rato diciéndole unas cuantas verdades al dependiente, acerca de cómo cuidar ingredientes selectos, cuando un estallido cercano lo hizo volverse.

Lili Potter acababa de aparecerse, para sorpresa de Severus a unos escasos metros suyo. Mirando de un lado y otro del callejón, cubierta por un gran chal que ensombrecía parte de su rostro y un sombrero. Muy pocos podrían haberla reconocido, pero Seveurs la conocía muy bien desde muy jóvenes. Lili no vio a Severus, pues este estaba tras una columna, semi oculto en las sombras. La mujer se apresuró por la calleja hacia la entrada del Caldero chorreante.

Por un momento Severus quedó estático. Hacía mucho tiempo Lili Potter, ante Evans, había sido el centro de su universo, su mejor amiga, confidente, más que una hermana… hasta que conoció a la verdadera Lili, entonces su amistad se hizo añicos, todo el cariño y respeto que sentía por ella, se convirtieron en cenizas.

Pensó en seguir su camino pero… había algo en Lili, en cómo estaba vestida, en su actitud que llamó su atención y le convenció en seguirla.

En la perpetua semi penumbra del local, los habituales parroquianos levantaban sus cervezas de mantequilla y comían el famoso estofado de la casa, discutiendo las últimas novedades, sin percatarse de la mujer que avanzaba por entre las mesas con rapidez.

Fácilmente Severus pudo ver a Lili saliendo apresuradamente, por la puerta que daba hacia la calle muggle, sin pensarlo más la siguió, solo se detuvo para aplicarse un pequeño glamour sobre si mismo alterando un poco su aspecto.

Qué extraño!" pensó, en vez de aparecerse en el lugar que deseara ir, como cualquier mago haría, Lili se acerco a la parada de autobús, subiendo a uno de los coches, desde un callejón cercano Severus procuroa leer los letreros con el destino; Surrey.

No le tomo más que un par de segundo encontrar una sombra segura, para tomar su forma de animago y seguir al autobús.

No tomo mucho tiempo llegar al lugar al que iba. Lili, bajo en una parada de Little Whinging. Severus pudo ver como la mujer miraba a un lado y otro de la acera, reacomodaba su ropa y de su bolsillo sacaba una caja de cerillas, que al instante se convirtió en un gran canasto, para sorpresa de Severus que, atentamente observaba desde un par de arboles a la distancia.

Asegurándose nuevamente a su alrededor, Lili comenzó a caminar. Un par de cuadras más, Severus la vio entrar al jardín de una casa. Una casa estándar, igual a las demás, bien cuidada, con un pequeño jardín. Ya eran las 17 horas, había algún movimiento en las calles, muchos llegaban a sus hogares luego del día laboral.

Cuando la puerta de la casa se abrió, una rubia mujer salió sonriendo, pero la sonrisa se le congelo en el rostro al ver a su inesperada visita.-

-¡¿Qué haces aquí?!- Pregunto mirando preocupada por sobre el hombro de la otra mujer hacia las casa vecinas.

-Hola Tuney.- Petunia la hermana de Lili, la insufrible odiosa, estirada y malhumorada hermana. Que odiaba cualquier cosa que fuera distinta, especial o mágica, eso incluía a su hermana y por supuesto a él mismo. Aunque Severus sabía muy bien que ese odio provenía de sus desmedidos celos. Petunia había sido muy poco favorecida en belleza, siendo Lili la bendecida en la familia. Petunia era igual a su padre, al menos en aspecto, un rostro muy largo, duro y que recordaba a un caballo. La mujer sabía que había comprado todos los números malos en la lotería de la belleza y para peor, su bella hermana, aún era más especial, había nacido con magia. –

-Vete, mi esposo está por llegar- Susurro en parte enojada y en parte temerosa la mujer, siempre mirando hacia la calle.

Pero lejos de irse, Lili empujo a su hermana, e ingreso en la vivienda. Petunia cerró la puerta de entrada, siempre observando si había algún vecino curioso miraba su puerta.

-¡Cómo te atreves a entrar a mi hogar así!, es que ya no tienes modales- Petunia increpó a una Lili que no escuchaba y que para disgusto, se estaba poniendo cómoda en su casa, apoyando en su reluciente sofá nuevo, el canasto que llevaba y con cuidado procedió a retirarse el chal y el sobrero que ocultaba su bello rostro, con suavidad acomodo su largo y reluciente cabello rojo. Petunia bufo agraviada.

Severus se pregunto divertido, si era por la falta de modales de su hermana o por su belleza etérea. Podía verlas por la ventana, pero apenas oírlas. Para su fortuna, un postigo estaba levemente abierto y por allí podría escuchar. Tratando de no hacer mucho ruido, se acerco bajo la ventana para oírlas mejor.

Lili escucho el sonido y se puso alerta, mientras Petunia parloteaba exigiéndole salir. Pero luego de mirar por la ventana y no ver nada sospechoso, se relajó volviendo a su hermana.

-Sí, sí Petunia, ya sé que no soy bienvenida a tu… - Miro despectivamente la sala. - Bella casa, pero necesito que me hagas un pequeño favor.-

Petunia la miró incrédula.

- Vamos Lili, hace mucho dejamos de ser las mejores amigas y hermanas ¿por qué crees que te ayudaría en lo que fuera?.- La bella bruja saco del bolsillo de su abrigo una pequeña bolsa de terciopelo rojo, para sorpresa de la otra mujer extrajo un grueso fajo de billetes, que hizo a Petunia enmudecer, por un segundo, para luego enojarse.

- ¿De dónde sacaste todo ese dinero, ¡lo robaste!?.- Le espeto. Lili resopló.

- Me case con un hombre rico, Tuney, esto es un vuelto de sus bolsillos. -Arrojo el fajo de billetes a la pequeña mesa de café.- 10 mil libras.

Petunia abrió la boca de puro asombro, más que nunca su cara parecía la de un caballo, sus feos dientes asomaban horriblemente.

-Quiero que te quedes con el niño- Petunia pudo recobrarse lo suficiente, para acordarse cerrar la boca y mirar a su hermana con asombro.

-¿Quieres que me quede con mi hijo?... ¿de qué demonios hablas?- Le miro confundida

-No Tuney, no seas tonta, para que te pagaría para que te quedes con tu propio hijo.- Sacudió su largo cabello rojo con fastidio, mirando a su hermana con frustración.- Quiero que te quedes con este niño.- Se acerco al canasto y lo destapo mostrándole a Petunia.

Severus escondido bajo la ventana escuchando se quedo sin aliento. ¿Qué en nombre de Merlín estaba haciendo Lili? ¿Por qué, quería entregarle un niño a Petunia? Aún sabiendo que era arriesgado, salto sobre la saliente de la ventana y miro hacia adentro, pudo ver a las hermanas inclinadas sobre el canasto. No podía ver muy bien al niño, solo que movía sus pequeñas manos hacia las mujeres.

-¿Y este niño de quien es….?- Preguntaba Petunia con ansiedad.

Lili hizo un pequeño gesto con su mano, restándole importancia.

-Eso no importa, quiero que lo tomes por unos días y luego verás qué haces con el… tal vez lo puedas regalar a algún conocido o dejarlo en un orfanato.- Petunia miró con enojo a su hermana.

-¡Vamos Lili, me estas pidiendo que regale a uno de tus hijos!.-

Severus estuvo a punto de caer a la ventada. Tuvo que sujetar un quejido de puro asombro.

Lili miro a petunia. Y petunia fulmino a su hermana con la mirada.

- No soy tan tonta, puedo ver a tu esposo en el niño y tiene tus ojos, por qué quieres que lo regale.-

Lili volteo y severus apenas pudo ocultarse en las sombras que proyectaban las cortinas, para su suerte Lili estaba demasiado concentrada en que decir y no lo vio.

-Es hijo de James, no mío Tuney… sabes bien porque me case con Potter, dinero, poder y riqueza… el embarazarme fue un mal necesario, el tonto tuvo el mal gusto de enamorarse de alguien… _ sacudió las manos, como si quisiera sacudirse suciedad, mientras un gesto hosco adornaba su rostro- En fin tuve que atarlo de alguna forma… - Petunia miraba del canasto a su hermana.

-Cada vez te entiendo menos, entonces por qué quieres deshacerte del niño.- Lili solto un suspiro exasperado.

-Tuve gemelos recuerdas, ese niño y mi pequeño Charlus… Los ojos de Lili brillaron.- oh! Petunia, odie estar embarazada de ese tonto, y tener a sus hijos… pero cuando vi a Charlie, es igual a nuestro padre… un encanto de criatura, es tan hermoso…- En su escondite, Severus pensó en el padre de Lili un hombre maravilloso, tan amable y educado… pero muy feo… como Petunia y tal vez más… siempre pensó en cómo o porque, había atraído a la bella señora Rose, la madre de Lili… Eso si sus hijas lo adoraben, siempre había sido un consentidor con ambas, complaciéndolas en todo.

-Entonces se parece a mi Dudders.- Lili por vez primera se fijo en el cochecito que estaba en una esquina de la sala, cerca de un sillón, donde reposaba un bordado olvidado. Petunia se acerco con embeleso al pequeño y Lili con curiosidad siguió a su hermana para admirar el pequeño, que después de todo era su sobrino.

Su sonrisa se torció en una mueca. Si los primos se parecían, "pero mi hijo es mucho más guapo", pensó ella. El niño de petunia, tenía la misma coloración, los cabellos rubios y las facciones de su abuelo, pero era bastante más relleno, aunque era un bebé… Sonrió a Petunia con condescendencia. "Pobre Tuney" pensó, "cargar con dos barriles sin fondo, seguro su vida sería de esclavitud en la cocina."

Recordando el motivo de su visita, Lili se aparto del cochecito acercándose nuevamente al canasto. Miró con dureza al bebé que había quedado dormido.

-En cambio ese niño es igual a Potter... Tener un niño no era lo que quería, pero Charlie… es mi recompensa a tanto sacrificio… este niño ¡no!… no solo es igual a James, sino que es su favorito, el muy tonto le tiene predilección, dejando de lado a mi hijo …. ¡Lo detesto tanto! para colmo, no solo tengo que ver a James en su rostro, sino que ahora sé que es un squib.-

Petunia arrullaba a su bebé que había despertado, pero el término la desconcertó.

-¿Perdón un qué?

-Un hijo de magos, que nace sin magia, se le conoce como Squib.- Le dijo con desprecio. Petunia se acerco al canasto mirando al pequeño dormido.

-¿El no es un fenómeno?- Pregunto asombrada.

-No… es tan vulga,r común y corriente como tu Tuney querida- Petunia miro a su hermana agraviada, pero no pudo responderle, porque esta comenzó a dar vueltas por la sala.

Lili abrió los brazos girando en la sala con alegría.- Mi hijo es un poderoso mago, que derroto desde su cuna, al mago mas malvado de los últimos siglos, el derroto a Voldemort. Petunia se llevo las manos a su cara con horror.

-¡Ese hombre horrible!- Si bien Petunia no quería saber nada a cerca del mundo mágico, sabía bien quién era el mago tenebroso.

- Así es, ataco nuestra casa cuando no estábamos, mató a la nana y cuando iba a matar a los niños, Charlus hizo algún tipo de magia espontanea y… ¡lo destruyo!.- Exclamó Lili extasiada.

Severus en su escondite jadeo sorprendido. Petunia miraba entre horrorizada y asombrada.

-Todo esto aún no se sabe. En los próximos días el ministerio de la magia lo dará a conocer. Mi Charlie se convertirá en alguien muy importante en el mundo mágico… -Lili se volvió al canasto.- Por tanto, nada puede empañar su futuro, ni siquiera un hermano que no puede hacer magia, sería un escándalo…- Eso sin contar que ella quedaría manchada por traer al mundo a un squib. Las madres de un squib siempre eran culpadas por el nacimiento del niño defectuoso.

Petunia miro a su hermana, con un poco de incredulidad y un toque de desprecio. Su siempre perfecta hermana, estaba regalando un hijo de su vientre, por las apariencias. Que dirían sus padres si la escucharan, ellos que creían que nada ruin podía salir de su hija.

-No puedo creer que tu esposo acepte así como así, que regales a su preciado hijo.- Preguntó.

- Se está muriendo en el hospital- Petunia la miro asombrada. Lili se encogió de hombros.- Estaba en medio de una batalla con mortifagos cuando lo maldijeron…-Una sonrisa maliciosa adorno su rostro.- Voy a ser la madre de un niño muy famoso y la respetable viuda heredera de un lord…. No es maravilloso Tuney- Lili podía saborear con deleite cada palabra.

Severus casi y pierde el aliento al escucharla, luego una ráfaga de rabia fría se apodero de su cuerpo. Le tomo un gran esfuerzo no transformase y hechizarla hasta el cansancio.

Lili observo el rostro anonadado de Petunia. Pobre y pequeña Tuney atrapada en ese suburbio muggle, de seguro se moría de celos por sus logros. Petunia miraba a Lili, despectiva, sabía que no era ninguna delicada y suave flor, pero vaya que se había vuelto cruel con el tiempo.

La mujer observo al bebé en el canasto, definitivamente el pequeño iba a estar mejor lejos de su madre.

-En fin no quiero robar más tú tiempo, acepta el dinero y te deshaces del niño.-

-Y si alguien pregunta…. no quiero tener problemas.- Pregunto aorensiva, pero haciendo planes internamente, este niño sería una gran ventaja.

-En el mundo mágico aceptan a los muggles y a squibs, siempre y cuando no los vean… tengo todo arreglado y preparado, el niño va a morir.- Dijo tranquilamente. Mientras Severus se retorcía en su escondite, decidiendo si era mejor cambiar de una vez.

Petunia retrocedió espantada. A que niveles de crueldad había caído la mujer que era su hermana. - ¡¿Que estas pensando…?!-

-¡No voy a matarlo de verdad! te lo estoy entregando no, si algo malo le hiciera al niño, la magia podría hacerme justicia- Petunia la miró sin entender- Es difícil de explicar, es una leymágica antigua, ningún padre mágico, puede matar a su hijo, sea mágico o no, las consecuencias serían terribles para el padre…- Explico.

Muchos padres en eras pasadas habían intentado desaparecer la vergüenza de tener un niño squib, por lo que, según se decía aunque nadie lo sabía en concreto, que el propio Merlín había lanzado un poderoso hechizo para proteger a los niños. - Voy a simular su muerte, no te preocupes, ya tengo todo preparado. Nadie nunca sabrá que tú tuviste al niño.

Petunia asintió aliviada y comprendiendo el porqué le dejaba al niño. Su hermana al parecer era capaz de cualquier cosa, pobre niño sin magia, se había salvada irónicamente gracias a la magia.

La mujer vio al pequeño, si bien no se veía como su Duddy, era lindo a su manera, bien cuidado, cabellos negro, piel blanca, ojos verdes.

Vernon le había comentado un rumor que circulaba en la empresa que trabajaba, que el hijo del presidente del holding empresarial, dueño de varias empresas dedicadas a la construcción, estaba procurando adoptar un niño, ya que su esposa no podía tener más hijos por una enfermedad. Ellos les podrían hablar del pequeño, un huerfanito al que necesitaban encontrarle un hogar… sería una victoria para Vernon, seguro conseguiría un buen ascenso y una recompensa económica importante, pensaba con satisfacción Petunia, que sumaría al dinero que Lili les dejaba. Todos ganaban, el pequeño bebé entraría a una familia muy acomodada y ellos ascenderían socialmente, seguro que hasta podían conseguir una nueva casa.

Mientras Petunia y Lili ideaban sus futuras y prósperas vidas, estaban totalmente ajenas, que Severus acurrucado en su escondite hacía sus propios planes.

Un auto, subía por la calzada, y se aparco en la entrada del garaje.

-Bueno petunia parece que Vernon llego, es mejor que me retire.- Miro a su hermana a los ojos. – Recuerda, solo por precaución, guarda al niño unos días, si en una semana, no vuelvo por él, podrás regarlo o hacer lo que se te ocurra.- Miro el dinero sobre la mesa.-

Sin darle una mirada al bebé, se dirigió por la puerta principal. Vernon Dursley bajaba con una sonrisa del auto y se encaminaba a la casa, había tenido un día fructífero en el trabajo y pensaba en que delicia tendría su esposa en la mesa para la cena, cuando vio salir por la puerta principal de su casa, a una hermosa mujer pelirroja, su cuñada.

-Hola Vernon te ves muy bien. –"Una bien formada y enorme bola de cebo", pensó con disgusto. "¿Por qué Petunia, no pudo encontrar algo mejor…. o más delgado al menos?"

Y se encamino por la calle, sin mirar atrás, antes que el hombre reaccionara para insultarla de alguna manera.

-¡¿Qué demonios así aquí ese fenómeno?! Espero que no le hiciera nada a nuestro hijo.- Le pregunto enojado a Petunia, que se retorcía las manos nerviosa, pero decidida se acerco a su esposo, tomándolo del brazo, para que no siguiera gritando en la calle, lo arrastro hacia la casa.

-No Vernon vino a pedirme un favor- Susurro, al ver que el hombre iba a protestar- Y me pago con 10 mil libras.- Vernon, abrió los ojos y la boca con sorpresa.-

- ¿Y qué favor es ese?- susurro mirando lado a lado, pensando que se trataba de algo ilegal.

Petunia pensó que no podía decirle que el niño en la sala, era su sobrino, sino tal vez, se negaría a aceptarlo.

-Una familia conocida suya murió y el hijo, quedo huérfano, lo trajo para que lo coloquemos en un buen orfanato.- Se asombró de lo rápido que le salió la mentira.

Vernon boqueo.-¿ Y… por qué no lo hace ella misma?-

- Por qué no sabe donde dejarlo, hace mucho que ya no vive como nosotros, además el niño no es un fenómeno, nació normal y los que son como ella no lo quieren… - Llevo a Vernon hacia la casa para que nadie escuchara por casualidad su plan.- Es algo bueno que pensara en nosotros para esto Vernon, que trajera al niño, tal vez podamos conseguirle una buena familia decente… una familia muy acomodada, como por ejemplo, el hijo del Sr. Plummer…- Vernon abrió los ojos sorprendido, mirando a Petunia calculadoramente, para luego asentir comenzando a comprender a su esposa.- Ese niño Vernon es un billete de lotería ganador para nosotros… y lo mejor, que salvaremos a un pequeño inocente, de ser criado por anormales- Asintió muy segura - Además estamos ganando un buen dinero de parte de Lili, para nuestro Duds, podremos enviarlo a una buena universidad en el futuro.-

Vernon asintió, feliz y asombrado, su esposa era un genio. Rápidamente pensó en lo agradecido que estaría su jefe y como le recompensaría, ya veía en su futuro cercano un jugoso bono y un gran ascenso. Un brillito codicioso alumbro su mirada. El niño que les dejara la anormal de su cuñada, era un bono navideño por adelantado.

-¿Y el niño?- Pregunto ansioso. Petunia suspiro aliviada, Vernon había entendido y aceptado su plan perfectamente.

-En la sala, con Dudders- Ambos se dirigieron rápidamente dentro de la casa, para asegurarse que su boleto a una mejor vida, estuviera a resguardo.

Pero cuando ambos entraron, en la sala solo se encontraba su hijo, el canasto estaba vacío.

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