Tenemos un cuerpo – dijo al micrófono del móvil.

Por el auricular tan sólo se oía el ahogado rumor del tráfico de Manhatan. Eso significaba que estaba fuera de casa y no le había colgado. Esperó unos segundos y volvió a hablar al teléfono.

Está en un callejón de Lexinton cerca de la 57.

Hacía cuatro días que en una discusión le había dicho que recordaba todo lo sucedido en el funeral del capitán Montgomery. TO-DO.

Desde hacía un par de semanas se estaba planteando en decirle que lo recordaba. Sobretodo se planteaba si era el momento porque todavía no sabía que responder a su declaración. Pero él seguía estando a su lado a pesar que lo mantenía a distancia y no se merecía esa mentira por su parte. Se habría conformado con que él supiera que lo recordaba y el resto ya vendría en otro momento. Pero no sucedió así.

La primera vez que le preguntó si recordaba algo del tiroteo le dijo que no recordaba nada. Fue una salida temporal para no tener que afrontar la siguiente pregunta, su declaración. Ella estaba con Josh y tener que hablar de "eso" con Castle, y todavía en la cama del hospital era algo que no podía pensar con claridad en ese momento, era como engañar a Josh y él tampoco se merecía eso.

Quiso alejar a todas las personas que más influenciaban en su vida para poder afrontar sus sentimientos, sus temores, sus esperanzas y miedos sin que nadie le dijese lo que tenía que hacer o cómo lo tenía que hacer. Se acordaba de las sesiones del psicólogo cuando la atendió por el caso de su madre. Era ella la que tenía los problemas, era ella la que lo tenía que superar, no podía delegarlo en nadie.

La otra vez, el psicólogo no le recomendó que diese carpetazo al caso de su madre, ya que si no lo superaba y lo dejaba encerrado, antes o después saldría a la luz y con mucha más fuerza. Si era capaz que no saliese a la luz, podría vivir una vida tranquila pero atrapada, el psicólogo sólo podía orientarla, el resto era decisión de ella.

Así, de la misma forma que la otra vez decidió dar carpetazo al caso de su madre y alejarse de él para que no la trastornase, en el hospital decidió hacer lo mismo con los problemas que la abordaban. Pero esta vez no iba a tardar tanto en volver a reabrirlo, sólo tenía que alejarse lo suficiente para poder afrontar los obstáculos uno a uno.

Castle fue el primero. Ya le había dicho que lo llamaría, así que decidió prolongar la llamada hasta que llegase su turno.

Otra de las personas que más le costó alejarse fue de Josh. Él no quería darle el espacio que ella pedía, pues pensaba que podían afrontarlo entre los dos, juntos. Él dejaría temporalmente las campañas de médicos sin fronteras hasta que ella estuviese reestablecida por completo. Fue duro decirle que en ese momento no quería estar con él y decirle que no lo sentía como la persona que la ayudaría a salir de su estado y que a pesar de los momentos tan buenos que habían pasado faltaba algo para ser completamente feliz a su lado. Él se lo tomó de la peor de las maneras, si faltaba algo más, él ya no podía dar más a la relación. La pareja estaba para superar los problemas juntos, no para que cada uno los afrontase por separado. Le dio el ultimátum que si se iba de su lado lo tomaría como una separación definitiva. Ella no lo dudó. Le pareció ver que esa determinación y la falta de dudas en irse de su lado fue lo que más le dolió.

Lanie, su mejor amiga. Le comentó que necesitaba unas vacaciones. Ella le dijo si quería que la acompañase y pasar unas vacaciones divertidas. También le dio largas, Lanie no insistió demasiado y al final dejó de comunicarse con ella.

Su padre, bendito padre. No le preguntó nada, sólo le dio las llaves de la cabaña que tenían en el norte cuando se las pidió y sólo le pidió que lo llamase de vez en cuando para escuchar su voz. Tanto si estaba de acuerdo o no, jamás se lo dijo.

Volvió a la ciudad. Su ánimo lo tenía mucho más sereno. Físicamente se encontraba bien y mentalmente sentía que podía ir afrontando poco a poco sus retos.

Su padre la recibió con los brazos abiertos, con él nunca había tenido realmente un problema. Josh era un capítulo finalizado. Lanie, con un par de charlas por teléfono era como si nunca se hubiese ido. Los chicos tampoco preguntaron cuando volvió a comisaría aunque notaba que habían estado preocupados. Eran más que camaradas.

Ante las nuevas pruebas que Ryan y Expósito le habían dado del caso de su madre tuvo que hablar con Castle. Después del plantón que le había dado no esperaba que él siguiera investigando. Él era el que guardaba los archivos y los datos. Eso implicaba que había varios frentes abiertos con Castle y quería resolverlos. Pero uno a uno.

Tras la charla en los columpios creía que podía superar ella sola sus temores, y lo que más la agobiaba era el caso de su madre. Y hasta que no lo resolviese no resolvería el resto de cosas manchadas por el caso. Así que sería lo siguiente a solucionar. Pero…

Pero después de esos días, después de interrogar al jefe de bomberos, después de ser apuntada con un arma en un caso ordinario, después de encontrarse de nuevo en un callejón sin salida… resultaba complicado.

Castle la animó a posponer el caso de su madre, le dio los suficientes motivos para hacerlo. Así que aparcó el archivo y volvió a lo que mejor sabía hacer. Pero no quería seguir tendiendo los escollos en su vida, tenía que solucionarlos, no apartarlos. Tenía que solucionar su vida.

Buscó de nuevo el departamento de apoyo psicológico para encontrar de nuevo la orientación que hacía años había desechado.

Las sesiones eran constantes y más de dos veces había salido más frustrada que cuando entró, pero no faltaba a ninguna sesión pues se estaba convirtiendo como su dosis de cafeína diaria. Tan sólo se lo había dicho a su padre y quizás también lo supiera la capitana. El psicólogo tenía la obligación de informar quién recibía terapia y tenía la obligación de informar a los superiores si los agentes a los que atiende están aptos para el servicio. No se decía el motivo ni se decía el contenido de las sesiones, eso quedaba en la confidencialidad; pero sí se pasaba un listado. Si la capitana echaba una ojeada a ese listado aparecería su nombre, y siendo tan estricta con el reglamento, lo más seguro es que lo supiera. De todos modos, todavía no le había comentado nada al respecto y si lo hacía le contestaría que era por el asunto del disparo, esa "herida" tardaba en curar tanto como en desaparecer las líneas de sus cicatrices.

Hacía cuatro días había peleado con Castle. No se acordaba cómo sucedió pero acabaron enfrentándose. Llevaban una temporada que parecía ir todo bien, se sentía en sintonía con él. Los días pasaban y los casos se resolvían. Se encontraban en una tranquilidad estable. Una tranquilidad muy confortable.

Luego llegó el día fatídico, el día en que sucedió lo que iba a producir la chispa final. A raíz de aquel caso dio lugar a que Castle le volviera a preguntar si realmente se acordaba del disparo. Ella volvió a decirle NO, tal como se había acostumbrado, pero esta vez él ya no la creyó. Conforme pasaba los días con él, Castle era capaz de leerla mejor, era capaz de entender mejor su lenguaje corporal. O tal vez ya no se esforzaba tanto en mentirle ni en ocultarle sus pensamientos, así que esa vez no la creyó.

Intentó evitarlo, pero al final tenía que confrontarlo. Se merecía saber la verdad después de todo lo que estaba haciendo por ella, después de todo lo que le estaba haciendo a ella. Merecía conocer la verdad pero todavía no estaba preparada para hablar de lo que sucedió en el cementerio o si le volvía a decir sus últimas palabras no podía contestarle.

"Te quiero Kate", esas palabras se las dijo porque se estaba muriendo, quizás sí lo sintiese en ese momento, pero había sido una situación excepcional. Situación relacionada con la muerte del capitán, relacionada con el caso de su madre.

Unas horas antes de la muerte del capitán tuvieron su primera pelea seria desde que se conocían. Ahí Castle ya le había echado en cara que eran amigos y compañeros. Ella le respondió con una pregunta: "¿Es eso lo que somos?" Esa pregunta se la lanzó a él, pero también se la hacía ella. Porque Ryan y Expósito son sus compañeros y no sentía lo mismo por Castle; Lanie era su amiga incondicional y aunque tenían una gran diferencia de género no sentía lo mismo por Castle; ella quería a Josh, y tampoco sentía lo mismo por Castle,

Ahora, después de varios meses parecía que se iba posicionando en la línea que seguía Josh, pero de una manera muy distinta. Mientras que a Josh pudo decirle que se separara de ella y aceptó su ultimátum, pudo superar su pérdida. Con Castle era distinto. No estaba dispuesta a perderlo todavía, habían tenido sus idas y venidas pero después de la última en la que él ya no quería volver a verla, si pasaba de nuevo quizás fuera la definitiva. Es por eso que no quería arriesgarse a perderlo. No quería hablar con él sin tener una respuesta clara.

El día de la discusión. Se encontraron por casualidad en Central Park. Él no es de los que va a correr, aún así cambió de ruta para no encontrárselo. Al parecer él pensó lo mismo. Cambió la ruta de paseo alejándose de la de los corredores.

Se saludaron como si nada hubiera pasado en el último caso y se sentaron en una piedra alejada de los senderos.

Tras una hora de conversación banal salió el tema de la amnesia de Beckett. Ella intentó rehusar y desviar la pregunta pero él insistió. Los argumentos que utilizó la estaban cercando. Al final, dos palabras clave que salieron de su boca la delataron.

Entonces no recuperaste la memoria en este último caso. Te acuerdas desde el principio.

Sí.

Agachó la cabeza mirándose los cordones de las zapatillas como si ahí encontrara la respuesta a todas sus preguntas y cuando se dio cuenta que la sombra de Castle ya no tapaba sus piernas levantó la cabeza y vio cómo se alejaba.

Habían pasado cuatro días y todavía no habían vuelto a hablar, ni a comunicarse de alguna forma. Habían pasado cuatro largos y silenciosos días. Sonó el teléfono, era de la central. Un hombre acompañado de un chimpancé y un loro habían aparecido muertos en un callejón. Tenía pinta de ser uno de los casos que le interesan a Castle. Después de cuatro días quería volver a verle, aunque fuera para limar asperezas. Tenía que explicarle y más complicado, tenía que hacerle ver que si lo había negado era porque no tenía respuesta o continuación a lo que le había dicho. Tenía que hacerle ver que ella pensaba que mentirle era menos malo que si él volvía a repetir lo mismo y ella no tenía que responder.

¿Esperamos a Castle? – Preguntó Ryan.

Le he dado el aviso. No me ha dicho si vendría. Si se acerca o no es cosa suya.

Al final no había aparecido. De vuelta a comisaría, envuelta en un atasco tuvo que detenerse cerca del parquecito donde volvió a hablar con él después de tres meses de ausencia. Desde entonces, cuando pasaba por ahí, giraba la vista a los columpios. Ese día hizo lo mismo.

Pero ese día, en ese parque vio a alguien que conocía muy bien. Sentado en un banco estaba Castle. Los coches de detrás de ella empezaron a pitar, miró el retrovisor, puso primera y reanudó el camino a comisaría.

Al inicio de la tarde, ya tenían el caso resuelto. No había sido tan raro como parecía en un principio. Consiguieron la orden para rastrear el móvil de la hermana de la víctima y conseguir su escondite en la ciudad. No le hacía falta confesar, tenían pruebas irrefutables que la condenarían. Cuando introdujo el número del móvil de ella en el programa de seguimientos, dio la dirección a los chicos y se marcharon a por ella.

Seguía pensando en él y en el parque. Si estaba allí esa mañana era porque estaba pensando en lo que ella le dijo aquel día. Seguía dolido por su mentira y es posible que pensara que ese día, en el parque tenía que haberle confesado que lo recordaba todo. Con el programa de búsqueda delante marcó en el teclado numérico el teléfono de Castle. Era ilegal seguir un rastro así, pero… también podían equivocarse a la hora de teclear un número de móvil.

Salió la cruz señalando una zona de Manhatan. Amplió el mapa hasta que las letras de las calles eran visibles y comprobó la dirección. Castle aún estaba allí, aún seguía en el parquecito desde esa mañana. En un cuarto de hora vinieron los chicos con la mujer.

¿Podéis procesarla vosotros? Me gustaría irme.

Claro. ¿Algo va mal?

No – Con una sonrisa forzada añadió – Gracias chicos.

No quería entretenerse a aparcar ni usar su pase de policía. A la salida tomó un taxi en dirección al parque. Pagó los 18 con 76 y se bajó para buscarlo. Estaba en el mismo banco. Otra posición, pero en el mismo banco.

Sin decir nada se sentó en el otro extremo del banco. Quería hablarle, en esos cuatro días había preparado un discurso y en el taxi lo había repasado pero a la hora de la verdad no le salían las palabras. Se sentó con las manos metidas en la cazadora y tras mirarle y ver que no se giraba agachó la cabeza como si la grava bajo sus pies tuviera por escrito el discurso.

La historia tiene un total de 2 capítulos. ¿Alguna sugerencia con el modo de narrar? Tomo nota para próximos fics