NOTA-Ainaeriniel: Ninguno de los personajes es original mio, excepto Zlata, la familia D'Piedre y algunos personajes relacionados con ella. El resto pertenecen completamente a la autoria de J.K. Rowling. Este FF esta escrito sin acentos en las "a" y las "i" porque Fanfiction no las codifica.

Para  la familia Garcia Manriquez y anexos.

CAPITULO I: El retrazo de una carta.

Una de las hojas del arbol mas cercano cayó hasta donde Firulais jugaba con Pinole, los dos eran la nueva adopción del padre Fernando. Firulais era grande y fuerte, cuidaba muy bien la parroquia de los extraños...bueno sólo de los perros extraños y Pinole era pequeño y babeaba mucho, era uno de esos animales que tienen como único propósito molestar al prójimo.

Para Zlata, Firulais era el mejor, siempre la habia tratado bien y nunca habia intentado robarle comida.

Era una de esas mañanas en las que el sol es mas que ingrato y por consecuencia nada de la comida caliente se vende ni por casualidad. Por este y otros motivos, Zlata estaba preocupada. Desde hacia 2 años, su familia tenia que vender pan en las parroquias, todos los domingos porque la situación económica de su pais era cada vez mas angustiante y siempre que no terminaban todo su madre se enojaba con ella como si lo hubiera hecho a propósito.

De hecho, su madre era bastante exigente con Zlata y no salia con amigos a menudo, con la única que tenia una relación cercana, era con su tia Flor, cosa que tampoco agradaba mucho a doña Cristina, no porque no quisiera a su hermana sino porque creia que podia ser mala influencia para su hija.

La familia entera, excepto Zlata, se burlaba de todo lo que la tia Flor contaba, eran cosas extremadamente extrañas siempre con una bruja o un mago de protagonistas y aseguraba que existian seres con poderes magicos que no decian nada por miedo a la incomprensión de los muggles, las personas sin magia. También afirmaba que la comunidad magica tenia sus propias escuelas, sus propias tiendas y sus propios juegos pero que los muggles como la familia D'Piedre nunca los conoceria por ser tan egoistas e irracionales. Cuando Zlata le preguntaba cómo sabia tantas cosas acerca de los magos, ella le respondia que tenia unos amigos, que aunque no le habian dicho nada en concreto, sospechaba de ellos porque daba la casualidad de que siempre tenian lo que ella queria para comer (por mas extraño que esto fuera) y le habian dicho que su hijo asistia a una escuela-internado llamada Hogwarts, la cual no aparecia en el directorio.

La tia Flor sólo habia logrado averiguar que a Hogwarts se ingresaba a los 11 años y que recibian una notificación por correo magico. Por, eso aunque desde pequeña Zlata habia deseado ir a una escuela de magos, cuando cumplió los 12, perdió toda esperanza pero escuchaba con mas atención y añoranza las historias de su tia.

Las veces que Zlata tenia que vender pan eran sumamente aburridas y sólo se distraia viendo jugar a Firulais, como aquella mañana. A veces se animaba en las tardes porque veia a algunos jóvenes apuestos a los cuales Ana, su mejor amiga, les ponia nombre ficticios para distinguirlos como Mififus, Samurai, etc. Ese era uno de sus grandes defectos: era muy enamoradiza, su madre trataba de controlar esto manteniéndola en escuelas para niñas.  Aunque en realidad jamas llegaba a conocer a los chicos de quienes se enamoraba.

Estaba pensando en todo lo que podria hacer si fuera una bruja cuando oyó un grito ahogado del lado izquierdo del canasto de pan, era doña Celia que desde el puesto de los tamales maldecia y agitaba las manos sin poder corres a su puesto porque, desde que Zlata la conocia, tenia una pierna mala.

Zlata no comprendia por qué tanto alboroto hasta que  CRASH! Oyó cómo se rompia en mil pedazos uno de los platos del puesto de doña Celia, que estaba al lado derecho de ella. Sólo pudo ver a Firulais, con el hocico lleno de flan, todavia lamiendo los vidrios rotos.

- Condenado perro! – le decia la señora - Me estabas cazando verdad? Estabas listo para comerte mi flan en cuanto me descuidara.

Mientras la Sra. Celia trataba de acercarse a sus gelatinas, Zlata dibujó una pequeña sonrisa en su rostro que tuvo que borrar inmediatamente porque la dueña del puesto de los tamales la miraba con desaprobación. El único que parecia reirse también de lo sucedido era Don Luis, el señor de las quesadillas, porque estaba con la cara escondida bajo su mesa y los hombros se le agitaban sin cesar.

Doña Celia estaba enfurecida con el pobre Firulais que esquivaba con singular gracia los golpes de su bastón.

En realidad, Zlata creia que doña Celia se lo tenia bien merecido porque siempre estaba chismoseando en los demas puestos y nunca le ponia atención al suyo, cuando algún cliente queria una gelatina alguien tenia que gritarle para avisarle y que fuera a atender.

Después del incidente del perro, volvió el habitual aburrimiento.

Al atardecer, en la casa de los D'Piedre habia un gran alboroto porque Ivan, el hijo mayor, de 15 años, habia conseguido entrar a la preparatoria del Tecnológico de Monterrey, con una beca del 60%. Su padre lo palmeaba continuamente en la espalda y su madre lloraba de felicidad, los dos querian que fuera abogado.

Para Zlata, entrar en el Tecnológico no era gran cosa, ella, con tan sólo 12 años, habia logrado responder la guia para el examen 3 meses antes que su hermano y no era sólo por eso: sus compañeras del colegio hablaban maravillas de esa escuela  y le contaban absolutamente todo lo que sucedia en ella, por lo tanto, la expectación por el Tecnológico habia terminado en una especie de sofocación.

Zlata era la única que no lo habia felicitado.

- Oye tu, por qué no dices nada? – dijo, algo molesto, Ivan.

- No tengo nada que decir... ya sabes lo que opino de esa escuela.

- Tienes envidia porque toda la secundaria vas a quedarte en la misma escuela de monjas.

- No si puedo evitarlo.

- Y crees que mama va a permitirlo?

Ivan, que en realidad nunca sostenia una discusión con Zlata mas de 5 minutos porque siempre ganaba ella, salió de la sala sin esperar la respuesta.

"Es injusto" suspiró y subió a su habitación. No es que para ella el estar en escuela de monjas fuera una tortura total, después de todo ahi habia conocido a su mejor amiga, pero deseaba conocer otras cosas fuera de esas paredes oscuras que rodeaban el colegio. Ademas siempre cantaban alabanzas y por lo general siempre que lo hacian ella resultaba castigada o con un reporte para sus papas donde las religiosas la acusaban de ser poco participativa y con indicios de ateismo.

- No es que sea atea! No entienden que odio aparentar algo que no soy como el estar alegre cuando mi corazón siente tristeza?

Palabras como estas eran la respuesta cotidiana de Zlata pero sus padres no le creian y le advertian un castigo mayor si seguia llevando esos reportes. En cierto modo envidiaba a Ivan, por lo menos él iba a tener nueva escuela.

Todos estaban  tan contentos que no se percataron de la ausencia de Zlata pero ella pensó que seria mejor asi porque seguramente en unos cuantos minutos empezarian a hacer comparaciones y era mejor no estar presente.

Llegó a su cuarto y prendió la luz... cliki claki, cliki claki, qué era ese ruido? cliki claki Zlata afinó el oido para descubrir de dónde provenia ese sonido cliki claki  parecia que venia del vidrio cliki claki corrió las cortinas cliki claki... una lechuza parda estaba golpeando la ventana.

Zlata la abrió, la lechuza entró apresurada y se depositó en la cabecera de la cama. Zlata no sabia que hacer, nunca habia visto un animal de esos tan cerca, la lechuza la miraba fijamente como esperando algo y ella vió que en la pata derecha tenia atado un sobre. Estiró la mano con temor de que la picoteara pero la lechuza se dejó quitar el sobre sin ninguna queja y en cuanto estuvo totalmente suelto, echó a volar por la ventana.

Zlata vió el sobre hecho con pergamino amarillento, tenia un sello color escarlata en donde se podia ver una gran H rodeada por armas formando un escudo. En la parte trasera tenia escrito con tinta verde brillante:

Srita. Zlata D'Piedre

Quinto cuarto del ala derecha

Camino de las Higueras, 141

México

Sintió una ola de excitación al leer tan claramente que la carta era para ella. Con un poco de desesperación abrió el sobre que contenia dos hojas dobladas por la mitad en las que se leia:

COLEGIO HOGWARTS DE MAGIA

Director: Albus Dumbledore

(Orden de Merlin, Primera clase,

Gran Hechicero, Jefe de Magos, Jefe Supremo,

Confederación Internacional de Magos)

Querida Srita. D'Piedre:

Queremos informarle que usted a contado con un lugar en el colegio Hogwarts de magia desde hace un año pero por razones ajenas a nuestra voluntad no hemos podido entregarle la carta para notificarselo. Esperamos que éste año sea diferente y que usted se interese aun por pertenecer a nuestro cuerpo estudiantil.

Debido a este retrazo, para ingresar a Hogwarts, debera aprobar un examen de conocimientos basicos de 1er año, a mas tardar el 24 de Julio.

Esperamos su lechuza con la respuesta.

Muy cordialmente,

Minerva McGonagall

Directora adjunta.

Hogwarts? Tenia un puesto en Hogwarts? Zlata no lo podia creer! Las historias (o sospechas) de su tia eran verdad. Existia una comunidad magica y el Colegio Hogwarts era una de sus escuelas y lo mejor de todo era que ella tenia un lugar... era una bruja!

Después de saltar por todo el cuarto, bailando y besando la carta, en sus orejas retumbaron las palabras que habia leido: "... debera aprobar un examen de conocimientos basicos de 1er año." Su cara cambió drasticamente, cómo iba a aprobar ese examen sino sabia nada de magia? Ademas, dónde iba a conseguir una lechuza para enviar la respuesta?

La cabeza le dolia de tanto pensar en posibles soluciones: tal vez podia pedirle ayuda a los amigos de la tia Flor para que le enseñaran lo mas basico o... podria conseguir una lechuza del zoológico?... y si los amigos no la querian ayudar?... las lechuzas del zoológico era magicas?... y si la tia Flor no la queria presentar con sus amigos?... podria mandar la respuesta a tiempo?... tal vez tendria que aprender sola... y si escogia una lechuza tonta que no supiera que hacer con la carta?

Entre tantas preguntas una de ellas relumbró con especial brillo: cómo iba a decirles a sus padres?

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