PROLOGO
Mire mis manos sin poder comprender aun la magnitud de lo sucedido, estaba totalmente perdida, no habría ninguna forma de que llegara salir de allí sin recibir un castigo digno de mi monstruosidad.
Cerré mis ojos para volver a entender que esto ya no era un sueño, que la sangre salía de una manera cristalina pero brutal de su herida, y en mi mente solo podía preguntarme "la he matado", no había nadie a quien yo pudiese acudir o en quien poder confiar, pero era claro, nadie suficientemente cuerdo ayudaría a un monstruo. Y de repente mis ojos empezaron a inundarse de ese color cristalino y amargo, para luego no aguantar y estallar en miles de pequeñas gotas sin fin. Pero por más culpa que sintiese, de algo si estaba plenamente segura era que dentro de mí yacía una fuerza inexplicable, que por más burlas que recibiese o drogas para desvanecer mi aparente demencia, no lo podía controlar simplemente era inherente a mí ser a mi cuerpo, era un poder tan grande que yo no poseía sino que por el contrario el me poseía a mi. Pero esto nadie lo sabía y probablemente nadie lo haría.
