Disclaimer: Personajes y lugares de Jotaká.
No deberian
Ellos no deberían mirarse de aquella manera, como si supieran los sentimientos de cada uno, como si leyeran sus pensamientos, como si se desnudaran mutuamente, no deberían besarse de manera apasionada en cada rincón de Hogwarts, como poniendo una marca en cada lugar, rectificando que ella era de él y él era de ella… ¡Maldita sea! Se pertenecían el uno al otro eran uno solo, desde hacía mucho tiempo y aún así no podían, no debían estar juntos, porque era prohibido, desleal e imposible para algunos.
Porque ella era Hermione Granger, la novia de Ronald Weasley, a quién besaba muy falsamente desde hacía mucho, a quién miraba con asco en la oscuridad y trataba de fingir un amor que ya no sentía por el pelirrojo, que nunca más lo sentiría.
Porque él era Harry Potter, novio de Ginny Weasley, hermana de Ronald, mejor amigo del antes mencionado y casi un miembro de la familia Weasley, al igual que ella, pero él no veía a Ginny como a Hermione, no deseaba a la pelirroja, como deseaba a la castaña, no añoraba los besos de Ginny, no la extrañaba, si fuera por él, la pelirroja podía desaparecer, quizás sonaba cruel; pero era la realidad, su amor era para Hermione Granger, su mejor amiga, su amante, su todo, a partir de hacía mucho.
Se amaban, sabían que era prohibido, que su unión sería felicidad para ellos; pero tristeza para las personas a su alrededor que le querían, sobre todo ellos sus parejas, sin embargo no podían evitarlo, el encontrarse en cada rincón besarse hasta el cansancio era lo más placentera que hubiesen vivido en su vida.
Él ya llevaba sus manos por debajo de la falda y ella soltaba un jadeo de satisfacción, disponible para él, así estaba, total y absolutamente disponible para él y su miembro, podían hacer de las suyas en su interior y ella no pondría objeción alguna. Porque ella le pertenecía por completo a él, y él a ella.
- Ha-rry-gimió cuando el moreno llegó a su punto de placer con su dedo.
Se sentía en la gloria, tocando el cielo al sentirlo, aunque fuera un pequeña porción de él; pero el éxtasis la embargaba por completo.
Ronald Weasley… ¿Quién era ese ser? Para ella no existía, sólo él, sólo Harry Potter, su mejor amigo, su amante, su amor, su hombre, en toda la extensión de aquella palabra, lo amaba con cada fibra de su ser, con cada partícula de su cuerpo.
Ginny Weasley… ¿De quién era ese nombre? No sabía, pero le parecía conocido, sin embargo no recordaba de donde, para él sólo existía ella, Hermione Granger, la mujer de su vida, su amante, su mejor amiga, su vida, la amaba, era maravillosa, tan sólo verla era necesario para darle sentido a todo su alrededor, para poder vivir.
Sí, ambos se pertenecían el uno al otro, se amaban, se adoraban y era algo que sólo ellos dos sabían porque su unión era prohibida, quizás por eso era tan placentera, tan excitante, tan magnífica, tan…
- ¡Harry!-exclamó la castaña cuando el moreno se introdujo en ella, sí de nuevo unidos en uno solo.
Y comenzaron a danzar, como profesionales que eran en aquello, sus gemidos inundaban la habitación y el calor subía a cada minuto, llevándolos segundos, minutos, quizás horas después al éxtasis absoluto, de aquél a quién siempre querían llegar, en el cual deseaban poseer siempre.
Más besos, más caricias, más amor y más pruebas de que se pertenecían el uno al otro.
