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Flores Invernales
Personajes: Masashi Kishimoto
Historia: Monogatsumi
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Sasuke Uchiha caminaba con parsimonia encerrado en sus propios pensamientos mientras el ambiente del instituto al que asistía estaba en completa calma y apacibilidad.
Suspiró cansino, sin duda alguna al estar en un nuevo país las cosas eran muy distintas. En su país de origen, Japón, las personas eran amigables y un tanto egocéntricas; en cambio en Rusia, su país actual, la mayoría de personas eran muy estrictas y recatadas.
Los vientos del este ondeaban sus cabellos azabaches, revoloteaban como al aire le diera en gana, sus flequillos largos brillaban a la luz del alba reflejando unos pequeños pero significativos rayos azules.
-Hola Sasuke. –dijo una voz detrás del azabache.
El aludido volteó su visible hacia un joven de aspecto pálido y cabello negro, sólo que este no poseía los reflejos azulados tan característicos de sí mismo.
-Hola. –acabo el Uchiha con sequedad, típica de él.
El chico que llevaba un traje de deportivo hizo el amago de bufar, más no lo hizo-Parece que te vas a dormir. –declaró con una pequeña sonrisa.
-No molestes Sai. –exclamó Sasuke con una pequeña vena en la sien.
No era que a Sasuke le molestara de verdad esa declaración, más bien le molestaba que el chico conociera su situación y no hiciese nada en absoluto.
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Un joven bien parecido de cabellera azabache entraba en un aula de aspecto frío y hasta podría decir terrorífico, pero una gran manada de jóvenes callados y bien sentados lo recibió.
-Muy bien clase –exclamó el profesor de avanzada edad -él es un nuevo alumno que llegó a nuestra clase por el programa FFNT, por toma asiento donde gustes –finalizó con una pequeña sonrisa en el rostro, aliviando un poco de su nerviosismo al muchacho recién ingresado a la academia de la nieve.
Sasuke miró a todos los posibles lugares donde asentarse, varias jóvenes miraron al Uchiha con un pequeño sonrojo en las mejillas e intentaban moverse lo más lejos posible para cederle un lugar a su lado, más el ojinegro mostró interés en una de las mesas de en medio del aula.
Siendo más específicos a una chica de cortos cabellos de un rosado, muy natural, casi rubio-y eso que venía del lugar donde las pelucas se veían lo más naturales posibles-. La joven sólo lo miró por un segundo y no mostró ni el más mínimo interés en él, volviendo a su libro de pasta gruesa y bordes carcomidos por el tiempo.
Esa pequeña mirada fue el detonante para que el Uchiha avanzara por las filas y filas de pupitres hacia la pelirosada, más no se esperaba que una mano pálida le sujetara el antebrazo, Sasuke miro con una ceja alzada hacia la persona que lo tocó y miro a un joven pálido negándole con la cabeza suavemente.
El Uchiha no prestó atención a la recelada advertencia y siguió su camino.
Al encontrarse con la muchacha ésta lo miró con advertencia y de manera aún más sutil negó con su angelical rostro, pero una vez más Sasuke no prestó atención a la chica, sentándose junto a ella.
De alguna manera y sin que él lo supiera, una increíble tensión se estrelló en contra de todos los alumnos.
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-¿Qué es lo que piensas tanto Sasuke? –preguntó Sai con una ceja alzada, temía por su ahora amigo de que pensara en cosas que no debían ser.
-¿Acaso no lo sabes ya? –contraatacó el Uchiha con rencor.
-"Claro que lo sé" –pensó para sí mismo el Shimura-"sólo que no quiero que pienses más en eso".
Sai sólo optó por mantenerse en silencio mientras la joven de cabellos rosas pasaba por el lado de ambos hombres, arrancando una mirada de su amigo en el proceso-"Esto se va a poner feo".
Acabado ese primer día de clases las cosas fueron mucho más cómodas para el extranjero, ya conociendo a más personas y teniendo un nuevo amigo, Sai Shimura.
Casi con una semana de clases Sasuke ya había ganado cierta popularidad entre sus compañeros, siendo muy bueno en literatura como en deportes; había ganado muchos retos, pero le faltaba uno por el cual luchar.
Con pasos aligerados debido a la fuerza de sus piernas corrió casi la mitad del instituto para lograr alcanzar a una chica a la salida, particularmente a la extraña rusa de cabello rosa.
La muchacha que según sus compañeros de clase es llamada por el nombre Sakura, caminaba lentamente llegando a los portones del Instituto de la Nieve.
El azabache logró alcanzarla a unos pocos pasos más y la vio, en su esplendor y belleza tierna que giraba para verlo a los ojos, su mirada entre jade y esmeralda podía ser más fría que el mismísimo polo sur, pero al chico no le importó.
-Hola. –exclamó el azabache mientras levantada su mano en señal de saludo.
-Eh, hola. –respondió una reticente Sakura mientras seguía caminando, dejando plantado al joven. Sin embargo, Sasuke no se molestó en absoluto, entre más cercana estaba ella para él, más admiraba su singular fisonomía.
-Disculpa que no me haya presentado antes. –se disculpó el muchacho mientras paraba casi a la fuerza a Sakura, quién por mera cortesía se paró junto al azabache, esperando lo peor.
-Eh, no importa –respondió fría y elegante, con un toque de timidez-Supongo que ya te has adaptado al instituto. –dijo con un tono opaco.
-Sí, aquí el clima es un poco más gélido que de donde vivo. –musitó con honestidad.
-Me alegro por ti, Sasuke. –dijo mostrando una pequeña y forzada sonrisa, captada por el azabache.
-Sabes Sakura, este país es mucho más extraño de lo que pude ima –la frase fue cortada al aparecer por una esquina un tipo de cabello rubio y rayas en la cara.
Sasuke pudo ver con el rabillo del ojo que Sakura tembló por un instante, eso lo alertó.
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Flores Invernales.
Wow
Esta madre estaba por la chingada, más de tres años leyendo te pasan factura.
¡Espero que le den otra oportunidad a mi bebé, que está vez les juro que no morirá!
¡Kisses!
