Disclaimer: Nada me pertenece, creo que ni siquiera la idea, quiero decir: los personajes y la locación le pertenecen a J.K Rowling y la idea de cómo se conocieron el sujeto y la sujeta son de LJlashlarue en su historia "A Bit o' Magic" (que está en inglés pero les recomiendo que la lean igual porque es muy bonita). Espero que ninguna de las dos personas ni se enojen ni me peguen o me quieran cobrar porque no tengo un mango. O sea: yo haciendo esto no percibo ingresos.

1- Introducción

Hace, ya 25 años que el malhumorado Argus Filch trabaja en Hogwarts de conserje.

Ya ha terminado la segunda guerra mágica, Quien-No-Debe-Ser-Nombrado esta bien muerto y ellos, los "buenos" están vivos. Él aún se siente amargado por ser squib, resentido y en guerra contra los alumnos del colegio Hogwarts de Magia y Hechicería...porque ellos pueden hacer magia y él no, porque tiene que andar limpiándole los mocos a los muchachitos que ensucian su preciado colegio, no cumplen las normas del mismo, está también ese poltergeist insoportable que lo vuelve loco, McGonagall que le dice que es un idiota, Hagrid que le dice squib soplón, viejo bobo; Irma Pince que por alguna razón ya no quiere salir más con él, se siente sólo...aunque tiene a su amiguita peluda, la señora Norris, que lo adora, ahí no se puede quejar, recuerda aún cuando la conoció, hace casi los mismos años que trabaja en Hogwarts, en circunstancias desafortunadas para ella, él recuerda bien haber estado en los jardines del colegio durante el receso escolar y ver una manada de perros salvajes agitados por cazar a su presa. Fue acertado bramarles con voz potente y firme, y adoptar una pose ofensiva, de lo contrario aquellas feroces bestias lo hubieran atacado también. La descarga de adrenalina fue fuerte pero logró que los perros se alejaran, abandonando a su víctima en un pequeño charco punzó en la nieve. La víctima era un gato. La mirada del señor Filch se dirigió al árbol que estaba frente a sí al notar un movimiento, se acercó y advirtió que en la base había un hueco y dentro otro pequeño gatito. Introdujo su mano para sacar al animal de allí pero en ese momento el felino bufó aterrado tratando de intimidarlo. El conserje, bravo y rudo como era decidió mostrarle confianza al asustado animal y sabiendo que tendría que resistir que lo atacara sin defenderse, introdujo su mano en el hueco del árbol y sujetó al gatito, que clavó garras y dientes dolorosamente en su brazo. Una pata del animal estaba herida y ensangrentada, sería pertinente llevarlo con la profesora de Cuidados de Criaturas Mágicas. La profesora, muy amablemente sanó al animal, le informó a Filch que era una gata y que tenía apenas meses de vida y le dio unas cuantas recomendaciones para cuidarla.

En ningún momento pensó, Argus siquiera en deshacerse del animal, sabiendo que no tenía, ya, madre. Como él mismo, esta gatita estaba sola en el mundo...así que resolvió que ella se quedara junto a él. La gatita lo acompañaba siempre al hacer las rondas nocturnas del colegio cuando los estudiantes estaban de regreso, siempre lo observaba con atención cuando limpiaba o reparaba alguna cosa, ella siempre lo acompañaba, lo seguía y lo miraba trabajar como supervisando que hiciera bien su trabajo...y al finalizar las agotadoras jornadas laborales, cuando Argus se disponía a relajarse en el sofá de su despacho, su maravillosa amiga trepaba a su regazo y se acurrucaba contra su panza, entonces él sonreía realmente feliz y acariciaba el suave pelaje de su lomo y la gatita ronroneaba, otras veces, quizá al merendar, Argus se recostaba y con ella acurrucada en su pecho, le dejaba lamer un poco de dulce que untaba en su dedo índice. Cada día el mismo ritual...se amaban mucho y tenían una conexión realmente especial, respeto y confianza mutua que Argus podía lograr raramente con humanos.

Y entonces algo raro ocurrió. Era viernes, una noche de plenilunio, tétrica debido a una tormenta que arreciaba, relámpagos surcaban los cielos y el mismísimo martillo de Thor tronaba con fuerza allí arriba en su reino... y Argus hacía su ronda como siempre, pero no había señales de que su amiguita peluda estuviera cerca o hubiera encontrado algún alumno fuera de la cama, o a Peeves, todo estaba extrañamente calmo exceptuando la borrascosa noche, así que decidió volver a su despacho, pensaba que tal vez encontraría allí a su gatita y así fue: su amiga dormía plácidamente en su cama y Argus enternecido ante tan hermosa visión se durmió a su lado.

En la cama del conserje de Hogwarts, la gatita de pelaje grisáceo se debatía y bufaba molesta y dolorida.