Capitulo 1: Mi llegada a Kanto.

Bueno me presento, mi nombre es Iván Alexander Trietsky, aunque normalmente la gente me llama únicamente Iván, tengo 15 años recién cumplidos, hace tres días para ser exactos, justo antes de la mudanza de Kalos a Kanto. Os preguntareis el porque de mi desplazamiento, la verdad ni siquiera lo se yo con certeza pero os contare lo mismo que me han dicho a mi. Mi madre siempre dice que mi padre es un hombre de negocios muy importante y que por eso tenemos que ir de un lado para otro sin parar. Yo en parte lo comprendo, se que mi padre tiene muchas responsabilidades aunque a veces vayan por delante de la familia. De normal soy un chico tranquilo y cayado, pero cuando me dijeron lo de la mudanza me enfade mucho porque eso significaba dejar a amigos y tener que retrasar el inició del viaje que tenía planeado hacer. Me queje a más no poder, pero como de costumbre no fui escuchado, me puse muy triste, menos mal que hay estaba Cyndaquil para apoyarme.

Cyndaquil era mi amigo y compañero desde que tenía 10 años cuando me lo encontré atado a un poste, abandonado por su entrenador, lo recuerdo muy bien...

/FLASHBACK/

Yo iba dando un paseo por los alrededores de mi antigua casa, Pueblo Boceto, recuerdo que estaba andando por una zona con bastante vegetación cuando de pronto pude escuchar una voz.

-Lo siento mucho, pero ya no sirves para combatir- Dijo lo que parecía la voz de un chico bastante más mayor que el yo entonces.

Entonces me acerque más para ver lo que sucedía, me puse detrás de unos matorrales para que nadie me viera, y entonces vi la cruel escena. Había un Cyndaquil atado a un poste del camino con una cuerda, el pokemon lloraba desconsoladamente ante la indiferencia de su supuesto entrenador.

-Bueno adiós espero que encuentres a alguien que quiera cuidar a un pokemon inutil- Dijo el entrenador de aquel Cyndaquil, mientras se alejaba andando, y el pequeño Cyndaquil lloraba y gritaba desconsoladamente.

"Tengo que hacer algo, no puede hacer eso" Pensé yo en aquel momento al ver un acto tan cruel por parte de un entrenador.

Entonces salí de mi improvisado escondite decidido a decirle algo al cruel entrenador de aquel Cyndaquil.

-He tu! ¿Como puedes ser tan cruel?- Dije yo enérgicamente mientras aquel Cyndaquil me miraba fijamente.

Aquel entrenador se paro y me miro -¿A ti que te importa?- Me dijo el entrenador que me miraba con un cierto menospreció al ser un niño bastante más pequeño que él.

-¿Como puedes abandonar a un pokemon? Eso es de malas personas- Dije poniendo al entrenador de enfrente mio cada vez más enfadado.

-Tienes suerte de no ser más que un crió- Dijo el cruel entrenador mirándome por encima del hombro.

Entonces aquel entrenador se dio la vuelta y comenzó a andar tranquilamente alejándose de mi y de Cyndaquil. En ese momento aun no se lo que me paso, pero sentí en parte pena por aquel Cyndaquil, pero a la vez sentí rabia hacía ese chico que no merece ser llamado entrenador, así que hice algo fuera de mi. Cogí una piedra no muy grande, sería de un tamaño más o menos mediano, como un dedo pulgar, y se la lance dándole en la parte trasera de la cabeza.

El entrenador se dolió del golpe y se puso la mano derecha en la parte que había sufrido el golpe y entonces se giro hacía mi.

-Por esto te voy a dar una buena lección!- Dijo el joven cruel mientras se dirigía a mi con el puño levantado.

En ese momento me di cuenta de lo que había echo y me asuste porque aquel chico como he dicho era mucho más grande y fuerte que yo, que no era más que un niño de 10 años sin fuerza para hacerle frente. Retrocedí varios pasos atrás hasta que me tropecé torpemente cayendo justa al lado de Cyndaquil que aun me miraba sorprendido.

-Ya te tengo niñato!- Dijo el joven mientras esbozaba una sonrisa malvada. Yo cerré instintivamente los ojos mientras le pedía a Arceus que me librara del golpe que estaba apunto de recibir. Pero entonces paso lo que nunca imagine. El pequeño Cyndaquil uso un ataque ascuas contra su ex-entrenador haciendo que su ropa se quemara levemente y haciendo que se marchara asustado.

Yo que aun tenía los ojos cerrados del miedo, note de repente el suave tacto del pokemon en mi brazo, abrí los ojos y vi como el pokemon me miraba tiernamente, inmediatamente me levante y desate al pokemon que se abalanzó sobre mi.

-Para para! Me haces cosquillas!- Dije yo mientras reía sin parar. Entonces escuche una voz familiar que me llamaba.

-Iván! ¿Estas bien?- Dijo una niña de mi edad de pelo marrón en dos coletas y ojos verdes.

-Si, estoy bien Shauna- Dije mientras me levantaba con Cyndaquil en brazos.

-Pero que pokemon más mono!- Dijo Shauna mientras daba saltitos delante mía, con la mirada iluminada.

-¿Donde lo has encontrado?- Dijo Shauna que ahora me miraba a mi.

-Es una larga historia, la verdad...- Dije aun con el miedo en el cuerpo.

-¿Y porque estas tan sucio?- Dijo Shauna siguiendo con el interrogatorio.

Entonces baje la mirada hacía abajo y me di cuenta de que tenía la ropa sucia de la tierra del camino.

"Me va a caer una buena bronca" Pensé mientras imaginaba como se iba a poner mi madre.

-Vaya se ve que ese pokemon te tiene mucho afecto, ¿Te lo vas a quedar?- Dijo Shauna.

En ese instante mire ha Cyndaquil. -¿Quiere venir conmigo?- Le dije a Cyndaquil cuya respuesta fue afirmativa mientras se acurrucaba en mis brazos, ante la mirada constante de los ojos verdes de Shauna.

-Que suerte tienes! Yo también quiero un pokemon tan mono- Dijo Shauna llena de envidia.

-Puede venir a jugar con él cuando quieras- Dije para que se quedara contenta.

-¿De verdad? Gracias Iván!- Dijo Shauna que me dio un abrazo amistoso pillándome algo desprevenido.

-No...hay... de que, somos amigos- Dije a la vez que Shauna se separaba de mi algo sonrojada.

-Sera mejor que volvamos dentro del pueblo- Dije. Y así nos fuimos de vuelta al interior de Pueblo Boceto, aunque allí recibí la bronca al verme mi madre todo sucio, en cambio le gusto mucho Cyndaquil la verdad y me dejo quedarmelo.

/FIN DEL FLASHBACK/

Y aquí estoy de nuevo, sentado en el asiento trasero de un coche, rumbo a mi nueva casa en Pueblo Paleta, la verdad no me gusto nada la idea de cambiar de casa, estaba bastante triste por haber dejado tantas cosas atrás, así que estuve todo el viaje callado sin decir palabra, con mi madre conduciendo y el camión de la mudanza atrás. Mi madre que sabía como me sentía intento hablar conmigo.

-Iván hijo, se que estas enfadado por la mudanza pero tienes que entenderlo- Dijo mi madre intentando que dijera palabra. Yo permanecí en silencio.

-Venga no seas así, seguro que encontraras nuevos amigos y podrás iniciar tu viaje- Dijo mi madre.

Yo sabía que en parte ella tenía razón pero en ese momento estaba demasiado desencantado como para darle la razón.

Simplemente mire hacía la ventana a mi izquierda y comencé a ver pasar el paisaje, mientras mi madre desistió de intentar animarme por ahora, porque estaba al volante. Hacía un día nublado y la carretera daba indicios de que había llovido hace poco tiempo porque el asfalto estaba bastante húmedo y conforme estaba el cielo de gris parecía que iba a volver a las andadas.

Unos minutos después llegamos a Pueblo Paleta, no era un pueblo muy grande, en parte era muy parecido a Pueblo Boceto, por el tamaño pero para mi era un sitió diferente a mi hogar. Fuimos a la parte este del pueblo y nos detuvimos delante de una casa hay que decirlo, bastante bonita con sus ventanas preciosas una especie de porche delante con varías flores plantadas a los lados de la escalera que llevaba hacía la puerta. También era bastante grande.

-Hijo, ¿Porque no vas a saludar a los vecinos? Si empieza a llover vuelve, yo estaré aquí con la mudanza- Dijo mi madre mientras empezaba a dirigir la mudanza.

Yo aunque no tenía muchas ganas ahora de ir saludando a los vecinos, acepte hacerlo y de paso caminaba un poco después de ese largo viaje. En ese momento llevaba un pantalón gris, camiseta blanca, chaqueta gris y unas deportivas de color azul, con mi cabello moreno a la vista.

Caminé unos pocos metros hasta llegar a una casa algo más pequeña que la mía pero igualmente era bastante bonita, me dirigí hacía la puerta y me paré.

"Vamos a ver quienes son mis vecinos" Pensé mientras apreté el timbre de la puerta, no pasaron muchos segundos hasta que una mujer de entre 35 o 40 años de edad abrió la puerta y me miró con una sonrisa alegre.

-Hola, tu debes el que se a mudado a la casa de aquí al lado, ¿Verdad?- Dijo la mujer.

-Si, me llamo Iván Trietsky, vivimos yo y mi madre.- Dije yo un poco nervioso, mientras la mujer se quedo mirándome fijamente.

-Yo me llamo Delia, Delia Ketchum, ¿Sabes, tengo un hijo de tu edad?- Dijo Delia, yo me emocione con la posibilidad de conocer a gente nueva después de dejar a mis amigos de Kalos.

-¿De verdad? ¿Y donde esta ahora?- Dije emocionado. Pero la mujer cambió su rostro a uno un poco triste.

-Lo siento, pero mi hijo esta viajando ahora por la región de Kalos- Dijo la mujer algo apenada, yo me quede algo desilusionado, esperaba hacer mi primer amigo en Kanto, pero no fue así. De pronto escuche un chillido familiar, era Cyndaquil, que venía corriendo hacía mi.

-¿Has venido aquí a presentarte también?- Dije yo mientras cogía a mi pequeño amigo.

-¿Entrenas pokemon?- Me dijo la mujer mientras volvía a sonreír como al principio.

-Bueno si y no, la verdad esperaba comenzar mi viaje aquí- Dije yo recordando mis planes.

-¿De verdad? Entonces debes visitar al profesor Oak- Dijo la mujer.

-¿El profesor Oak?- Dije yo bastante confuso al no conocer a ese tal profesor Oak.

-El profesor Oak, es uno de los mayores expertos en pokemon del mundo y es el que da a los nuevos entrenadores su primer pokemon aquí en Kanto.- Dijo la mujer.

-Vaya, puede que vaya a verle, gracias- Dije yo bastante sorprendido de tener tan cerca a una eminencia de los pokemon.

-Su laboratorio esta una calle abajo, no tiene perdida- Dijo la mujer.

-Gracias, hasta luego, señora Ketchum.- Dije mientras me despedía de la mujer y me iba en dirección al laboratorio.

Y así pues me dirigí como un rayo al laboratorio del profesor Oak ,no me fue nada difícil encontrarlo, ya que era el edificio que más destacaba de la calle, además que lo ponía en el letrero de la puerta, si ya se que debería estar ciego como para no verlo.

Entre adentro del laboratorio, la verdad estaba todo muy bien ordenado, habían varios archivadores en cajones, alguna planta para dar ambiente, y varías sillas bien alineadas. De pronto salió un hombre a recibirme, tenía el pelo canoso por lo que su edad rondaría los 50 o 60 años de edad, iba vestido con una especie de chaqueta blanca de científico, unos pantalones de un marrón claro y una camisa roja que se podía ver.

-Dime que, ¿Que deseas?- Dijo el hombre, que por su pinta tenía que ser el profesor Oak.

-Solo había venido a conocer al profesor Oak, ¿Es usted?- Dije yo mientras el hombre me miraba sonriente.

-Si soy yo, tu debes ser el chico que viene desde Kalos, ¿Verdad?- Dijo el profesor Oak que me miraba muy interesado.

-Si, me llamo Iván Trietsky y este es mi amigo Cyndaquil- Dije yo mientras la mirada del profesor iba dirigida ahora hacía Cyndaquil.

-Vaya se ve que lo has cuidado bien.-Dijo el profesor Oak mientras se acercaba un poco más.

-Si, somos amigos desde hace 5 años y ahora estamos muy unidos.-Dije yo mientras abrazaba a Cyndaquil.

-Vaya, ya lo veo, y dime, ¿Piensas iniciar un viaje?- Dijo el profesor Oak.

-Pues la verdad es que sí pero aun no se muy bien que hacer- Dije yo sonriendo mientras me rascaba la cabeza.

-Entonces tengo cosas que te pueden servir.- Dijo el profesor Oak mientras se iba hacía uno de los cajones que había allí y sacaba un objeto.

-Toma!.- Me dijo el profesor mientras me daba lo que había cogido.

-Esto se llama pokedex y sirve para tener información de los pokemon que veas y atrapes, además esta versión viene incorporada con un mapa de Kanto con la ubicación de los gimnasios de la región.- Dijo el profesor Oak.

-Vaya gracias, es muy amable- Dije yo muy agradecido.

-Oh se me olvida darte otra cosa- Dijo el profesor Oak que volvía a rebuscar en los cajones.

-Toma estas pokeballs, las vas a necesitar si quieres atrapar pokemon para tu equipo- Dijo el profesor Oak mientras me entregaba 4 pokeballs.

-Vaya no tenía porque darme todo esto, gracias de verdad- Dije yo bastante contento de todos esos regalos.

-No hay de que, además es mi deber ayudar a todos los entrenadores novatos.- Dijo el profesor con una sonrisa.

-Bueno tengo que irme- Dije mientras miraba la hora en un reloj que había en la pared blanca del laboratorio.

-Ven a verme cuando quieras!- Dijo el profesor despidiéndose de mi mientras yo me iba.

Tome el camino de regreso a casa, estaba bastante ilusionado con iniciar mi viaje y poder cumplir mi sueño de llegar a ser un maestro pokemon y combatir contra los mejores del mundo. Pensaba decirle a mi madre que tenía pensado comenzar mi viaje mañana mismo si era posible, en parte me entristecía tener que dejarla sola, porque mi padre apenas aparecía a causa de su trabajo. A veces me gustaría estar más tiempo con él.

Al final tuve que irme corriendo a mi casa porque comenzaron a caer las primeras gotas de lluvia, la mudanza había terminado y ya todo parecía estar en su sitió, entonces apareció mi madre.

-¿Hijo ya has conocido a los vecinos?- Me dijo mi madre que era la que me dijo que fuera a saludar.

-Si, Mama, tengo que decirte una cosa- Dije mientras me sentaba en el sillón que había en el recibidor nada más entrar.

-Claro dime- Dijo mi madre que se sentó a mi lado.

-He estado pensando y he decidido iniciar mi viaje mañana mismo si es posible- Dije mientras ella me miraba.

-Bueno, era lo que tu querías, por mi bien, se que con Cyndaquil estarás bien- Dijo mi madre que esbozaba una falsa sonrisa en su rostro, porque en el fondo le entristecía la idea de que me fuera.

-Bien, entonces me voy a mi cuarto a prepararlo todo para mañana- Dije mientras subía las escaleras, aunque de pronto me de cuenta de que no sabía donde estaba mi cuarto aun.

-Mi cuarto esta...- Dije buscando la respuesta de mi madre.

-Arriba primera puerta a la derecha- Dijo mi madre.

Entre en mi cuarto y me asegure de que todo estuviera bien puesto como en mi antigua casa en Kalos. Después me tumbe en mi cama y estuve allí un rato pensando en mi futuro como entrenador, ya imaginaba mis combates de gimnasio e incluso llegar a la liga de Kanto.

"Ya tengo ganas de que sea mañana" Pensé mientras mis ojos poco a poco iban cediendo por su propio peso, hasta que me quede dormido.

Continuara...