Por que el amor es ciego y yo lo soy
Me llamo Edward Cullen y tengo un secreto, soy un vampiro. Llevo años obsesionado con una niña que ya ha crecido, ahora es la más bella del pueblo, en el que habito. Nunca nadie me ha visto, vivo en lo alto de las montañas en mi castillo. Me gusta mi soledad.
Solo una vez al año salgo de la oscuridad para hacer acto de presencia en la vida de los humanos y sembrar el pánico entre las personas. En la noche de Halloween me dejo llevar por mi instinto y bebo la sangre de algunos desafortunados que tienen la mala suerte de pasar por mi camino. Durante el resto del año bebo sangre animal.
Este ritual empezó hace ya mas de un siglo ante una apuesta que mi enemigo James me hizo para probar mi autocontrol. Me reto a ello y yo acepte, como veréis vencí y James tuvo que aceptar su derrota y lo destierre por fin de mis tierras. Aquello me hizo dar cuenta que si seguía solo matando a los humanos una vez al año no llamaría tanto la atención y nadie me prestaría atención.
El reloj de la iglesia del pueblo sonó, ya son las diez, hora de salida de los mortales. Me adentré en los oscuros y profundos bosques. Cuando estaba cerca del pueblo, cerré los ojos e inspire para llenar mis fosas nasales del manjar más apetecible de todos, la sangre. Capte un intenso olor y me deje llevar. Corrí hacia mi presa una mujer de mediana edad, corpulenta y nada afeminada. Le susurré al oído que se quedara quieta y la mordí. Sentí como mis dientes traspasaban la fina piel y mi lengua probaba la sangre que me hacía perder toda razón de ser. Después de aquella mujer maté a diez personas más. Las recogí todas y las queme, para que no quedaran pruebas en contra de mí ser.
Ya eran la una de la mañana, mi amada estaba ya durmiendo en su habitación. Entre sigilosamente en ella y con cuidado de no despertarla la cogí y me la lleve al castillo. Hoy la iba a convertir en lo que yo soy. No quería que nadie más la probara y era más que deseable por su propio bien. Mientras dormía la mordí solo dejando en ella mi ponzoña. Sabía que la transformación duraría tres días pero merecía la pena la espera.
Pensareis que soy un monstruo y en efecto lo soy y sabéis una cosa, estoy orgulloso de ello.
Al día siguiente en el periódico un gran titular decía "Las desapariciones de Forks continúan, esta vez once". Las investigaciones comenzaron pero como cada año nunca hallaban pruebas para incriminar a nadie.
Pasaron los días y al fin despertó mi amada. No quería que me tuviera miedo, quería que me amase como yo la amaba. Siendo vampira aún era mas bella, me miro a los ojos y me dijo que al fin estaba en casa, que había soñado conmigo y que no le importaba que la hubiera transformado lo que no conté es que ella no tuviera autocontrol y matare a todo el pueblo. En menos de un mes había eliminado a toda la población de Forks.
Por haber llamado tanto la atención de los mortales seriamos juzgados por los Vulturis, los reyes de los vampiros. Nos dieron un juicio justo, el resultado nuestra muerte.
Ya quedan pocas horas para mi final, después de una larga existencia no me importa, lo único que me dejaba morir en paz es tener a mi amada junto a mi. Por que el amor es ciego y yo lo soy.
