hola! este es un UA, no daré muchos detalles porque si no se revelará toda la idea ajajaja es una idea en proceso

recuerdos en cursiva, pensamientos en "cursiva", letra normal presente.

espero que les guste C:


Deambuló por el planeta sin ninguna idea en mente, miró a su alrededor buscando algún insignificante ser que le pudiera hacer frente pero no hubo nada interesante. El ambiente era sumamente cálido, mucho más en que Vegetasei por lo que recordaba, y definitivamente mayor a la nave nodriza de Freezer.

Escuchó un carraspeo de su scouter, esperó unos segundos y escuchó un "beep" del dispositivo, de mala gana lo presionó y esperó.

-Príncipe Vegeta… el sector Este está despejado-se escuchó un chirrido-Lord Freezer pidió que volvamos al OIC-el Saiyayin no emitió sonido alguno de respuesta, el soldado por la otra línea esperó unos minutos-¿señor?

-… bien-musitó sin ganas, oyó como se cortaba la línea del aparato. Pestañeó pesado, no estaba herido por la recién conquista, pero si estaba cansado, había dormido muy poco, como empezaba a pasarle cada cierto tiempo.

Debía hacerse de ánimos para soportar a Freezer, el tirano intergaláctico que odiaba con lo más profundo de su ser, debía tolerarlo, estaba bajo sus órdenes desde hace unos veinte años, y lo único que pasaba por su mente era liquidarlo. Pero era débil, sumamente débil en comparación al lagarto o incluso para los soldados de confianza del emperador, ni pensar en hacerle frente a las fuerzas especiales Ginyu. Estaba solo en su venganza, o eso se decía, no pensaba en los dos restantes Saiyajins como sus compañeros, eran sus soldados a cargo, nada más.

Suspiró y se elevó por los cielos, emprendió vuelo a toda velocidad, el viento no chocaba contra su rostro, su ola de ki lo protegía, miró hacia abajo inspeccionando el planeta, el suelo normalmente violeta, color natural del planeta, estaba teñido de naranja por la sangre de los habitantes, derramada por la mayor parte del planeta, en algunos sectores se encontraban grandes llamaradas rojas mezcladas con amarillo y azul, había un silencio sepulcral en el lugar. En su mente se repitieron los aullidos de dolor de los lugareños, los gritos de excitación de sus "compañeros" y de él mismo, mientras los asesinaban sin piedad. Volvió su vista en frente y pudo encontrarse con un inmenso lago. Su respiración se detuvo.

El agua cristalina, en calma, abarcaba gran parte del planeta, y no había reparado en ella sino hasta ahora. Turquesa. Vivamente turquesa.

El líquido que admiraba con profundo pesar, lucía radiante por la luz de los soles de esa galaxia, entre tanto mar de sangre, se encontraba con ese océano. Esa masa de agua como ella. Ese mar que le recordaba tanto a ella.

Flash Back

Presionaba sus pequeñitos dedos en los paneles con seguridad, y firmeza propia de él, vio a su padre platicar con un guardia, al momento que el hombre dirigió su mirada hacia él, volvió su vista a los botones.

Sintió como se acercaba el monarca, a paso firme, se detuvo fuera de la nave y habló.

-fíjate bien en las coordenadas que ingresas príncipe-fue lo único que dijo antes de alejarse. Eso le extrañó, creyó que no le diría nada, que lo dejaría ir simplemente.

Era su primera misión fuera de su planeta, estaba ansioso. Le habían encomendado ir al planeta 95 de su galaxia y purgarlo, iba solo. Era una misión exclusiva para el príncipe de los Saiyajins. A sus cinco años, él ya era más fuerte que muchos soldados adultos, era más fuerte que su mismo padre a su edad. Por lo que tenían puestas muchas esperanzas sobre su espalda.

La puerta se cerró, se acomodó en la única cabina de la nave individual, esperó en silencio, sin un ápice de nervios o grado de alteración, sintió como la nave comenzaba el despegue suavemente, pronto por la ventana de la puertecilla podía ver el espacio en su gran dimensión. Estaba extasiado, por fin demostraría lo fuerte que era, el luchar y aniquilar saibiamans no era ninguna proeza. El planeta al que se dirigía no tenía habitantes con gran poder de pelea, y tampoco tenía luna, se habían encargado de hacerle la misión ni muy fácil ni difícil. Él solo podría en contra de esos habitantes, pero de todas formas era un desafío sin hacer uso de su forma ozaru.

Era un viaje de dos días de ida y dos de regreso, y tres días en los que se dedicaría a purgar el planeta. Cerró sus ojos y activó el mecanismo de hibernación automática.

Sin saber si pudo dormir un poco, abrió sus ojos abruptamente por el movimiento que sacudió la nave, miró por la ventanilla somnoliento, abrió los ojos de par en par al ver la lluvia de meteoritos que amenazaban la nave, se suponía que no habrían problemas de ese calibre en su misión, todo se había estudiado con premeditación, "traición" fue lo primero que pasó por su cabeza, podrían haber boicoteado su viaje, miró el panel y sintió un frió recorrer su cuerpo. Las coordenadas no eran las del planeta 95, no fue traición, fue su propio error, al mirar a su padre, ingresó un digito mal y ahora todo estaba incierto.

No sabía cuánto tiempo de viaje llevaba, los nervios empezaron a recorrer su pequeño cuerpo, su cola se movió agitada, si lograba pasar los meteoritos, la nave lo llevaría a un planeta desconocido, que no estaba ingresado en sus registros espaciales, la nave no le daba mayor información sobre las coordenadas, cerró los ojos y esperó.

No quiso ver más por el ventanal, solo se impacientaría, sus pies se movían nerviosamente, escuchó un ruido de escape de aire, abrió sus ojos temeroso y pudo comprobar que la nave estaba siguiendo el protocolo establecido, ingresando el gas para despertarlo de la hibernación provocada, por lo que dedujo que no quedaban más de treinta minutos para el aterrizaje.

Vio por la ventana, extrañado y aliviado, comprobó que la lluvia de meteoritos ya había sido superada y que por lo que podía entender, la nave estaba bien. Miró a su destino, pero no vio nada.

¿Cómo se supone que iba a aterrizar en un planeta que no existía?

No había más explicación que esa, por eso el registro no le arrojó ninguna información, esa coordenada no pertenecía a ningún planeta. Lo que no entendía era que, las naves estaban programadas a no detenerse hasta que tuvieran tierra firme para aterrizar, o si se quedasen sin combustible, miró el icono de la energía de la nave y estaba por la mitad, lo que correspondía a los dos días de viaje. Nuevamente el frío y los nervios se apoderaron del niño. No sabía que le deparaba el futuro, por más que trataba de mirar hacia el espacio no veía nada, pudo sentir como la nave comenzaba el aterrizaje, cerró sus ojos inconsciente del hecho mismo, su respiración se volvió agitada y su pulso se aceleró, en su vida se había encontrado más nervioso. ¿Ese era el fin para el príncipe de los Saiyajins? La raza más fuerte del universo...

De pronto no oyó más ruido alguno, abrió los ojos lentamente, temiendo con que encontrarse, grandes fue su sorpresa. Si estaba en un planeta, pero ¿Cómo?

Él mismo había visto que no había alguno, miró la coordenada del panel y salía comprobado con éxito el aterrizaje. Comenzó a dudar, podría ser un planeta de guerreros, donde tenían un mecanismo de defensa para invasiones… la puerta se abrió de repente, sentía miedo. Pero se repitió a sí mismo que no podía temer, él era el príncipe de lo Saiyajins, no debía haber espacio para el temor o duda.

Sintió como el calor del lugar invadía su nave, era un calor confortable, asomó sus manos enguantadas, afirmándose del contorno de la nave para salir, se decidió a salir demostrando su porte y gracia, digno del heredero al trono de Vegetasei. Pero no había nadie a quién impresionar, el planeta lucía demasiado pacífico para su gusto, la extensa vegetación se apreciaba por todo el entorno, el cielo era azul, un azul muy claro, jamás había visto un color tan limpio, si… esa era la palabra, todo en ese planeta era así, limpio. Miró a su alrededor, encendió su scouter para comprobar signos de vida, pero no se registró nada. Absolutamente nada. ¿Estaba solo? Entonces podría volver sin problemas a Vegetasei, pero la humillación caería en su espalda al no haber cumplido con su misión, por un simple error de digitación.

Se sentía frustrado, ¿Cómo el príncipe de los Saiyajins se equivocaba así en su primera misión? Era inaudito, se sentía humillado e indigno de su cargo. Una brisa ligera movió su negro cabello en forma de flama, apretó los puños con fuerza, no sabía que era peor, haberse equivocado en su primera misión o haber llegado a un planeta tan inmensamente pacífico.

-¿estás perdido enano?-abrió sus ojos perplejo, había escuchado una voz… pero él estaba solo en ese planeta, el scouter se lo había confirmado… se volteó sin mostrar un ápice de miedo, pero al hacerlo, la sorpresa invadió su infante rostro.

Era una hembra, una hembra más alta que él, por lo menos un metro más alta, pudo deducir que era mayor que él, miró directo a su rostro, un rostro redondo e infantil, pero no como el suyo, podía ver que era una mujer, pero no mayor como su madre, tenía ojos grandes y azules… un azul nuevo, como lo era todo para él en ese planeta. Su pelo era de un color extraño, jamás había visto ese color de pelo, ni siquiera en esclavos, su piel era blanca como la leche, sus brazos estaban detrás de su espalda, parada con altanería, llevaba unas ropas extrañas, mucha tela sin forma alguna para su poco conocimiento. No supo cuánto estuvo mirándola, pero cuando la vio fruncir las cejas, supo que se había demorado en contestar.

-te hice una pregunta enano-por el asombro de la primera impresión, no notó el cómo lo había nombrado, frunció su gesto furioso y alzó su mano en dirección al pecho de la mujer, lanzando una gran bola de energía, dando de lleno en el cuerpo de la chica.

Vio el cuerpo de la muchacha caer de espaldas, sonrió victorioso, sentía el olor de ropa quemada invadir su nariz, estando así de pie, pudo comprobar el cuerpo de la chica en el suelo, definitivamente era más alta que él, cuando se acercó rodeando el cuerpo femenino, se quedó estoico observándola, reparó en el impacto de su golpe en el cuerpo de la chica, un rubor invadió sus mejillas regordetas al notar que podía ver el nacimiento de los senos de la muchacha, no lucían quemados como la ropa, se veían más blancos aún que la cara de la hembra, estaba con los ojos cerrados en el piso, sus pestañas eran largas y encrespadas, sus labios rosados ligeramente abiertos, y su pelo revuelto por todo el suelo, reparó nuevamente en la zona y comprendió, era imposible que estuviese muerta si la zona no estaba dañada. Volvió a mirar el rostro de la mujer y sintió el cuerpo helarse lentamente. La mujer lo miraba atenta, estudiaba su rostro cuidadosamente, sonreía. Pero esa sonrisa solo le provocó miedo al muchacho.

Fin del Flash Back

Abrió sus ojos como si se hubiera trasladado a esa época, como si al abrirlos la vería a ahí, junto a él. Siempre se preguntó si eso fue real, si el tiempo el que convivió con ella fue real, si ella fue real.

Detuvo su vuelo y aterrizó en un sector de tierra ensangrentada, sacó el control de la nave y presionó un botón, se quedó ahí parado mirando el mar que lo rodeaba unos minutos, hasta que su transporte espacial llegó a su lado.

Una vez en la Organización Interplanetaria de Comercio, fue a su habitación y se duchó rápido, el mismo Freezer había pedido su presencia, no le era extraño, al lagarto le gustaba ver a su mascota favorita. Porque eso sentía que era, una mascota con favoritismo, para su suerte o desgracia, sin ese favoritismo, hubiera muerto hace mucho tiempo en aquel lugar.

Se colocó su armadura de siempre y salió de su cuarto, en el camino se encontró con el resto de Saiyajins que habían en la nave. Solo dos.

-príncipe-saludó Nappa, su guardia personal desde que tenía conciencia, pasó mucho más tiempo con el grandote que con sus propios padres. Vio a Raditz llegar junto a él, y reverenciarlo al igual que su guardia, era costumbre de ellos conservar el protocolo de su planeta, al ser el príncipe de Vegetasei, ambos Saiyajins mostraban respeto y honor al seguirlo sin protesta alguna, a veces consideraba innecesario el asunto, ya no tenían con quién demostrar el protocolo, no había nadie de los suyos que hiciera valerlo.

-dimos un informe al soldado Zarbon, no sé porque Freezer quiere vernos de todos modos-hablo con molestia el tercera clase

-calla… si alguien te oye hablar así, te puede ir mal-lo regañó el grandulón, ante los dichos del Saiyajins más viejo, Raditz suspiró resignado, sabía que era cierto, no podían darse el lujo de perecer en ese lugar, debían encontrar la forma de salir de las garras del lagarto. No porque no les gustara lo que hicieran, simplemente porque ya estaban hartos de seguir las órdenes y pocas recompensas de parte del tirano. O eso pensaba el chico de cabello largo y puntudo.

Notaron a su príncipe más silencioso que de costumbre, no quisieron preguntar, lo conocían un poco para saber que algo lo estaba atormentando, supusieron que se debía al hecho de tener que rendirle cuentas a Freezer, si ellos odiaban al emperador, Vegeta lo aborrecía con toda su alma y orgullo de Saiyajins, y deseaba verlo muerto con todas sus fuerzas. Era su único anhelo, o eso creían ellos.

Caminaron por el pasillo en silencio hasta encontrarse con el salón de comandos del emperador, entraron y se arrodillaron saludándolo, Freezer volteó a verlos en su mismo lugar, girándose en su silla elevada a unos cuantos centímetros del suelo, los tres Saiyajins se pararon y lo observaron fijamente, en el rostro del lagarto lucía una molesta sonrisa.

-mis monos favoritos-pronuncio con su afeminada voz-supe por Zarbon que su misión fue un éxito-lo vieron aplaudir tres veces, más que enorgullecerlos, solo los aterrorizó verlo tan condescendiente.

No supieron que responder, si eso realmente era un halago, no podrían identificarlo, antes que siguieran pensando, el emperador volvió a hablar.

-lo han hecho muy bien monitos… creo que se merecen unas vacaciones-el corazón del príncipe se detuvo ¿vacaciones? Vacaciones definitivas… los iba a asesinar, fue la primera idea que arrasó por la mente del más joven de los Saiyajin-si… diviértanse mis monitos… les daré una semana, tienen permiso para tomar alguna nave-dijo sacudiendo su cola contra el piso, los ojos de los tres Saiyajin lo miraron estupefactos, sin saber que decir, dos de ellos se quedaron viendo al príncipe, para saber que decir o cómo actuar.

Vieron al más joven de ellos reverenciar al lagarto sin decir palabra alguna, y lo imitaron al instante, Freezer sonrió y se dio la vuelta saliendo de la sala, dejando atónitos a los tres sujetos en la sala.

-¿eso fue en serio?-habló Raditz, rompiendo el silencio entre los tres.

-no lo sé… ¿será una trampa?-interrogó el grandulón, al no escuchar respuesta u opinión alguna del príncipe, se quedaron un rato estudiando su rostro impasible, Vegeta empezó a caminar dejándolos atrás, sin tiempo de reaccionar, lo siguieron torpemente, aun estudiando su reacción-¿príncipe?-el aludido giró para ver a su guardia-¿Qué hará?

-no oíste a Freezer… me tomaré unas vacaciones-afirmó el joven, dejando sorprendidos a ambos Saiyajins, adelantó el paso para deshacerse de la presencia de sus "compañeros".

Le pareció escuchar que le decían alguna cosa, más no les prestó atención, volvió a su cuarto sin meditar más lo recién acontecido, si Freezer quisiera deshacerse de ellos, simplemente lo haría, sin tener que inventar una absurda excusa de vacaciones, se acostó en su dura cama y posicionó sus manos detrás de su cabeza, descansando… cerró sus ojos para encontrarse nuevamente con ella.

Flash Back

-que grosero enano-abrió sus ojos de par en par, la vio incorporarse hasta sentarse en el mismo lugar, una mano de ella se dirigió a la prenda quemada y trató de acomodarla, tapándose el busto recién expuesto, la miraba atónito, absorto en la idea de cómo pudo sobrevivir a tal ataque, estaba seguro que ella era una mujer débil, el scouter ni siquiera marcó nivel de pelea-¿estás perdido?-su voz era chillona, no grave y ronca, más bien aguda, frunció el entrecejo aun perplejo por la situación.

-¿no me responderás?-ahora fue la mujer quién frunció las cejas molesta-ah… no sabes hablar ¿verdad? Eres un bebé aún-musitó la hembra mirándolo directo a los ojos, sus ébanos se encontraron con los oceánicos de ella, se perdió en la profunda y misteriosa mirada de la hembra, era como un profundo mar lleno de secreto-ven conmigo enano-la vio sonreírle y pudo recién percatarse que estaba actuando como un idiota.

-¡no soy un bebé!-gritó el niño molesto, con asombro la chica lo miró divertida

-así que hablas-resonó en sus tímpanos una carcajada cantada, vio cómo se paraba del lugar, y sacudía sus ropajes, los que pareciera que llevaba bastantes encima-ven-su suave mano rodeó la pequeña manita del niño, sorprendido le quito su mano ante el contacto, extraño para él

-¡déjame! ¡no me toques!-vociferó enojado el pequeño príncipe-¿acaso no sabes quién soy?-gritó fulminándola con la mirada

-claro que lo sé-afirmó la mujer, el rostro del niño se calmó y la miró expectante a su respuesta-eres un enano y estás perdido… vamos te llevaré a mi casa-enrojeció de rabia ante tal respuesta, cuando vio la mano de ella acercarse a su cuerpo, la golpeó con la mayor fuerza que pudo, solo logró que la chica corriera su mano a tiempo, antes que siquiera alcanzara a golpearla-no vuelvas a hacer eso mocoso-la voz de la mujer sufrió un rotundo cambio, de aguda pasó a más seria e incluso terrorífica, sus grandes ojos lo miraron fríamente, volvió a sentir miedo, tragó fuerte y supo que estaba en peligro junto a ella.

-¿quién… quién eres?-musitó lleno de temor, no sabía quién era ella, pero estaba seguro que no era normal, debía ser un guerrero, porque no encontraba explicación alguna a esos reflejos, y anteriormente a su ataque en vano, que solo quemó su ropa, nunca había temido ante alguien, no hasta ese momento, sabía si alguien era más fuerte que él, pero esa mujer, que lo miraba fríamente, no sabía que podía hacer ni de que era capaz-dame tu mano-ordenó la mujer, su cuerpo tembló, no sabía qué hacer, ¿debía obedecer?, pestañeo y volvió a observarla, pero esa mirada gélida como un témpano ya se había ido, dando paso a su postura anterior-no te haré nada enano-habló con un tono más ¿dulce? Jamás le habían hablado así.

-no te tengo miedo-respondió en contra de sus instintos el pequeño, el rostro de la joven se llenó de vida y sonrió burlonamente, ella insistió en tomar su mano y él volvió a quitársela-no me toques-dijo serio

-aaah… ¿nunca le habías dado la mano a una chica?-el rostro del niño se tornó rojo, él impedía su tacto porque no estaba acostumbrado a ese tipo de manifestaciones corporales, nada más, pero lo que sugería la molesta hembra lo avergonzó, y no sabía porque, la chica al ver la reacción del niño, acercó su mano a su cara tapando su delicada boca, y la escuchó reír, vio como la manga de la tela bajaba por su antebrazo, mostrando su extremidad igual de nívea que sus senos-vamos… no te pasará nada por tomar mi mano-esta vez no pudo ver cuando ella se acercó, sintió que tomaba su mano con fuerza.

-no te atreverías a hacerme nada-despreció el niño, mientras empezaban a caminar tomados de la mano, el príncipe la observaba a hurtadilla, tenía un perfil fino, nariz respingada y labios sobresalientes, era muy diferente a cualquier especie femenina que haya visto a sus cinco años, se preguntó quién era, que era, que edad tenía, como se llamaba, que hacía ahí, que le haría, pero no dijo nada.

-claro claro-musitó sin darle importancia a los reclamos del niño, se sentía humillado, no pudo hacerle ningún daño a la mujer, y ahora estaba siendo capturado por ella, se dijo así mismo que ella era mayor que él, tenía más experiencia, trató de consolar su orgullo con eso-¿qué edad tienes enano?

-… cinco-no supo porque le respondió, pensó en el fondo, que si él le daba información, también recibiría de ella.

-aah… y ¿Qué hace un bebé en un planeta tan lejos y solo?-se sintió encolerizado de rabia, ¿Cómo osaba en despreciarlo así? ¡Él no era un bebé!

-¡no soy un bebé bruja!-gritó molesto, el rostro de la chica lo miró como si nada, como si no la hubiera insultado, por un momento esperó que volviera esa faceta que había presenciado, esa faceta fría y que tanto miedo le había provocado.

-para mí si lo eres…-se detuvo y se agachó quedando de frente a él, sus miradas perdidas en la del otro, lo próximo que sintió fueron los largos y cálidos dedos de la chica sobre sus mejillas-¡pero mira que bebé tan tierno!-dijo mientras le apretaba suavemente los mofletes del niño.

Fin del Flash Back

Casi sintió los delicados dedos de la mujer en su cara, sonrió y cerró sus ojos entregándose al sueño, sabiendo que la vería nuevamente en su mente. Como solía verla desde hace doce años.


háganme saber si quieren que siga o algo, alguna falla o duda :3