El primer intento
Advertencia: Este fic es un poco enfermo, contiene violación, pedofilia y no es bueno para mentes inocentes. Quedan advertidos.
La nieve caía gruesa fuera del número 12 Grimauld's Place, callando con una pantalla de silencio todo sonido del interior de aquella lúgubre y solitaria casa que en el momento se encontraba desierta con excepción de dos personas.
El joven de quince años soltó un grito de dolor, inaudible en el mundo exterior. Las mujeres muggle miraban de las paredes como Sirius Black insertaba su grueso miembro en aquella virgen entrada.
"James…" dijo con voz ronca, sus ojos brillaban mientras el hico bajo él forcejeaba un poco.
"D-dejame… Sirius…" rogó, pero una nueva embestida generó un gemido fuerte que calló cualquier otra palabra que podría haber articulado.
"B-bas…ta-aah!" los movimientos eran breves y profundos y él podía sentir sus músculos desgarrarse.
"Siempre te he amado, James," dijo él, susurrándole al oído mientras agarraba el enmarañado pelo negro en su mano para que no se moviera tanto, pelvis contra glúteos en una postura animal.
"Te amo!" gritó y sus embestidas se volvieron más frecuentes, frenéticas. Los gemidos de dolor inundaron el cuarto.
"B-basta…" las lágrimas le corrían por las mejillas al chico pobre chico forzado a sus quince años a tener sexo por primera vez. La mano de Sirius bajó a su entrepierna y de forma un poco repentina sus callosos dedos realizaron un vaivén para estimular el miembro de su víctima que a pesar de todo estaba rígido. Aquellos gemidos eran de placer, era imposible no darse cuenta de aquello.
"Por favor…. Sirius también te amo pero… ah!" no logró terminar la frase, un espasmo le recorrió el cuerpo y de la nada un orgasmo tomó posesión de todas sus habilidades, sólo permitiéndole gemir de placer. Enseguida escuchó una especie de gruñido y una última estocada que le produjo profundo dolor introdujo en su cuerpo un cálido líquido. Enseguida aquél cuerpo extraño en el propio salió de allí y fue dado vuelta. Los labios de Sirius lo besaron.
"James… nadie nos separará ahora…" dijo mirando a sus verdes ojos.
"Mi nombre no… bien… nadie lo hará," cedió.
¿Qué importaba si el hombre creía que era su padre? No iba a estar allí mucho tiempo más, al día siguiente volvería a Hogwarts… y al menos tendría la breve ilusión de aquél romance. Sus labios se encontraron una y otra vez, mostrando el infinito afecto que compartían. En el fondo Sirius sabía la verdad, sabía que James estaba muerto pero en aquél momento de locura el conocimiento se borró por completo. Lo amaba con desesperación.
Aquel amor era la esperanza de Harry, quería volver a los brazos de su padrino. Con esa ilusión partió nuevamente a Hogwarts. Pero el destino era cruel.
Sirius nunca volvió del departamento de misterios.
