Disclaimer: Todos los personajes en este fic pertenecen a Rumiko Takahashi.
Buenas, no he estado en fanfiction últimamente por temas personales, pero me he puesto a ver Inuyasha nuevamente y me surgieron ganas de escribir esto. Una Kagome un poco diferente. Quizás lo noten o quizás no. En principio sería un oneshot, pero si les gusta, podría continuarla tengo un par de ideas en la cabeza (por ello he colocado "romance" y el pairing, pero si no tiene mucho seguimiento, lo modificaré y lo dejaré como one shot). Es lindo escribir aquí de nuevo :3
Capítulo 1
"¡Rápido!"
Su cabeza la hizo despertar de la ensoñación y corrió a buscar su arco.
-Ven aquí niña, no corras…
El monstruo se acercó de un salto a sus pies. La apariencia era repugnante, pero no dejaba de ser un demonio poderoso. Varias patas salían de su tórax, pero podía pararse en dos solamente, extendiendo hacia arriba su cabeza, su única similitud con la de un humano. En el resto de su cuerpo solo podía asemejarse a una araña.
Kagome esquivó sus patas impregnadas de veneno, y cayó al piso en su tercer intento de evadirlo.
-Debes tener un gusto muy dulce –Masculló el demonio intentando darle con sus patas, pero Kagome se resistía.
-No soy una hamburguesa, asqueroso bicho –Le espetó entre forcejeos, rodando para un lado u otro, esquivando a duras penas los ataques.
-¿Hamburguesa? –El monstruo se detuvo unos segundos, pero se mantuvo lo suficientemente inactivo como para que Kagome se levantara y corriera a buscar sus armas-, ¡Maldita! –Gritó al verla y seguidamente extendió una de sus patas hasta la muchacha, transformándola en una especie de cuchilla.
Kagome se dio vuelta a tiempo, justo para apartarle la pata con el arco.
El demonio gritó quebradamente al ver como una de sus patas se iba desintegrando a causa de la descarga de poder espiritual.
-Maldita sacerdotisa… crees que puedes conmigo… -Murmuró el monstruo sonriendo.
-No creo… ¡lo sé! –Espetó ella apuntándole en la cabeza al demonio con una flecha.
Al soltarla, el demonio le sonrió, y mientras la flecha seguía su trayectoria Kagome sintió algo frío en su espalda. Su estómago se contrajo y sus ojos se abrieron ampliamente.
Empezó a sentir la camisa le mojaba y cayó de rodillas, viendo como a su lado caía una de las patas del demonio, desintegrándose en el suelo. Kagome miró hacia delante y comprobó que el demonio se estaba deshaciendo y aunque estaba casi inmersa en el dolor, sintió alivio.
Había sido muy descuidada; el demonio había extendido una de sus patas por debajo del suelo, logrando sacarla detrás de ella.
¿Dónde estarían los chicos? ¿Habrían encontrado a Naraku? E Inuyasha…
Inuyasha se había ido hacía horas antes de que los demás salieran a buscar a Naraku. Miroku había percibido una presencia maligna y habían encontrado a las avispas demoníacas, yendo a una dirección específica del bosque.
Kagome entrecerró los ojos y se sentó en el suelo. Estaba sangrando mucho y no podía hacer mucho más por su vida. Se quitó la camisa escolar con muy pocas fuerzas, y la rompió con menos fuerzas aún, lentamente. "Mi mamá se moriría si viera esta camisa rota y manchada de sangre… y pensar que hace unos días la lavó y la planchó… Olía a flores" Pensó.
-Mamá… perdón…
No se dio cuenta que estaba llorando hasta que se agachó un poco para pasar la tela por su espalda, y unas lágrimas cayeron en sus pechos.
"Sería mejor morir" Pensó. "Sería mejor morir y no intervenir entre ellos"
De inmediato se atragantó con la sangre que venía en su garganta y tosió fuertemente, tratando de escupir todo. Se enojó consigo misma, y con Inuyasha. Sin mencionar el odio a Kikyo. Pensando en dejar su vida por ellos… se sintió imbécil.
La ira la hizo recoger fuerzas y siguió vendándose la espalda y apretando fuertemente su pecho hasta dolerle, pero impidiendo que la herida sangrara tanto. Sin embargo, sabía que no aguantaría mucho.
Cuando terminó de vendarse improvisadamente, se acostó bocabajo lentamente en el piso de madera. La cabaña lucía bastante estropeada con la batalla, pero no estaba lo suficientemente destrozada como para no refugiarla.
Empezaba a perder el conocimiento, se daba cuenta, las cosas parecían más suaves y también un poco más nublosas.
Sintió ganas de vomitar y eso le hizo recobrar un poco el sentido. ¿Cómo sabía que estaba débil? ¿Cómo sabía que Shippo había salido a buscar agua al río? ¿Ya la había estado vigilando?
-Naraku… -Susurró Kagome comprendiéndolo.
Las pistas de Naraku, los recolectores de almas de Kikyo, el monstruo mitad araña…
Él había ideado todo para matarla… Y todos se habían descuidado. Sí, Naraku estaba herido, y débil, pero también desaparecido, no había habido pistas de él en semanas o quizás, incluso meses. Era obvio que a cualquier pista, todos salieran corriendo a buscarlo, pero ella no. Ella estaba débil por el último enfrentamiento con Kikyo, e Inuyasha aun así…
Él había elegido ir con ella, había elegido cuidarla a ella, aun cuando Kikyo prácticamente no había recibido rasguño alguno; ella sabía que Kagome nunca le haría daño, por más odio que le tuviera.
¿Cómo sabía Naraku de todo ello?
Unas lágrimas cayeron por su rostro, pero al mismo tiempo, sintió alivio. No podía soportar más todo aquello, quizás si solo se dejara descansar, podría estar más tranquila… estar en algún lugar donde su corazón no doliera tanto en su pecho.
Tosió un poco más de sangre y sintió como unos brazos la rodeaban.
-¡KAGOME!
Ella escuchó su voz, pero no quiso mirarlo. ¿Por qué habría siquiera de mirarlo? Él la había ido a buscar a ella… siempre era ella.
Simplemente cerró los ojos y se desvaneció inerte en los brazos de Inuyasha.
Si llegaste hasta aquí, dejame un review para saber qué te pareció :D
Saludos!
