Prólogo
Reimu Hakurei se levantó, como cada día, a la misma hora de siempre. La rutina comenzaba a agobiarle. Últimamente no pasaba nada, y aunque en el pasado se quejaba de la gente problemática, en este momento deseaba que ocurriera algo interesante.
Había pasado demasiado tiempo desde la última vez que se puso seria en algo. Sus "habilidades" se estaban deteriorando y lo sabía. Llevaba un tiempo preguntándose si debía contactar con Yukari Yakumo para hacer un entrenamiento. No lo ha hecho todavía. Tiene demasiado vago el cuerpo como para eso.
Salió del templo y contempló las puertas desde fuera.
"Sinceramente, debería limpiar un poco…"
La vista se desvió rápidamente hacia su caja de donaciones, que, por supuesto, estaba vacía.
"Normal que esté vacía, si ni siquiera he pensado en hacer campaña para recolectar fondos y donaciones… Creo que incluso Suika lo habría hecho mejor este último mes."
Y esta solía ser la rutina. Despertarse, salir fuera, desanimarse por la pereza que llevaba encima, y pasar el día sin hacer nada. Los youkai que solían ir a verla ya no se acercaban demasiado, por el simple hecho de su falta de entusiasmo. Es más: preferían escalar la montaña e ir al Santuario Moriya, donde les atenderían.
Los más cercanos a Reimu no acababan de entender que le había sucedido. Su espíritu estaba tan bajo tierra como el sueldo de Komachi (pero trabajando más).
Dejó salir un suspiro y se sentó en el último escalón del camino que conducía a su templo.
"Nadie entiende que me ha pasado. Ni siquiera yo… ¿Dónde está la yo que podía con todo y se enfrentaba a los mismísimos dioses? ¿Qué queda de mí en realidad?"
Con este pensamiento, se sumió en un profundo sueño...
...
Arthur acababa de terminar los primeros exámenes del año. Todos sus compañeros suspiraban aliviados.
Él, miraba por la ventana con expresión melancólica.
Hacía un mes que su mejor amigo se había mudado a Rusia por el trabajo de su padre. Por desgracia, ellos habían tenido una relación muy cerrada, y ahora que se ha ido, no tenía a nadie. Al salir del instituto no esperaría a nadie en la entrada, ni le reiría las gracias, ni hablarían de sus series y videojuegos favoritos, o de sus amores y desamores de forma cómica y despreocupada.
Soledad.
Eso le esperaba este nuevo año.
Sus padres trabajaban mucho (se suponía) y él pasaba la mayoría del tiempo solo. En casa no había nadie excepto los domingos, que veía a sus padres por la tarde. No era una experiencia agradable. Ellos solo preguntaban por sus estudios y parecían no preocuparse del estado de ánimo de su hijo.
Subconscientemente, Arthur había desarrollado un miedo al fracaso en su tarea como estudiante por miedo de perder el único nexo de unión por el que se preocupaban sus padres.
Al menos, le proporcionaban dinero para comer y subsistir, cosa que representaba una tercera parte de sus gastos mensuales.
Pero no tenía a nadie con quien compartirlo.
Soledad.
Arthur estaba solo.
...
Capítulo 1
Reimu se despertó. Se había dormido delante del templo.
Sin saber cómo, el día había llegado ya a su última parte y su final se acercaba.
De nuevo, Reimu miró al cielo preocupada.
"He combatido durante tanto tiempo y tantas veces que la paz de la que disfrutamos me agobia. Creo que incluso desearía que surgiera algún problema…"
Se sentó rápidamente y se palmeó la cara para despertarse.
"¿Pero que estoy diciendo? No he peleado por esta paz para rendirme. ¡Yo no caeré por esta tontería!"
Por fin parecía que haría algo…
"¿Pero qué hago?"
Su entusiasmo duró lo mismo que la comida en el plato de Yuyuko. Bueno, un poco más.
Se giró y se decidió a entrar en el templo para planear algo. No se quedaría quieta a ver como pasaba el tiempo.
Justo iba a entrar cuando un destello en una estrella iluminaba el cielo nocturno.
Esa estrella no tenía luz propia, nunca había sido un grave problema, y incluso compartía características con Gensokyo.
Esa estrella tenía habitantes que vivían en una sociedad distinta.
Esa estrella que solo se iluminaba cuando su noche llegaba.
La Tierra, habitada por los humanos, comenzó a brillar.
El haz de luz fue fugaz y provocó que el cielo temblase. Reimu observó ese extraño fenómeno con el corazón en un puño.
"¿Por qué? Ahora no era un buen momento…"
Ese movimiento en las estrellas le recordaba a Reimu un incidente parecido con la Luna. Pero era diferente. Esta vez, era algo peor, mucho mayor.
La Tierra llamaba a Gensokyo.
Reimu cayó inconsciente. Su último pensamiento fue:
"La barrera Hakurei ha caído."
...
Arthur acababa de llegar a casa. Miró en la nevera un papel pegado con un imán, donde sus padres le habían dejado el menú del día.
Sin dudarlo, se sentó en el sofá, encendió su ordenador y se sumergió en un videojuego.
La temática era sencilla. Pequeños problemas de lógica e inteligencia que ponían a prueba la mente del jugador.
La primera prueba era un sencillo problema de cinco declaraciones que diferían. Sólo una era la correcta. Con una prueba así no se pararía fácilmente a Arthur. Dos declaraciones eran completamente opuestas, así que si las otras tres apoyaban indirectamente a alguna de las dos, la que se quedase sola seria la correcta.
Después tocaba un laberinto. No era sencillo, pero tenía una pauta de movimiento que se repetía, haciendo que se simplificase la solución.
El tercer y último problema, era un problema matemático. Arthur se paró a pensar y hizo un poco de álgebra en su cabeza. La pregunta era la cantidad de personas que visitaban al mes una casa concreta de un pueblo.
Sin dudar, escribió en el cuadrado donde se había de insertar la respuesta el número 9.
Su mente se había agilizado. Llevaba mucho tiempo practicando este tipo de juegos y pruebas, que ahora le parecían más sencillas.
Encendió la televisión y vio una noticia interesante. En Rusia parecía haber estallado un edificio empresarial. Ocurrió durante la noche, por lo que se evitaron víctimas mortales. Según el boletín de noticias, no se sabía cómo había ocurrido la explosión: si fue una chispa en el gas, un acto de terrorismo, o un fallo de mantenimiento.
En todo caso, lo primero que se le pasó por la cabeza a Arthur fue la seguridad de su amigo. Por los mapas de la zona que mostraba el telediario, la zona afectada era cercana a la ciudad donde ahora vivía. Por suerte, no había sido afectada nada más que la zona local.
Un suspiró salió de su cuerpo como un demonio exorcizado.
Sus únicas preocupaciones ahora eran saber que juego se compraría al día siguiente para pasar el rato, y que había de preparar para la cena.
Pensó en dejar la cena preparada para sus padres también.
Comenzó a cocer y hervir una pasta de marca blanca. Al acabar se dio cuenta de que faltaban algunos condimentos para la ensalada de pasta que tenía en mente.
"Tendría que acercarme a una tienda y comprar un poco de atún y mayonesa. Debería haberme dado cuenta antes."
Se puso una chaqueta oscura de manga larga, cogió su monedero con el dinero justo para lo que compraría, y salió a la calle.
No comprendió la gravedad de ese error.
...
Reimu abrió los ojos un poco aturdida. Se encontraba en un lugar estrecho, como un pasadizo, una callejuela. A sus dos lados había edificios más altos que su templo.
La duda le invadía.
Justo antes de perder el conocimiento, recordaba haber percibido la caída de la barrera Hakurei, provocando una inestabilidad enorme en el equilibrio del mundo. Después perdió todas sus fuerzas y se desvaneció.
Sin embargo, estaba en un lugar ahora desconocido. Caminó por el callejón hasta que encontró una salida a una calle más ancha.
Al salir se encontró que los edificios de su alrededor eran completamente diferentes a los que estaba acostumbrada a ver. Parecían más fuertes y robustos, capaces de resistir un fuerte golpe, pero menos agradables a la vista. Más bien, parecían tristes.
Por la calle no había nadie, era bastante tarde ya, y la gente estaría durmiendo. Reimu veía que el suelo era más duro que el que solía pisar y los pies le comenzaban a doler.
Sin embargo, no podía volar. No entendía por qué sus habilidades no funcionaban.
Decidió mirar alrededor y buscar a alguien que le ayudase.
En ese momento, un adolescente salía de un edificio alumbrado con el cartel de "Abierto 24h".
La expresión del chico denotaba prisa, y posiblemente tenía que entrar rápido en algún sitio para refugiarse.
"La noche no es el momento más tranquilo precisamente."
Reimu vio que al chico se le cayó un objeto brillante desde el bolsillo de su traje.
Como estaba corriendo, no se dio cuenta del descuido y siguió moviéndose.
Reimu decidió recoger ese objeto que hacia un sonido similar al de una campanilla.
Su objetivo actual era averiguar dónde estaba, y ese chico sería un nexo importante al que unirse si quería desenvolverse en este espacio desconocido.
En ese momento, Reimu comenzó a seguir a Arthur para devolverle las llaves de su casa.
Y mientras tanto, una figura camuflada en la oscuridad de la noche, susurraba unas palabras a un pequeño teléfono móvil:
"Traed a la kappa ingeniera Nitori Kawashiro. Será nuestro primer movimiento. Además… La Sacerdotisa Hakurei esta inhabilitada. Actuemos rápido."
...
Arthur llegó a casa y metió la mano en el bolsillo para sacar las llaves. Pero en ese momento se dio cuenta de la ligereza del bolsillo derecho. La sensación de haber perdido algo importante es terrible. Comenzó a sudar y, cabizbajo, se sentó en el portal del edificio.
"¡Maldita sea! Sabía yo que las prisas no serían buenas. Solo quería ir más rápido para evitar que se calentasen los congelado, algo común, pero… ¿Cómo he podido perder las llaves?"
Justo cuando pensaba en distintas formas de allanar su propia casa para volver a entrar, una chica que parecía de su edad, vestida de rojo y blanco y con un lazo rojo en la cabeza.
"¿Cosplay? Curioso… Espera, ¡no debería pensar en el disfraz! ¿Cómo se supone que volveré a entrar en casa?"
La supuesta cosplayer se giró y apuntó con la mirada a Arthur. Le tendió una mano. Parecía saber que algo le preocupaba.
Arthur, un poco desorientado, cogió la mano de la chica y se levantó. Esta, a su vez, hizo que la palma de él quedase colocada mirando a la Luna, y en ella dejó las llaves que tantos pensamientos delictivos le habían provocado.
-Gracias… ¿Pero como sabias que las necesitaba? Espera, y ¿cómo es que las tenías tú?
La chica se extrañó un poco de las palabras de Arthur. Solo respondió brevemente mientras se señalaba a sí misma:
-Reimu Hakurei.
Arthur la miraba, no sabía si contento o asustado. En realidad, se sentía aliviado. Hacía tiempo que no hablaba con nadie de fuera de su familia, excepto por casos estrictamente necesarios como una visita al médico.
Con el puño en una mano, decidió volver a hablar.
-Muchas gracias, Reimu. Me has librado de una buena… Tengo comida, si quieres tomar algo. ¿Quieres entrar?
Aunque los dos sabían que no se entendían, parecía haber un lenguaje subconsciente que les hizo imaginar la conversación, haciendo que Reimu asintiese con la cabeza.
Arthur abrió la puerta y dejó pasar a Reimu. Después, entró él y cerró.
Y justo en ese momento, dos hombres grandes y de estatura alta, completamente vestidos de negro, se dirigían a la casa de Arthur. Los dos hombres escoltaban a una chica que fácilmente podía pasar por un humano, vestida de azul, con pelo claro y brillante como el cielo, y una gorra y una mochila verdes.
-Comencemos.
Esa fue la palabra que dijo la kappa.
Y para entonces, las armas estaban listas.
….
Capítulo 2
Reimu entró en la casa de Arthur, siguiéndole.
No sabía que había pasado exactamente, pero su poder no había vuelto. Sentía un poco de fuerza en su interior, pero nada especial. Además, tenía un mal presentimiento. Algo malo iba a pasar.
La fuerza que había recuperado la usó para percibir los sonidos que decía el chico, sin comprender aún nada, aprendiendo así un poco del idioma. Al cabo de tres minutos, leyendo papeles y etiquetas a su alrededor, había aprendido el idioma y podía establecer una conversación.
A todo esto, Arthur no se había dado cuenta.
Él estaba preparando una cena para dos, sin haberse dado cuenta de que Reimu no le entendía. Él actuaba con normalidad, y más aun, estaba agradecido por lo de las llaves, así que no tuvo ningún problema en ofrecerle un plato de comida.
Sin darse cuenta habían desarrollado una especie de relación simbiótica.
Al acabar una sencilla ensalada de pasta, Arthur preparó un mantel y unos cubiertos y le pidió a Reimu que la acompañara a la mesa.
Comieron en silencio, sin hablar. Arthur notó tensión acumulada en Reimu, como si algo le molestase.
Al acabar, mientras recogía la mesa, Reimu habló por primera vez.
-¿Cuál es tu nombre?
-¿Yo? Soy Arthur. Gracias por haberme ayudado antes… En serio, ¿Por qué vas disfrazada?
-¿Disfrazada yo? Pues anda que tu ropa…
-¿Ehh? Estas haciendo cosplay o algo así, ¿cierto? No se ve mucha gente haciendo eso…
-Ten más respeto, ¡estás hablando con la sacerdotisa Reimu Hakurei!
-No lo había escuchado en mi vida.
-¡Gaah! Fue un error venir aquí al final… No puedes ayudarme…
-Si tú lo dices…
Picaron a la puerta.
Arthur se acercó y miró quien era. Sólo vio a dos hombres de traje altos. Sin saber que pasaba, abrió.
-Hola, ¿que ocurre?
-Estamos buscando a la sacerdotisa de Gensokyo. ¿Sabes su ubicación?
-Ehh… No se…
"¿Qué le ha pasado al mundo?"
-De acuerdo, en tal caso, ¿le importaría dejarnos pasar?
-¿Eeh?
-Gracias.
Le apartaron y entraron como si la casa fuera suya.
-¡E-esperad! ¿Dónde vais?
En ese momento Reimu se asomó y vio la escena.
Los hombres la vieron a ella.
-Sí que estaba aquí. La señorita Nitori no se equivocaba.
-¿Nitori? ¿Ella también está aquí?
-Que alguien me explique que pasa.
-Reimu Hakurei, quedas bajo custodia por las Fuerzas Armadas Británicas.
-¿Qué? ¡Pero eso está muy por encima que la policía!
-Veo que el chico es listo. Aparta, no te necesitamos.
Un golpe seco lo tumbó y lo dejó en el suelo.
"Estos tipos son fuertes… ¡Me duele todo!"
-¿Por qué? ¿Dónde está Nitori? A lo mejor ella sabe algo…
-La señorita Nitori está hablando con nuestro jefe. No interrumpas.
-Hnnng… Muy bien, ¡iré a verla! Ella me lo explicará todo.
-No puedes. Tú estás arrestada.
-¿Cómo?
Uno de los dos hombres se desplazó hacia Reimu. Le llevaba dos cabezas, pero era endemoniadamente más veloz. Además Reimu no estaba recuperada.
Le cogió la cabeza como si fuera un huevo y la levantó.
-Cállate, niñita. Sabemos que sin tus poderes no eres nada. Ven sin resistirte.
-¿Por qué? Nitori… Todo se… Vuelve negro…
La presión que sentía Reimu se aligeró de golpe.
Un pie apareció en la cara del hombre.
Arthur se había levantado corriendo y le había golpeado con todas sus fuerzas en el centro de la cara con una patada bien hecha.
-He estudiado anatomía, y además tengo agilidad mental, visual y física. Vosotros solo sois una maldita masa carnosa sin cerebro. No la toques de nuevo.
El hombre cayó al suelo con la nariz (rota) sangrando y los ojos en blanco.
El otro permanecía inmóvil.
-Llévatelo y no volváis.
-¡Te arrepentirás!
Cogiendo a su compañero como una bolsa de basura, salió corriendo.
-¿¡Estas bien, Reimu!?
-S-sí, creo… ¿Por qué me has ayudado?
-Tenía una persona que aprendí a apreciar y la perdí. No vale la pena perder a más gente. Además, no me gustaba su traje.
-Ja. ¡Jajajaja!
Por primera vez vio a Reimu sonreír.
-Entonces, no te importaría…
-¿Eh?
-¿No te importaría ayudarme un poco más?
...
Un hombre, no demasiado alto y con gafas, observaba con prismáticos la escena en la casa de Arthur.
A su lado, una chica vestida de azul. Pero que no era humana.
-Bien, parece que han fallado. No quería que acabara así, pero tendremos que utilizarte.
Y se fueron.
...
Corriendo, Reimu le explicaba a Arthur como sería el enemigo.
-En el caso de tener que enfrentarnos a Nitori, quiero que recuerdes que las Spellcards suelen tener patrones. En caso de que lo encuentres, aprovéchate de ello. Luego, no sé cómo acabaremos durante el combate, pero por favor, no dejes que te toque el ataque. No es agradable.
-De acuerdo. Tú no te sobreesfuerces tampoco.
"¿De qué está hablando? Spellcards, kappas, sacerdotisas… ¿Estoy metido en un gigantesco juego de rol?"
Y se pararon en seco. Encontraron a quien buscaban.
Nitori les observaba con tranquilidad.
Arthur dio un paso, colocándose delante de Reimu.
-Muy bien, tú debes ser esa Nitori. ¿Qué se supone que está pasando? Tienes a Reimu preocupa…
Un trozo del suelo estalló cerca de él dejando una nube de humo.
Y detrás de la kappa, se encontraba un hombre de mediana estatura y gafas.
-Chico, Nitori está lista para atacar a conciencia. No sé qué te ha dicho la joven doncella, pero si quieres vivir, sal de en medio. Su próximo disparo no fallará.
-¿¡Qué salg…!?
-Tiene razón.
Esta vez hablaba Reimu.
-No está usando Spellcards. Todo lo que te he dicho es inútil… Sal de aquí y haz como si nada hubiera ocurrido.
-Pero…
-¡Vete!
Arthur se giró y le propinó un puñetazo en el estómago a Reimu, dejándola tumbada. La recogió y se apartó.
-¿Crees que puedes huir?
-No, estoy apartándola. Ella no saldrá herida.
-Heh, Nitori, acaba con él, y después recoge la mercancía.
-De acuerdo.
-Como pensaba.
"No quiero admitirlo, pero… ¡Me muero de miedo! Creía que sería más una broma que otra cosa, ¡pero esto es malditamente serio! ¡El suelo a mi lado ha sido reducido a arena! Debo averiguar cómo lo hace…"
Arthur corrió casi desesperado contra la kappa, esperando ver algo que le permitiese prever el movimiento.
Su vista captó un pequeño mecanismo en la espalda de Nitori, que dejó escapar un tubo rápidamente.
"¡¿Misiles!?"
El proyectil iba directo a su posición. Pero Arthur sabía dónde caería con antelación.
Frenó y giró hacia la derecha, haciendo una parábola mientras seguía acercándose y dejando una explosión detrás de él.
La única persona que no se sorprendió por lo sucedido fue Nitori, que seguía impasible.
Sin embargo, esquivar el disparo había empeorado la situación. La enemiga se había dado cuenta de los rápidos movimientos de Arthur, y de que ya sabía cómo atacaba, así que sacó más armas y preparó su arsenal.
"¡NO! ¡Ahora sí que estoy perdido!"
Pero no disparó.
-¡Corre! ¡No lo aguantaré mucho más!
Reimu estaba en el suelo, apartada y sellando los movimientos de la youkai. Todos sabían que no duraría demasiado.
Arthur no dudó. Corrió contra Nitori y…
La pasó de largo.
Fue directo contra el hombre de detrás. Éste no supo cómo responder a ese acto.
Arthur, sin dejar de correr, agacho su cabeza y…
Le golpeó en la boca, provocándole posiblemente una fractura de la mandíbula y pérdidas de dientes. Cayó inconsciente.
El bloqueo de Reimu cayó y Nitori pudo moverse de nuevo. Pero lo que hizo fue caer al suelo.
Habían ganado, aunque Reimu no se creyese lo que acababa de suceder.
...
Cargaron a Nitori hasta la casa de Arthur y la dejaron descansar.
-Por favor, explícame que ha pasado para que ella dejase de responder.
-Muy sencillo. Nitori obedecía a aquel hombre sin rechistar, y viendo que la conocías y que confiabas en su ayuda, me extrañaba que no te dijese nada. Además, recordé que tú parecías no entenderme cuándo nos conocimos, así que a ella le debería haber pasado algo similar. Para acabar, siendo el objetivo de mi movimiento y al ver cómo me preparaba, era la única entre los que estábamos despiertos que no se sorprendió. Parecía un robot.
-¿Y eso en que acaba desarrollado?
-Deduje que la controlaban. Premio.
Y en ese momento Nitori se despertó.
-Aah… ¿que ha sucedido? Mi cabeza da vueltas…
-¡Nitori!, ¿estás bien?
-He estado mejor… ¿Reimu? ¡Por fin te encuentro!
-¿Qué?
-Cuándo la barrera Hakurei desapareció, todas percibimos como desaparecías con ella de Gensokyo, y supimos que algo iba mal. Después, algunas de nosotras fuimos desapareciendo…
-Creo que os controlaban. Este humano me salvó dos veces, y ahora te ha salvado a ti. ¿Podrías intentar recordar algo de lo que pasó al llegar aquí?
-Mmm… No lo recuerdo. Todo está borroso. Sólo recuerdo voces que decían que el uso de las más poderosas de Gensokyo…
Nitori dejó escapar un gritito ahogado.
-¿Qué pasa?
-¡Lo recuerdo! ¡Varios youkais hemos ido desapareciendo de Gensokyo y apareciendo en la Tierra! La gente que nos trajo aquí decía de utilizar el poder de Gensokyo para su universo, o algo así… No lo recuerdo.
-Una pregunta, ya que estamos. Si dices que ha desaparecido gente de Genso… ese sitio de donde venís, de qué genta hablamos?
-¡Es verdad! Las desaparecidas son: Eirin, Mokou, Flandre, Marisa, Sanae, Momiji, Aya, Yuyuko, Tenshi, Kanako y Satori. Y el número seguramente sigue creciendo. A este paso, todas acabaremos aquí, y Gensokyo… Desaparecerá para siempre.
-Que estéis aquí por culpa de estos humanos, y que te hayan controlado implica que posiblemente las estén controlando a ellas también. ¿Cómo de malo es eso, Reimu?
-De lo peor. Están reuniendo a la gente más poderosa. Estamos en graves problemas.
Y por la televisión anunciaban las explosiones en una calle de la ciudad. No se había encontrado a ningún responsable.
….
Capítulo 3
El día se terminó, y por unas u otras razones, el chico conocido como Arthur tenia ahora a dos chicas (una seguía manteniendo que no era humana) durmiendo en su casa
"¿Y qué se supone que haremos mañana? Vale que los problemas que estén viviendo sean reales, eso aún lo admito... Pero... Se supone que una no es humana, y la otra es una (poderosa) sacerdotisa que ha perdido sus poderes. Muy bien, pero en mi casa son invitadas. Ya veré cómo se desarrolla la cosa..."
Y se durmió.
….
Al día siguiente, Arthur se levantó pronto y preparó tostadas con mermelada (de fresa) para tres. Dejó una nota diciendo que tenia que ir a estudiar al instituto y se fue.
Al llegar, como siempre, se sentó y dejó avanzar al tiempo. Las tres primeras horas se sucedieron con normalidad. En ese momento, Arthur estaba matriculado en un curso de ciencias, y sus primeras clases fueron química, biología y historia. En química hablaron de diferentes procesos de cambio de estado y de la acción de la luz en distintas superficies. En biología, diseccionaron una rana.
"Repugnante, pero necesario."
Ese era el pensamiento de Arthur para sobrevivir en aquel momento.
Y en historia, más de lo mismo: que si la guerra mundial, que ahora te mato yo, ahora yo...
Por fin, un descanso que le permitió salir a tomar el aire. Sentado bajo un árbol, Arthur leía una revista de astrología, buscando información sobre algún planeta o asteroide cercano a la Tierra del cual puedan decir esas dos chicas que provienen. Sin sacar nada en claro, cerró los ojos y recordó todo lo ocurrido el día anterior. El encuentro con Reimu, los hombres que la atacaron, Nitori siendo controlada...
"Oye, ahora que pienso, ayer fue un buen día. Y quedé con las chicas como todo un señor. Jejeje..."
Orgulloso de sí mismo, se olvidó de que las personas que había dejado en casa eran problemáticas.
….
Suwako estaba en la entrada del templo Moriya... La gran mayoría de la gente que habitaba la montaña youkai había desaparecido. Al principio creyó que pasaba algo y volverían al amanecer, pero si fuese un incidente normal, ya estarían en casa.
Tardaban demasiado.
Jugueteando con su peculiar sombrero, dejaba avanzar el día. Y todo ya oscurecía.
"Espera, es muy pronto para la noche."
Observó el cielo con detenimiento y se dio cuenta de que sólo el cielo alrededor de la montaña había oscurecido. Algo no iba bien.
Suwako se movía preocupada de un lado a otro. Bueno, brincaba.
Y entonces un rayo cayó. Asustada, entró al templo corriendo, buscando refugio.
Por sus prisas, tropezó y cayó al suelo. Notaba como sus fuerzas iban siendo drenadas. No podía soportarlo más.
Sus ojos se cerraron y cayó en un profundo sueño.
….
Arthur casi se había desvanecido en espíritu cuando escucho gritos. Tres personas discutían. Se levantó a ver que pasaba, y notó que el cielo amenazaba con lluvia.
-...bería estar aquí! ¡Dejadnos pasar!
-¡No puedo! Son las normas, y deberíais respetarlas un poco.
-Nos ha costado tres horas descifrar el mensaje, no creas que nos quedaremos en las puertas. ¡Hyaa!
Cuando Arthur llegó, fue demasiado tarde. Reimu ya había saltado al conserje como si fuese un pequeño palo en un camino recto, y se dirigía a la puerta.
-Lo siento, señor, pero así no la va a detener.
-¿Eh?
-Bueno, ¡luego nos vemos!
-¡Espera! ¿Dónde vais?
Arthur corrió para reunirse con Reimu
-Reimu, ¿qué hacéis aquí? En la nota dije que os quedarais en casa.
-¿Qué?
-Hola, Arto, desciframos el mensaje que nos dejaste y descubrimos la ubicación del recinto "instituto". Como ves, nos fue difícil, pero hemos llegado.
-Me llamo Arthur. Y en la nota dije que esperaseis a que yo volviera.
-Reimu, te dije que habíamos de acabar de leerla.
-No, eso habría sido una pérdida de tiempo.
-¡La pérdida de tiempo ha sido venir aquí! Además, ahora seguro que tendré un problema...
-No, no lo ha sido.
Reimu estaba hablando ahora en otro tono, como si algo importante ocurriera.
-Algo se acerca.
Las nubes negras escupieron un rayo que casi golpeó el edificio estudiantil. Reimu tenía razón.
-¿Qué se acerca?
-Esto me recuerda a cómo acabé aquí.
-Entonces...
-Alguien está siendo transportado a la Tierra.
-A este paso tu predicción será cierta, Reimu.
-Espero con toda mi alma equivocarme.
Un movimiento sacudió a toda la gente cercana, incluyendo a los curiosos que se habían congregado alrededor del espectáculo de la entrada.
Y, tanto Reimu como Nitori reconocieron el poder que se presentaba.
-Suwako Moriya.
-Esto no pinta bien...
-¿Qué tan perdidos estamos?
-Sólo te diré... Que Suwako es una diosa.
….
Bajo las ordenes de Reimu, y pasando por encima de las reglas del instituto, los tres se separaron y comenzaron a buscar a Suwako por el recinto.
Según los datos que Nitori les había proporcionado, tenían tiempo desde que se presentaba un habitante de Gensokyo hasta que uno de los enemigos se hiciese con su control. Al parecer, les drenaban el poder para provocar el viaje, así que la captura era mucho más fácil.
Después de la descripción, Arthur corrió sin rumbo, buscando por cualquier sitio que se le presentase. Además, las propiedades y habilidades de la diosa podían afectar a su mundo. Debía encontrarla rápido.
Arthur entró en una clase, al azar, y por lo tanto, no encontró nada.
"Debe haber alguna relación entre las nubes y la tormenta, y la aparición de la diosa. Pero, ¿cuál?"
Desesperado, pensaba. Podía encontrarse fuera del recinto.
"No, el relámpago que ha caído debe de tener alguna relación. A lo mejor es en un punto desde el cual se puede ver el cielo, pero en el patio no... Espera, ¡la azotea!"
Y casi desesperado, Arthur corrió con todas sus fuerzas hasta allí. Al llegar, una chica pequeña, prácticamente una niña, se encontraba tirada en el suelo.
-O-oye, ¿estás bien?
Entre gemidos, parecía haber entendido la pregunta, y para sorpresa de Arthur, respondió en su idioma:
-He caído del cielo, me faltan las fuerzas, estoy mareada y... no, no estoy bien. Pero más importante, ¿qué ha pasado?... Espera espera, ¿tú quién eres?
-Soy Arthur, estoy con Reimu y Nitori. Y tú debes de ser Suwako...
-Señorita Suwako Moriya para ti. Un place...
Al intentar levantarse y demostrar su "superioridad" frente al humano, Suwako se olvidó de su falta de fuerzas y cayó de nuevo. Arthur la recogió y se la llevó fuera.
Una vez en el patio, Reimu y Nitori se encontraron con él, y vieron que había encontrado a la diosa en cuestión. Un suspiro acompañado de relajación salió de sus bocas.
-Bueno, no ha habido males mayores.
Y la mala noticia llegó.
-Veo que me habéis guardado un regalo...
-¿Quién está?
-¡Hah! Veo que la patética sacerdotisa no recuerda a aquellos con los que se encuentra...
-Tú eres...
-¡Eres el maldito que controlaba a Nitori!
Arthur dejó a Suwako en brazos de Nitori y se puso entre el hombre y las chicas.
Suwako abrió los ojos para ver que pasaba. Su sorpresa no fue vista por nadie, ya que no tenía fuerzas para mostrarla.
-Y tú eres el estúpido niñato que me tumbó y hirió a uno de mis hombres... ¡No te preocupes! ¡Tengo ahora algo personal contra ti! ¡Cuando te destroce, recogeré la mercancía y me iré de aquí! ¡Ven!
Una chica vino volando. Su cabello rubio estremecía al cielo, que parecía apartarse para dejar espacio al ser de alas arco iris que hizo temblar todo lo que tenia delante.
Flandre Scarlet había entrado en escena.
-¿Y bien? ¿Golpearás a una niña, o dejarás que arrase con todo a su paso?
-Sabes que puedo noquearte a ti directamente y acabar con esto al igual que ayer, solo que tu cara no puede acabar peor.
-¡Cállate, insensato!
-Arthur, no digas tonterías.
-¿Qué dices, Reimu? Puedo hacer como ayer y...
-Te equivocas. Las posibilidades de golpear al enemigo sin tener un enfrentamiento con Flandre son nulas. No hay opción.
-Maldita sea... ¿A qué nos enfrentamos exactamente?
-Una vampiresa de 495 años, de inmenso poder destructivo y hermana del demonio.
-¿De verdad?
-No, pero no le digas a Remi que la he llamado así.
-No sé quién es Remi, pero si lo otro es cierto, tendremos dificultades.
-Acaba con ellos, ¡Flandre!
La vampiresa se inclinó hacia delante llevando en la mano algo conocido como Lævatein. Una vara curva con la que, teniendo en cuenta su fuerza sobrehumana, podría arrancarle la cabeza al enemigo con un movimiento.
Arthur se dio cuenta del peligro que corría y se agachó lo justo para evitar el movimiento horizontal, aunque la presión del aire producido a esa velocidad lo empujó hacia atrás.
Al levantarse, casi instantáneamente gritó:
-¡Salid de aquí!
Y aunque se lo dijo a Reimu y Nitori, todos los ojos curiosos desaparecieron rápidamente, al igual que las chicas.
-Muy bien, ahora hay que concentrarse.
-Spellcard: ¡Lævatein!
Y de golpe, símbolos aparecieron en la vara que controlaba Flandre, dejando escapar una enorme especie de láser que dejaba rastros con la misma dirección que el primero seguía.
"¿Estas son las famosas Spellcards? Parece que Nitori no se había recuperado completamente... ¡Es hora de pensar en algo!"
Y aunque lo intentaba, no sería fácil. Los patrones tenían claros espacios, y el láser era unidireccional y discontinuo, facilitando el esquive, pero a medida que el patrón se repetía, era más difícil esquivarlo todo.
Al final, Arthur recogió una piedra del suelo y se la lanzó a la mano, y el golpe cambió la dirección de la Spellcard y provocando que Flandre se detuviera por precaución a un auto-golpe.
-¿Ya está? ¿Qué te ha parecido? ¡No era tan difícil!
-¡Four of a kind!
-Vaya por dios...
La siguiente Spellcard de Flandre había confundido completamente a Arthur: ahora se enfrentaba a cuatro de ellas. Cada una disparaba un patrón de luces sencillo, luces que era mejor no tocar. Sin embargo, eran cuatro patrones a esquivar.
Y la batalla sólo había comenzado.
"Suwako será defendida, y Flandre... ¡Será rescatada!"
Con este pensamiento, Arthur se precipitó en la ráfaga de luces.
….
Capítulo 4
-Taboo: ¡Cranberry Trap!
Luces azules y rosas se abalanzaban contra Arthur. Cada uno de los disparos lo tenía como objetivo, y si se apartaba, seguían su camino inquebrantablemente, arrasando por donde pasaban. Además, Arthur aún no se había acercado a Flandre lo suficiente como para hacer amago de tocarla.
Estaba contra las cuerdas.
"Maldita sea… Es la peor situación que imaginaba… No me puedo acercar y estoy encerrado… Apenas conseguí salir ileso de la Spellcard anterior…"
Y así fue. La Spellcard "Four of a kind" fue cancelada gracias a un desliz de uno de los clones que aprovechó para introducirse en la "zona segura" de Flandre. A pesar de cancelar la Spellcard y casi golpearla, ella se defendió pateándole las costillas. No tenía buena pinta.
Un susurro salió de la boca de Flandre:
-Kagome… Kagome…
Todas las luces se detuvieron en el aire. Líneas enteras ahora se concentraban alrededor de Arthur. Pero la cosa no acababa allí. Aprovechando la ceguera temporal que estaba causando a Arthur, desde un punto ciego disparó enormes bombas, también brillantes, que se llevaban por delante el resto. Así, la quieta y brillante trampa adquiría movimiento para acabar con el oponente.
Arthur se dio cuenta demasiado tarde y solo pudo esquivar el golpe de forma parcial saltando a un lado. Flandre supo que podía esquivarlo y por eso su objetivo había sido desde el principio el suelo bajo los pies de Arthur, mandándolo a volar por la onda expansiva.
-¡Gran espectáculo, Flandre! Ahora… ¡Acaba con él!
-Maze of Love…
La inexpresividad de Flandre al terminar con su oponente fue de espectáculo. El nuevo patrón cubría todo lo que se podía ver con una terrible ráfaga de tonos azules. En el aire, Arthur no pudo defenderse y los láseres lo cortaron y atravesaron varias veces. Al caer, no se movió.
Detrás de las explosiones y el humo que envolvían el campo de batalla, una figura se dispuso a mostrarse.
Y sus alas arcoiris eran el símbolo que la caracterizaba.
La victoria era de Flandre Scarlet.
….
Reimu y Nitori observaron esa derrota desde la azotea donde Arthur encontró a Suwako. Aunque para las experimentadas saltaba a la vista que Flandre no estaba en su máximo potencial, todo a su alrededor era cenizas. Lo único que quedaba con forma era el cuerpo inmóvil de Arthur.
Reimu se dejó caer de rodillas.
-No…
-Maldita sea… ¿¡Por qué te has tenido que sacrificar!? Pedazo de idiota… Ahora que crees que podemos hacer sin ti en este mundo… Arthur…
-Todo es por mi culpa…
Reimu tenía una mirada perdida en cuyo centro se encontraba un vacío de expresiones.
-Yo enmendaré mi error…
-¿Reimu?
-Yo derrotaré a Flandre y aplastaré al loco que la controla.
Un orbe ying-yang sacado de un pequeño bolsillo creció y comenzó a flotar a su alrededor. El proceso se repitió tres veces más.
-Allá voy.
-No te esfuerces en bajar, sacerdotisa Reimu Hakurei. Tu enemigo ya está aquí.
El hombre que había estado controlando a Flandre había aprovechado el momento para subir el edificio y encontrarse con las chicas.
-Nitori, que decepcionante… Tenía grandes esperanzas puestas en ti…
-Tu… ¡Devuélvenos a Arthur!
-No. Lo siento, confío mucho en mis habilidades, pero creo que no he llegado al punto de revivir a los muertos. Si queréis, en un tiempo os dejaré reuniros con él.
-¡Bastardooo!
Reimu se abalanzó contra el enemigo, pero la vara de Flandre golpeó su abdomen antes de que pudiera hacer nada más. Su fuerza sobrehumana dejó en el suelo, sin fuerzas, a Reimu.
-Flandre, déjales intentarlo una vez al menos…
Una sarcástica risa acompañó al comentario que hizo enfurecer a Reimu. Nitori se había colocado entre Suwako y Flandre para protegerla. No parecía haber oportunidad de ganar.
Pero Reimu no desaprovecharía una oportunidad.
-Si quieres un intento, tendrás que estar atento, porqué… ¡Cuándo te golpee no verás nada más! ¡Hakurei Illusion!
Pero no pasó nada.
-Me aburres.
-¿Qué…? Probemos con otra cosa… ¡Ying-Yang Sign!
No ocurrió nada de nuevo.
-Reimu, Reimu, Reimu… ¿Crees que no había tomado las precauciones necesarias?
Mostrando su mano a la sacerdotisa, comenzó la explicación.
-Nuestra meta ha sido utilizar los poderes que residen en Gensokyo, pero sabíamos que vosotras no nos prestaríais vuestra fuerza para nuestro objetivo final. Por lo tanto, cientos de científicos importantes de todo el mundo fueron reunidos y se les explicó y demostró la existencia de esa tierra prometida, donde el poder para reinar en la Tierra rebosaba. Pero, ¿cómo controlar a semejantes bestias? Sencillo, si lo ves de esta forma.
En su mano había un dispositivo metálico que la recubría, como un guante.
-Drenar todo vuestro poder.
Y así todo encajaba. En el momento en el que una de ellas se salía de control, las drenaban y las dejaban sin energía. Eran los síntomas que vivieron al llegar a la Tierra. Lo que estaba soportando en aquel momento Suwako.
-Y toda la energía residual que nos queda, sirve para acceder remotamente a vuestro cerebro y mandarle nuevas órdenes. Este es el secreto detrás del control mental. Ahora… ¿Qué piensas hacer?
-¿No hay oportunidad…?
"¡Si ataco directamente, Flandre me aplastará! Pero no puedo hacer nada desde lejos, y… ¡Flandre me aplastará igual!"
-Que risa da verte en este estado. La poderosa Reimu Hakurei, acorralada como un animal indefenso.
-Eh, tu… Lo único que no tiene Reimu es la habilidad de ser indefensa…
Un chico sangrando se había presentado en la azotea. No parecía tener muchas fuerzas, pero su determinación era férrea.
Arthur venía a terminar con el combate.
….
*Unos minutos antes*
-Maze of Love…
Arthur cayó después de este espantoso golpe.
Todo era oscuro a su alrededor.
"¿Estoy muerto?"
-No, idiota. Si estuvieses muerto no tendrías una vista tan genial como esta.
La cabeza de Arthur estaba acostada encima del regazo de una chica de pelo rosa que lo miraba tranquilamente.
-Pero… Flandre me hizo puré…
-Sí, pero solo tu alma ha llegado. Le he dicho a Orin que no la tocara por ahora. Tu aún estas vivo y tienes oportunidad de volver a tu mundo.
-¿Dónde estoy exactamente?
-Estás en el Palacio de los Espíritus Terrenales. Soy Satori Komeji, la ama de este lugar.
-Increíble…
"¿Pero a que se refiere cuando dice que aún no estoy muerto?"
-La frase lo dice todo, ¿no crees? Tienes aún una segunda oportunidad.
-¿Puedes leerme la mente o qué?
-Lo primero.
"Hamburguesa."
-Prefiero otro tipo de comidas.
"La teoría de cuerdas."
-Yukari sabe mejor que yo de que trata. Pero te puedo decir que es una buena hipótesis.
"¿Yukari?"
-Muy largo de explicar. Escucha atentamente: No puedes combatir contra Flandre o cualquiera de nosotras de la misma forma que nosotras no podremos competir contra tus habilidades naturales.
-¿Qué quieres decir?
-Tienes tu propia forma de pelear, y tus propios motivos para ganar. Haz acopio de ello y combate de la única forma que sabes para ganar. Esa será tu segunda oportunidad.
-Satori… ¿Cuándo te veré de nuevo? Debo agradecerte esto.
-No te preocupes. Yo ya he sido convocada a la Tierra. Te enseño esto para que la próxima vez que me veas, me derrotes. Tu forma de pelear es clave para frustrar la operación que se lleva a cabo en la Tierra.
-¿Mi forma de pelear? Repites eso mucho, pero no lo entiendo…
-Improvisa.
Y en ese momento Arthur recobró la conciencia.
"Hora de moverse."
….
Capítulo 5
Arthur había vuelto al campo de batalla con el físico acabado pero un espíritu renovado. Todos los presentes tenían una cara de asombro que les marcaba y estiraba muchas de las facciones de su cara.
Pero por parte de sus tres compañeras, el asombro pasó a alivio, y el alivio a esperanza.
Sí. Arthur aún tenía más guerra que dar, y no sería tan fácil impresionarlo.
-Flandre… Asegúrate de no dejar ni sus cenizas esta vez.
-De acuerdo.
Flandre se giró y comenzó un proceso de concentración absoluta. No iba a dejar nada al azar.
Pero Arthur no había venido sin prepararse.
Sacó una pistola de juguete y apuntó a la vampiresa.
El enemigo rompió a reir…
Pero algo fallaba.
Flandre no había hecho ningún movimiento desde esa acción.
-Flandre, ¿qué se supone que haces? Continúa.
-Idiota… Puedes controlar acciones y mentalidades, pero los instintos básicos son irreprimibles, incluso para vampiresas. Esta pistola está rellena de agua mezclada con ajos. No sé cómo funcionan las cosas en Gensokyo, pero en la Tierra, los vampiros no soportan el ajo. He aquí el resultado. Al igual que sus características son asimiladas y remodeladas al cambiar de Gensokyo a la Tierra, deben tener cambios que las adapten a la fábula local.
-De la forma en que lo explicas, parece una tontería… Pero funciona… ¡Así me gusta, Arto!
-Lo haces adrede. Ahora, Flandre, aparta. Si bien sabes que te conviene.
La amenaza surgía efecto. Flandre se apartó unos pasos y se sentó en el suelo. Había admitido su debilidad.
Pero alguien cercano no lo haría con tanta facilidad.
Un puño se encontró con la espalda de Arthur, enviándolo unos metros hacia delante.
Flandre ahora tenía vía libre.
Arthur se levantó corriendo, pero las heridas no le permitían demasiado movimiento. Cuando la Lævatein de Flandre casi llegó al cuello de Arthur, un pié la desvió e hizo que el golpe se quedase en el aire. Sin embargo, la presión seguía siendo fortísima.
Ahora Reimu había salvado a Arthur.
El combate ahora era de dos contra dos.
-Nitori, coge a Suwako y salid de aquí. Esperadnos fuera.
Aunque Nitori quería ayudar, sabía que en aquel momento necesitaban mayor coordinación y concentración que la que ella tenía. Además, ese estilo de combate no era el suyo.
Con la diosa rana en brazos, desapareció del edificio.
-Bien. Ahora dime que tienes algún as bajo la manga.
-No. Sólo se me había ocurrido esto por ahora.
-¿Y qué piensas hacer?
-Intentaré inmovilizar de nuevo a Flandre, mientras tú noqueas a ese bastardo.
-Me gusta la última parte.
Flandre fue la primera en avanzar y se plantó rápidamente frente a Arthur. Él ya era su principal amenaza. Reimu se percató y intentó golpear el costado derecho de la vampiresa, pero su diferencia era demasiado grande. Fue Reimu la que salió golpeada y llegó a cruzar toda la azotea.
Aprovechando esta distracción de Flandre, Arthur sacó de nuevo la pistola de agua y se preparó para inmovilizarla. Pero el otro factor de la pelea se había comenzado a mover.
El puño casi golpeó a Arthur, salvado por un retroceso rápido de última hora. Sin embargo, ese movimiento había provocado la inestabilidad en la mano que sacaba la pistola y ahora se encontraba en el suelo.
De nuevo, contra las cuerdas.
-¡Reimu, baja al patio!
-¿Qué..?
-¡Hazme caso, confía en mí!
La expresión seria que acompañaba la petición de Arthur hizo que Reimu supiese que tenía un plan. Saltó y aterrizó planeando en los cráteres inferiores.
-¿Crees que íbamos a seguirla como perros? Tú eres el objetivo fácil, chico.
-Ya, lo que tú digas... Considerarme el objetivo fácil...
Arthur sacó dos botes de cristal llenos de líquido.
-Fue tu primer gran error.
Los dos botes fueron lanzados. Y al chocar contra el suelo, hicieron que el ático se desplomara bajo los pies de los otros dos presentes.
-¿Qué?
Flandre había esquivado eso gracias a las alas, que le permitieron moverse por aire.
-¿Cómo..?
Instantes antes, mientras Reimu se iba, había tenido tiempo de recoger los botes que, mientras estaban pendientes de Nitori y Reimu, había colocado estratégicamente. Botes rellenos de un compuesto conocido como nitroglicerina.
Pero su plan no había acabado allí.
En la planta inferior había dejado preparada una solución de ácido clorhídrico concentrado. Un "pequeño bote" de 5 litros. Sólo había juntado todo el ácido del laboratorio del instituto. Y al caer el techo, lo había roto.
Los gases iban a acabar con el hombre desconocido que les había traído tantos problemas.
Pero Flandre no se había deshecho aún del control mental.
Eso quería decir que todavía no había terminado.
-¡MALDITO CRIOOO!
La imagen que se asomaba desde el piso inferior no era nada similar a la del hombre que había caído antes.
En ese momento, la ropa se estaba deshaciendo, dejando visible unas piernas metálicas que se iban a corroer rápidamente.
-¡FLANDRE! ¡SÁCAME DE AQUÍ Y MÁTALO SIN PIEDAD!
Recogiendo al supuesto humano y dejándolo apartado en el ático, Flandre se preparaba para una ronda final.
-Al menos, deberías saber qué ocurre.
Flandre se quedó quieta. La frase de Arthur iba dirigida al otro enemigo, y este se dió cuenta. La estrategia de Arthur no había terminado.
-Flandre Scarlet. Eres el pequeño secreto de la mansión Scarlet, hermana de Remilia y altamente destructiva. Puedes destruir cualquier cosa si has desplazado su "punto a tu mano, apretándolo y destruyéndolo. Pero mi pistola de agua sigue intacta...
Los otros presentes se dieron cuenta de lo que hablaba.
-En resumen: Flandre no tiene aún todo su poder. Y eso es mi clave para la victoria.
Tal y como decía Arthur, Flandre no estaba completamente recuperada del viaje, y su poder no estaba al 100%.
"Ahora solo debo encontrar una forma de contrarrestar su Lævatein. Esta arma, si no me falla la memoria está basada en la leyenda nórdica del dios Loki, y en Lugh, de la mitología celta. Basándome en eso, puedo ver que sus atributos son el fuego y una posibilidad de provocar movimientos de tierra. Es, en resumen, una vara o báculo para golpear, destruir o hacer daño, y con el atributo del fuego. En ese caso... ¡Sofoquemos ese fuego!"
Aprovechando la confusión, Arthur salió corriendo hacia el interior del edificio, buscando algo.
Flandre, por su parte, no le dejaría ir tan fácilmente. Comenzó a perseguirlo a su manera. Toda puerta cerrada u obstáculo acababa convertido en cenizas. Todo era aplastado a su paso, y si alguien siguiese sus pasos pensaría que una batalla campal estaba destrozando el edificio. Y sí, eso había ocurrido.
Al llegar al piso inferior, Flandre se encontró con Arthur, que tenía una expresión de confianza en su cara.
-Bien, Flandre. Game Over.
Un movimiento de amago para correr hizo que la vampiresa se precipitara contra él utilizando su Lævatein. Eso era lo que esperaba.
Lo que había hecho en realidad era coger un extintor. La vara golpeó y partió en dos el objeto, haciendo que una gran cantidad de gas fuese expulsado y los dos combatientes saliesen despedidos.
Arthur se levantó, herido aún del combate de antes, pero con ganas de continuar. Flandre estaba de pie, pero no se movía.
-Escucha, lo que contenía esto era una gran cantidad de polvo. El polvo seco que se utiliza en los extintores se compone de una mezcla de varios componentes. Los primeros modelos de extintores de polvo químico seco utilizaban bicarbonato sódico cuyo uso llegó a estar muy extendido por sus buenas propiedades extintoras. Actualmente existen cinco tipos básicos de polvos químicos que se utilizan como agentes extintores. Por lo tanto, he apagado e inutilizado tus habilidades y tu arma, sin que sufrieses ningún daño.
Y Arthur salió fuera, a ver a sus tres compañeras, dejando atrás a Flandre.
-Reimu, por favor, súbeme, he de hablar con el tipo ese.
-De acuerdo.
-¡Gran victória, Arto!
-Heh, espero que me llames por mi nombre cuando baje o te cocinaremos esta noche.
Reimu cogió a Arthur y lo subió a la azotea. En el suelo, tirado, estaba ese "humano mecanizado".
-Bien, antes de desmantelarte como un Lego, respóndeme: ¿Dónde están las demás chicas traidas de Gensokyo?
Pero no hubo respuesta. En su lugar, un pequeño movimiento sacudió su cabeza y humo negro comenzó a salir.
-Vaya, se ha autodestruido su propia memoria. Ya no podemos sacar ninguna información de él.
-Eso es malo, ¿no?
-No del todo. Si la energía usada para el control de Flandre salía de aquí, ahora ya estará a salvo. Esto es una victoria.
...
Nitori cargó con Flandre y Suwako, aunque no se esperaba que dos cuerpos de niña pesaran tanto. Reimu llevaba a Arthur. Sí, también pesaba.
Al llegar, hicieron reporte general. Su victoria les había permitido recuperar a Flandre del enemigo y evitar que usasen a Suwako. Pero incluso sin sus poderes completos, las chicas seguían siendo formidables en combate. Arthur estaba nervioso sobre futuros problemas.
-Uf... Que dolor de cabeza...
Flandre se había despertado hacía rato. Suwako por fin parecía haber recuperado sus funciones. Parecía un gato estirándose. O una rana...
-Eres Arthur, ¿cierto?
-¿Hm? Sí, bienvenida.
-Vaya, gracias. Aunque este es un lugar pequeño para una diosa.
-En mi casa eres una niña de diez años. Además, no te imaginas la de problemas que hemos tenido...
-N-niña... de... ¿diez años?
-¡Hahahaha! ¡La que te has ganado, Arthur!
-¿Qué?
La cara de Suwako estaba enrojecida.
-P-pues si soy una niña, ¿cómo sobreviviré sola en este terrible mundo?
-¿A dónde quieres llegar?
-¡Si me vas a tratar como una niña, me cuidarás como si fueras mi padre! No puedes dejar sola a una niña por la calle, ¿no?
Silencio sepulcral, acompañado de un frío sentimiento que estremeció a Arthur cuando las miradas furtivas de Nitori y Reimu le atravesaron.
Pero Flandre, cuyas palabras acabarían con la esperanza de librarse de Arthur, hicieron empeorar la situación.
-¡Vale! Pero como a mí también me has ayudado, también me cuidarás... ¡Como una familia!
-Eso, y... ¡Reimu será mamá y Nitori nuestra tía! ¡Nosotras seremos hermanas!
Esta vez, las miradas eran de preocupación.
Entre las risas de las dos niñas, Arthur pensaba...
"¿Cómo he llegado a esto?"
Unas horas después lo llevaron al hospital para tratar sus heridas. Se acordaron al final.
...
En otro lugar, lejos de los acontecimientos principales, un chico vestido con pieles de lobo llevaba una espada grande, posiblemente de mentira, y hablaba con una niña.
-¿Estás completamente seguro de irnos de aquí?
-Sí, Cirno. Debo reunirme con un amigo. Espero que esté bien.
Este era un chico llamado Adrián, que actualmente se veía acompañado (no por placer) de un hada llamada Cirno.
Su objetivo era volver a reunirse con un amigo suyo.
Encontrarse con Arthur.
….
Capítulo 6
Después de aplicarle diferentes transfusiones y coserle las heridas en hombros, piernas y pecho, Arthur sentía como si por fin todo hubiese acabado de verdad, y como si aquel combate hubiese sido un sueño.
Al abrir los ojos un dia más tarde, se encontró con mucha gente.
-¡Mirad! Se está despertando…
-¡Traedle un vaso de agua o algo!
-¡Sacadle las ranas de encima!
-A ver, dadle espacio…
"Uff… Siento como si me hubieran dado una paliza… Bueno, ahora que pienso… Me han dado una paliza."
A su alrededor habían seis personas. Dos niñas pequeñas, dos chicas más mayores (una seguía manteniendo que no era humana) y dos adultos. Un hombre y una mujer, para ser más exactos.
-Arthur…
-¡Hijo, has despertado!
"Son… Mis padres…"
-Mira, Arthur, los abuelos han venido.
-Sí… Espera, ¿abuelos?
-Sí. Flan y yo quedamos en llamarlos así también.
-¿Puedes explicarnos como es que ahora somos abuelos?
-La verdad es que no.
-Cuida tu boca, te recuerdo que aún tienes que cuidar de nosotras.
-Madre mía, hijo… ¡Qué rápido has crecido!
-Espera, ¿qué? ¡No! Es un malenten…
-Tengo una noticia, Arthur.
-¿Qué pasa?
-Tu compañero, Adrián, ha decidido volver aquí. En dos semanas os volveréis a ver.
"Adrián… ¿Es cierto esto..?"
-¡Genial!
-Y ahora dinos porque estás viviendo con cuatro chicas.
-Ehh…
Al final, convenció a sus padres para explicárselo cuando le dieran el alta, con la excusa de que incluso hablar le dolía.
….
La historia va a dar un salto atrás. El mismo día que Reimu apareció en la Tierra, otros grandes poderes descendieron. El (la) más fuerte, llegó a Rusia, y al caer destrozó un edificio empresarial. En concreto, una fábrica de helados. Por casualidad se encontraba allí un chico joven, con una espada (a primera vista parecía de plástico) grande en su espalda, y abrigado con bufanda y chaquetón.
La explosión no le golpeó, pero por instinto se acercó a ver qué había pasado.
No se imaginaba lo que iba a ocurrir.
-¡Hey!, ¿hay alguien?
-Uff… ¿Qué me ha pasado?
-Oye, ¿estás bien?
La chica era baja, de pelo azul y con aires de grandeza. Tenía seis trozos de hielo en la espalda a modo de alas. Su nombre…
-Sí, sí… Soy Suwako, ¿y tú?
-Yo Adrián, llámame Adri si quieres. Espera, ¿Suwako? Que nombre tan raro…
-¿Quién es Suwako?
-¿No era ese tu nombre?
-Tu… ¿Cómo me has descubierto?
-Eh…
-Sí, ¿¡cómo sabes sobre mis planes de hacerme pasar por Suwako para acercarme a Sanae, que conoce a Reimu, para atacarla por sorpresa y derrotarla ahora que estaba débil!?
-¿Intuición?
-Eres bueno… Te debo mis respetos, pero aún no te los has ganado. Mi nombre es Cirno.
-¿Cirno?
-¡¿Cómo sabes mi nombre?!
-¿Intuición?
-De acuerdo, pero que sepas que te has encontrado con… ¡LA MÁS FUERTE!
-Pues vale… Y… ¿Cómo has llegado aquí?
-¿Aquí dónde?
Y así, tres horas más tarde, Adrián descubrió que Cirno es una hada de hielo, y que había acabado en la Tierra sin saber cómo. También descubrió que era imposible hacer que respondiera a una pregunta con un 100% de posibilidades de acierto.
Ese día, por la tarde…
-Bueno, Cirno, ha sido un placer conocerte, pero debería volver a mi casa…
-¡Llévame contigo!
-¿Por qué?
-No sé dónde estoy de verdad…
"Vaya, esa mirada me ha atravesado."
-Bueno, puedo mirar de conseguir llevarte conmigo…
-¡Funcionó! Ahora cuida de mi como mi sirviente.
-No hemos pactado eso.
-¡Me adelanté!
-Eh, chico…
-¿Hm? ¿Quién eres?
-Llámame Maron.
-Mmm… Vale…
Ese hombre parecía tener treinta años. Llevaba un traje, parecía caro. Su pelo negro estaba todo peinado hacia atrás, y llevaba unas gafas de Sol.
-Bueno, ahora, ¿me puedes entregar a Cirno?
-¿La conoces?
-Algo así.
-Mentira.
-Cirno…
-No pensarás en resistirte, ¿no?
-No puedes derrotar a la más fuerte.
-Y si planeas un secuestro, ¡no te dejaré!
Adrián sacó su espada (que parecía de plástico) y apuntó a Maron.
-Te crees alguien, pero lo que estás desafiando supera tu intelecto. Ven, Yuuka.
De golpe, la tierra tembló. Sabía que lo que se avecinaba la podría tragar. Una de las youkais más poderosas de Gensokyo se acercaba.
Pero algo iba mal…
-Vaya… Yo quería quedar bien con mis subordinados y me llevé a Yuuka, pero por culpa del clima hoy no puedo hacer nada… Pues bueno, me voy.
Adrián aún temblaba de la impresión. Cirno estaba boquiabierta. Aquella situación no era una pelea danmaku de las que conocía. Eso fueron intenciones asesinas.
Pero Adrián se movió primero.
La espada grande se situó justo debajo de la barbilla de Maron, apuntando directamente al centro del cuello.
-¿Me amenazas con una espada de juguete?
-Parece de plástico, ¿cierto? Pues te equivocas. Esta espada es una aleación ligera con un pulido y un acabado perfectos, que la hacen relucir como un plástico nuevo.
-Y… ¿Puedes manejarla?
-Estudio esgrima, y practico y voy al gimnasio cada día. Tengo esta espada porqué mi maestro me vio como un digno alumno. Esta es una Claymore, preparada para romper defensas. Si te golpeo con la parte plana, te podría partir en dos igualmente. Ahora no te resistas.
-Heh.
Maron se inclinó hacia atrás y pateó desde debajo la espada, levantándola mientras dejaba descubiertas las defensas de Adrián. Cuando se dio cuenta de lo que ocurría, Maron se dirigía a golpearlo con su puño.
El golpe fue bloqueado por la empuñadura del espadón, y tan pronto como Adrián se equilibró, Maron se deslizó hacia atrás para evitar un contraataque y quedar expuesto.
Ya se había dado cuenta de la dificultad añadida del combate. De ellos dos, sólo Adrián estaba acostumbrado a ese frio, así que sus movimientos no se ralentizaban ni perdía el equilibrio mental del combate con tanta facilidad.
Cirno miraba preocupada.
-Yo… ¿Qué puedo hacer?
Ella sabía que peleaba para salvarla. Aunque no sabía el motivo de por qué la perseguían, él la ayudaba. Eso debería ser suficiente.
Pero ella no quería mirar. Sin embargo, sus poderes aún no funcionaban. El viaje le había drenado su energía.
Y el combate, a su vez, se intensificaba.
Maron había caído por fin en el hecho de que no ganaría solo con los puños. Por eso, de sus pantalones, en unos bolsillos de cuero, sacó dos cuchillos largos de caza y los cogió de reverso.
Adrián se dio cuenta de que ahora el enemigo iba en serio, que no solo le esquivaría. Planeaba un contraataque.
Pero no se percató de la seriedad del anuncio al sacar los cuchillos. Ese hombre era, mínimo, un ex-militar.
En un momento dado, la Claymore descendió verticalmente contra la cabeza de Maron. Éste, se inclinó unos centímetros a su izquierda, dejando que la espada chocase contra el suelo. Con dos movimientos rápidos, una cruz roja comenzó a teñirse en el pecho de Adrián, mientras soltaba un grito angustiado.
-Veo que es la primera vez que te hieren de esta forma. Por muy esgrimista que seas, no has sufrido nunca una herida de verdad.
-Por eso…
-¿Qué?
-Por ese motivo, ahora que sé lo que se siente, ¡no me permitiré recibir otra!
La espada ya estaba en lo alto y girando horizontalmente contra Maron. Pero aquel combate ya estaba ganado. Se agachó lo justo y giró 180 grados para después golpear con el pié a Adrián, justo en el punto donde las dos heridas se cruzaban. Espada y dueño volaron hacia atrás.
Y la espada cayó junto a Cirno. Ella estaba completamente chocada. Ese combate era…
-…¿muerto?
-Y si no vienes, Cirno, habrán más víctimas.
-No vayas, Cirno…
-Adrián…
-Hah… Te acuerdas de mi nombre… Por fin…
-¡No te rías!
Cirno se secó los ojos.
-No es algo para reír. Al menos, no te lo permitiré…
Cirno cogió la Claymore, que comenzó a congelarse.
-Hasta… ¡Mi victoria!
La espada Claymore de Adrián reaccionó y cambio de color y forma. Ahora parecía un tallo de sandía. Cirno ahora también presentaba una especie de gabardina que cubría medio cuerpo.
-¿Los poderes le han regresado? No, es algo diferente.
-¡Solo ocurre que soy la MÁS FUERTE!
El espadón adquirió un brillo azulado. Maron sabía que algo no iba bien.
El tajo que llegó justo después partió por la mitad toda la tierra a su paso. El enemigo lo esquivó por puro reflejo instintivo.
-Contra esto no puedo hacer nada…
-¿Te crees que voy a dejarte huir?
-No. Pero lo harás si quieres cerrarle la herida a ese chico. Tu hielo lo puede salvar.
Cirno se percató de lo que hablaba Maron.
-Dile a Adrián que su amigo también está involucrado. Y que voy a ir a verle.
-Su amigo… ¿Quién eres exactamente?
-Un subcapitán del IDIG. Recuerda ese nombre.
Y mientras Cirno cerraba la herida de Adrián, Maron desapareció en el horizonte, con una sonrisa en su cara.
….
Volvemos ahora al presente, es decir, un día más tarde.
….
*Sede de la IDIG*
-Muy bien, ¿todo está listo para eso?
-Sí. Al subcapitán bajo el nombre clave Maron se le han asignado cuatro de nuestras más poderosas capturas para recuperar a Flandre Scarlet y Nitori Kawashiro. También tiene como objetivos el capturar a Reimu Hakurei y Suwako Moriya.
-¿Algo más?
-Sí. La eliminación del humano que está combatiendo contra nuestras fuerzas. Arthur es el objetivo prioritario.
-De acuerdo. Chicas, marchad. Maron os espera.
Y las cuatro béstias salieron de esa sala. Su poder era tan abrumador que el espacio se deformaba a su paso.
Allí estaban:
La sirvienta del demonio, controladora de Tiempo y Espacio: Sakuya Iyazoi
La Diosa creadora del Makai, ubicada en el Pandæmonium: Shinki
La Maestra de las Flores de las Cuatro Estaciones: Yuka Kazami
La Diosa del viento y la lluvia, Avatar de Montañas y Lagos: Kanako Yasaka.
….
Capítulo 7
Adrián se aguantaba en pie sostenido solo por su espada. Las zarzas se clavaban en sus piernas y no se podía mover. Tenía varias heridas por todo el cuerpo, dejando la sangre salir como un brote. Cirno estaba muy malherida a su lado, y sus alas estaban rotas. Esa era la razón de las lágrimas que se mezclaban con el líquido rojo que emanaba de su rostro, que procedía de varios cortes anteriores. Las quemaduras en su brazo izquierdo lo habían dejado inservible. Ante Yuuka, parecía un zombi.
En otro frente, Suwako y Flandre estaban tiradas en el suelo, aún conscientes pero sin fuerzas. El sombrero que la caracterizaba estaba partido por la mitad, y Flandre había perdido su peculiar sonrisa. No peleaban más. Kanako se reía.
Sakuya había clavado a Reimu y Nitori en una pared, tal y como la figura de Jesucristo de aquella iglesia. La sangre, pero, no solo emanaba de las heridas en manos y pies. Parecía un cuadro rojo.
Arthur estaba de pie frente a Shiki. No aguantaba más. Sus fuerzas caían y sus heridas no cerraban. Su mirada cada vez era más perdida, y no tenía muchas posibilidades de demostrar alguna recuperación. Sus planes se habían acabado. Solo su voz se escuchaba en aquel escenario de desesperación:
-Papá... ¿Por qué?
Los dos chicos cayeron al suelo a la vez.
No había signo de posible victoria.
Era el fin.
...
*Días antes*
...
En el hospital, en la habitación, se encontraban con Arthur dos niñas.
-Aaah... Me aburro, Suwa...
-Sí... Este papá no hace nada más que leer libros... Me recuerda a alguien.
-¿A Patchouli? Hahaha
-Patchouli es una persona muy inteligente, me queda mucho para llegar a hablar de su nivel. ¡Y no me llaméis papá!
-¿La conoces?
-... No. Pero estoy entendiendo muchas cosas. Cuando Satori me recogió en el Palacio de los Espíritus Terrenales, me dijo que había de pelear como yo sabía. Al principio me extrañé mucho, pero luego me di cuenta de lo que hablaba... Mi fuerte no es una pelea física, sino un combate intelectual. Mis estudios son mi mejor arma. Por eso, creo que Satori me proporcionó datos e información sobre toda la gente importante y poderosa de Gensokyo.
-No he entendido nada.
-No esperaba que lo entendierais. Sin embargo sabed, que ahora ya estoy listo para protegeros de cualquier enemigo, así que no os preocupéis.
Por primera vez, la relación entre esos tres parecía mejorar.
Ya habían pasado 9 días desde la batalla con Flandre y Arthur casi estaba recuperado. En pocos días más, ya tendría el alta médica y podría largarse.
-Oye, Flan.
-¿Hm?
-¿Cuánto recuerdas del momento en el que fuiste atrapada?
-No mucho. Se tomaron muchas molestias para evitar que supiese nada de lo que hacían. Pero fue doloroso. El cuerpo me ardía y notaba mis piernas temblar. Mis alas parecían apagarse y yo perdía esperanzas a cada segundo.
-Hmm… Puede que… Sí, tengo una teoría. Creo que sé dónde radica el secreto de ese control mental. Necesitaré más pruebas, por desgracia, pero estoy casi seguro.
-¿Y de qué nos sirve descubrirlo?
-Podremos liberar a las demás capturadas sin necesidad de pelear.
-¡Genial!
-Pero mi plan tiene un defecto.
-¿Cuál?
-Que para que se confirme, necesito que nos vuelvan a atacar. Y eso es algo que no nos interesa.
….
Cirno, después de descubrir las utilidades de un avión y haberse dormido a mitad de trayecto, había conseguido llegar al aeropuerto de destino sin perderse, acompañada de Adrián.
-Oye, ¿cómo funcionan los aviones?
-El funcionamiento básico de un reactor es similar al del motor de cualquier coche: se absorbe aire, se comprime, se mezcla con combustible, se quema y se expulsa. La forma en que esto se hace, sin embargo, es muy diferente. La admisión del aire es casi lo único similar: el vehículo, al moverse hacia delante, fuerza al aire a entrar al motor. En el caso de un reactor, en ese momento el aire empieza a ser comprimido por medio de diferentes etapas de turbinas que además lo aceleran antes de llegar a las cámaras de combustión, donde se mezcla con el combustible. Allí, la combustión es continua, como en una caldera. La misma temperatura existente en la zona garantiza esto. Sin embargo, tanto para el encendido inicial del…
Cirno ahora ya estaba mirando una tienda de helados cercana al aeropuerto.
-Vale, creo que no me escuchabas…
-Oye, ¿a quién hemos venido a ver?
-A un amigo mío. Hace mucho que no lo veía, y las palabras del hombre al que nos enfrentamos en Rusia me preocupan.
-¿Qué hombre?
-Ojalá puedas vivir así toda tu vida.
….
-Arthur, Adrián ya ha llegado aquí.
-¡Genial! Justo ahora me acaban de dar el alta. Vamos a casa, papá.
Arthur estaba en la recepción, donde se había encontrado con su padre, que le venía a visitar. Había pasado ya más de 10 días, y por fin salían de ese hospital. Caín, el padre de Arthur, lo había visitado cada día. Por el contrario, María, su madre, no le pudo ver más de dos veces. Su trabajo le obstaculizaba el visitar a su hijo, por eso Caín se pidió unos días libres
-¿Cómo van las obras de reconstrucción de la escuela?
-¿Qué obras?
-Eso significa que ya está solucionado... Muy rápido, creo yo.
-Ajá... Pues lo que te decía, Adrián ya ha llegado. Está esperando en casa, con las chicas que viven ahora con nosotros.
-Puedes llamarlas gorronas, no te culparé.
-Ahora que caigo... Iba acompañado de otra chica rara haciendo cosplay...
-¿Qué?
-Sí, decía que su nombre era Cirno.
-Cirno...
"Cirno, la hada del hielo... ¿Acaso Adrián tiene algo que ver con lo que está pasando? Esto me preocupa. Además, Satori no me dijo precisamente que era una buena compañía..."
Arthur y su padre salieron del hospital definitivamente. Arthur llegó a casa y se despidió de su padre, que por sus propios asuntos debía volver al trabajo. Según Arthur sabía, trabajaba en una empresa publicitaría a nivel internacional.
Cuando entró, se encontró la típica escena anormal que ocurre al vivir con una kappa, una sacerdotisa, una vampiresa y una diosa.
Mientras que la kappa había intentado calentar una lata de sopa instantánea en el microondas y quedaban pocos segundos para ver una obra de arte, Reimu y Suwako habían aprendido a hacer piñatas. Flandre estaba dormida, por lo que no sabía que su Lævatein era usada como un palo recogido por unos niños en la calle.
Adrián y Cirno estaban sentados en el sofá, observando la escena con una expresión indiferente.
-Hola, Arthur. ¿Cuánto tiempo, no?
-Sí… Tú debes de ser Cirno, ¿no?
-¿Quién..?
-Correcto. ¿Les dejas hacer esto?
-Uno debe imaginarse lo que se puede encontrar…
La sopa estalló dentro del microondas. Nitori cayó al suelo y Flandre despertó por el sonido. Mirando con una expresión entre sorpresa y furia a Suwako y Reimu, se levantó con las garras en alto y comenzó a perseguirlas.
-En serio, ¿qué haces con Cirno? Espero que no vengas a llevarte a ninguna de ellas.
-No, al contrario. Hace poco más de una semana, me encontré a Cirno. ¿Te suena algún incidente de un edificio destruido sin causa aparente cerca de la zona donde yo vivía?
-Sí, lo escuché.
-Fue por la caída de Cirno en aquel lugar.
-¿Destrozó todo el edificio?
-Correcto.
-Y… ¿Por qué estás aquí? Es mucha casualidad.
-Cirno y yo fuimos atacados. Un hombre se la quería llevar bajo el nombre de una corporación, empresa o algún tipo de asociación bajo las siglas IDIG. Me avisaron de que tú estabas en las mismas circunstancias que yo, y que en el plazo de 2 semanas atacarían.
-Y yo acabo de salir del hospital… Cuánto crees que tardarán en llegar.
-Apuesto por unos pocos días.
-De acuerdo. En ese caso, dejemos la reconciliación para después. Para esos 2 días debemos prepararnos.
En ese momento un cuchillo atravesó una ventana, rompiéndola y clavándose en la piñata de Reimu y Suwako.
-Este cuchillo…
-Lleva un mensaje.
-Léelo, Reimu, por favor.
Reimu cogió el papel que estaba enrollado al mango del cuchillo.
-Mala letra… Dice que… en dos días, nos esperarán en la iglesia cercana al parque de esta ciudad… ¿Sabes dónde es, Arthur?
-Sí… ¿Dice alguna hora?
-Al mediodía.
-No lo entiendo…
-¿Qué ocurre, Arto?
-Te merecías lo de la sopa. Ocurre que es un lugar público a plena luz del día. No tiene sentido…
-Puede que quieran tendernos una trampa.
-Pero con lo escandalosas que son vuestras ropas, estoy seguro que ninguna de las enemigas que venga a atacarnos pasaría desapercibida. Tienes razón, Reimu. Debe de ser una trampa.
-En ese caso, sólo podemos hacer una cosa.
-¿Sí?
-Prepararnos y ganar, pasando por encima de sus estrategias. Confiaremos en tus ideas, Arthur. Te ofrezco mis bendiciones.
-¡Yo mis inventos!
-¡Yo mi sombrero!
-¡Yo no te morderé la yugular!
-Gracias, supongo.
-Yo te ofrezco mi espada. Y a Cirno, cuando se despierte.
-Heh… Parece que has madurado un poco en Rusia…
-Ya se me pasará.
-¿Sabes de alguna pista que podamos tener sobre el último enemigo?
-Hm… En la nieve llamó a alguien… Yuuka, si no me falla la memoria.
-Vaya, Yuuka, ¿no?
-Eso es malo. Y este cuchillo es propiedad de la Sirvienta Sakuya.
-De Sakuya… No quiero enfrentarme a ella…
-Flan, no te preocupes. Las salvaremos a todas.
….
-¿Cómo va el plan?
-Esos humanos utilizarán a cuatro entidades muy poderosas esta vez. ¿Quiere que intervengamos?
-Hmm… No. Será divertido ver cómo se las apañan. Entraré en escena en caso de máxima necesidad.
-Y… ¿Qué planea hacer si se da el caso?
-Llevarlos al único lugar donde esos humanos no han podido actuar. Los traeré de vuelta a Gensokyo.
….
Capítulo 8
-¿Qué edificio es este?
El grupo se encontraba delante de un antiguo edificio de piedra gris, con grandes ventanales y gente entrando y saliendo. La situación no parecía un preludio a un combate que podría cambiar el sí que lo era.
En el parque, se encontraban cinco puntos importantes. Cinco calles que lo conectaban y hacían forma de estrella. Una de ellas conducía a la salida, y otra a la iglesia dónde se encontraban. Las otras tres calles conducían a un laboratorio abandonado, por falta de presupuesto, un jardín de botánica y una playa artificial. Ese parque había sido construido para satisfacer los consumistas deseos y a la vez servir como fuente de investigaciones y progresos.
Se construyó este pequeño paraíso científico alrededor de una iglesia por el fundador de ésta. El obispo, que vivió allí cincuenta años atrás, dejó de lado la religión y decidió ir por la rama del conocimiento, sin perder sus creencias. Quería demostrar que, a partir de la ciencia se podía afirmar la existencia de Dios. El jardín de la ciencia. Ese es el nombre popular que se le dio a esta estructura.
Los actuales presupuestos, ya mencionados anteriormente, convirtieron el lugar en una zona de alto interés turístico, haciendo que las investigaciones recibiesen menos presupuesto que los eventos anuales y los mantenimientos. Eso provocó el cierre del laboratorio.
Siete personajes estaban observando la iglesia desde fuera. Faltaban unos minutos para las 12 del mediodía, la hora acordada.
-Esta iglesia es una iglesia donde hace 25 años se profesaba el Cristianismo. Actualmente, es un gran monumento, objeto de visitas de turistas, interesados y religiosos.
-¿Cristianismo?
-Imagínatelo. Aquí tenemos nuestros propios dioses.
-¿Y qué pasaría si esos dioses os traicionaran?
-Te llamaría.
-Arto, deja de flirtear con Reimu y ven. En un rato comenzará.
-Vuelve a decir eso y te meto en una lata para calentarte en el microondas.
-Oye, sin tonterías ahora. ¿No parece que se lo han tomado a broma? Hay demasiada gente en este lugar como para atacar.
-No lo entiendo…
En ese momento, la campana de la iglesia sonó, marcando las 12 del mediodía.
Era la hora.
Pero Arthur creía que algo fallaba…
-¡Claro! ¿Cómo he podido ser tan estúpido?
-Hay cosas que todas ya sabíamos, pero gracias.
-Te haré comer ancas de rana. Me refiero a esto. Adrián, ¿qué día es hoy?
-24 de Diciembre… ¡Vaya!
-Exacto. Hoy es Nochebuena. Esta celebración hace que los departamentos comerciales del Parque de la Ciencia cierren… Ahora.
-Bien, te has dado cuenta… Un poco tarde.
Detrás del grupo ya no había nadie. Todo cerrado. Una persona. Traje negro, peinado hacia atrás y gafas de Sol.
-Maron…
-Heh. Debo decir que mi superior me indicó bien dónde encontraros.
-¿Cómo? ¿No eras tú quien nos buscaba?
-Sí, pero siempre bajo las ordenes de uno de los tres supremos capitanes de la IDIG. En la IDIG hay una jerarquía similar a la de un ejército. Los más altos cargos son los subcapitanes, como yo. Un total de 20. Los capitanes, en concreto 7. Por encima de todos, los tres supremos capitanes, que dirigen toda la organización, estrategia, tesorería, montaje y cualquier cosa que tiene que ver con nosotros. Son 3. Toda la organización se divide en 3 secciones para que cada supremo capitán tenga la misma autoridad. Recordad sus nombres, aunque no os sirva de mucho. Son: Odín, Ulises y Caín. Sus nombres recuerdan las leyendas de este mundo, y servirán para crear el nuevo.
-¿Caín?
-Ese no es… ¿El nombre de tu padre?
-Será otra persona.
-No, no lo es.
Maron no parecía mentir.
-Ahora, menos explicaciones. ¡Salid las cuatro! Hay trabajo que hacer…
Shinki, Sakuya, Kanako y Yuuka, se colocaron cada una ante uno de los edificios del parque.
-¿Cómo un subcapitán como tú tiene acceso a este poder?
-Bueno, ser hermano de tu jefe te proporciona ciertos privilegios.
-Hermano… Eso significa que…
-Hola, sobrinito mío.
Arthur se dejó caer de rodillas.
-Por muy bien que me gustaría que nos llevásemos, mis órdenes son claras. Además… Rompisteis mi juguete-robot.
-¿Tú fuiste también quien controlaba a Nitori y Flandre?
-Fueron buenos tiempos. Ahora, juguemos a un juego. Si sois capaces de derrotar a las cuatro, os daré la posibilidad de encontraros con los tres supremos capitanes. Será un premio acorde con el esfuerzo, ya que son las más poderosas bestias que tenemos. Si no… Os veré en la otra vida.
Humo envolvió a Maron y la vista del grupo se tornó borrosa. Los cuatro entes desaparecieron tras el humo y Arthur consiguió observar que se metían dentro de los edificios.
-¡GAAH! Bien, me he cabreado…
-¿Arthur?
-¡Dividámonos! No perderé contra un tipo que os trata como monstruos. ¡Ganaremos!
-¡Ese es el espíritu! Vamos, Cirno. ¡Hora de demostrarle a estos tipos quienes son los más fuertes!
-Flan, ayúdame… Debo detener a Kanako.
-Ve, Flan. Nitori y yo nos ocuparemos de Sakuya. Todo saldrá bien.
-De acuerdo.
-Bien, yo… ¡Me encargaré de Shiki!
-Arto…
-¿Huh?
-Más te vale… No perder… ¡No te lo perdonaríamos nunca!
-No puedo perder. Antes debo escuchar mi nombre bien dicho saliendo de tu boca. Ahora… ¡Adelante!
….
Flandre y Suwako entraron en la playa artificial. Allí, estática como el centro del planeta, se encontraba Kanako. La diosa estaba esperándolas.
-Supongo que no hay mucho que decir…
-Está siendo controlada. No tenemos que contenernos. ¡Vamos a noquearla!
Suwako, en la antigüedad, tenía un gran arsenal de armas metálicas que fueron acabadas y oxidadas en un instante por unas parras utilizadas por Kanako. Ese fue el movimiento que decidió la batalla entre las diosas. Pero hoy la batalla era distinta.
-Esta batalla… ¡Debemos ganarla!
Suwako envió dos aros que giraban de la misma forma que un "frisbie" contra Kanako. Esos aros fueron detenidos por unas parras que casi instantáneamente se habían esparcido por todo el recinto aprovechándose del agua de la playa y de los poderes de Kanako.
Pero Suwako no caería dos veces en ese truco.
Cuando las parras rodearon los aros, el giro no cesó. Las parras se partieron y Flandre atravesó ese espacio con su arma en mano. El fuego que emanaba iba directamente contra Kanako. Si le golpeaba, sería difícil que se levantara en un tiempo.
Pero…
Kanako alzó una mano. La vara de fuego se detuvo por ese movimiento. Además, la presión del aire apagó sus llamas.
-Esto es…
Kanako se giró alrededor de Flandre sin soltar su arma y le propinó una fuerte parada que le hizo rebotar varias veces antes de chocar con una de las paredes.
"No será nada fácil…"
Suwako decidió ponerse seria.
-Spring Sign: ¡Jade of the Horrid River!
Hileras de luces rodearon a Kanako, limitando su movimiento.
Todas comenzaron a moverse contra ella. Pero no se movía. Ese ataque se había centrado en ella.
Suwako quería acabar de un golpe.
Pero tres bloques de arena se juntaron alrededor de Kanako.
"¡La arena no será suficiente!"
Pero la estrategia de Kanako no acababa allí.
Los sapos no soportan el agua salada.
Las serpientes comen sapos.
Pero existen los sapos venenosos.
….
Reimu y Nitori ya estaban en el centro de la gran iglesia. Delante suyo, una sirvienta de cabello claro las observaba con una sonrisa claramente amenazante.
Su intención.
Muerte.
Esa era la orden.
-Nitori, prepárate para…
Los cuchillos ya estaban en perfecta posición. Todas las extremidades eran apuñaladas.
O eso creía Sakuya.
-Arthur me dijo que debía crear una imagen falsa. Por eso te envié una respuesta electrónica a tu cerebro, modificando tus sentidos y haciéndote creer que estábamos en esa posición, cuando en realidad…
Sakuya recibió un fuerte golpe en el costado y fue enviada a volar.
-… Estábamos a tu lado.
-Sabía que le llamabas Arto para fastidiar.
La expresión de Sakuya no cambiaba. Se notaba su falta de alma en ese combate.
Y habló.
-Me han dicho que puedo hacer lo que quiera con vosotras… Pero no sé…
Las dos chicas parecían extrañadas. Sin embargo, para cuando Reimu notó el secreto detrás de esas palabras, Nitori tenía ya un cuchillo en el hombro izquierdo. Reimu esquivó un cuchillo que iba directamente a su tobillo por un reflejo instintivo. Si le hubiese golpeado, la pelea habría terminado.
-… ¿Cuánto seréis capaces de aguantar?
Reimu vio que el combate esta vez no era nada fácil.
Y Nitori estaba herida.
La expresión de Sakuya iba cambiando…
Y es, porque ella era un humano.
…
Cirno y Adrián entraron en el jardín de flores (botánico).
La cantidad de plantas desconocidas para ellos era grande. Incluso Adrián se sorprendió, y solo llevaba seis meses sin estar allí.
Los dos estaban juntos allí por el simple hecho de que sabían dónde se escondía Yuuka. Querían terminar lo que no comenzó en Rusia.
Incluso después de repetidas advertencias, allí estaban.
Nada más dar unos pasos, unas Rosas estiraron su cuerpo y expulsaron sus pinchos a modo de bala a presión.
Pero ya estaban preparados.
Cirno congeló las balas. El peso recién infundido hizo que fuesen desviadas de su trayectoria y no golpeasen.
-Bien hecho, Cirno.
-No perderé.
Al fondo de la sala se reconocía la silueta de Yuuka. En el suelo, unas letras grabadas.
¿SERÉIS CAPACES DE LLEGAR HASTA MÍ?
-¡Vamos!
Adrián desenfundó su espada. Una de las tres. Se había preparado a conciencia, y llevaba dos espadas cortas de una mano, todas propiedad suya. La tercera era su Claymore.
Cirno se basaba en el estilo de Adrián y se preparó para combatir de la misma forma. El hielo se arremolinaba en su mano y formó una larga estructura cortante.
Distintas raíces de unos olivos cercanos salieron des del suelo contra Adrián. Con un simple giro las partió y salió corriendo hacia delante, siguiendo a Cirno, que se había adelantado.
Pero no la veía.
Al elevar la vista vio el horror.
Cirno se encontraba peleando contra Yuuka mano a mano. Y por mucho que intentase congelar la sombrilla con la que intentaba golpear, no había efecto.
Yuuka preparó su movimiento, se apartó y apuntó en dirección al hada.
-¡Master…!
-Cirno! ¡Cógelas!
Adrián mandó a volar sus dos espadas cortas. Cirno las cogió al aire.
-¡Canalizaaaa!
-¡… Spark!
La luz les envolvió.
….
Arthur notó como los combates habían comenzado. Por mucho que quiso, al final separaron los grupos.
Por piedra, papel, tijera, le tocó solo.
Entró en el laboratorio.
Por mucho que revisaba, no parecía estar abandonado.
Pero sí había oscuridad.
Y la vista se tiñó de varios colores.
Las luces salían en su búsqueda.
Arthur corrió como pudo hacia una habitación anexada en la parte derecha de la entrada. Una vez allí, cerró la puerta.
Desesperadamente comenzó a buscar algún artefacto de pirotecnia, explosivos, armas… Cualquier cosa que le sirviera para defenderse.
Pero los láseres eran más rápidos.
Al darse cuenta de esto, Arthur tuvo una revelación.
"Esto… ¡Este ataque puede significar mi victoria!"
Shinki estaba observando como Arthur se defendía.
De su primer ataque.
La sombra acosaba a la luz.
…
Capítulo 9
La definición que los humanos le darían a las spellcards es algo así como una especie de láseres de energía concentrada, que cambian según quien las use, modificando nombre, efectos y potencial.
Por eso, en la Tierra, los efectos de una spellcard y su coreografía coloreada de danmaku son similares a lo que haría un láser de calor.
La IDIG sabía eso.
El motivo por el cual Kanako utilizaba arena para defenderse de tanta cantidad de disparos era por el simple hecho de los pequeños fragmentos de cristal que encontraba dentro.
Una trampa para Suwako.
La luz completamente alineada al principio se dispersaba y formaba patrones irregulares que chocaban con todo el recinto, provocando explosiones y haciendo que la velocidad de vuelo de Suwako fuera un factor de alta importancia.
Tres de las líneas brillantes se acercaban a la Diosa. Con un movimiento perfectamente ajustado, se pueso a la derecha, dejándolos pasar y preparándose para avanzar cargando contra Kanako.
Pero algo iba mal.
Sabía que en el momento en el que cargase contra Kanako estaría perdida.
Porque en el interior de los bloques gigantes de arena había cristales. Esos cristales estaban guardando el calor.
Esos bloques estaban rellenos de magma.
Si Suwako se acercaba, sería el fin.
Pero había una pequeña vampiresa que aún no había actuado, y cuyas ganas de golpear crecían.
Pero no era rabia por ser golpeada.
Era rabia por amenazar a su amiga.
-¡Flan!
La vampiresa estaba de pie en unas rocas cerca de la pared que había destrozado con su caída.
Pequeñas heridas y rasguños le marcaban.
Pero lo importante estaba en su mano.
-¡Break the point!
Al cerrar la mano, algo estalló.
Y todo el refugio cristalino-magmático creado como una defensa impenetrable de Kanako fue destrozado como una gelatina descompuesta.
Aprovechando eso, Suwako avanzó por fin.
Sabía que su fuerza no era superior a la de Kanako, por eso volvió a preparar unos aros metálicos. Pero esta vez no eran un arma.
Eran la trampa.
Los aros fueron lanzados, adelantándose a ella, y rodearon el cuerpo de Kanako. Cesando el giro, se comprimieron y limitaron su movilidad.
Flandre ya estaba en el aire y la Lævatein golpeó el costado de Kanako. El golpe, más descomunalmente poderoso de lo que parecía, podría haber partido fácilmente el edificio en dos.
Kanako no sintió nada.
Al abrir los brazos, todos los aros se rompieron en miles de pedazos.
Dos pilares de arena se condensaron ante las miradas perplejas de la rana y la vampiresa.
Pequeños hilos de esta arena salieron contra ellas, mientras su vibración era constantemente aumentada.
Suwako se dio cuenta que un golpe sería fatal.
Se agachó para esquivar uno de los hilos vibrantes que iba destinado al centro de su cara. Lo justo para evitar la muerte.
El sombrero cayó partido por la mitad.
Ni Suwako ni Flandre comprendían cómo había tanta diferencia de poder.
Los pilares fueron contra las dos chicas y fueron aplastadas contra el suelo.
….
-¡Haaaaah!
La gran spellcard, utilizada por youkais y/o ladronas. Master Spark.
Acababa de ser detenida por el hada de hielo más fuerte.
El traje negro que se materializó en Rusia, las espadas similares a helados…
Todo era señal de que el plan funcionaba.
En aquella sala, Cirno era imbatible.
Yuuka estaba confundida. El poder recién liberado era absolutamente fuera de lo racional.
Pero no se rendiría.
-¡Cae!
Una gigantesca flor violeta caía contra Cirno.
-¿¡Es un clavelillo!? Pero… ¡Es demasiado enorme!
El clavelillo es una flor capaz de soportar temperaturas bajas de incluso -10ºC, y de sobrevivir durante días incluso si es cubierto de nieve.
En el jardín, utilizando los avances del laboratorio cerrado y aplicándolos a plantas, se había mejorado y creado una flor que combatía el frio con una altísima eficacia.
El hielo de Cirno en la Tierra podía alcanzar la bajísima temperatura de -90ºC si se concentraba.
El nuevo modelo de clavelillo gigante podía llegar a los -200ºC sin problemas.
Los pétalos se cerraron en torno al hada, limitando su movimiento y evitando su avance.
El hielo no la sacaría de allí.
-¡Cirno! Hagámoslo…
Desde dentro de la flor, Adrián tuvo la sensación de oír un sí.
La Claymore de Adrián fue directa contra la gigantesca flor, de forma que el golpe tenía la clara intención de cortarla.
Pero su resisténcia era mayor.
Yuuka observaba divertida cómo el humno intentaba rescatar al hada.
Pero no sabía que esa no era la intención.
El ruido que provocó el intento fallido de corte le permitió a Cirno centrar todo su poder de ataque en el lugar donde Adrián golpeaba para desgastar la parte externa.
Inmediatamente después, se abrió un espacioso agujero en uno de los pétalos, por donde salió Cirno con 8 espadas, 6 de las cuales eran de hielo.
"Este es el resultado de nuestro entrenamiento. Este es nuestro estilo de combate."
-Esgrima cooperativa: ¡estilo de 9 espadas!
Siete repartidas por el escenario.
Una en manos de Adrián.
Dos en manos de Cirno.
"Recogiendo, lanzando, esgrimiendo, intercambiando de posición, manos, tácticas... con 9 espadas. Entre dos personas."
-Cirno, si salimos de esta… Te compraré lo que me pidas.
Cirno se preparó.
-¡Nyuuu! Eso es… ¡Motivación!
Adrián se inclinó y lanzó la Claymore contra Yuuka. Al esquivarla, siguió su recorrido y se clavó en el techo. Cuando Yuuka miró, Adrián había lanzado otra espada que recién había cogido y una tercera ocupaba su mano izquierda. Cirno ya volaba con las dos espadas ligeras de Adrián y con objetivo Yuuka.
"Es nuestro estilo de combate definitivo. El problema es que Cirno gasta mucha concentración manteniendo las espadas de hielo. Posiblemente tengamos 5 minutos para derrotar a Yuuka. O menos."
Las espadas de Cirno se encontraban cruzándose con el parasol de Yuuka. Ese parasol era, según la leyenda, la Única flor de Gensokyo que nunca se marchita. Además, canalizaba el poder de la Master Spark, cosa que lo volvía más importante.
CANALIZAR.
Esa era la palabra.
Después de la reunión con Arthur, se explicó el poder extraído en Rusia, el cual había abierto un boquete en el terreno con solo blandir la espada. Grácias a la información de Satori, llegaron a una conclusión.
En la Tierra, los poderes de Gensokyo no se manifiestan al 100%. Por eso, Cirno había reaccionado con la espada. Algunos objetos importantes tenían relación directa con la persona que los usase. Cirno canalizó su poder en la espada Claymore Rusa, ya que és una espada, forjada en fuego, en la tierra de hielo.
Al canalizar, no se puede robar el poder de la forma en qué lo hacía la IDIG.
Era la forma de pelear contra ellos.
Aún no habían descubierto como canalizar los poderes de todas. Solo Nitori, Flandre y Cirno habían conseguido ese nivel. Suwako y Reimu no encontraban un objeto que las identificase.
"Esta hada vino a la Tierra perdida, no tiene mucha capacidad de pensamiento y es poco inteligente. Pero aun así… Es mi aliada y es la más fuerte. Su concentración en la batalla no tiene igual. ¡Demuéstrale de qué pasta estás hecha, Cirno!"
La espada salió volando por el choque de fuerzas. Cirno lanzó contra el suelo la segunda y cogió la Claymore del techo con una voltereta. Aprovechando el giro, se precipitó contra Yuuka.
Pero, tal y como dice, se precipitó.
No controlaba ni el giro ni la caída. El parasol se colocó en su cuello y Yuuka se movió unos centímetros por la izquierda de Cirno.
La espada falló. El cese repentino de movimiento hizo que se le escapara.
Pero el ataque de Yuuka no falló.
Concentrado todo en Cirno.
-¡MASTER SPARK!
Los ojos de Cirno se oscurecían.
Un pensamiento pasaba por su mente.
"Me hiciste caso siempre. Cuidaste de mí. Nunca me abandonaste. Ni ahora lo harás… Maldita sea… Todo… ¿Por qué se acaba aquí? Yo… Quiero estar más tiempo contigo."
Sus ojos se cerraron mientras la ráfaga de destrucción acababa con sus energías.
El silencio se escuchaba de nuevo.
Con lágrimas de hielo, el cuerpo del hada cayó.
Con lágrimas de fuego, el grito de un humano resonó.
-¡CIRNOOOOOOOOOOO!
….
-Señorita Yukari, los preparativos están listos.
-Bien hecho, Ran. El conflicto ya ha comenzado. Necesitaré a Chen también.
-Estoy aquí.
-Perfrcto. Ahora solo queda esperar a Eirin. De ella depende el futuro de los dos mundos. De ella dependen los dos héroes humanos.
-¿Héroes? ¿No los está sobreestimando, señorita Yukari?
-Si no nos damos prisa, el héroe herido se convertirá en demonio.
-¿Y qué hacemos con las cuatro fuera de control?
-En la Tierra, nuestra fuerza no es ni una sombra de la que tenemos aquí. Si tenemos suerte, saldremos todos ilesos. Si no…
-¿Qué?
-Espero que hayas rezado antes de venir.
….
Capítulo 10
El grito de Adrián había sido escuchado en todos los campos de batalla.
Pero Arthur, Reimu y Nitori tenían también sus problemas.
Suwako y Flandre habían sido aplastadas.
Adrián se quedó solo contra la youkai de las flores.
Con un movimiento, arrancó la espada Claymore que se había clavado en el suelo como una consecuencia del paso en falso final de Cirno.
La blandía con una mano.
Al girarse, la tierra se levantó.
-Tengo la sensación de que eres superior al humano corriente.
-¡Cállate!
Con una temible ira en sus ojos, su único comentario antes de atacar fue:
-Puedes pensar lo que quieras. Pero si hieres a una persona preciada para mí…
¡Te despedazaré!
De un salto se colocó a la altura de Yuuka, donde embistió con fuerza con su espada.
Si Yuuka se hubiese dado cuenta del actual nivel de fuerza de Adrián unos segundos más tarde, ahora sería condimento de ensalada.
Unas finas zarzas de mora se habían colocado entre el ataque y Yuuka, protegiéndola por poco.
Las espinas estaban hundidas en la piel de Adrián. Pero no importaba.
El dolor físico se puede superar más fácilmente.
-¡GAAAAH!
No las cortó. Arrancó las zarzas de cuajo del techo, el suelo y otras plantas.
La espada ahora avanzaba.
Yuuka se apartó por poco. El parasol apuntaba a Adrián.
-¡MASTER…!
Adrián arrancó el parasol de las manos de Yuuka aguantándolo con la boca y enviándolo a volar. Después blandió la espada hacia su izquierda y trató de partirla en dos.
Yuuka de nuevo se salvó por muy poco.
El modo Berseck de Adrián había tomado forma.
Sus pensamientos estaban en blanco.
Sus cortes eran imprecisos, pero cada uno de ellos podía ser mortal. Si fuese consciente de su estado, se daría cuenta de el sobreesfuerzo al que se estaba sometiendo.
Su cuerpo no lo soportaría mucho.
Su fuerza se apagaba lentamente.
-Así como todo tiene un final, tu final está cerca.
-Geeh... Hah...
Sus movimientos eran mas lentos. Esa sobrehumana potencia se acababa.
De repente, un crujido le recorrió el brazo.
Al terminar de estar en tensión, sus músculos dejaron de esforzarse de una forma tan brusca que se desgarró por dentro.
Solo se aguantaba en pie por su espada.
Había perdido.
Al final, Cirno no había sido vengada.
...
Nitori seguía con una herida en el hombro. Esto no le permitía moverse con facilidad y le daba una ventaja a Sakuya, que le apuntaba solo a ella con los cuchillos.
Por eso, Reimu se encargaba de defenderla.
No tenían espacios para atacar.
Los talismanes que llevaba Reimu se habían pegado unos con otros y estaban en forma de medio círculo alrededor de las dos chicas. Nadie sabía cuanto duraría. Reimu tenía un poder muy limitado en la Tierra, lo que provocaría que en cualquier momento toda la estructura colapsase, ya que sin sus poderes, era solo papel pintado.
Nitori sabía que no quedaba mucho tiempo y estaba pensando en algo. Su canalización fue activada en el mismo momento en el que se separaron de Arthur, ya que no sabían desde dónde atacaría Sakuya.
Esa canalización la habían llamado: creación electrónica.
Gracias a sus propias capacidades, físicas y intelectuales, la canalización le permitia mover electrones. Requería una enorme concentración, pero los efectos eran muy altos.
Con una herida como la que tenía en el hombro, era difícil mantenerse firme. Ni hablar de usar su nueva fuerza.
-Reimu, lo siento... Solo he sido una carga para ti...
Reimu seguia repeliendo ataques. Pero notaba como se le acababan las fuerzas.
-Si pudiese ayudarte de alguna forma...
-¡Calla! Hablando no me ayudarás tanto. Concéntrate en lo tuyo. Recuerda que en esta batalla, no dependes de mí, sino que...
Un cuchillo logró hacer una brecha y Sakuya se dejó aparecer dentro de la defensa circular de Reimu.
-Yo dependo de tu victoria.
Reimu corrió hacia Sakuya y se agachó. Su pierna derecha subió rápidamente y mandó a volar el cuchillo que llevaba en la mano. Sakuya rápidamente preparó dos más mientras tres aparecieron y se dirigieron a Reimu. En su posición, no tuvo más remedio que saltar hacia arriba.
En una posición poco cómoda, similar a un pescado, Reimu se encaro con Sakuya, y dio media vuelta en el aire para dolpearla con su mano cerrada.
Para Sakuya fue fácil de esquivar.
El cuchillo le dejó una pequeña marca en su brazo.
El rojo comenzó a cubrirlo.
Aún no había caído cuando el tacón de la sirvienta se le clavó en la espalda y la mandó a volar.
-¡Reimu!
-¡No perderemos aquí!
El cuchillo estaba yendo dirección a su cuello.
Reimu no podía esquivarlo.
Excepto cuando jugaba danmaku, las peleas no habían ido tan lejos. Puede que alguna hubiese sido muy violenta, o importante para su futuro, pero jamás habían sentido la sensación aplastante de ser impotente de esta forma en una pelea tan seria.
La muerte estaba allí mismo.
Pero el cuchillo dejó de avanzar.
Estaba suspendido en el aire.
-¿Qué pasa?
-Uf, me ha costado...
-¡Nitori!
-Sí. He encontrado lo que buscaba. Entre las piedras de la pared hay óxido ferroso. Con una fuerte sacudida eléctrica, he creado óxido diferroso. Este maldito lugar es ahora un imán por dentro. Tus cuchillos se moverán lo mismo que Patchy de su biblioteca.
-¿Nada?
-No demasiado. Pero ya no serán un problema. Además, ¡esto no acaba aquí!
De su mochila sacó un brazo mecánico. Parecía sin acabar.
-Una pena, quería acabarlo de una vez, pero...
Con todas sus fuerzas, lanzó el brazo contra el cuchillo, que poco a poco se había oxidado y ahora era rojo.
-¡Reimu! ¡Al suelo!
El choque hizo todo alrededor quedar cubierto por una luz inacabable.
Después del resplandor, las paredes comenzaron a brillar y emitir pequeñas chispas y estallidos. Al finalizar, trozos de hierro incandescente habían comenzado a quemar y consumir los bancos de la iglesia.
-¿Qué ha pasado?
-Reacciones por todos lados... Suerte que me dediqué a estudiar estos días...
-Sí, calentando una sopa en un recipiente de aluminio en el microondas.
-¡Cállate! Si no fuese por aquel accidente no estarías viva.
-¿Heee?
-El cuchillo de Sakuya está formado por acero, una aleación de hierro y carbono. En su caso, el carbono está en pocas cantidades, por eso aproveché y infundí energía al oxigeno del aire y al hierro de su cuchillo para crear óxido de hierro. Después le tiré mi brazo mecánico.
-¿Cómo pudiste levantarlo?
-Estaba hecho de aluminio. Era liviano. Pero lo importante es el aluminio. También lo hice reaccionar con oxígeno, creando otro óxido. Después de esto, lo hice prender. El resultado es este: la reacción termita. Termita es un tipo de composición pirotécnica basada en aluminio y un óxido metálico, el cual produce una reacción alumino-térmica llamada del mismo nombre que el compuesto. No es explosivo, pero puede crear cortas ráfagas de temperaturas extremadamente altas por un período corto de tiempo. El hierro salió disparado en forma de chispas, a unos 2500 grados, y el resultado es que mi propio imán reaccionó de la misma forma... Vamos, que me pasé.
-No he entendido nada.
-Yo sí. Básicamente, tus imanes no afectan ya a mis cuchillos.
Sakuya estaba ilesa.
-¿¡Cómo!?
-Si le gritas a tu aliada que se proteja de un ataque dirigido hacia mí, me imaginé que sería explosivo. Solo me escondí.
El pie de Sakuya mandó a volar a Nitori justo al acabar su explicación. Una vez en la pared, los cuchillos se le clavaron en tobillos y muñecas.
-Me gusta esa imagen. La he visto en esa estatua de madera antes de que la quemarais.
-¡Nitori!
Inconsciente.
-...Aah...
Las lagrimas comenzaron a salir de Reimu. Pero no era momento de llorar.
-¡AAAAAAH!
Su puño salió directo contra la cara de Sakuya, con toda la fuerza que tenía su alma.
Sakuya dio un salto y su pie aterrizó en la cara de Reimu. Pero no se movió. Ni un centímetro.
-No caeré. Ya lo dije antes.
-En ese caso, solo debo subirte.
El otro pie giró lo suficiente para golpear su barbilla y levantarla del suelo. De un giro completo, su patada fue directa a los brazos que Reimu cruzo en su pecho. Cruzó todo el edificio.
Reimu estaba en la desesperación. Debían ganar. Sus manos cogieron una tabla en llamas, y aunque se quemaba, intentó, con todo lo que le quedaba, golpear a Sakuya.
-¡Es el fin!
De un puño, la tabla se rompió y Reimu fue lo siguiente que detuvo el puño. Su tensión se veía reflejada en la impasibilidad de la cara de enfado, en el mismo cuerpo de Reimu, ya desgastado y herido.
No retrocedía.
Pero avanzó.
El puño ahora estaba en su espalda. El golpe era fuerte. Tan fuerte que acabó contra la pared. Justo delante de Nitori.
-No puedes más.
Esta vez no quedaba más que resignarse.
No le dio tiempo a llorar por su compañera y amiga.
Cuándo se dio cuenta, ella ya estaba en la misma posición de cruz, en la pared, como Nitori.
El dolor le consumía las extremidades.
Su mente se vació.
Creyó haber visto una lagrima.
Y no era en sus ojos.
...
Arthur corría sin parar. Buscaba de alguna forma escapar de esos láseres que no se detenían.
En realidad sí que se detuvieron. Se gastaban con el tiempo.
Pero para entonces, nuevos láseres le intentaban freír.
Y para eso, una idea había surgido
En un momento dado, Arthur se giró y comprobó que solo le perseguían dos láseres.
Eso era su carta de triunfo.
De su mano, un guante.
De los láseres, solo la estela.
El ataque ya no tenía efecto.
-Ya lo he entendido...
Pero antes del contraataque, permitid explicar que pasó el día antes.
El secreto de la fuerza de Arthur y Adrián.
...
-Canaliza, Cirno.
-Hah...
En la espada Claymore, el hielo se acumulaba. Según Arthur, el fenómeno que ocurrió con Cirno en Rusia era conocido como Canalización.
-En realidad no se por qué se le llama así, solo sé que las pistas que Satori dejó en mi mente llevaban a imaginarme que vosotras podéis materializar vuestro poder en la Tierra. Pero de otra forma completamente distinta. No entiendo por qué Cirno lo hace con la espada, pero...
-¡Woooah! Reymoo, ¡mira! Ahora puedo derrotarte con una mano... ¡JA!
La espada fue detenida con la mano de Reimu.
-No me llames así.
-Reimu tiene nombre, ¿sabes?
-Yo también...
-¿Heh?
Sin intentarlo, Cirno había creado nueve espadas.
-¿Por qué?
-Es la canalización. Está completa.
-Entonces...
-Sigue intentando diferentes cosas. Posiblemente desarrollemos algo nuevo.
-Cirno, ¿me dejas coger una o dos?
-Si me lo pides por... ¡Heeey! Ya las has cogido...
-¡Wooeh! Son livianas... Pero, ¿acaso éste hielo no será fácil de destrozar?
Dos de las espadas de hielo chocaron.
Ni un rasguño.
Era mejor incluso. El suelo había recibido los daños. Adrián había hecho un corte en el suelo al chocar las dos espadas.
"Hmm... a lo mejor... ¡Creo que la canalización afecta a humanos!"
-Adrián, mañana deberás pelear en el mismo equipo que Cirno.
-Hah, ningún problema. Estas cosas son espectaculares. Ganaremos sin lugar a dudas, ¿cierto?
-¡Sí! ¡Somos los más fuertes!
-Hmm...
"Hay algo que me falla..."
Después de esto, Nitori desarrolló su poder de electrones y Flandre canalizó su poder a su vara, creando una arma de destrucción masiva que decidieron esconder rápidamente, por si acaso.
Arthur se dio cuenta de que la canalización actuaba en humanos.
No se dio cuenta de que solo podía actuar en un humano a la vez.
Pero las barreras estaban para ser superadas.
Arthur, con el poder de la canalización y su propio intelecto, se enfrentaba a la diosa Shinki.
...
-Eirin, tardas mucho.
-Lo siento. ¿Podemos salir ya?
-Esperaremos un poco más.
-¿Por qué? Ya hay demasiadas bajas. Además, tres de los combates han terminado. A menos que aparezca un milagro en las manos de ese chico, ya han perdido.
-A mí tampoco me gusta esta situación, pero creo necesario esperar un poco.
-¿Por qué? Aún no me has respondido.
-El combate que verás ahora, es el más importante. Si no derrota a Shinki, significará que nuestra única esperanza era un recipiente sin valor, y para entonces...
El espacio donde se encontraban sufrió un temblor.
-Ya será demasiado tarde.
….
Capítulo 11
Manteniendo su mano protegida con guantes de goma, por encima estaba colocado el dispositivo de la IDIG para el robo de poder de las chicas de Gensokyo.
Shinki observaba aturdida desde la oscuridad cómo sus ataques habían sido destrozados completamente.
La expresión de Arthur indicaba que sabía perfectamente cuan poderoso era su enemigo. Las precauciones y su preparación habían sido admirables.
Ahora era momento de contraatacar.
Los pies de Arthur lo movieron dirección a la diosa, que pareció sorprenderse, ya que su presencia había sido escondida a la perfección.
¿Algo había fallado? No. Arthur lo había descubierto solo.
Porqué él había usado la canalización con Nitori.
Porqué él controlaba los protones. Su carga era la opuesta a la que controlaba su compañera.
Ese es el efecto de la canalización.
Cada uno cubre las debilidades del otro.
En el caso de Cirno, ella es dotada de una habilidad extra, mientras que el canalizado aumenta su fuerza drásticamente. Es un poder realmente aterrador, pero solo consiguieron mantenerlo 10 minutos.
En su caso, el poder en sí no cambiaba. Pero sus cargas eran contrarias.
Y su volumen y masa eran mayores en el caso de controlar protones.
Es más difícil mantener el control de cuerpos mayores, pero su poder destructivo era aún mayor.
Era momento de ponerlo todo en práctica. Si la estrategia funcionaba, Shinki sería su compañera al acabar el combate.
Cuando estuvo suficiente cerca, Shinki se preparó para un combate físico.
Por muy fuerte que fuera el chico, no era más que un humano. Un simple golpe basta para derrotarlo.
Uno de sus puños se cerró para aplastarle la cara en cuestión de segundos.
Todo sucedió muy rápido.
El puño fue apartado por la mano izquierda de Arthur como si no hubiese resistencia alguna, y el suyo derecho se clavó en el estómago de la diosa, haciendo que atravesara varias salas hasta quedar sin la fuerza para atravesar paredes.
La explicación se basaba en dos claros acontecimientos.
Los reflejos de Arthur le permitieron reaccionar ante el puño que cayó sobre él desde la oscuridad.
Los protones concentrados en sus brazos le permitieron crear una especie de recubrimiento.
Por así decirlo, sus brazos estaban recubiertos de una concentración invisible de protones inamovibles que le otorgaron una nueva fuerza. Era un golpe de hierro de un hombre de algodón.
Y eso le pasaría factura a Shinki.
-Heeh...
-Espero que esto funcione.
-HAAH!... Piensas que es todo tan fácil que te olvidas de tu peor peligro.
-¿Qué?
"No recuerdo haberme dejado nada al azar al entrar aquí. Lo único que me sorprendió fue el rápido ataque... Y lo grandes que eran estas instalaciones... Espera... ¡Claro! ¡Esto debe de ser un error! ¡Todo...!"
-¡Todo esto era obra tuya!
-Tú conoces la canalización. Cierto. Es una afirmación. Pero por si no lo recuerdas, la misma persona que te otorgó los conocimientos que tenía sobre la canalización...
"Satori."
-Está actualmente de nuestro lado.
Un escalofrío reptó por la espalda de Arthur.
-Además, nosotros descubrimos la existencia de Gensokyo. Es normal tener más datos y poder en general que tú.
Alguien detrás de él le hablaba. Y su voz le era familiar.
-Es una pena, hijo mío. Pero si te decides a no cooperar, yo seré la persona que te apartará del camino personalmente. Shinki. ¡CANALIZA!
-Sí, Maestro.
El ambiente se volvía pesado.
Las alas de Shinki tenían ahora un color mucho más profundo que el negro.
Más bien, no tenían luz. Era lo contrario.
Era un fenómeno extraño. La luz entraba en sus alas. Pero no se reflejaba. Ese negro no era natural. Tampoco era algo fácil de explicar.
La figura de detrás tenía ahora también seis alas.
Solo con observar la escena, Arthur supo que el poder destructivo allí reunido era terrible. Su habilidad tenía que sacarle de allí con vida, no hacerle ganar.
Las seis alas de Shinki se precipitaron contra Arthur como víboras atacando a su presa.
La barrera de protones fue levantada instintivamente.
Por suerte no tenía solo un as bajo la manga.
Su mano derecha se tensó, preparando un nuevo ataque.
Pero no se movía.
Al contrario. Todo se movía más rápido.
Los golpes contra su eficaz barrera eran cada vez más intensos. Además, no reaccionaba a tiempo para protegerse. Caería en poco tiempo.
Pero algo más le preocupaba.
¿Solo estaba peleando contra uno de los dos?
-Con lo inteligente que eres, ¿sabes lo que es la energía oscura?
-¿Huh?
-Te lo diré rápidamente. Es una forma de materia o energía presente en todo el universo. También es la causante de la expansión acelerada de este universo. Resulta considerada como una fuerza gravitacional repulsiva. Además, es la que constituye aproximadamente unas tres cuartas partes del volumen-peso del infinito actual. Basándome en esto, podría resumir que en mi canalización obtengo la capacidad de controlar ese poder semi-infinito. YO SOY UN DIOS AHORA.
"Si lo que dice es cierto, entonces está usando su repulsión a mi alrededor para tensarme y evitar mi movimiento. ¡Es una restricción!"
-Sí. Veo que te has dado cuenta. Además, existe el factor de acelerado que hago variar, de forma que tú no te mueves, pero nosotros vamos más rápido.
-…¡Gah!
La barrera caía por momentos.
-Además, hay un factor extra. Las alas de Shinki no son de energía oscura, sino de materia oscura. A diferencia de la energía oscura, que ocupa el 70% del universo, esta materia es el 21%. Su capacidad es crear campos gravitatorios que mueven incluso a galaxias. Su simple existencia está comprobada por la aparición de cúmulos de galaxias.
En un golpe, todo acabaría.
-Si se modifica esta propiedad…
La barrera invisible fue atravesada y la forma oscura se abalanzaba contra Arthur.
-Creas un campo interno que se auto-desarrolla. Haces que estas alas incorpóreas pesen millones de quilos.
El golpe siguiente creó tal onda expansiva que el edificio comenzó a caer. En un último momento, Arthur probó a crear una barrera de piel de protones, prácticamente ineficaz.
Aun así, esa barrera le había salvado de ser convertido en una repugnante masa de carne roja.
Por desgracia, esa presión había reventado varios órganos y abierto heridas, haciendo que Arthur se aguantase de pie por el simple hecho de que su barrera no se había disuelto.
-Papá... ¿Por qué?
La barrera se deshizo y su cuerpo cayó.
Su propio padre observaba la escena con una pequeña sonrisa.
Solo dejó escapar unas palabras breves y finales para su hijo.
-Si mi familia causa un problema, yo me hago responsable. Tú has sido el problema esta vez. Tienes suerte de poder escucharme aún. Solo te diré: Adiós. Vámonos, Shinki.
-Sí, maestro.
-¿Maestro? Que cutre que es nuestro enemigo.
Shinki miraba sin expresión, algo no reflejado en el rostro de Caín.
Ante él, cinco figuras únicas se erguían como estatuas indestructibles. Su aura reflejaba su poder. Y su ira.
-Estaba esperando a ver cómo funcionaban las habilidades de este chico en un uno contra uno, pero no me imaginé que su padre se interpondría. Pero menos aún que intentaría eliminarlo.
La persona que hablaba llevaba un parasol rosa sin motivo aparente y un vestido de falda en forma de campana, elegante y vistoso.
A su lado, una joven con orejas de gato, bajita y con dos colas observaba la escena.
-Hace mucho que la señorita no se enfadaba tanto, ¿no?
En el otro lado, una chica más alta que la anterior, con 9 colas rubias y unas orejas en la cabeza, dotándola de aspecto de peluche.
-No es una buena idea hacerlo.
Las otras dos figuras ya se habían movido. Pero no entendían como. El cuerpo de Arthur fue recogido del suelo y inmediatamente fue apartado del centro de acción.
Lo llevaba una chica-conejo de aspecto serio, con una expresión de desprecio ante el enemigo.
-¿Tu hijo? Eres despreciable.
La última pero no menos importante, con un vestido azul oscuro y rojo, una larga trenza blanca y un gorro, también azul y rojo, con una cruz. Su aspecto inspiraba temor y respeto.
-No te esfuerces, Reisen. Además, hay cosas más importantes que hacer.
Yukari, Chen, Ran, Reisen y Eirin. Todas habían sido juntadas para esta ocasión. Su objetivo es rescatar a los actuales combatientes.
-Si nos enfrentásemos a vosotros uno a uno, ganaríamos. Pero aquí teneis ventaja, y hasta que derrotemos a uno, los otros se reunirán. Por eso…
Unas extrañas puertas de fondo violeta profundo dejaron ver la silueta de Suwako, Flandre, Cirno, Adrián, Reimu y Nitori. Todas estaban en grave estado, pero vivas. Adrián tenía convulsiones por el mismo motivo por el cual Arthur no se movía. Todos los músculos de su cuerpo habían sido desgarrados.
Caín observaba la escena con sentimientos de temor y valor confrontándose en su mente.
Pero decidió actuar con prudencia y apartarse, no sin antes dejar un mensaje.
-Puedes irte con tus juguetes. Seguiremos recolectando poder, incluso sin ellos. En medio año, tendremos la clave para reproducir esa extraña magia tuya y viajaremos a Gensokyo. Entonces estaréis acabados.
-¿Medio año? Para entonces, tu hijo podrá derrotar a todos los que estamos aquí juntos. Su amigo no será una excepción.
Shinki alargó sus alas y agarró a Caín. De un golpe seco, se lanzó a volar y desapareció en la distancia. Si se observaba bien, las tres figuras de Yuuka, Sakuya y Kanako también se distinguían a su lado.
El resultado fue una doble retirada por cada bando.
Pero solo uno de los dos tenía bajas.
-Eirin, ¿Cuánto crees que tardarán en recuperarse?
-Si me das todo lo correspondiente, puedo curar a casi todos en menos de dos semanas. Pero el caso de estos dos humanos es diferente. Puede que en un mes.
-Perfecto. Ahora: vamos a Gensokyo.
Solo faltan 6 meses hasta la guerra entre Gensokyo y la Tierra.
Fin del primer arco
…...
