Siempre quise hacer esto, aunque nunca me animé. Pero ahora que entro en vacaciones, decido hacerlo… además me gusta mucho la familia Black )!

¡Espero les guste!

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¡Háganme el regalo navideño ;O;!

EL ÁRBOL FAMILIAR DE LOS BLACK

Isla Black

La suave brisa jugaba con sus cabellos negros, meciéndolos de un lado a otro y despeinándolos. Le gustaba esa sensación de ser libre, al menos por una vez cada año… Cada 9 de noviembre, en que podía irse de su casa con la excusa perfecta para visitar la tumba de su hermano mayor, quien murió a los 8 años.

Ella no lo conocía, de hecho, nació un año después que él falleció. Pero ella tenía la sensación de que no era como Phineas, ni como sus padres, tal vez como Elladora, su hermana, que, al menos trataba de comprender su rebeldía.

Suspiro.

- Ojala vivieras… -

Se arrodillo ante la tumba de su hermano para depositar unas flores blancas, repasando con sus manos la escritura: Sirius Black 1845 -1853. Toujours pur.

- ¿Cómo sería la vida si estuviera él? -

- Elladora –sonrió ampliamente girándose para ver a su hermana mayor- Pensé que no llegarías -

Su hermana se acerco a la tumba y colocó unas flores blancas, arreglándolas con ternura. Isla, no hacía mas que mirarla, sentía mucho aprecio por su hermana y un grado de admiración, pues ella, de alguna forma, frenaba el mal genio de su hermano, con gran docilidad que le costaba creer que Phineas cediera.

- Ya ha pasado mucho tiempo –sonrió con nostalgia- Yo era muy pequeña cuando el se fue –paró un momento para pararse y sacudirse las manos- Pero, por lo que nuestros padres me contaron… era como tú de cabezota -

- No hace mas que enorgullecerme –inflo su pecho- Ojala viviera -

- Así son las cosas, Isla –sonrió con condescendencia- Debemos, ya, volver, a nuestros padres no les hace gracia, sobre todo a… -

- ¡Ni me lo menciones! –frunció en ceño.

- Isla… -la reprocho con ternura- Tienes 18 años ¿Ya no deberías madurar un poquito? -

La aludida la miro ofendida. ¡Ella era muy madura! Mira que, enfrentarse a sus padres, y a su hermano, con sus estúpidas creencias, era, ya, muy maduro.

- Yo soy madura –la miro con los ojos entrecerrados por si su hermana hacía un comentario sarcástico- Lo que no soporto es que se halla casado con esa… esa… -

- Úrsula Flint –ayudo con el término.

- Tenía nombre el esperpento ese… -murmuró ensimismada- Y no sé cómo se fijo en esa… -

- Tener sangre pura, es un buen camino para tu respuesta –la incito a que moviera sus pies- Cómo no muevas los pies, llegamos tarde, y no quiero dar explicaciones -

Isla resopló, poniéndose en marcha y avanzando en grandes zancadas.

- Sangre pura… Sangre pura… Como no pegue un tiro con esa arma muggle, viviría en paz, con esos prejuicios que se traen esos locos… -

- Nuestros padres –interrumpió Elladora, indiferente.

- Y el pelmazo de hermano que me toco –siguió sin percatarse de la interrupción- ¿No puedo cambiarme de apellido? –sugirió con una sonrisita.

Su hermana entornó los ojos. A veces le costaba esfuerzos enormes comprender a su hermana y su rebelde espíritu. Pero tenía que… Isla era la única sensata en su familia, y le divertía pasar tiempo con ella, siendo participe de sus escapadas, y cubriéndola.

- Como no te cases… -comento como quien no quiere la cosa- Te llevas el apellido Black a la tumba -

- Hablando de casamientos… –se le iluminó el rostro. Su hermana miró ese brillo especial en los ojos de su hermana, eso significaba que algo se tramaba.

- Por nuestros ancestros, quiero pensar que no fui yo quien te he dado una idea descabellada, que pase por esa mente tuya -

- No es una idea descabellada, hermanita –utilizo un tono de voz muy dulce, demasiado dulce para Elladora- ¡Es una idea genial! -

- No quiero enterarme de esa idea tuya –sentenció con voz firme y decidida- Apresúrate que si nuestros padres llegan antes que nosotras, tendremos que darles una muy buena explicación… -

- Pues estábamos en la tumba de Sirius –dijo de lo más normal- No sé porque nunca vienen, ellos, a visitarlos y nos lo prohíben -

Su hermana no dijo nada, pues no sabía la respuesta, pero cierto era, que se formaba un sentimiento de dolor igual que su hermana.


Una mañana del 14 de noviembre de 1877, un lloriqueo inundo la residencia. Aviso del nacimiento del primer primogénito de Phineas Nigellus. En menos que canta un gallo los recién estrenados abuelos del linaje Black, se dirigían al cuarto, para cerciorarse de que tenía todas las facciones dignas de su familia.

- ¿Tenia que venir aquí a dar a luz la muy…? -

- Será porque vive aquí -

- Es que no mi fije… pensaba que era otro elfo –ironizó.

Su hermana río de lado, y es que convivir con la mujer de su hermano era toda una peripecia, ya que se habían aguantado 5 años de convivencia con Ursula, y se había vuelto más insoportable en sus meses de gestación.

- Al menos ya no esta gestando –alzo los hombros, al momento que entraban al cuarto donde se encontraban todos reunidos.

- Como ese imbécil está metido en Hogwarts, no tiene que soportarla –murmuró con el seño fruncido.

- ¡Nuestro primer heredero! –exclamaba eufórico un hombre prematuramente viejo.

- Como no le ponga un cartel, mejor envía un vociferador puerta por puerta –susurró al oído de su hermana, ganándose la risa de ésta.

- ¿Y como piensas llamarlo? –pregunto el patriarca de los Black, mirando a su nieto, con total aprobación de que llevaba su sangre en ese pelo negro azulado.

Un silencio se hizo incómodo.

- Parece una pelusa… definitivamente un bicho raro –murmuró, rodando los ojos.

Su hermano escuchó perfectamente el comentario irónico de su hermana menor, jurándose, esta vez, que recibiría una muestra de todos sus días en que le hacía fruncir el ceño.

- Sirius –resonó su voz gruesa- Sirius Black -

- ¡Maravilloso! -exclamaron todos.

- ¿ESTAS JODIENDOME? -

Todos se giraron para ver la cara furiosa de Isla Black, quien en un segundo había desaparecido el espacio entre su hermano y ella.

- ¿No te gusta? –sonrió de lado, con una voz irónica- Pensé que te gustaría, Isla… -

- ¡Le pones otro nombre ahora mismo! -

- Baja ese tono conmigo –cambió su voz a uno muy autoritario- Es mi hijo, y ese nombre le viene muy bien en memoria de mi querido… -

- ¡Ni querido fue tuyo! –le especto- ¡Como no le cambies ese nombre! -

- No se lo cambiare -

- Isla –la aludida se calló de inmediato- ¿Se puede saber porque diablos arruinas siempre momentos de felicidad? -

- Porque ustedes arruinan la mía –se giro de inmediato para salir del cuarto, agregando por último- ¡Me voy de esta casa! -

- Isla –pidió la voz de su hermana- No hagas eso -

- ¡Que haga lo que se le venga en gana! -

- ¡Phineas! –intercedió, de nuevo, Elladora- ¡Ya es suficiente! -

El aludido se quedo callado, como era de costumbre cada vez que la voz de Elladora, su hermana favorita, se lo pedía.

- Es suficiente –se impuso la voz de la matriarca de los Black- Retírate de este cuarto, ahora mismo, Isla… te espera una larga plática -

- Tampoco quería quedarme –respondió altaneramente.

La puerta se cerró abruptamente haciendo que unos cuantos cuadros se cayeran al piso alfombrado y escandalizando a los presentes.

- No tiene modales –soltó la reciente madre cogiendo a su primogénito.

- Tú, como no te calles, te planto me varita en tu garganta -

Elladora habló con ese tono autoritario que nadie se atrevía a reprochar, e inmediatamente salió del cuarto para seguir a su hermana. Todos se quedaron igual de callados, mirándose los unos a los otros.


La misma escena no había cambiado en 1 hora. Ahí se encontraba su hermana, su confidente y mejor amiga, recibiendo una noticia que recordaría toda su vida, marcando en el calendario mágico el: 3 de Marzo de 1879.

Ella nunca se había esperado semejante sorpresa

- Te mataran -

Isla sonrió, la idea no era tan mala. Aunque ahora no podía morir.

- No lo harán… aún soy su hija, por lo mucho me borrarán de ese estúpido tapiz -

- Te matarán –volvió a murmurar con los ojos fuera de su orbita.

- Elladora… como no digas otra cosa, no te invitaré a mi boda -

Su hermana terminó por reaccionar y mirarla escéptica.

- ¿Estas loca?. ¿Crees que podría ir a tu boda? Espera… Si es que la tienes, porque seguramente mis padres matan a Bob antes que verte casada con ese hijo de muggles ¿Estas siendo conciente? -la miro suspicaz- ¿No lo harás para contradecirlos, verdad? -

Su hermana la miro para luego reír sinceramente. Se esperaba que le de dijera todo eso, pues, la noticia era algo fuerte. Aunque para ella, era todo lo contrario.

- No espero que vallas a mi boda… Pero me ayudarías mucho con que Phineas vea esa invitación. Hay una para cada uno -rió de lado.

- No me has respondido -

Isla suspiro.

- Es cierto que yo nunca me sentí cómoda entre ese familia, pero no me voy a casar con Bob, porque se me da la gana ¿Crees que haría eso? -

- No sé –contestó contrariada- Podría ser… -

- ¿Y ser como ellos al casarse por "sangre pura" y sin tener sentimientos? No. Yo creo en el amor… No soy como ellos -

- Pues me parece algo fuerte… No te lo creo aún -

- Tú sabes bien que yo le amo y él también. No sé por qué no me crees lo que te digo -hizo un paro, para sonreír tontamente- Recuerda que tu me encubriste para salir con él las veces que quería –

- ¡Pues ya me estoy arrepintiendo de que halla hecho eso! –gruño- ¡No debí apañarte ni incitarte a esa relación! -

- Igual te lo agradezco –evadió olímpicamente el gruñido de su hermana con una sonrisa encantadora- No sé por qué te pones en ese plan, a ti te cae bien, Bob –

- ¡Me pongo así porque de la noche a la mañana me dices que te casas y te vas! -gruñó con evidente resentimiento.

Su hermana se sentó en la pequeña roca tratando de respirar con normalidad. Ahí estaba su hermana pequeña, que se iba a casar. Ella se quedaría sola.

- Te lo quise decir antes, pero queríamos dejarlo así, en secreto. No sabes lo mucho que me costó guardarlo… Fue él, aparte de ti –le acarició la mejilla- Ustedes me hacían sentir menos desgraciada, pero él… El es único. Yo lo amo, y el me ha dicho que me hará feliz. Es todo lo que necesito para estar bien y…-

- ¿Y yo? –interrumpió con aire derrotado.

- Elladora –suspiró- Sé que te dejaré en ese nido de locos, pero créeme que, tu ahí si encajas, en cambio yo… Yo no pertenezco a ese lugar. Nunca. En cambio allá afuera soy yo, Isla… y no "Isla Black" -

Elladora suspiro con abatimiento, y tuvo que sonreírle muy a su pesar.

- Isla Hitchens, no suena tan bonito como "Black" déjame decirte -

- Lo sé –alzó los hombros de manera divertida- Gracias por tu apoyo -

- Sé feliz… Y nunca te arrepientas de lo que haces -

- Eres la mejor hermana -

- Será porque soy tu única hermana -

Ambas se sonrieron y luego se abrazaron prolongando los minutos de ese silencio.

- Isla –llamó alguien.

La aludida dejó de abrazar a su hermana depositando un beso tierno en sus mejillas.

- Es hora de irme –dejó rodar unas lágrimas- Quiero que te cuides mucho, y nunca te olvides que te quiero mucho -

- Ya, no seas tan melosa –le reprochó con burla- ¡Eh, tu! -

El aludido, se acerco temeroso. Conocía a la hermana de su futura esposa, de hecho ambos se entendían perfectamente, pero no era ahora, precisamente, que le quitaba a su hermana, algo que le gustara a la muchacha.

- Elladora –saludó cortésmente

- ¿Qué demonios? –enarco una ceja- ¿No hay un abrazo? -

El chico sonrió y se encargo de abrazarla.

- Cuídala mucho –sonrió levemente.

- Lo haré –le devolvió el gesto mirando con cara de enamorado a Isla.

Minutos después ambos prometidos se despidieron de Elladora, para escaparse a algún lugar fuera del alcance de la familia Black, a algún sitio donde podrían ser felices.

Días después Isla (Hitchens) Black fue borrada del Árbol de la Familia Black, y nunca más se pronunció su nombre en esa casa. Era un tema vetado por ser traidora a la sangre.


Los capítulos son por separados y trataré mas específicamente de los borrados del Árbol de la Familia Black, pero también me daré mi espacio para otros familiares, casi yéndome por la tangente.

Solo quiero escribir y ya O Espero os guste.

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No os olvidéis, por el bien de mi ánimo xD