Disclamer: Kuroko no Basket no me pertenece, es propiedad de Tadatoshi Fujimaki
Advertencias: Quizas me demoré en subir, visto y considerando que estoy editando un fanfic viejo mio (este) por lo que requiere mucho trabajo, pero estan asegurados por lo menos 10 capitulos.
Se menciona drogas, sexo, alcohol, estupidez humana, malos tratos, depresión y angustia constante por mi parte que sufro escribiendola
Gracias por leer
-.-.-.-
- Otra vez- grito la entrenadora de Seirin, cuando sus jugadores terminaron de hacer flexiones- Kuroko, si quieres tu puedes parar
- No, estoy bien- se levanta, tambaleándose un poco- Solo necesito…aire y…agua
- Kuroko…- se levata con rapidez Kagami, mirando a su amigo de cabello celeste sentarse torpemente en una de las bancas de madera, ya que no podía mantenerse de pie- Estas…más paliducho de lo normal.
- Estoy bien- dice con voz quedada, todos escuchan su teléfono sonar, aunque la verdad ni siquiera estaban seguros de donde venía aquel ruidito hasta que él lo detuvo cuando lo contesto, la carcasa era de un celeste claro muy lindo, que su amigo Kagami jamás había visto, un celeste muy Kuroko- Hola- murmuró, cansado- Oh, Hola- esta vez se escucho casi emocionado- ¿Estas aquí? ¿Cuándo llegaste?...eso es genial…entonces…ah, okay…- susurro- Si, por supuesto…nos vemos en mi casa ¿No?...Ya...si, como a…-miro su reloj con detenimiento mientras todos sus compañeros de equipo lo observaban con curiosidad, sorprendidos, no sabían que Kuroko tenía amigos, o hermanos o alguien a quien esperar en casa- como a las ocho…no- se removio molesto- No lo he visto…de acuerdo, te quiero, adiós- cuelga, todos siguen mirándolo, mientras que él solo se encoge en su lugar, subiendo los hombros nerviosamente.
Kuroko Tetsuya no disfrutaba para nada der el centro de atención de nada en lo absoluto, adoraba ser practivamente invisible para los demás, toda su vida había sido así, era feliz con eso, por lo que le gustaba mantenerlo de esa manera. Durante mucho tiempo disfrutó de la atención que sus ex compañeros de equipo le brindaban, eran ojos que jamás lo incomodaban, que eran demasiado familiares como para resultar molestos, pero a estas alturas, distanciados como estaban, vacio como se encontraba y aun más silencioso de lo que solía ser, las miradas le molestaban mucho.
Kagami Taiga era una de esas personas que siempre notaba cuando una persona en especifico, particularmente la gente cercana a él, no estaba realmente comoda, si las conocía lo suficiente podía comprender su lenguaje corporal básico, no era tan complicardo; podría decirse que Kuroko era una persona que él conocía, lo suficiente como para verlo en sus grandes y redondos ojos celestes que no miraban a nadie en particular, en su pequeña boca haciendo muecas apenas visibles y es sus manos temblorosas.
Les echo, a todos y cada uno, cuando empezaron a hacer demasiadas preguntas, que ponían incomodo a su amigo, que solo mantenía silencio. "¿Quién era? ¿Por qué te llamaba?" seguían y seguían presionando, cada vez con más fuerza, así que él los aparto, diciendo algo como "ya déjenlo en paz", mientras movía los brazos, la gran mayoría se fue de inmediato, a tomar agua o algo, se fueron y no iban a volver en un rato.
- ¿Con quien hablabas?- pregunta el pelirrojo, mientras se sienta junto a él, Kuroko solo lo miró- Si es que…quieres decirme…
- Con una amiga- sentencia con lentitud.
Kagami bajo la vista un poco confundido, no recordaba que en ninguna de las salidas que habían tenido el peliceleste le haya mencionado a alguna chica, o amiga, en realidad jamás le había oído hablar de nadie que no fueran los de la generación de los milagros. Excepto, claro, aquella vez, pero ni siquiera había sido él quien lo menciono, sino más bien Midorima. "Sabes que ella tenía razón y eso es lo que te molesta" había murmurado casi de manera inaudible, casi imperceptible, lo que lo hizo un tanto más notorio fue el pequeño golpe en las costillas que Kise le dio con el codo luego de eso, mirando a Kuroko, sonriente igual que siempre; eso fue luego del partido contra Shutoku, en el restaurante.
- ¿Cómo se llama?- inquirio, casi por instinto- Si es que no…
- Se llama Nía- Kuroko soltó con diversión, debido a la preocupación extrema que parecía tener su amigo por no molestarlo- La conozco desde hace años, muchos…es aunque no lo creas, como tú.
- ¿Por qué?- pregunta, mirando con atención, usando un tono amenazante que pocas veces dirigía hacia el más bajo, pero no le había gustado mucho que lo comparaba con una chica.
- Ella se ofendería si me hubiera escuchado- se ríe levemente, con una sonrisilla que a Kagami le parecio preciosa- Es bestial…pura pasión…
Antes de que el pelirrojo pudiera siquiera procesarlo, todos volvieron, el silencio que había reinado entre ellos luego que sus compañeros se fueron había sido demasiado largo y no pudo completar lo que iba a decir. La entrenadora comenzó a gritarles y ellos se levantaron con rapidez, después de todo no iban a ser lo suficientemente idiotas como para oponérsele, ella les daba bastante miedo.
Parecía que en ese segundo todo se volvería absolutamente negro para Kuroko Tetsuya; cayó al suelo tan de repente que nadie pudo detenerlo, se había mareado solo un minuto atrás y su visión se había puesto borrosa solo un segundo antes de desmayarse, había tratado de ignorarlo pero al parecer había sido demasiado.
S cuerpo chocó contra el suelo de manera lasia, con los brazos como fideos sobre su cabeza celeste, los ojos cerrados y la piel blanca como el papel, muchos creyeron que se había roto el cuello por la manera en la que sonó al hacerlo, así que gritaron, parecía un muerto, corrieron para llegar a su lado lo más rápido posible.
Hyuga llego primero, pero Kagami a lo tenía en sus brazos intentando reanimarlo como podía, aunque era un esfuerzo prácticamente inútil debido a que estaba absolutamente inconciente, la entrenadora estaba histérica, chillaba un poco, mientras que los chicos también estaban muy nerviosos.
- Mitobe…¿Tienes tu auto?- pregunta rápidamente Izuki
- ¿Tienes un auto?- exclamo alterada Aida, mientras que el muchacho solo asiente
Tetsuya no sabe como, cuando ni donde, pero esta en una camilla, en una sala blanca, cuando despertó no vio a nadie a su alrededor, por lo que le llenó un miedo misterioso, que le recorrió la espalda. Pero pronto una voz que no oía desde su enfrentamiento en la cancha, lo sacó de su leve trance y lo hizo mirar hacía adelante.
- ¿Estas bien, Tetsu?- la voz fuerte y gruesa de alguien a quien, diciéndolo con absoluta honestidad, no quería ver.
Tres Horas antes
Kagami Taiga estaba paseándose por la sala de espera, parecía que a Kuroo le había pasado algo grave, todo el equipo estaba ahí, con su ropa de entrenamiento, el cuerpo lleno de sudor y miedo, alterados y casi al borde de tener un ataque nervioso. Se preguntó si alguno de los que solían ser sus mejores amigos estaba al tanto de la situación en la que se encontraba el chico de cabello celeste en ese momento. "Los de la generación milagrosa, que jueguen especialmente bien no significa nada, no merecen ese nombre si no están para su ex compañero" pensó de manera frustrante el pelirrojo; sus ojos increíblemente rojizos parecían perdidos en el espacio entre su asiento y la pared, sin llegan a ningún sitio, quedándose en el silencioso punto medio entre la histeria y el enojo.
Seguía teniendo en sus piernas el bolso de color azul cielo apoyado en su regazo, y recordó que en él, su amigo había guardado su teléfono. Lo repensó un par de segundos, y se maldijo por lo que iba a hacer. "Supongo que será un mal necesario" se dijo en su foro interno, mientras rebuscaba dentro del objeto hasta que finalmente dio con el celular; ese Iphone tan querido por su amigo, con esa carcasa tan celeste y esa cosita que colgaba de él que tenía forma de un pájaro feo de cojones.
Busco en sus llamadas recientes, y encontró, aparte de la que había recibido antes de desmayarse, una un poco más abajo, más estresante, más odiosa "Kise Ryota", rodó los ojos y su voz chillona anima, maldita y desconsentrante voló a sus oídos nuevamente; ese rubio con ojos dorados que se creía el chico más bonito del mundo, tan hiperactivo y animoso, que le ahogaba solo con su presencia, el pensar si quiera en que se apareciera le resultaba ya lo suficientemente molesto; pero en ese momento, saber si llegaría a aparecer por el hospital era mucho más importante. Pulso su nombre con el dedo y esperó.
Un tono
Dos tonos
Tre…
- Kurokocchi-sonó su voz, odiosamente anima retumbo por el parlante
- Soy Kagami- suelta con dureza el pelirrojo
- Ah, hola Kagamicchi- ríe graciosamente- ¿Dónde esta Kurokocchi?
- En el hospital- le dice sin más, tratando de no sonar demasiado alterado, aunque lo estaba y eso era bastante obvio- El que esta cerca de nuestra escuela
- Voy para allá- murmura muy rápido, de manera mucho más sería de lo que jamás lo había oído, se oye como corre y los leves gritos de sus compañeros de equipo "Eh, Kise ¿A dónde vas?"- Nos vemos ahí…si ocurre algo, llámame.
Simplemente no podía creerlo, ¿Acaso Kise Ryota había salido corriendo de su entrenamiento para ir a verlo? Kagami aun no podía terminar de procesarlo, así que espero, espero un largo rato hasta que sintió unos largo, nerviosos y veloces pasos llegar hasta ahí, se abrió la puerta fuertemente y pudo ver, finalmente, el cuerpo flaco del rubio resbalar hasta la mesa de las enfermeras ignorando a cualquiera de las fans que intentaran acercarse para hablarle.
Se veía totalmente desordenado, bastante mal a comparación de como era la gran mayoría del tiepo, su cabello estaba completamente desordenado, su ropa de calle mal puesta y arrugada, una zapatilla de deporte en un pie y en el otro una convers, ambas sin abrochar completamente.
- Kuroko Tetsuya- soltó rápidamente a una enfermera que lo miraba sin comprender
- Kise- le grita Kagami, el rubio voltea y lo mira, corre nuevamente, hacía el pelirrojo, saluda al equipo de su ex compañero con una mano, temblando.
- Creo que deberías sentarse- sugiere Izuki, levantándose para darle su asiento
- ¿Qué le paso?- pregunto mientras se sentaba, sus ojos se mantenían quietos en el vacio y cuando se atrevían a mirar hacia algún lado, terminaban por moverse nerviosamente por la sala de espera, sus manos temblaban y parecía estar en un constante estado de alerta.
- Se desmayo por hacer demasiado ejercicio- respondió con cuidado el pelirrojo- Se dio un fuerte golpe en la cabeza…- parecía querer mantener la calma, mas no podía, no del todo
Kise estaba tan histérico que no podía controlar su propio cuerpo, las manos le tiritaban con fuerza, sus ojos se paseaban alterados por todos lados, tragaba saliva bruscamente, su pecho subía y baja en una respiración forzosa y dura e, inclusive siendo completamente extraño viniendo de él, ignoraba a las fans que se le acercaban de una manera muy obvia.
Kagami se preguntaba como era posible que el gran y vanidoso Kise ryota fuera destrozado con solo un pequeño accidente, aunque pronto se dio cuenta que él estaba en un estado igual o peor, cuando se vio en el espejo que había en una de las paredes.
Taiga tenía una sola cosa en mente "No debo dejarlo correr cuando se note que esta mareado", ciertamente era su culpa, porque era su luz, su compañero de equipo y aun más importante, era su amigo y se supone que debería de haberlo notado; la respiración de Kise era asquerosamente fuerte y los ojos de muchos de los compañeros de equipo de su amigo lo miraban preocupado.
- Kise-Kun- deberías calmarte- murmuro Hyuga, con voz preocupada, pero fue absolutamente ignorado por el modelo
- ¿Cómo es posible que lo dejaras esforzarse más de la cuenta? Le grita desesperado, fue regañado por un par de enfermeras, así que bajo la voz- ¿Cómo pudiste arriesgarlo así? Se supone que sabes que tiene ciertos limites- continua gruñendo molesto- ¿Por qué lo dejaste?- le pregunta alterado mirando a Taiga, ciertamente la voz chillona y nerviosa del rubio lo hace sentir muy mal, porque en ella se notaba verdadera preocupación.
El pelirrojo solo se mantuvo en silencio y lo miró mientras la culpa lo invadía de manera terrible y asquerosa, Kise se levantó para caminar hasta el puesto de enfermeras que estaba doblando el pasillo, para preguntar algo, si bien Kagami- y todos en realidad- habían intentado conseguir información sin éxito, probablemente, pensaba Taiga, podían apostar a que el increíble físico de Kise Ryouta serviría de algo. Mientras que él, sentado con los ojos perdidos y la boca seca, dejaba que un sentimiento de culpa cruel le llenara el pecho.
De pronto las puertas de la sala de espera se abrieron de par en par, dejando ver a una chica delgada, alta, de cabello azul casi negro con mechas de un azul eléctrico exentrico, de brillantes ojos azules y de tez morena. Sudaba, respiraba dificultosamente y apenas si podía mantenerse de pie por si misma, no hubiese podido hablar ni aunque hubiese querido, debido al fuerte dolor que sentía, le precionaba las costillas, parecía estar soportando mucho más de lo que debería.
Una enfermera se acercó a ella, sugiriéndole que las dejara revisarla, pero se negaba, mientras que el tigre, aun sentado en su sitio junto a sus amigos, solo la miraba con curiosidad, tenía un aire conocido, le resultaba enfermamente familiar.
- Kuroko…-pronuncio de manera apenas audible- Kuroko Tetsuya- soltó como pudo, débil y tambaleantemente
Estaba medio afirmada del meson, el chico de pelo rojo se levantó y caminó hasta ella, la mujer no había comprendido del todo bien lo que la morena intentaba decirle dentro de su dolor y seguía insistiendo en que la acompañara, mas él si le entendió, pudo distinguir entre los jadeos de la chica el nombre de su amigo.
- ¿Eres amiga de Kuroko?- preguntó con cuidado, luego de haber tocado su hombro, haciéndola voltear muy lentamente, la vio asentir con los ojos cerrados
- Si- murmura ella, se apartó de la enfermera empujándola un poco, parándose lo más derecha que pudo
- Me llamo…- comenzó a presentarse el muchacho, pero ella ni siquiera le dio el tiempo para terminar la oración
- Se quién eres- le corta con rapidez, lo mira de arriba a bajo, como un escáner- Eres Kagami Taiga, compañero de clase y de equipo, su amigo hasta donde tengo entendido- Kagami solo asiente dejándola hablar, parece recomponerse de apoco, pero aun no está del todo bien- Me llamo Niara, Nía si quieres…trata de evitar el "San" o cosas así…lo detesto, pase el tiempo suficiente en el extranjero como para no soportarlo- el pelirrojo suelta una risa, la comprende, es un poco molesto cuando van por ahí agregándole algo a tu apellido, ella era la chica del teléfono- ¿Me dices que ocurrio?
- Se desmayó y se golpeó realmente fuerte en la cabeza- le cuenta tímidamente, pensando que va a gritarle- Creo que se rompió algo- ella se ríe divertida pero nostálgica, igual que en los viejos tiempos, Kuroko seguía siendo demasiado terco y orgulloso como para parar cuando debía.
Niara era mucho más alta de lo que Kagami notó cuando la vio entrar, era mucho más imponente, tenía unos ojos preciosos que podían destruir mundos y construirlos, tenía algo que él jamás había visto en su vida, algo tan poco común como esa sensación de estar frente a un animal salvaje, apunto de devorarte vivo. Su piel se herizó cuando ella lo miró desafiante con una media sonrisa, alzando la ceja, era aterrador imaginar como esa fiera y Kuroko se conocían.
- Niacchi- se escuchó a lo lejos la reconocible voz del rubio, lanzándose sobre la chica, abrazándola con todas sus fuerzas, como si hace mucho no lo hiciera, solamente para ganarse un gran golpe en la cabeza, lo suficiente como para casi botarlo de donde estaba, él se separó con rapidez de su agarre para parar nuevamente y sobarse la cabeza.
- Te dije que no me llamaras así, Kise- le gruñe molesta, él solo la mira como si en realidad no terminara de creerse que estaba ahí, porque no lo hacía, él creía que seguía en Nueva York. ¿Hace cuanto no la veía? ¿Cinco meses? ¿Un poco más? Apenas si recordaba el sonido de su voz, y no precisamente por la razón correcta.
- ¿Dónde estabas?- preguntó el rubio, al notar que estaba demasiado cansada
Ella lo mira, pero luego deja de hacerlo y dirige sus ojos a Kagami, que mantenía una sonrisa divertida en los labios, ambos ruedan los ojos y lo ignoran, yéndose a sentar con los compañeros de básquet de Kuroko, que los observaban con curiosidad aunque no se atrevían a decir ni una palabra, mientras que Kise los veía alejarse, con un puchero en la boca, sintiéndose un pequeño perrito ignorado ya que habían pasado de él como de comer mierda.
Su historia con la chica no era algo fácil de explicar, ni siquiera fácil de recordar, muy a su pesar ella era alguien muy difícil de olvidar en muchos sentidos, muchos habían intentado controlarla, dominar a la bestia, sin conseguirlo, y aquellos que presionaban demasiado eran rápidamente eliminados de la faz de la tierra por la generación de los milagros, principalmente por Akashi y Midorima, pero Kise, con su estupidez, tomo un papel importante para ella, e hizo cosas que no le iba a perdonar tan fácil.
Al sentarse, la chica se presentó hablando en voz baja y entre cortada, debido al cansancio, saludo a todos sin decir mucho más que su nombre y su preferible apodo, Kagami, ni el equipo, sabían si eso era su nombre o su apellido, y cuando se le preguntó ella solo se limito a sonreír enseñando los dientes y a subir los hombros restándole importancia, y cuando el pelirrojo opto por la riesgosa opción de preguntarle al chico de ojos dorados, él solo mascullo con rapidez algo parecido a un "no debo hablar sobre eso" y siguió mirando preocupadamente al vacío, aun sin poder calmar su respiración.
- ¿Desde dónde venias corriendo?- pregunto Riko, preocupada por su aspecto cansado, mientras Mitobe le daba a la morena una botella de agua
- Desde Shutoku- jadea bebiendo el agua- Gracias cariño
Todos la miran anonadados, la verdad es que la escuela estaba realmente lejos de aquel hospital, para cualquier persona normal esa distancia sería una muerte segura a menos de medio camino, pero ella no había muerto, estaba cansada, mucho, apenas si respiraba y los músculos le pesaban como si fueran de piedra, lo cual era completamente razonable debido a lo que recorrió, pero no parecía importarle en lo más minimo, se recuperaba lentamente y seguía sin desmayarse incluso ante el dolor que tenía en ese preciso momento.
- Kise…me llamó- contó ella con voz nerviosa, pero más tranquila de lo que estaba antes- Solo me dijo que Tetsu estaba en el hospital…así que…deje lo que estaba haciendo y me vine corriendo sin avisar a nadie.
Kagami se pregunto cuando lo había hecho, con lo alterado que estaba no creía que el rubio fuera capaz de tener la mente quieta, o la cordura suficiente, como para sostener el teléfono mientras corría; sabía que probablemente había llamado a los otros, era una posibilidad latente, no le molestaría que aparecieran, no mucho, puesto que demostrarían por lo menos un poco de preocupación por su ex compañero de clase y equipo, ciertamente lo calmaría un poco, dejarían ver su humanidad; no se imaginaba a Aomine Daiki nervioso como Kise, pero quizás un poco alterado, eso sería bueno.
- Nia- se escucho un increíblemente cansado Midorima, entrando por la puerta, sorprendentemente solo y nervioso, a paso firme y decidido con sus largas y delgadas piernas, avanzaba hasta llegar hasta ella, le abrazo rápidamente, ignorando a todo aquel que estuviera a su alrededor. Kise se había ido nuevamente.
Midorima la miró, como si necesitase que fuese ella exclusivamente quien le diera la respuesta de que había pasado con Tetsuya; la chica se limito a repetir como grabadora lo que había dicho Kagami, exactamente y sin faltar ni una sola palabra, mientras dirige sus ojos azules a los verdes; Taiga sonríe a medias cuando el más alto toca con cuidado el brazo de la chica con sus dedos vendados, en una caricia casta y tranquilizadora, y ella apoya lentamente la frente en su pecho, esperando que él la abrace, cosa que jamás sucede.
Prontamente los ojos molestos del chico de cabello verde se pegan al cuerpo del pelirrojo de manera veloz, remarcando su odio poderoso en él, penetrándolo con los ojos, demostrando cuantas veces podía detestarlo por segundo; parecía realmente molesto, lo estaba, espantosamente, hablaba rápido y solo la chica, y tampoco es que la estuviera mirando directamente en ese preciso momento, el tigre se dio cuenta de que aquel ser tan imponente buscaba entre la gente una cabellera rubia que le resultara familiar.
- Midorima- dejo salir su voz como un susurro angustioso
- Tu no me hables- gruñe furioso- Tu tienes la culpa de esto, eres su amigo- lo empuja con la mano- Su compañero de equipo, se supone que debías cuidarlo
Pareciera que fuego saldría de sus ojos furiosamente, la rabia le controlaba y si perdía el control aunque fuera un segundo, no podría volver a calmarse, Taiga creía que en cualquier momento se le lanzaría encima como un gato, para ahorcarlo hasta la muerte o para asesinarlo de la forma más dolorosa posible que se le ocurriese o que existiese en el universo. Pero finalmente volvió a sentarse, derecho, en silencio y con una expresión vacía,
El rubio volvió, dando vuelta en una esquina, había ido a disculparse con aquellas fans a las que había ignorado y apartado de su vista cuando llego, eso, de todas maneras, se arreglaba bastante fácil, un par de besos, abrazos, fotografías y sonrisas encantadoras que fascinaban a las chicas. Cuando vio a su ex compañero, la presión que sentía en su pecho parecía amenazar con salir, con explotar y hacerlo fallecer en ese mismo lugar, si no iba a refugiarse con su antigua fuerza emocional. Había alcanzado a escuchar los regaños bruscos que su amigo le había hecho a Kagamicchi, y aunque él también se los hizo, sabía que no era justo culparlo por eso.
- Midorimacchi- susurró con voz suave- Es culpa de Kurokocchi por ser tan terco, tu sabes- intenta calmarlo, mientras jugaba con sus manos
- Si, Midorima- lo calma la chica- Tambien esta preocupado- pasea su mano por el brazo del chico, haciéndole una brusca caricia- Vamos, respira y calmate…o llamaré a tu madre- exclama mientras sonrié.
Kagami se levanta, intranquilo, no podía quedarse quieto del todo, así que se dedico a dar vueltas y vueltas en ese espacio cuadrado que cada vez le parecía más pequeño, pero pronto notó que había alguien más haciendo lo mismo.
Kise le seguía, o quizás no, solo caminaba como zombie por el lugar; se sorprendió porque por lo general el modelo no caminaba, sino que saltaba y bailaba alrededor de las personas, siempre con su voz cantarina sonando hasta por si acaso, entonando alguna cancioncita estúpida que lo distraía. No sonreía encantadoramente como era costumbre, solo tenia una mueca fria, no había brillo en sus ojos dorados, no tenían esa luz especial tan caracteristica, parecía apagado, con la cabeza agacha y la vista en ningún sitio. Parecía que nada iba bien con él. "Nada va bien con él, porque su mejor amigo esta en el hospital después de haberse dado fuerte en la cabeza cuando se desmayó" razonó Kagami en su interior.
Iba a hablar con él, porque incluso cuando le parecía insoportable y exasperante la gran mayoría del tiempo, era el más agradable de la generación de los milagros, después de Kuroko, para ser cien porciento honestos, era gracioso y amable en muchas ocasiones.
- Kise, calmate ¿Si?- le pidió con voz suave, mirándolo, mientras intentaba alzarle la cabeza con una mano, para que dirigiera sus ojos hacía él
- No conseguiras nada de esa manera, idiota- habla el peliverde mientras se levanta del asiento; se paró frente a Ryota, para hacer lo que fuera que quisiera hacer- Es una especie de ataque de pánico, o de nervios- lo sujeta de los ante brazos y el rubio lo mira con la respiración muy alterada, su pecho sube y baja con fuerza que asusta, sus ojos están apunto de llenarse de lagrimas que quieren salir- Ok, Kise, respira…-le ordena- Sigueme…inhala…-dice siguiendo sus propias ordenes, a lo que su amigo obedece- Exala…eso, lo estas haciendo genial…otra vez, concéntrate en mi, quiero que me mires, Ryota, estoy aquí- el rubio intentaba hacerle caso, seguirle para poder controlarse un poco- Inhala…exala, eso es…de nuevo…- lo hizo un par de veces más hasta que el rubio finalmente se calmó- Eso es, ahora ya estas bien, idiota.
El rubio apenas el muchacho de ojos verdes le soltó los brazos y pudo calmarse, se lanzó sobre el más alto, para abrazarlo con ambos brazos y con fuerza feroz, ocultando su palido rostro en el cuello del contrario, quedándose quieto, esperando la reprimenda que nunca llegó, porque luego de unos minutos, Midorima lo redeo con ambos brazos y lo apretó contra si, sosteniéndolo, dejándole saber que estaba a salvo.
- Todo va a estar bien, Kise, sabes que esta bien- susurra en su oído, aun abrazado a él
Todos, a excepción de Nia, miraban sorprendidos la escena, no creían realmente posible que Midorima Shintaro, el lanzador experto de la generación de los milagros, pudiera demostrar afecto por alguien, o de mostrarse amable en publico. Lo soltó luego de un rato, de manera un tanto bruca, para sacárselo de encima con rapidez, arreglándose la ropa y mirar a su alrededor con desprecio, odiar al mundo a través de sus lentes y ser, básicamente, él mismo de nuevo, mientras volvía a sentarse.
No paso nada en los siguientes diez minutos, solo era Kise sentado en el suelo, apoyando la cabeza en la rodilla de Midorima, y Nía suspirando profundamente mientras miraba la hora cada cinco segundos, los chicos de Seirin estaban quietos como estatuas, preocupados, perturbados, extrañados al máximo por la presencia de algunos de la generación de los milagros. Hasta que la llegada imponente de Takao Kazunari, alterado, cansado de pedalear, arrastrando los pies y el rostro rojo, se sintió en la sala. Apenas sus ojos azul plateado cayeron sobre el más alto de ellos, subió la ceja y bufó, caminí hasta él, furioso, mientras cruzaba los brazos, frunciendo el ceño, lo que hizo más o menos sonreír a su amigo. Le había mandado un mensaje no muy especifico o tranquilizador "Estoy en el hospital cerca de Seirin" Al pelinegro casi le había dado un jodido ataque cardiorrespiratorio a causa de eso, así que había pedaleado como nunca antes hasta el hospital, llevo su carreta por si debía echar el cuerpo de Shin-chan sobre él para llevarlo a casa, había estado histérico. El joven de cabello verde esbozó una sonrisa, de manera egocéntrica, y enseñó la marioneta de conejo que tenía, haciéndola mover las manitos, que era su Lucky Item de ese día, casi burlándose de él.
Suspiró, mientras pasaba las manos por su cabello, tirando el cuello hacía atrás, le sonrió con resentimiento, cuando notó a Kise, apoyado con cuidado en su rodilla, aun así se sentó en el asiento contiguo y se quedó ahí. Podía ver como su amigo estaba dirigiendo miradas furiosas en dirección al equipo de Seirin, le tomó unos segundos entender para quien era, y por qué estaban ahí, además era demasiado obvio. Hizo una disculpa con los ojos y la cabeza, subiendo los hombros de manera avergonzada, hacía el resto del equipo, procurando que comprendieran que sentía la "actitud infantil y ridícula" que su Shin-chan estaba teniendo.
- Déjalo, Shin-chan- le pidió Takao, pagándole con el codo- Tambien esta preocupado por Tetsu-chan…
- Callate, Takao- lo calló- ¿Cómo sabes que es por Kuroko?
- Es el único de Seirin que no esta aquí, así que…- inhalo fuertemente- Shiiiiiiiiiiin-chaaaaaaaaaaan- lo sacudió por el brazo, moviendo todo su cuerpo al hacerlo- No seas malo- muchos, incluido Kise y Kagami, se rieron de aquel acto.
- Me voy a ver a mi madre el fin de semana- se escucha una claramente molesta voz, con un tono un poco menos agudo que el de Kise- Y miren lo que pasa.
