Disclaimer: JJBA no me pertenece
—¿Jotaro?
El susodicho se da vuelta al oír la voz preocupada de su abuelo. Hace un intento inútil de ocultar su estado actual, pero sabe que es en vano: a Joseph Joestar no se le escapa una, mucho menos si se trata de su familia. Jotaro trata de ahogar un sollozo. Es inútil, sin embargo. Sabe que debe estar presentado una imagen lamentable por los ojos hinchados, el rostro colorado, las mejillas mojadas y la nariz goteando.
A Joseph le parte el alma ver a su nieto así. Tiene sólo dieciocho años, maldita sea, es un niño dándose aires de hombre que todo lo puede. Ve que Jotaro llora en silencio: éste cree que sus problemas son suyos y solamente suyos. Joseph sabe muy bien qué le está pasando por la cabeza ahora porque él mismo ha vivido una situación parecida a su edad. Con dieciocho años creía que podía llevarse el mundo por delante; un mundo que le recordó su vulnerabilidad al arrebatarle algo sumamente preciado e importante. Y ahora el mundo le ha hecho lo mismo a su queridísimo nieto.
Tiene muy claro que no es su culpa, pero no puede evitar sentirse responsable por haber puesto a su propia sangre en esta situación. Es la maldición Joestar, después de todo. Jotaro nunca más volverá a ser el mismo.
Joseph da unos pasos y abraza a su nieto. Lejos de repelerlo como lo hubiera hecho en cualquier otro momento, Jotaro se deshace ante el gesto de cariño y retoma el llanto. Esta vez no trata de ocultar ni los sollozos ni los quejidos. Joseph siente que una vez más está cargando a un niño de tres años y siente también un poco de envidia por su yo del pasado, cuyo mayor problema era quizás un juguete roto.
Ahora Jotaro es quien se ha roto. Y le llevará tiempo, mucho tiempo, hasta que pueda salir adelante.
Joseph lo sabe muy bien, puesto que lo ha vivido en carne propia. Joseph teme porque sabe que la historia seguirá repitiéndose.
¡Gracias por leer! Los comentarios son bienvenidos. c:
