Hola a todos y todas! Soy nueva por aquí, solo otra loquita más que gusta de escribir
Trátenme bien =D
Primero explicaré algo… usaré
Xxx00000xxx cuando vaya a cambiar de locutor
- Cuando cambie de escenario
Espero que mi fic llegue a agradar… sin más que decir… Ah! Sí…sí hay algo… Comenzemos!
Aclaraciones:
Para el resto del mundo (fuera de Japón), las geishas son consideradas prostitutas. Esto se debe a que hubo un momento en que la popularidad de estas se hiso enorme, los turistas viajaban a lugares como el famoso Distrito de las Geishas (Gion, Kyoto). Las prostitutas de entonces se hacían pasar por geishas dándoles ahora su mala reputación a nivel casi mundial. Más aún por el libro de Arthur Golden "Memorias de una Geisha". Donde el personaje principal, Sayuri, es entrenada para ser geisha y en el rito del Mizuage entregar su virginidad al mejor postor. Esto lo desmiente la geisha Mineko Iwasaki, quien indignada demanda al autor de esta obra por dar a conocer su nombre (existía un contrato que suponía el anonimato total, ya que hay un código de silencio cuya ruptura supone una gran ofensa). También porque admite que durante su vida de geisha nada de esto le ocurrió y en respuesta a esto escribe un libro narrando su historia "Vida de una Geisha".
El despertar de una nueva vida
Toda una vida encerrada en este maldito lugar, no importa cuánto lo intentara no conseguía alguna forma de escapar de allí… y todo por él… el engendro mal nacido que ahora quería dárselas de "buen padre", el que ahora decía que su actitud había sido por el dolor de la pérdida de su esposa… maldito mentiroso… Ah! Seguramente no tienen idea de lo que les estoy hablando. Mi nombre es Sakuno Ryusaki, tengo 17 años y… fui vendida a una prostituta. Sí, lo que leen, mi padre me vendió al morir mi madre. Él nunca la quiso y ella estaba consciente de ello. Mi madre era miembro de una de las familias pudientes de la Prefectura de Kyoto. Y él aprovechándose la pidió en sagrado matrimonio.
Ya hacen 9 años de su muerte y la sigo extrañando igual. Todo era tan distinto cuando ella estaba, sentía mi mundo hundirse en una felicidad plena. Un mundo sin preocupaciones, teñido de un bello color rosa pastel. Ahora todo es diferente, me paso los días pensando si llegará el momento en el que pueda sentir mi corazón latir de rebosante alegría… Por qué? Por qué esto tiene que pasarme a mí? Acaso le hice a alguien algún mal… Contéstame Kami…Buda! Por favor!
No!
No!
Ya amaneció!
No quiero ir!
Por favor!
No me lleves allí!
No…!
―Despierta maldita mocosa!― Otra vez me llama ella, la prostituta a la cual mi padre, si es que puedo llamarlo así, me vendió… Su nombre es Junko*. Ja! Por Kami! Quién demonios le pondría un nombre así a una ramera? Su vestido rojo, muy común diría yo, llega hasta sus rodillas. Su cabello castaño está recogido en un descuidado tirabuzón y en su pálido rostro se observa el exceso de maquillaje en contraste con sus labios pintados de un color rojo brillante. Toda una vergüenza diría yo… Pero a ellas les da igual… No? De todas formas… Qué honor puede caber en "eso".
Los hombres solo las buscan cuando necesitan satisfacer sus necesidades, así que… no importa que tan alta o delgada es mientras sea buena en la cama no hace falta nada más… claro está… nada es lo que parece, hasta las más horrenda puede ser disfrazada como la amante perfecta. Esa de piernas bien torneadas, grandes pechos y belleza inigualable. En cuanto pueda excitar a un hombre cualquiera sirve.
―Hoy vienes más temprano, te despertó el frío o anoche no te fue muy bien?― Le pregunté con mi tono de superioridad habitual.
―Ni lo sueñes, para nada tiene que ver con eso.― Como me gusta desafiarla. Ver esos ojos hervir en enfado es una de las pocas cosas que me gustan de estar a su lado. Y es que la pobre pone una cara tan graciosa. Si alguno de sus clientes la viera de seguro saldría corriendo como alma que lleva el diablo.―Cualquier cosa con tal de verte lejos.
―A qué te refieres?― Ahora sí me estaba asustando, sé que si Junko dice que matará a alguien, no pierde tiempo pensando en consecuencias.
―Ahora sí me escuchas?― Una sonrisa de superioridad asomó por sus labios. ―No vales nada para nadie, ni siquiera tengo pensado venderte… te regalaré a uno de mis clientes.― No es posible, no quiero pasar por esto otra vez…Uno de sus clientes? Uno de esos…adictos al sexo? No! Mucho me ha costado mantenerme casta hasta mis diecisiete y eso que vivo a unas calles de Shimabara*― Vístete linda, no quiero que te vea desaliñada y dirígete a él respetuosamente.― Esto… es una broma? Me van a vender otra vez… no… ella dijo que me iba a regalar… a regalar? Es que acaso valgo tan poco? No soy un ser humano?
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Maldito sol… Por qué tenía que venir a arruinar un sueño tan placentero. Demonios. Lo que faltaba… justo ahora, que me percato de mi dolor de cabeza debido a los excesos de anoche, viene la maldita llamada de mi maldito hermano que no deja de molestarme ni siquiera por tres segundos.
―Qué quieres?― Quien no me conociera pensaría que estoy siendo muy rudo con él, cosa que a mí me da igual.
―Je Chibisuke! Son esas formas de hablarle a tu querido hermanazo del alma?― Suelto un gruñido y con ello espero no tener que explicarle mi evidente molestia por su "repentina" llamada.― Te olvidas de algo?
―Hum!
―Hoy te van a dar el obsequio… el padre de la niña ya te había hablado de eso…― El viejo y Ryoga siempre confabulando contra mí
―Por qué tengo que ser yo?― Pregunté ya harto del tema
―Porque así se decidió. Ne… apresúrate que ya casi es hora. Nos vemos pronto Chib…!― Ni siquiera es digno de una despedida… esa cosa que es supuestamente mi hermano. Me levanto de la cama con en el dolor de cabeza ahora agudizado. Qué demonios pensaba al competir con Fuji? Maldición!
Conduje hasta llegar al barrio de Shimabara, donde me esperaba una mujer alta de cabellos castaños claro con la cual había compartido algunas noches de mi vida, a su lado una niña que nunca había visto. Bajé de mi auto aún con la jaqueca presente, solo que un poco difuminada por unas pastillas que tuve que comprar antes de venir aquí, si no lo hubiera hecho de seguro ya estaría muerto. Me dirigí hacia las dos féminas que me esperaban… a cada paso la niña tras Junko parecía hacerse mayor…hasta que me percaté que casi tenían la misma altura. A Junko ya la conocía, en más de una forma. Pero esa… señorita… con cara de niña tenía algo que me parecía muy familiar. Sus ojos eran pardos y sus cabellos ligeramente rojizos. Casi lucía como un hada salida de un cuento. Al instante en el que mis ojos se toparon con los de ella noté un ligero sonrojo en sus mejillas. Así que… aún existen este tipo de mujeres…reí para mis adentros y no le di más vueltas al asunto.
―Buen día Ryoma-sama…
Hasta aqui por hoy... ahora a explicar los asteriscos:
Junko= Niña pura. Ya saben la razon por la cual Sakuno se burla de la portadora de este nombre
Shimabara= Es un barrio en Kyoto conocido por la gran cantidad de prostitutas que abundan
Con esto me despido!
Hasta luego! :)
