Capítulo 1. El secreto

- Digg, tengo que hablar contigo. - Estaban saliendo del sótano cuando Felicity le pidió a Diggle que la esperara. - verás, me han ofrecido un trabajo en Central City muy,muy bueno. En fin, no te voy a aburrir con detalles informáticos porque te va a dar igual...pero, quería decirte que voy a aceptarlo. Lo he pensado mucho y creo que es lo mejor.

- Felicity estás segura? - La miró interrogante. - Es por Oliver...?- Diggle parecía preocupado. Ella dejó de mirarle cuando habló de Oliver.

- Yo, no puedo estar aquí y hacer como si no les viera y no recordara lo que me dijo a mí Diggle. Echaré de menos todo esto, y a vosotros...sois mi familia. - estaba a punto de llorar.

Diggle se quedó contrariado ante las palabras de Felicity pero no quiso interrogarla más y simplemente la abrazó y le pidió que al menos viniera de vez en cuando, a ver a Sara.

- Por supuesto que vendré a verla. - esto mejoró su humor y ambos se encaminaron a los coches.

- Digg!Por favor, no se lo digas a Oliver.

- Felicity...

- Por favor, yo lo haré cuando encuentre el momento.

- Está bien. Lo prometo.

Se marcharon cada uno en su coche. Diggle le contó la conversación a Lyla y esta intentó presionarle para que llamara de inmediato a Oliver, pero Diggle se lo había prometido a Felicity y ella era su amiga, no quería traicionar su confianza. Esperaría a que ella se lo dijera a él y entonces intervendría. Desde que les conocía, había notado la química que había entre ellos. No había visto sonreír a Oliver Queen ni una sola vez hasta que conoció a Felicity y ella le hizo sonreír delante de sus narices. En aquel momento pensó "ella es lo que necesita", pero pasaba el tiempo y Oliver seguía haciendo el tonto con unas y con otras delante de las narices de Felicity. Aunque ella nunca le dijera a Diggle que se interesaba por Oliver, él notaba en su forma de actuar y en sus miradas y su preocupación por él que así era. Pero entonces apareció Barry y el estallido interior de celos de Oliver fue lo que atrapó su atención. Ya le conocía bastante bien, y sabía que no exteriorizaba sus sentimientos a penas así que pensó, que tenía que ser muy intenso lo que sentía para que lo manifestara tan abiertamente. Su interés por Felicity, las miradas cuando ella estaba con Barry, incluso sus discrepancias (que casi nunca se daban) habían acabado en una discusión entre ambos. Fue en ese punto cuando Diggle le dijo a Oliver que parecía no haber problemas hasta que Barry llegó a sus vidas y este, comprendió a que se refería. Sentía por Felicity más de lo que creía pero no hizo nada. Unos meses después, como parte del plan para derrotar a Slade, Oliver le hizo creer a este que a quien amaba era Felicity y no Laurel para que ella pudiera acabar con él. Pero en lugar de dejárselo ver a Slade solamente, no pudo resistir el momento y le dijo a Felicity con el corazón en la mano y una mirada que lo significaba todo "Te quiero." . Aunque después no se atreviera a dar el paso, ella había sentido esa conexión entre dos personas cuando están enamoradas y alguno dice "te quiero" por primera vez. A pesar del miedo a Slade, el momento había sido perfecto y se quedaba con eso. Todos estos recuerdos afloraron a la mente de Diggle y pensó que sus amigos eran un par de tontos, desperdiciando el tiempo. Y que ahora, Oliver se iba a quedar destrozado.

Los días siguientes transcurrieron con normalidad, bueno, con lo que era normal para ellos, meterse en el sótano cada noche y atrapar a los malos en equipo. Pero Oliver fue notando detalles extraños, primero entre Diggle y Felicity, el cual al día siguiente de hablar con ella, al llegar la abrazó ligeramente y le dijo algo al oído que la hizo sonreír levemente. Un par de días después, ella le había dicho a Roy que quería hablar con él, se lo había contado, y Roy, con el temperamento natural de su juventud, salió del sótano enfadado y con Felicity llamándole.

- Que ocurre? - le preguntó Oliver entonces, pero ella dijo simplemente – Nada. - y siguió trabajando.

Por su parte, Felicity veía a Oliver y Laurel entrenar juntos. Desde que Laurel se había convertido en Black Canary entrenaban en el sótano cada día para que mejorara en sus habilidades y no fuera tan vulnerable. Al fin y al cabo, ponerse el traje no era más que el punto final, detrás de eso había un entrenamiento exhaustivo y muy duro. Felicity no sabía toda la historia que había habido entre ellos dos pero sabía lo suficiente para notar la complicidad entre Oliver y Laurel. Ella era la única que le llamaba Ollie, y aunque sus bromas no le hacían sonreír, notaba el cariño y la preocupación de él hacia ella, por si le pasaba lo mismo que a Sara. Al principio le pareció lo normal, y Felicity no le dió más importancia pero desde hacia un tiempo, le estaba afectando y cada vez más. No tenía ganas de estar allí con ellos, sintiéndose pequeña al lado de Laurel y viendo como con ella sí que se dejaba llevar. Desde que Oliver le había dicho que entre ellos no podría haber nada, ella había intentado con todas sus fuerzas olvidarle. Había iniciado una relación con Ray Palmer, quien le gustaba y era muy bueno con ella, hasta que descubrieron que planeaba acabar con Starling City y que no era tan bueno como ella pensaba. Tras esa segunda desilusión, Felicity ya no quería intentarlo más. Se fué a casa, a Las Vegas, a pasar las navidades con su madre para olvidarlo todo y que alguien le diera cariño de verdad. Cuando llegó a su casa y su madre vió la cara horrible que llevaba, la abrazó y se puede decir que no la dejó en paz hasta que decidió volver a Starling City, un día antes de lo acordado con los chicos. Necesitaba mimos pero la dosis había sido demasiado intensa. Cuando volvió, notó en Oliver más miradas que antes, de preocupación por ella y de vez en cuando, se acercaba y le preguntaba como estaba, pero ella le contestaba con un vago "bien" y volvía al trabajo.

La oferta de trabajo en Central City no podía haber llegado en mejor momento. Aunque al principio su cabeza había dicho no a marcharse, tras las escenas de entrenamiento que presenciaba cada día había ido cambiando de opinión. No solo no estaba cómoda allí como antes, sino que sabía que viéndole cada día no iba a poder olvidar. Así que un día, se armó de valor y llamó a la oficina para aceptar el trabajo. Tenía que incorporarse en tres semanas. Nada más saberlo se lo contó a Diggel, y este la apoyó. Roy había sido mas cabezota en un primer momento pero también comprendió la situación y no dijo nada más que, compra un sofá grande para que pueda ir a visitarte y le sonrió. Ella y Laurel no eran amigas, así como a Sara se lo habría contado enseguida, a esta no le dijo nada, ya se enteraría por los demás. Y solo quedaba Oliver. Llevaba una semana retrasando el momento de hablar con él y le notaba cada día más tenso a su alrededor. Las muestras de cariño de sus amigos hacia ella no habían ayudado a ocultar que algo estaba pasando y él cada día se sentía peor por no saber que era.